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¿Te cuesta disfrutar de tus logros? Quizás hayas caído en el Síndrome del Impostor

Don Draper en su oficina Don Draper en su oficina
Escena de "Mad Men" (2007)

¿Últimamente no te sientes feliz con todo aquello que consigues? Estos psicólogos te cuentan cuáles pueden ser las causas y cómo abordarlas.

Si no eres capaz de reconocer tu valor, darte cuenta de tus fortalezas o incluso de disfrutar de tus propios logros, Houston, tenemos un problema. Hay una vocecilla en tu cabeza que te dice que no eres suficiente o que todo lo que has conseguido ha sido cosa de la suerte. Te repites cada día que los demás son mejores y estás totalmente insatisfecho con aquello que tienes, porque siempre quieres más. Si no avanzas, estás retrocediendo y si no logras tu dream job, encontrar al amor de tu vida o tener éxito es que no eres lo suficientemente bueno. Y así, con todo. Se puede aplicar a cualquier área de tu vida y es que ese diablillo que tienes en el hombro, se ha convertido en tu peor enemigo. Y tú le estás dejando ser. Por eso, quizás sea momento de repensar las cosas.

¿Por qué no me siento feliz con mis logros?

Todo el mundo a tu alrededor parece presumir de lo que consigue, menos tú, que prefieres pasar por alto tus logros y no sacarlos demasiado a la luz. A veces eliges no hablar de ellos y cuando lo haces, incluso te da vergüenza porque sientes que ha sido más cosa del azar que de tus capacidades. Pero no solo se queda ahí la cosa. “Muchas veces nos esforzamos tantísimo en conseguir nuestra siguiente meta, que somos incapaces de disfrutar de aquello que hemos conseguido”, explica el psicólogo Alberto Soler. “Vivimos continuamente como ratones en una rueda que se están esforzando siempre en avanzar muy rápido, en correr un montón a algún sitio y no saben siquiera dónde están yendo”. Todos tenemos el objetivo de ser felices, pero todos tenemos la dificultad de no saber cómo lograrlo. 

Don Draper, de Mad Men, en la oficina

“Un error que cometemos es que condicionamos nuestra felicidad a lograr ciertas cosas”, dice Soler. Como pensar que seremos felices cuando tengamos pareja, hijos o nos asignen el trabajo soñado. “Vivimos siempre pendientes de lo que nos falta y nos olvidamos de lo que ya hemos logrado porque tenemos miedo a estancarnos y eso nos lleva a que nunca estamos satisfechos. Siempre queremos más”. Este puede ser uno de los motivos por los que no disfrutas de tus logros, pero hay otras variantes que entran en juego y tienen que ver con esa autoexigencia constante, esa voz que te dice que no mereces lo que estás consiguiendo. Un sentimiento de autoboicot que tenemos cuando vamos a empezar algo nuevo, que nos hace no disfrutar de nuestros logros ni aceptar el reconocimiento por parte de los demás. Ahí es cuando el Síndrome del Impostor llama a nuestra puerta.

¿Qué es el síndrome del impostor?

El síndrome del impostor es un término psicológico que tiene una gran popularidad sobre todo desde el boom de las redes sociales y la hiperproductividad laboral, que ha disparado un sentimiento de insuficiencia generalizado. “Decir que no tengo talento, no soy suficiente, o que todos van a descubrir que soy un fraude es un autodiálogo que nos señala que estamos en presencia de una inseguridad colectiva”, explica la psicóloga clínica Marina Mammoliti. La experta cuenta que la palabra “síndrome” puede asustarnos, pero realmente no es una enfermedad sino que lamentablemente, es mucho más común de lo que pensamos.

Don Draper, incapaz de disfrutar de sus logros, triste en un bar

 “Es un fenómeno que se caracteriza por la sensación de que los logros personales no tienen nada que ver con el mérito propio”, dice Mammoliti. “Las personas que lo experimentan se sienten unos impostores, es decir, creen que en cualquier momento los demás van a darse cuenta que son unos farsantes”. Lo que ocurre es que el merecimiento está muy en la raíz de este síndrome. “Gran parte del sufrimiento que experimentamos viene precisamente de no sentirnos merecedores”. Nos cuesta internalizar el éxito, sentir orgullo de nosotros mismos y todo porque tenemos un elevadísimo nivel de autocrítica y un bajísimo nivel de autocompasión.

¿Cuáles son las causas del síndrome del impostor?

Para empezar, la experta deja claro que el perfeccionismo, la falta de validación externa y la inseguridad son factores que alimentan esa sensación de sentirnos impostores. Y además de esto, hay ciertas causas que determinan el hecho de que unas personas puedan padecerlo y otras no.  

Dinámicas familiares disfuncionales en la infancia

“Cuando los adultos que nos rodean nos exigen las calificaciones más altas o ser los mejores en todo, el síndrome del impostor aparece como una respuesta ante la inseguridad y el miedo de no llegar a ser suficientes”, asegura la psicóloga. Hay comentarios, que seguro te han dicho alguna vez (“tendrías que aprender más de tu hermano”, “tienes que ser el más listo de tu clase”…) que lo que consiguen es precisamente reforzar esa odiosa comparación con los demás. Y eso no lleva a nada bueno.

Don Draper con síndrome del impostor en una reunión de su agencia

Autoexigencia

“Las expectativas excesivamente altas son agotadoras. Y eso nos genera ansiedad y angustia”. Tenemos ese diálogo interno que nos dice constantemente que sacar un 9 no es suficiente, que conseguir un buen trabajo no es suficiente y todo nos lleva a lo mismo: el sentir que no somos suficientes en cualquier cosa que hagamos. 

Percepción distorsionada del éxito y el fracaso 

Si nos proponemos metas inalcanzables o que requieren de un sacrificio gigantesco y no conseguimos llegar a ellas, sentimos que no nos hemos esforzado al 100% o incluso que no hemos hecho nada. “Vivimos en una cultura que nos exige perfección y estamos muy acostumbrados a centrarnos en el fallo. Tenemos que hacer todo bien y cargamos con la  idea de que siempre nos falta algo para completar la escalera del éxito”. Y eso se convierte en un peso constante en nuestros hombros que nos impide disfrutar de nuestros logros. O haciendo que no los identifiquemos siquiera como algo positivo.

¿Quién es más propenso a sufrir el síndrome del impostor?

Según Mammoliti, existen 5 perfiles diferentes de personas que experimentan el síndrome del impostor: el perfeccionista, el superhumano, el genio natural, el individualista y el experto.

El perfeccionista

“Son personas que se proponen metas demasiado altas y aunque tengan éxito siempre piensan que lo podrían haber hecho mejor”, cuenta la psicóloga.

El superhumano

“Se llenan de responsabilidades y creen que necesitan trabajar cada vez más”. Viven aceptando muchas responsabilidades para demostrar que pueden y que por poder más, valen más. 

El genio natural

No se permiten equivocarse y se frustran cuando algo no les sale perfecto en el primer intento”. 

El personaje de Don Draper, dubitativo por sus logros

El individualista 

“Son personas que no quieren recibir ayuda. Hacen todo por su cuenta por temor a que los demás vean sus supuestas incapacidades”. 

El experto

“No se consideran honestos y creen que de alguna manera engañan a los demás”. 

La experta añade que puede ser que te identifiques con más de un perfil, pero es totalmente normal y no es necesario encasillarse. “Es solo una guía para conocer cómo nos comportamos”, explica Mammoliti.

¿Qué pasa si no disfruto de mis logros?

Según cuenta la psicóloga, una cosa es sentirnos impostores y no disfrutar de nuestros logros la primera vez que nos enfrentamos a un reto. Lo que es algo totalmente normal. Ya que conforme va avanzando el tiempo y ganamos experiencia, la sensación de inseguridad se va. Sin embargo, hay un segundo nivel más preocupante, que hace que empeoren y se intensifiquen las consecuencias de estos pensamientos. “No hay nada más común que sentirnos impostores en una primera etapa de aprendizaje y adaptación. Pero este primer nivel se vuelve problemático cuando la sensación crece y se mantiene”. Todo esto se debe a lo que denomina la experta como “ignorancia pluralista” y se debe a que todos dudamos en privado y por eso nos sentimos menos capaces que los demás, básicamente porque nadie expresa sus inseguridades.

Draper insafisfecho por sus logros

Este síndrome del impostor crónico o disfuncional tiene consecuencias muy negativas en las personas que lo padecen. “Un estudio asegura que los estudiantes que tienen sentimientos de impostor muestran mayores niveles de cansancio, de agotamiento emocional y de desconexión con el propio cuerpo, como si vivieran en piloto automático”, dice Mammoliti. Otros estudios también añaden consecuencias como el estrés, la necesidad de demostrar que todo está bajo control o incluso el riesgo del colapso mental. Además, “se podría decir que este síndrome es un gran predictor del burnout”, añade la psicóloga.

¿Cómo lidiar con el síndrome del impostor?

Mammoliti lo tiene claro y es que para dejar de sentirse un impostor y reconectar con tus logros, hay que dejar de pensar como uno. “Es importante reestructurar nuestros pensamientos y darle lugar a nuevas perspectivas”, recomienda la experta.

Normalízalo

“No hablamos de encontrar una cura porque nadie tiene confianza en sí mismo el 100% de las veces”, sobre todo dependiendo del tipo de personalidad que tengas. Por eso, tenemos que poder sentirlo de vez en cuando sin que eso suponga un problema a largo plazo”. 

Dale otro significado a tus errores

“A nadie le gusta fallar o equivocarse, pero tenemos que aprender a lidiar con la sensación de no ser el mejor”. Al final, la diferencia entre los que padecen el síndrome del impostor de los que no, es que los primeros perciben el fracaso como un error inadmisible. En cambio, los segundos entienden que fallar es necesario para aprender. 

Cuestiona tus pensamientos

Don Draper disfrutando de sus logros en "Mad Men"

La psicóloga cuenta que hay una idea curiosa con el síndrome del impostor y es esto de creer que los demás son tan ingenuos que no se dan cuenta de nuestra “supuesta ineptitud”. ¿Realmente crees que nadie se daría cuenta que no sabes nada o que realmente eres un impostor? Por eso, aquí una posibilidad es aceptar que si los demás valoran y elogian nuestro trabajo es porque de verdad nos lo merecemos y tenemos que aprender a celebrarlo también. Un ejercicio que propone la experta es hacer una lista con los logros obtenidos hasta el momento y el esfuerzo realizado para conseguirlos. Así, verás de una forma mucho más clara que todo eso lo has logrado por ti mismo y no por arte de magia.

Desarrolla el autoconocimiento 

Si identificas que estás bajo el “efecto” del síndrome del impostor, “analiza las conductas que tienes incorporadas y aquellas que haces de manera inconsciente”. A veces tenemos el chip en automático y no nos damos ni cuenta. Por eso, es importante separar estos pensamientos intrusivos y paralizantes para detenerlos a tiempo. Disfrutar de tus logros es uno de esos pequeños-grandes pasos que te harán más feliz, o sea que no te dejes guiar por tu impostor interior, porque solo está en tu cabeza.

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