Cómo dominar los pensamientos obsesivos: ¿por qué se producen? ¿cómo nos afectan? ¿cómo salir de ellos?

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El ciclo de pensamientos obsesivos: métodos para detectar y romper la repetición de Ideas y pensamientos intrusivos que generan ansiedad

Los pensamientos obsesivos son pensamientos intrusivos y no deseados que se repiten constantemente y causan una notable ansiedad a una persona. Estos pensamientos, al ser persistentes y muy difíciles de controlar, pueden llevar a una persona a sentirse atrapada en un bucle sin fin. Pero ¿cómo podemos detectarlos y salir de ellos?

Los pensamientos irracionales y repetitivos toman el control e impulsan a las personas a repetir acciones y comportamientos específicos que pueden llegar al Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC). Este trastorno crónico lleva consigo una serie de síntomas graves y persistentes que interfieren en la vida diaria e interrumpen el trabajo, las amistades o incluso las relaciones personales.

Los pensamientos obsesivos pueden causar angustia e intranquilidad y llevan a la persona a realizar acciones que alivien de forma temporal la ansiedad. Esos impulsos se repiten de forma continuada y se escapan del dominio propio.

Para saber cómo se producen, cómo nos afectan y cómo salir de ellos hemos hablado con Ana Gómez, psicóloga sanitaria especializada en Terapia Integradora y terapeuta familiar y de pareja que dirige su propio centro de psicología online y divulga sobre salud mental en su cuenta de Instagram (@anagomezpsicologia).

¿Por qué se producen los Pensamientos Obsesivos y cómo nos afectan?

Los pensamientos obsesivos se producen por distintos factores y se manifiestan desde sentir temor de perder el control sobre el propio comportamiento, lavarse las manos excesivamente u ordenar y organizar las cosas de forma meticulosa y precisa.

Ana Gómez nos cuenta que “aunque pensamos que las obsesiones vienen normalmente en forma de pensamientos o de contenido cognitivo, también suelen aparecer como imágenes o impulsos. La característica principal es que este contenido es repetitivo, intrusivo y, sobre todo, indeseable. Es decir, son ideas negativas o peyorativas”.

La experta prosigue declarando que “los pensamientos obsesivos han sido previamente pensamientos intrusivos que han cobrado mayor fuerza e intensidad y reaparecen continuamente provocándonos un potente malestar. Así como todos en algún momento de nuestra vida podemos tener pensamientos intrusivos, no todos vamos a experimentar el malestar que causan los pensamientos obsesivos».

Según nos explica la psicóloga Ana Gómez, los principales autores que han estudiado las obsesiones señalan que hay varios factores que hacen que un pensamiento intrusivo acabe transformándose en una obsesión. Principalmente señalan el significado negativo que le atribuyen y una percepción de responsabilidad, lo que provoca que la persona no pueda soltar y dejar ir esa idea de su cabeza.

Características comunes de los Pensamientos Obsesivos

Rigidez, inflexibilidad, precisión son algunas de las características que definen las personalidades obsesivo-compulsivas. Según Ana Gómez las características comunes de las obsesiones son:

  • La intrusión, es decir, la fuerza con la que aparecen las obsesiones y en cualquier momento del día.
  • La recurrencia, cuando estamos en un pico de sintomatología, suele ocurrir prácticamente casi todos los días.
  • La irracionalidad, la persona reconoce que la idea no tiene sentido, pero que le genera gran malestar.
  • La resistencia, hay una voluntad de suprimir, eliminar, disminuir o evitar que la obsesión aparezca. Aquí aparecerían las compulsiones.
  • La incontrolabilidad, por más que se intentan controlar, éstas no disminuyen sino todo lo contrario, aumentan.
  • Son egodistónicas, esto significa que causan malestar y que no se identifican con las ideas que aparecen.

Dependiendo de la naturaleza del trastorno y de cómo esté afectando específicamente a la persona, el contenido de esos pensamientos puede variar considerablemente. La divulgadora apunta que “en cuanto al contenido (…), de más a menos frecuentes suelen ser: contaminación por suciedad, gérmenes, virus, sustancias químicas, miedo al peligro (por ejemplo, miedo a dejarse el gas abierto), preocupaciones de orden y simetría, obsesiones relacionadas con el cuerpo, pensamientos religiosos (blasfemar), pensamientos sexuales (por ejemplo, pedofilia), urgencia de acumular objetos, pensamientos de violencia o agresión (por ejemplo, apuñalar a alguien)”.

Proceso para diagnosticarlos y factores que contribuyen a su desarrollo

Cuanto más queremos alejarnos de los pensamientos obsesivos, más forzamos su presencia y, en casos extremos, se llega a denominar Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC). Para Ana Gómez este proceso de diagnóstico incluye la evaluación tanto de obsesiones como de compulsiones, que es todo acto que realiza una persona con la intención de suprimir la aparición de las obsesiones.

“Se debe llevar a cabo tanto una entrevista clínica con el paciente, preguntando acerca de la frecuencia, ocurrencia, malestar, duración y en qué circunstancias aparecen las obsesiones o realiza las compulsiones y también se administran varios autorregistros y cuestionarios, escalas e inventarios para analizarlos en profundidad”.

Además, entran en juego distintos factores que pueden contribuir al desarrollo de los pensamientos obsesivos. “El inicio del trastorno suele situarse en la adolescencia o principios de la edad adulta, entre los 18 y los 25 años. Es importante señalar que la aparición del TOC es multifactorial, hay diferentes factores implicados como antecedentes familiares, experiencias previas, vulnerabilidad genética… pero lo más relevante es que la mayoría de las personas no suele identificar un desencadenante claro en su problema. No está claro, pero parece que los sucesos vitales estresantes, como el inicio de la vida universitaria o laboral, pueden hacer aflorar los síntomas”.

Pensamientos obsesivos y otros trastornos mentales

Los pensamientos obsesivos son una alteración en la conectividad cerebral y en ciertos casos están estrechamente relacionados con otros trastornos mentales. Ana, ¿cuándo se convierten los pensamientos obsesivos en un trastorno mental, como el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC)? “Por lo general, cuando hablamos de Pensamientos Obsesivos y no de pensamientos intrusivos ya podríamos estar hablando de TOC propiamente. Pero el DSM-V, el manual de referencia de los trastornos mentales, señala que las obsesiones y compulsiones provocan un malestar significativo, representan una pérdida de tiempo de más de 1 hora al día o interfieren marcadamente con la rutina diaria del individuo, sus relaciones laborales y sociales. Además, cabe decir que la prevalencia de este trastorno es aproximadamente del 1%, así que no hay que alarmarse, pero sí pedir ayuda si se reconoce con lo mencionado en este artículo”.

A parte del TOC, hay conexiones entre los pensamientos obsesivos y otros trastornos mentales como la ansiedad o la depresión. Como indica Ana Gómez “existe evidencia científica de que el TOC presenta una alta comorbilidad con la depresión y la ansiedad. Es decir, una persona que tiene TOC, tiene más probabilidades de tener también depresión o ansiedad. Pero una persona con depresión o ansiedad, no tiene por qué desarrollar TOC”.

Aprender a manejar los Pensamientos Obsesivos en mi vida diaria

Perder amistades, perder un empleo… estos comportamientos comprometen y limitan la vida diaria de las personas, además de originar sufrimiento y dolor porque no se pueden controlar. ¿Qué debemos hacer para manejarlos? “Aprender a relacionarnos de una manera sana con nuestros pensamientos es clave para nuestro bienestar emocional. Algo que no paro de repetir en terapia porque es importante que aprendamos a integrar es la idea de que las personas no somos lo que pensamos (ni lo que sentimos). El pensamiento es un producto de nuestra mente, pero no es el todo.”, afirma Ana Gómez.

Las personas tienen la capacidad de construir ideas en su mente y representaciones de la realidad tanto voluntaria como involuntariamente, desde actividades racionales y reflexivas hasta concebir impresiones abstractas mero producto de la imaginación.  “Un pensamiento no es verdad sólo por el mero hecho de aparecer, un pensamiento solo es un pensamiento. Somos nosotros quienes, sin querer, nos fusionamos con ellos, y acabamos creyendo que, si pienso algo sobre mí, es que yo soy así. Por lo tanto, lo primero de todo es tener esta idea bien clara. En segundo lugar, esta idea me llevará a no darle tanta importancia ni a atribuirle significados o interpretaciones a mis pensamientos. A veces, surge un pensamiento y lo que hacemos es: ¿y si esto significa que…? Error. Como decía antes, un pensamiento es solo un pensamiento”, concluye la divulgadora.

Técnicas para detener y controlar los Pensamientos Obsesivos

Como nos cuenta Ana, para tratar de detener los pensamientos obsesivos hay muchas maneras y técnicas utilizadas en terapia que ayudan a comprender cómo funcionan esas obsesiones y compulsiones. “(…) El primer trabajo que realizamos en el espacio terapéutico es ese, comprender cómo funcionan y de qué forma están relacionadas ambas. También se trabaja cuestionando esas cogniciones, analizando qué sesgos o distorsiones irracionales hay o de qué forma sobreestimamos el peligro. Y esto se va combinando con técnicas de mindfulness, para aprender a distanciarnos de nuestros pensamientos, lograr objetividad y vivir en el presente”.

Es importante seguir las técnicas aprendidas para no volver a caer en ese bucle de pensamientos y poder mantener unos resultados a largo plazo. E incluso ser capaces de prevenir esa recurrencia una vez han sido tratados. “La mejor forma de prevenirlos es ir recordando todas las estrategias y técnicas que se han aprendido en terapia y hacer un seguimiento terapéutico de vez en cuando para refrescar la memoria”, apunta Ana Gómez.

Artículo publicado por Marta Rubio

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