Toda la verdad sobre la Ley de la atracción: cómo hacer que el éxito sea realmente posible

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Vivimos en una era donde cada deslizamiento de pantalla nos muestra una instantánea de vidas aparentemente perfectas: viajes de lujo, relaciones de pareja de ensueño, logros profesionales deslumbrantes, y una estética que parece sacada de una revista. Esta constante exposición a lo que parece ser el «éxito» de otros puede hacer que muchos de nosotros nos preguntemos: ¿Dónde está mi felicidad? ¿Cuál es la clave del éxito? En medio de esta búsqueda, muchos han vuelto su mirada hacia la «Ley de la atracción» como una posible respuesta. ¿Cómo puedo, mediante esta ley, lograr ese mismo nivel de plenitud y realización?

Frente a esta avalancha de comparaciones y estándares, muchos han buscado refugio y respuestas en sabidurías antiguas adaptadas a los tiempos modernos. Una de las más populares y discutidas en la actualidad es la Ley de la atracción. Aunque no es un concepto nuevo, su revitalización en la cultura actual se presenta como una herramienta potente para aquellos que buscan una guía en la complejidad del siglo XXI. A través del entendimiento y aplicación de esta ley, se espera descubrir las respuestas a esas preguntas eternas sobre la felicidad y el éxito, y cómo podemos, con nuestra propia intención y acciones, atraer la vida que realmente deseamos.

Pero, ¿qué pasaría si existiera una fórmula, aplicada por la sabiduría ancestral y cada vez más respaldada por la psicología moderna, que hace que el éxito sea 100% posible? Pues cada vez más expertos en la materia coinciden en que esto es bastante más simple de lo que podríamos llegar pensar:

Ley de la atracción:
Éxito = Visualización + Acciones

La Ley de la atracción se ha vuelto tremendamente popular en los últimos años gracias a la divulgación de autores, coaches y conferenciantes y, más concretamente, gracias al enorme éxito que tuvo el libro de Rhonda Byrne «El Secreto» (Editorial Urano, 2007).

Este libro viene a explicarnos que la Ley de la atracción no es otra cosa que aquello en lo que uno piensa y siente, lo atrae. En términos prácticos, si nos enfocamos en lo que deseamos y acompañamos esos pensamientos con acciones congruentes, estaremos en el camino correcto hacia la realización de nuestros objetivos.

La visualización es el arte de formar una imagen mental clara de lo que deseas alcanzar. No solo se trata de verlo en tu mente, sino de sentirlo en tu corazón. Esta técnica ha sido utilizada por deportistas, empresarios y artistas para mejorar su rendimiento y alcanzar metas. Pero la visualización sola, aunque poderosa, necesita ser complementada con acciones reales y tangibles en el mundo real.

Incorporar la visualización y las acciones en tu rutina diaria puede parecer un desafío al principio, pero con el tiempo se convierte en un hábito. Puede que al inicio te cueste visualizar o actuar consistentemente hacia tus metas. Sin embargo, con la práctica diaria, fortalecerás esta habilidad y verás resultados palpables.

Como cualquier habilidad, la aplicación diaria de la Ley de la atracción necesita práctica. Las investigaciones en neurociencia demuestran que la repetición y la práctica pueden alterar la estructura y función de nuestro cerebro. Al practicar constantemente la visualización y tomar acciones, estamos esencialmente reprogramando nuestro cerebro para el éxito.

La Ley de la Atracción está intrínsecamente ligada al «Eres lo que piensas» de Confucio

Confucio, uno de los filósofos más renombrados de la historia, ya había captado la esencia de la Ley de la atracción con su famosa frase «Eres lo que piensas». En otras palabras, nuestros pensamientos determinan en gran medida nuestra realidad.

Nuestro sistema de creencias y percepciones tiene un impacto directo en nuestras decisiones, acciones y, en última instancia, en los resultados que obtenemos. Si crees que eres capaz y merecedor, es más probable que te esfuerces y persistas en tus objetivos.

Ser negativo repele la positividad y atrae la negatividad

La negatividad puede actuar como una fuerza repelente en nuestra vida. Cuando nos centramos en lo que no queremos o en lo que tememos, esencialmente estamos dando energía y poder a esos pensamientos y sentimientos.

Argumento: Se ha demostrado que las personas con una perspectiva negativa tienden a tener una visión sesgada de la realidad, lo que puede llevar a la autolimitación y a perder oportunidades. Por el contrario, mantener una actitud positiva no solo atrae buenas vibraciones sino que también abre puertas y posibilidades.

Atraer a la gente: El poder magnético de la conexión

El ser humano, por naturaleza, es un ser social. Buscamos conectar, comprender y ser comprendidos. Sin embargo, más allá de la simple conexión, hay patrones y leyes subyacentes que determinan cómo y con quién nos relacionamos.

Las personas se sienten ellas mismas y relajadas cuando están rodeadas de quienes discuten temas similares. Es innegable que cuando nos encontramos en un entorno donde se discuten y valoran nuestras pasiones y creencias, nos sentimos más en casa. Esto se debe a que compartir intereses y perspectivas similares crea un sentido de pertenencia y entendimiento mutuo.

Estudios en psicología social han demostrado que las personas tienden a agruparse y conectar más fácilmente con aquellos que comparten similitudes, ya sea en términos de creencias, valores o intereses. Esta afinidad se basa en el principio de semejanza.

Debes recordar que atraes a los que te tratan como tú los tratas. Si constantemente emanas amabilidad, comprensión y empatía, atraerás a personas que resuenan con esas cualidades. Por otro lado, si eres crítico, hostil o negativo, atraerás esas mismas energías hacia ti.

Es una simple cuestión de reciprocidad, un principio fundamental en las relaciones humanas. Lo que damos, ya sean acciones, palabras o energías, tiende a reflejarse en cómo otros nos responden.

Lo malo/bueno que das vuelve a ti pase lo que pase porque tu cerebro es un transmisor/receptor de ondas. Si transmites lo bueno, lo bueno volverá a ti. En esencia, cada pensamiento y emoción crea una frecuencia que emitimos al mundo. Y esas frecuencias atraen vibraciones similares.

Aunque el concepto de que nuestro cerebro emite y recibe ondas puede sonar esotérico, investigaciones en neurociencia han demostrado que nuestros cerebros tienen una actividad eléctrica que genera patrones de ondas cerebrales. Estas ondas pueden ser influenciadas por nuestras emociones y pensamientos.

Atraer emociones: La resonancia del sentimiento

Piensa en cuándo te sientes deprimido o feliz. Las emociones actúan como imanes, amplificando lo que ya está presente en nuestra psique. Si estamos tristes, tendemos a recordar otros momentos tristes con más facilidad, creando un bucle de tristeza. Lo mismo sucede con la alegría.

Argumento: Las emociones actúan como lentes a través de los cuales vemos el mundo. Cuando estamos en un estado emocional específico, nuestro cerebro busca evidencia que respalde y justifique ese estado, lo que refuerza aún más la emoción.

Con esta ley también puedes atraer tu futuro… Si bien el presente es poderoso, nuestros pensamientos y emociones actuales tienen la capacidad de moldear y definir nuestras experiencias futuras. Visualizar un futuro positivo, lleno de éxito y alegría, no es solo un ejercicio de pensamiento positivo, sino un acto de creación consciente.

Atraer el futuro: El arte de moldear lo que vendrá

La posibilidad de atraer el futuro no es una idea mística ni reservada a unos pocos iluminados. Es un proceso que nace de la comprensión y aplicación de ciertos principios universales, fundamentados en la Ley de la Atracción.

La ley hace hincapié en el poder de los deseos. Deseamos con una intensidad y pasión que, muchas veces, nos impulsa a la acción. Pero desear, aunque es el primer paso, no es suficiente por sí solo. Es el preludio de una sinfonía de acciones, creencias y tiempo que, si se sincronizan adecuadamente, pueden moldear nuestra realidad futura.

El deseo es esa chispa inicial, esa motivación interna que nos dice qué es lo que realmente queremos. Pero un deseo sin acción es como un coche sin gasolina. Puede tener el potencial de llevarte a donde quieras, pero no irá a ninguna parte.

Si crees que tu vida puede ser mejor, lo será. Si crees que no puedes hacerlo, no lo harás. Hay una famosa cita que dice: «Si crees que puedes hacerlo o crees que no puedes hacerlo, en cualquier caso tienes razón». Esta frase, atribuida a Henry Ford, resalta la importancia de nuestras creencias en la determinación de nuestros resultados.

Nuestro sistema de creencias actúa como un filtro a través del cual interpretamos y experimentamos el mundo. Si realmente creemos que somos capaces de algo, nuestro cerebro, consciente e inconscientemente, buscará formas de hacerlo posible. Pero si dudamos de nuestras capacidades, es probable que nos auto saboteemos, incluso sin darnos cuenta.

Todo lo que se necesita para realizar tus pensamientos son creencias, acciones y tiempo. La trifecta perfecta para el éxito. Si bien es cierto que no todo sucede instantáneamente, con el tiempo y la consistencia, es probable que veas frutos.

La persistencia es clave. Las creencias nos dan la motivación, las acciones nos dan el progreso y el tiempo nos da la oportunidad de adaptarnos, aprender y crecer.

Probablemente te estés preguntando: «Si esto es cierto, ¿por qué no todo el mundo tiene éxito?». La respuesta es más sencilla de lo que podrías pensar:

Sus voluntades no son lo suficientemente fuertes. El éxito requiere una pasión y un deseo ardiente que te empuje a seguir adelante incluso cuando las cosas se ponen difíciles. La mayoría de las personas no resisten la prueba del tiempo, se impacientan en obtener rápido los resultados y terminan tirando la toalla. El camino hacia cualquier meta valiosa rara vez es fácil o directo. La resiliencia y la capacidad de persistir son esenciales. Por otro lado, la gente suele dudar de sí mismos. La confianza es el combustible que alimenta la determinación. Sin ella, es fácil rendirse ante los primeros obstáculos.

Empezando con la Ley de la Atracción: Una guía práctica

Entender la Ley de la Atracción es solo el primer paso. Aplicarla en tu vida cotidiana es donde realmente comienza el viaje. ¿Pero cómo hacerlo? A continuación, te presentamos una guía sencilla para poner en práctica esta poderosa ley:

Piense en un objetivo que quiera alcanzar

Visualiza tu meta, no sólo como una idea, sino como una experiencia viva. Imagina cómo se siente, cómo huele, cómo suena.

Escribe lo que te aporta

No es suficiente saber lo que quieres; es vital entender el por qué lo quieres. ¿Qué emociones o beneficios asocias con ese objetivo?

Pregúntate si realmente lo quieres

Aquí es donde debes ser brutalmente honesto contigo mismo. Si no deseas algo con todo tu ser, es difícil que la Ley de la Atracción funcione a tu favor.

Escribe una lista de acciones a realizar

Tras visualizar y entender tu objetivo, es hora de actuar. Delinea los pasos específicos que te llevarán a ese sueño.

Pon en práctica el plan, ensáyalo y ten paciencia

No te desesperes si las cosas no suceden de inmediato. La perseverancia y la adaptabilidad son claves en este proceso.

No pongas en duda tu objetivo y lo conseguirás

La fe en ti mismo y en el proceso es crucial. Mantén tus vibraciones altas y tu enfoque claro, y estarás en el camino correcto.

¿De verdad debemos creer en esta ley?

Uno es lo que cree. Las creencias actúan como cimientos en nuestra vida. Si dudamos constantemente o somos escépticos, la Ley de la Atracción puede parecer inalcanzable o ineficaz.

La vida está llena de paradojas y tienes que elegir una en la que creer. Puedes optar por creer en la abundancia o en la escasez, en la posibilidad o en la limitación. La elección es tuya, pero ten en cuenta que tu elección dictará gran parte de tu experiencia de vida.

Elige una ahora. Es un acto de poder personal tomar una decisión y comprometerse con ella. Sea lo que sea en lo que decidas creer, hazlo con todo tu corazón.

Por supuesto que hay que creerlo, en primer lugar porque es una ley universal y por tanto irrefutable. Al igual que la ley de gravedad, no necesitas verla para que funcione; simplemente es.

Y porque sólo tienes que mirar a tu alrededor, cuando te sientes bien, la vida te sigue trayendo nuevas cosas buenas. Y a la inversa, cuando te sientes mal. La realidad es un reflejo de nuestro estado interno. Si te encuentras constantemente en situaciones negativas o desafiantes, podría ser un indicativo de tu vibración interna y de tus creencias predominantes.

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