¿Quieres saber por qué te estresas con tanta facilidad? La respuesta está en cómo percibes el peligro y estos expertos te dan trucos para sobrellevarlo.
Nos estresamos por esa reunión en el trabajo, por el dinero, por las relaciones, por las expectativas no cumplidas o por no conectar con nuestros logros, nos estresamos rápido y por todo, tanto que ya no sabemos vivir de otra forma. El estrés es nuestro outfit of the day y no hay quién se lo quite de encima. Además, la ansiedad del domingo-noche o lunes por la mañana ahora se ha vuelto algo constante. Nos visita 24/7, sin descanso ni para las vacaciones. Y lo peor de todo: “solo” está en nuestra cabeza. Hay personas que se estresan más y otras que se estresan menos. Y mientras tanto, tú solo te preguntas: ¿por qué a mí? Pero, tranquilo, hay maneras de abordarlo y te las cuentan estos expertos.
¿Por qué me estreso tan rápido?
“El estrés depende de la interpretación subjetiva que hagas de un estímulo externo”, explica el psicólogo y terapeuta Raúl Lorenzo. Por eso, no todo el mundo se estresa de la misma forma ni ante las mismas adversidades. “La interpretación que yo hago y los niveles hormonales que se me activan para dar respuesta al estímulo tienen que ver totalmente con la autoeficacia percibida”. Y esto es, ni más ni menos, que la relación entre la exigencia que yo tengo sobre ese peligro en contraposición con la capacidad que percibo sobre mí mismo para hacerle frente”. Por eso, lo que hace que te estreses tan rápido está en que tanto el estímulo como tu capacidad dependen de tu percepción.
“Si me veo como algo muy pequeño y al peligro como enorme, esto me va a provocar un estrés negativo o distrés”. En cambio, si ves que el peligro es grande pero tus capacidades pueden estar a la altura, entonces se crea un estrés positivo o eustrés. Este último es el que nos motiva cuando tenemos deadlines o el que hace que nos gusten los retos. Por eso, tienes que preguntarte siempre si eres capaz de dar solución al problema. “Si la respuesta es ‘sí’, esto te llevaría a que tus niveles de motivación suban y a crecer como persona. Si es ‘no’, vas a tener ansiedad y niveles hormonales muy altos que pueden dar lugar a enfermedades”. Es decir, si activas un estrés negativo constante para dar respuesta a ese peligro que te imaginas, es porque se ha vuelto crónico en el tiempo.
¿Por qué me estreso con facilidad?
El psicoanalista Donald Winnicott explica que el estrés realmente puede venir de nuestros traumas del pasado. Cuando nos preocupamos, nos obsesionamos con lo que pueda pasar en el futuro. “Pero el desastre que tememos que suceda, de hecho, ya ha sucedido” y se encuentra detrás de nosotros. El experto decía que el origen de estas sensaciones está en los eventos de la niñez, que no fueron procesados de forma adecuada. Una ventaja de entender que muchas de nuestras preocupaciones y nuestro estrés viene de cuando éramos pequeños, de nuestras inseguridades, nuestra falta de autoestima, nuestra percepción sobre lo que piensan los demás, es poder darle un nuevo enfoque a ese thinking.
De hecho, como explicaba Winnicott, ante nuestras preocupaciones, solemos recurrir a herramientas infantiles para solucionar adversidades. Y es algo muy natural. Quizás reaccionamos con exageración ante un evento estresante, estamos de mal humor, lo pagamos con alguien, o reprimimos nuestros sentimientos. Lo que nos pasa cuando estamos estresados es que perdemos toda perspectiva y nos quedamos bloqueados ante el supuesto peligro. Y realmente existen dos formas de enfrentarnos a ello: eliminar todos los riesgos del mundo (algo bastante imposible) o bien trabajar nuestra actitud hacia ellos.
¿Qué hacer si me estreso muy rápido?
“Una de las cosas que más recomiendo es tener unas nociones básicas de cómo funcionas tú, como ser individual, y cómo funciona la mente y el organismo humano, en general”, cuenta la psiquiatra Marian Rojas Estapé. Así, puedes identificar qué es lo que te ocurre. “Si tienes problemas de espalda, en los momentos de estrés vas a ver que la espalda te mandará un aviso. Si tienes visión borrosa, cambios en la piel, problemas en el aparato intestinal o somatizas a nivel neurológico y te tiembla el párpado, vas a entender mucho mejor el funcionamiento de tu cuerpo”. De ahí que la experta proponga, para empezar, tener conciencia de uno mismo. Es decir, quién eres y cómo es tu forma de ser. ¿Eres tímido, sensible, impulsivo, obsesivo, perfeccionista, le das demasiadas vueltas a todo?
Tienes que hacerte un pequeño diagnóstico y entender cuáles son los factores que te estresan. Cuando conozcas esos triggers, vas a ver cómo se transforma tu personalidad ante el estrés. “Por ejemplo, el sensible, cuando está bajo estrés, se convierte en una persona muy vulnerable. El tímido, se bloquea. El impulsivo, es más agresivo. El que sobrepiensa es más obsesivo y entra en bucles. El perfeccionista tiene una sensación de insatisfacción vital”. Una vez interiorizado esto, vas a ser mucho más consciente de cuándo te pasa y por qué.
¿Cómo no estresarse tan rápido?
La Dra. Rojas recomienda vivir una vida lo más antiinflamatoria posible. “La gente va con tanta incertidumbre y tanto estrés, que hay un estado de inflamación latente en la sociedad”. Por eso, comer bien y descansar es fundamental. “Cuando duermes mal, la posibilidad de que todo se desajuste es altísima. Ya que es durante el sueño que reparamos nuestra mente y organismo. Y cuando uno no duerme, todo esto se altera”.
Otra cosa que también puede ayudarte si te estresas rápido es tener vías de escape sanas para esos momentos. Aquí entraría el ejercicio, los deportes de alta intensidad, la educación de tu voz interior y las personas con las que te relacionas. “Cuidado con el ejercicio excesivo que te pone en modo alerta”. Y ojo con la voz interior. “Tiene que servir para apoyarte y no hundirte”. Y sobre todo, fíjate bien en tu círculo social. “Parte del problema es rodearse de personas que te hacen vivir estresado”. El ser humano no está diseñado para vivir así constantemente. Por eso, “es fundamental entender la conexión mente-cuerpo y conocer la potencia de esa simbiosis”.
El psicólogo Bernardo Stamateas añade que todos tenemos momentos de estrés o presión. Pero lo que podemos hacer es construir “madrigueras afectivas”. Son espacios donde nos cargamos de energía para enfrentarnos a situaciones estresantes. “Todos tenemos que tener por lo menos cuatro: hablar, estar con los demás, el ejercicio físico y las aficiones”, dice el experto. Porque cuando estás estresado, vas a tener distintos caminos para afrontarlo: explotar, implotar, resignarte y pensar de forma creativa. “Cuando tenemos un problema, a veces nos pasa que por más empeño y fuerza que le pongamos, no conseguimos solucionarlo. Pero cuando nos relajamos y encontramos nuestros espacios donde cargarnos de energía, las soluciones empiezan a aparecer”.
¿Cómo evitar estresarse tanto?
Patricia Rosillo, psicóloga y miembro de El Prado Psicólogos de Madrid, cuenta que la ansiedad suele ser uno de los motivos estrella en las consultas y puede manifestarse desde un simple nerviosismo hasta un gran pánico. Por eso, propone algunas técnicas de autoayuda si eres de los que se estresan muy rápido.
Aprende a respirar
“Cuando estamos nerviosos, nuestra respiración se agita, se vuelve entrecortada y nos resulta muy difícil inhalar. Nuestro cerebro capta esas señales y automáticamente aumenta el nivel de alerta. Sin embargo, una respiración lenta ayuda a relajar los nervios que van desde el diafragma hasta el cerebro, enviando el mensaje de que todo está bien”. Aquí, puedes practicar ejercicios como la respiración diafragmática o inhalar contando hasta 5 y exhalar contando hasta 5, muy despacio.
Replantea tu forma de relajarte
“Una de las cosas más relajantes que puedes hacer para controlar los nervios es dar un paseo por la naturaleza, preferiblemente rodeada de árboles”. Puedes elegir un sitio tranquilo y descansar, practicar senderismo o dar un paseo en bici. De hecho, el deporte es una válvula de escape excelente y ayuda a aumentar los niveles de serotonina y dopamina, explica Rosillo. “Muchas personas piensan que sentarse delante de la televisión o el ordenador sirve para relajarse, pero no es verdad”. De hecho, podrían estar añadiendo todavía más estrés.
“Las aplicaciones fueron diseñadas para generar alivio y todos hemos experimentado ese momento en el que estamos cansados, estresados, no podemos más y necesitamos la pantalla”, explica Rojas. “Si estamos estresados o aburridos y recurrimos al teléfono, generamos una sociedad con nula tolerancia a la frustración. Y si queremos ser felices, tenemos que aprender a posponer la recompensa”, añade la psiquiatra.
Recurre a la visualización
Rosillo cuenta que existen diferentes técnicas de meditación, como el famoso mindfulness o la visualización. “Se trata de evocar imágenes relajantes que te tranquilicen y te ayuden a controlar el nerviosismo. Cuando practicas las visualizaciones durante mucho tiempo, el simple hecho de evocar una imagen ya te ayudará a relajarte de manera automática”. Ya que el cerebro habrá creado una conexión entre esa imagen y la sensación placentera de tranquilidad.
Cuestiona tus pensamientos
“Cuando las personas se sienten nerviosas, su mente se desboca y se ven asaltadas por todo tipo de ideas poco realistas”. Por eso, es una buena estrategia cuestionar la verosimilitud de esos pensamientos intrusivos. “Puedes preguntarte cuáles son las probabilidades reales de que eso ocurra, qué es lo peor que podría pasar y cómo podrías resolverlo. Es importante que recuerdes que no se trata de una catástrofe, sino de una exageración de la mente”. Y aunque todo son estrategias súper sencillas, fáciles de recordar y a la mano de todos, ponerlas en práctica depende de ti y solo de ti. Así que, la próxima vez que te preguntes por qué te estresas tan rápido por todo, cambia tu perspectiva hacia el problema para poder salir del bucle.