Señales que indican que alguien, no solo no te quiere de verdad, sino que te está utilizando y se está aprovechando de ti

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Alguna vez has tenido la sensación de que alguien te está manipulando en su propio beneficio? ¿O que es más lo que tu aportas en la relación que lo que la otra persona aporta? ¿O que le importa más lo que le puedes ofrecer que el simple hecho de estar contigo? Si ya empiezas a tener la sospecha y has encontrado este artículo, es muy posible que te estén utilizando.

Cuando estamos en una relación y la otra persona nos gusta mucho, nos atrae y nos excita, es realmente complicado percibir si estamos siendo utilizados o nos estamos volviendo paranoicos.

Por otro lado, cuando alguien dice que se siente «utilizado» por otra persona (ya sea una pareja, un supuesto amigo o un compañero de trabajo), normalmente significa que siente que sus derechos han sido violados o que ha sufrido una situación de injusticia moral.

En la gran mayoría de los casos, el individuo que está siendo víctima de una manipulación puede no reconocer en un primer momento el patrón hasta mucho después de que los comportamientos comiencen. Sin embargo, en otras ocasiones, la persona es muy consciente de que ha sido manipulada para el beneficio de otra persona, sin embargo, no sabe cómo gestionarlo.

A lo largo de nuestra vida, es muy habitual que repitamos patrones de conducta, de tal manera que las relaciones pasadas -que a veces se remontan a la infancia o a la adolescencia- pueden ser determinantes e influir en la dinámica de las relaciones que desarrollamos en la vida adulta. Por ejemplo, las personas que han crecido en un clima familiar positivo pueden ser más asertivas y, por tanto, es menos probable que se aprovechen de ellas.

Sin embargo, existe un conjunto muy amplio de personas que sienten que tienen la necesidad y el compromiso de “estar ayudando continuamente”, no saben decir “no” o incluso llegan a hacer de los problemas de los demás sus propios problemas. Estas formas de gestionar las relaciones son tremendamente tóxicas y terminan por perjudicar enormemente a la persona que en un primer momento pretendía ayudar a otra.

Ser utilizado puede hacer mella en tu salud mental y en tus relaciones. Que se aprovechen de ti puede provocar inseguridades, importantes problemas de salud mental, especialmente si te han utilizado o perjudicado en una relación anterior. Además, puede provocar síntomas asociados a la ansiedad, la depresión y el trauma. Con el tiempo, puedes incluso llegar tener dificultades para confiar en los demás y establecer nuevas relaciones.

Ser utilizado significa que una persona está recibiendo en exceso mientras que la otra está haciendo todo el esfuerzo. Esto hecho rompe sistemáticamente el equilibrio en la relación. En una relación sana, ambos miembros de la pareja son responsables de proporcionar apoyo, confianza y seguridad emocional a su pareja.

SEÑALES QUE INDICAN QUE TE ESTÁ UTILIZANDO

Aparece y desaparece

Las llamadas «personas intermitentes» son aquellas que, de repente están y de repente desaparecen.

Estas personas suelen mostrar un trato muy cercano, cariñoso y amable durante el tiempo que comparten contigo, pero luego no dan señales de vida durante una semana o más tiempo.

Si durante una semana o dos semanas de haber estado con esta persona, dejas de tener noticias de forma repentina y este patrón se repite de forma continuada en el tiempo, puedes empezar a sospechar (sin temor a equivocarte) que esa persona te está utilizando.

Es importante que, en este punto, aprendamos a diferenciar muy bien los tiempos (no te alarmes si de repente estás dos o tres días sin saber de alguien) y la ocupación real del tiempo del que dispone la otra persona, es decir, si te pones a salir con el con una actriz de Hollywood o con el mejor cardiólogo de tu ciudad (entiéndase por estos cargos «cualquier persona con un trabajo que le requiera más tiempo del habitual en una jornada laboral”), es evidente que esa persona no va a tener la misma disponibilidad que tu vecino/a del barrio.

Te pide favores continuamente

¡Ay, los favores…! Nunca te llama, nunca te escribe, no se preocupa por ti ni por las cosas que para ti son importante y, casualmente, cada vez que aparece (y tú te pones feliz de ver su mensaje en la pantalla, la llamada, el DM, o la señal de comunicación que sea…) después de haberte saludado y haber hecho el preámbulo del paripé de la conversación inicial, acaba por pedirte un favor: desde pedirte el número de teléfono de alguien a que tú conoces, hasta que le pongas en contacto con una persona de tu círculo, o pedirte algo prestado.

Si después de haber estado un tiempo sin darte señales, en la siguiente toma de contacto termina por aparecer «el favor», alerta.

Está bien pedirle favores a la gente de confianza, por supuesto que sí, pero cuando solo buscas a la gente cuando necesitas algo, el interés es más que evidente.

Te ve como una utilidad

O bien porque vives cerca de su casa o porque no eres capaz nunca de decir nunca «no» o porque eres tú el que siempre se acomoda a sus planes o porque siempre le contestas inmediatamente a sus mensajes sea la hora que sea.

El significado de todas estas acciones es que tú le resultas una persona conveniente, es decir, siempre estás ahí cuando te necesita. Sin embargo, esto no quiere decir que seas su prioridad. Este tipo de actitudes significan claramente que le convienes porque le resuelves la situación que sea en el momento que te lo pide.

Estas situaciones pueden varias desde aquellas en las que eres tú el encargado de ocupar un vacío cuando la otra persona está aburrida, o cuando necesita compañía porque no sabe estar sola o porque le proporcionas sexo cada vez que la otra persona está excitada.

Siempre te pide dinero prestado

¡Poderoso caballero es Don Dinero! Pedir dinero prestado puntualmente a alguien de tu círculo más cercano no tiene nada de malo (según qué cantidades…) ahora bien, si por sistema te has acostumbrado a estar dejándole continuamente dinero o incluso, si cuando le dices que no, se molesta, ¡presta atención! Puede que estés saliendo “con el timador del Tindr”.

Todos hemos necesitado dinero alguna vez en nuestra vida y todos hemos prestado dinero a algún amigo o pareja en algún momento. Sin embargo, hay que tener mucho cuidado con este tipo de acciones ya que la otra persona puede acostumbrarse y vivir despreocupado porque empiece a creer que está saliendo con un cajero automático.

Hay varias formas de pedir dinero. La primera, es pedirlo directamente «oye, préstame tanto. Necesito esta cantidad, por favor, y me comprometo a devolvértelo en tal momento». OK.

Hay otra forma de “pedir dinero” que se hace de forma indirecta y es cuando, con cierto tono dramático y cara de víctima, te están hablando de las necesidades que está padeciendo o de cuánto dinero le hace necesita (para lo que sea), hasta que tú terminas por ofrecérselo (por no sentirte mal).  

La última forma de “pedir dinero” es cuando vais a cualquier sitio a comer, a cenar o a dónde sea y casualmente, nunca lleva cartera o nunca le alcanza para pagar o nunca le funcionan las tarjetas de crédito.

Si empiezas a percibir que la persona con la que estás manteniendo una relación (de pareja o de amistad) siempre está dependiendo de que tú pagues, hazte un favor, aléjate poco a poco.

Si bien es cierto que todos en algún momento hemos pasado por rachas económicas desfavorables y en las que hemos necesitado el apoyo económico de la gente que nos quiere, no debemos consentir ser siempre nosotros los que estemos pagando o prestando dinero.

Hay que diferenciar muy bien estas situaciones, porque por supuesto que está bien que a veces seas tú el que pague, que a veces invites, pero si de repente esto se convierte en un acto que se da por hecho,  o peor, no hace más que pedirte «préstamos» y luego siempre está con excusas y victimismos para devolvértelos, tendrás que poner límites. Y el mejor límite es decir NO.

Actualmente las relaciones son mucho más parejas y equitativas, sin embargo, cuando toda la responsabilidad financiera y económica de una relación está cargada en uno de los lados de la relación, ahí existe una clara señal de que existe un interés económico.

Habla contigo únicamente ciertos días de la semana o solo a ciertas horas.

Si alguien te llama solo a determinadas horas de la noche, está claro que lo que quiere es sexo. Si alguien te está escribiendo entre semana, pero luego los fines de semana no da señales de vida… ¡ojo!

Normalmente, este tipo de situaciones suelen tener una explicación muy sencilla y es que hay alguien que le interesa más que tú. Punto.

También puede ser que no haya otra persona, pero en este caso, el significado de esas actitudes mencionadas anteriormente es que tú no le interesas lo suficiente y te tiene a ti como satélite, esperando mientras encuentra a alguien que sí le cause más interés y atracción que tú.

Hay que tener mucho cuidado con este tipo de personas, porque, por alguna razón inexplicable, terminamos completamente enganchados de ellas. Los humanos repetimos patrones de conducta y, basta que alguien no nos haga el caso que nosotros queremos para terminar completamente enganchados y obsesionados por estas personas.

Si empiezas a percibir que la relación no se está desarrollando de forma ecuánime y siempre te quedas esperando una muestra de afecto, cariño, confianza… es muy probable que la persona con la que estás sea narcisista y, como hemos visto en otros artículos, estas personas siempre causan grandes estragos en las relaciones. Por mucho que te duela, corta por lo sano.

Los planes que hace contigo siempre son «de última hora»

Cuando una persona tiene verdadero interés (sano) en ver a alguien, hace todo lo posible por organizarse y buscar un hueco para estar con la otra persona. La convierte en una prioridad y no hay nada que se interponga entre esa prioridad.

Por norma general, las personas tendemos a ser muy “evidentes” en lo que al amor y a la atracción respecta y, cuando alguien nos gusta, hacemos todo lo posible por pasar más tiempo con esa persona. Estas con una persona que nos atrae nos hace sentir bien y eso es un estímulo muy placentero para nuestro cerebro, por lo que, instintivamente, nuestro cerebro buscará las estrategias necesarias “para recibir su dosis de placer”.

Sin embargo, hay personas que parece que nunca tienen el tiempo suficiente para organizarse con antelación para verte. Siempre están demasiado ocupadas y, de repente, cuando dicen de verte suele ser “de un momento a otro”.

Cuando se ponen en contacto contigo es para verte en un futuro exageradamente inmediato. Estas actitudes pueden deberse, sobre todo, a dos motivos:

– Por un lado, se les cayó el plan que ya tenían organizado y te utilizan a ti para no quedarse “colgados” y sin plan.

– Puede que la persona con la que ya habían quedado les haya cancelado y te está usando a ti como segundo plato.

En cualquiera de estas dos situaciones debes hacerte respetar y demostrar, sin ningún tipo de reproches, que tú no eres “una persona de último momento” y que, si quieren quedar contigo, deben organizarse con tiempo porque tú también tienes vida, estás ocupado y tienes cosas otras que hacer.

No hay contacto físico

Evidentemente, no podemos aplicar esta fórmula con una relación que acaba de empezar (un año, dos años…) que con un matrimonio que llevan toda la vida juntos.

Sin embargo, cuando se trata de una relación en pareja que está empezando y no hay contacto físico es más que evidente que hay algo que no funciona.

Como hemos visto anteriormente, en el amor y la atracción, los humanos somos muy «evidentes» y cuando alguien nos gusta y nos atrae, hacemos todo lo posible por pasar el mayor tiempo con esa persona.

Todas las relaciones tienen etapas en las que la pasión está más avivada y otras en las que no apetece tanto (periodos de estrés, ansiedad en el trabajo, una depresión, cansancio físico…). En estos casos, no debemos de alarmarnos, sino ser comprensivos y empáticos con la situación que puede estar viviendo nuestra pareja y poner de nuestra parte para ser un apoyo.

Una relación sana, incluso después de pasar por situaciones adversas, siempre encontrará tiempo para mantener activa la vida íntima.

Las muestras de afecto y cariño son las señales más evidentes de que le gustamos a una persona. Si notas que estas señales dejan de ser frecuentes, desaparecen por completo o pero, nunca te las han mostrado, puede ser un claro indicativo de que tu pareja está contigo por otras razones que no tienen nada que ver con el amor real y la atracción física. ¿Dinero, posición social, puesto de trabajo, fama, popularidad…? Vete tú a saber… ¡pero huye!

No te habla de su vida personal

Que alguien con quien estás manteniendo una relación nunca te hable de su vida personas es muy mala señal.

Si eres de esas personas a las que no les cuesta demasiado trabajo abrirse y, en cuanto tienes un poco de confianza con alguien, le abres las puertas de tus pensamientos personales y sentimientos de par en par, pero sin embargo, la otra persona siempre mantiene estos aspectos de su vida en el más absoluto secreto, debes prestar atención, porque puede ser una clara muestra de que te esté utilizando.

Por supuesto, debemos entender que en el mundo hay gente que es muy introvertida y muy reservada, y no le gusta estar dando detalles sobre su vida personal. Y esto es aceptable, incluso algo que los demás debemos de aplicar en buena parte de nuestra vida, pero en su justa medida, sobre todo en una relación.

Si después de estar cierto tiempo tratando con alguien y en las conversaciones, de forma natural, no salen comentarios sobre su familia, su infancia, su trabajo, sus amigos, etc… es muy evidente que está ocultando esa información a propósito.

¿El motivo? Vete tú a saber, puede que estés saliendo con una persona que se dedica al narcotráfico o sencillamente porque estés conociendo a alguien que no planea que te quedes en su vida demasiado tiempo. Esto suele pasar en las relaciones «de paso», mientras la otra persona está esperando a que llegue a su vida «alguien mejor» y no sentirse solo mientras llega ese momento.

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