Por qué estamos en la era de la ambición silenciosa y cómo prosperar en este nuevo mood empresarial

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Escena de la película "The Big Short" (2015)

Que la ambición silenciosa es una tendencia al alza nos ha quedado claro a todos y parece que son los millennials y la generación Z quienes la llevan por bandera. ¿Deberíamos aprender de ellos?

Algunos han decidido bajar el volumen de la ambición y ahora se ha vuelto un poquito más silenciosa que antes. Eso es así. De fondo, en las oficinas, se oye el famoso “mi trabajo no me define”. Y lo de hacer horas extra, como que no. ¿Un poquito de revisión de informes el finde? ¡Ni lo sueñes! Y eso de “llegar a lo más alto”, dejémoslo para otra vida. Ya no es el objetivo principal. La ambición se ha vuelto discreta, tranquila, de esas que no hacen ruido (ni lo pretende). Las nuevas generaciones han redefinido el significado de éxito y ahora nos encontramos ante un nuevo panorama que desconcierta a las empresas: hay vida más allá del trabajo. 

¿Qué es la ambición silenciosa? 

Juan Pablo del Río, Doctor en Medicina y psiquiatra, explica en una entrevista con la CNN que “la ambición silenciosa es un cambio de paradigma en las prioridades que están teniendo los millennials y los Z en cuanto a su enfoque con el trabajo”. Los jóvenes se han dado cuenta que los beneficios que ofrecen las empresas, esas perks tan aparentemente atractivas, ya no repercuten en su propia felicidad. Y están muy lejos de hacerlo. Y lo de vivir para trabajar o trabajar para vivir va a tomar un tercer rumbo: trabajar lo necesario para vivir más y mejor. “Lo que antes era escalar en los puestos laborales, conseguir mejor sueldo, aumentar la productividad, ahora lo cambiamos por el tiempo en familia y conciliar nuestra vida personal y profesional”. 

La trampa de llamar a este concepto ambición silenciosa es que “parece que la ambición se ha ido y no hay un propósito. Pero no es así. Hay simplemente un cambio en dicho propósito”, comenta el experto. El trabajo es importante, claro que sí, pero hay vida más allá (¡y qué vida!). 

¿Qué priorizan los jóvenes en un trabajo?

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Este fenómeno “silencioso”, que realmente habla de un cambio en la percepción del trabajo y de nuestra vida en las oficinas, ha surgido tras la pandemia (¡qué sorpresa!). De ahí que la visión de muchas personas, sobre todo de los jóvenes, haya cambiado. Ahora se trata de priorizar a la familia, pareja, amigos, ¡la salud mental! y obviamente el tiempo libre para dedicarlo a las cosas que de verdad importan.  

Visier, una compañía de estrategia y analítica canadiense, encuestó en 2023 a mil empleados a tiempo completo sobre sus ambiciones dentro y fuera del trabajo y reunió los resultados en su estudio A Looming Succession Problem. Los datos hablan por sí solos: únicamente el 4% quería ascender a un puesto de gran responsabilidad en la compañía. Y si esta “súper promoción” conlleva una mayor dedicación de horas, esfuerzo, tiempo libre y no necesariamente una mejor retribución, los más jóvenes prefieren hacer oídos sordos. Porque la salud mental es la prioridad más absoluta de todas. Y, en la balanza de la vida, evitar todo aquello que afecte a lo privado, personal y familiar se posiciona por encima de un mejor salario. Sí, el mundo está cambiando, ¡ha cambiado! Y parece que ya no hay vuelta atrás (¿acaso la queremos?).

Cuáles son ahora las verdaderas ambiciones de la generación Z

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Según los datos, entre las nuevas ambiciones está pasar tiempo con la familia y amigos (67%), estar mental y físicamente sano (64%) y viajar (58%). Nerea Olivares, responsable de Marketing en la consultoría de RRHH y Formación INTERIM GROUP, nos cuenta que este último punto, a su parecer, se ha puesto de moda. “El poder aprovechar cualquier momento libre para viajar, más cerca o más lejos, con más o menos confort, pero conocer otras culturas y lugares, se ha convertido en algo fundamental”. 

Por supuesto que el aumento en el salario (54%) no se queda muy por detrás y cuestiones como la flexibilidad (29%) o el seguir promocionando (23%) son también importantes. Pero, ojo. Ya no es “a toda costa”. Ni tampoco dejándote la vida en la ofi. De hecho, “algo fundamental es poder desconectar una vez termina la jornada laboral. Tener puestos de trabajo que no supongan llevar los problemas a casa y que no te obliguen a mantenerte conectado 24/7”, nos cuenta la experta.

¿Cómo se debería gestionar la ambición silenciosa desde las empresas?

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Olivares explica que este tipo de fenómeno puede ser “una oportunidad muy buena para las empresas, porque hemos llegado a un punto de no retorno, en el que podríamos hacer referencia al famoso ‘reinventarse o morir’. Por ello, en lugar de tomarlo como una amenaza, la opción ideal sería escuchar las necesidades de estas nuevas generaciones, para llevar a cabo mejoras y acciones que ayuden a aumentar el compromiso de los empleados en general”.

Además, añade que “la obligación de cualquier empresa que ponga en valor su activo más valioso (que son, sin duda, las personas) es buscar soluciones, promover medidas de conciliación y de bienestar laboral”. Vamos, que hay que fomentar en el empleado ese sentido de pertenencia y conseguir que se sienta una parte fundamental de la compañía. “Tal vez así, estos jóvenes empleados cambien su forma de pensar, perdiendo el miedo a adquirir nuevas responsabilidades”, argumenta la experta.

¿Es compatible prosperar en la empresa sin escalar a puestos más altos? 

Luisa Bernhardt, especialista en bienestar organizacional, explica que para ella la ambición silenciosa es también una forma de “aspirar a que las estructuras organizacionales sean más horizontales”. Y aquí, Olivares, añade que “no necesariamente ha de existir un ascenso vertical para que los equipos adquieran nuevas responsabilidades”. Nos explica que, de hecho, la estructura vertical en los organigramas de las empresas cada vez es menos frecuente. “Vivimos en una época donde hay bastante horizontalidad y los equipos tienen más autonomía, o sea que, sin duda, se puede prosperar y evolucionar profesionalmente”.

¿Cómo se puede fomentar la motivación de los empleados?

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“Si quieres mantener contentos a tus empleados y retener el talento en la empresa, hay que apostar por la motivación. Aquí, como técnicas de motivación, además de los ascensos, se incluyen numerosos factores como: conciliación familiar-laboral, horarios flexibles, teletrabajo (si es posible), formación, aumentos de salarios (premiando así la fidelidad y el buen trabajo), retribuciones no salariales o el reconocimiento”, nos explican desde INTERIM GROUP. 

Además, lo que se ve es que es precisamente en las grandes empresas, donde el sentido de pertenencia se desdibuja por completo. Y es en dichos entornos cuando la ambición silenciosa se convierte en problema. “La clave está en hacer que los equipos estén comprometidos y se sientan parte fundamental de la compañía y de su éxito. Pero tampoco podemos olvidar la conciliación, las retribuciones no salariales o la flexibilidad de horarios. Todo ello contribuye a rebajar esa carga mental y a mejorar la felicidad del empleado, fomentando así su compromiso con la empresa de forma natural”, dice Olivares.

Qué podemos aprender de la ambición silenciosa 

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Según el Dr. Juan Pablo del Río, para los empleadores, este cambio en los comportamientos también supone un giro a nivel empresarial. “No tiene tanto que ver con pensar que alguien no quiere trabajar sino aprender a mirar desde su lugar y que puede existir un equilibrio”. El experto comenta también que hay ciertas herramientas que deberíamos desarrollar para que este proceso transgeneracional sea más sencillo. “Las generaciones más mayores sienten que es muy difícil empatizar con alguien con ambición silenciosa. Pero realmente podemos aprender mucho de estos jóvenes”. Entonces ¿qué le da miedo a la generación del baby boom de este concepto? 

Del Río menciona que lo que ocurre es que se nos plantean dos encrucijadas o, más bien, dilemas, con los que no estamos del todo cómodos todavía (o no lo están los más mayores). Por una parte, si hablamos de equilibrio, empezamos a cuestionarnos nuestra vida personal. “Si no soy mi trabajo, ¿qué soy?” Y esto es algo que no todo el mundo se ha planteado y muchos ni siquiera quieren hacerlo porque la respuesta puede traer más mal que bien. “El segundo punto es la existencia de una nueva esperanza de que este equilibrio entre salud mental y trabajo es posible”. ¿Pero realmente lo es? Porque si no estamos todos alineados, es complicado que se pueda dar (al menos no en cierto tipo de empresas, como las grandes). De ahí que lanzarse a la piscina no sea del todo sencillo.

Hay mucho que reflexionar, eso sin duda. Pero una cosa está clara: las prioridades han cambiado. Para algunos, escalar en la empresa seguirá siendo el objetivo principal. Para otros, mejor dejar la escalada para el rocódromo. Y es que la ambición puede que sea silenciosa pero muda, seguro que no.