“Por qué siempre quiero estar solo” es seguramente una de las dudas que más resuenan en las consultas terapéuticas y esta psicóloga nos cuenta las causas.
Querer estar solos y desconectar (aunque sea un ratito) de esta sociedad hiperconectada en la que vivimos se ha convertido en uno de esos pequeños placeres que, aunque estén muy al alcance de todos, no son tan fáciles de conseguir. ¡Y quizás esto mismo los haga más valiosos! Es cierto que constantemente buscamos un equilibrio entre soledad y compañía que trate de compensar unos momentos con otros, pero parece que esta balanza se está inclinando cada vez más hacia lo primero. Pero ¿es esto algo malo? Aunque muchas veces la diferencia entre querer estar solo y sentirse solo se desdibuja en un día a día demasiado ajetreado (aunque no sea para nada lo mismo), sin duda hay algo que no paramos de preguntarnos y lo hacemos cada vez más en las consultas de los expertos: doctora, ¿por qué siempre quiero estar solo?
Por qué queremos estar solos (según los expertos)
Es curioso, pero nos encontramos en un momento de máxima conexión en el plano digital. Todo son stickers, memes, match por aquí, superlike por allá. Sin embargo, en el físico cada vez más jóvenes reconocen tener problemas para socializar y esto se debe sobre todo a las redes sociales. Hablamos con Teresa Paniagua, psicóloga sanitaria y docente del departamento de Psicología de la Universidad Europea de Madrid, que empieza abordando el tema de la soledad desde una perspectiva neurobiológica.
La experta nos cuenta que cuando estamos en estado de conexión digital, liberamos dopamina, una hormona que forma parte del circuito de recompensa. Sin embargo, cuando estamos en sociedad, se libera oxitocina, que también tiene que ver con el placer, pero es una hormona que se libera de forma mucho más lenta. Por eso, “la hiperconexión nos lleva a conseguir una recompensa inmediata, mientras que la conexión social tarda más tiempo”, comenta la experta. En pocas palabras, ¡tiramos por lo fácil!
Entonces no es de extrañar que muchas veces prefiramos recurrir a encerrarnos en nosotros mismos. Porque, al final, la satisfacción que conseguimos mediante una conexión digital es mucho más rápida y absoluta. ¿Pero qué pasa con esas personas que no salen de su burbuja digital y siempre quieren estar solas? ¿Se puede convertir esto en un problema?
La “soledad crónica”, ¿un sentimiento del siglo XXI?
Estudios han reflexionado sobre la importancia de indagar en las motivaciones de por qué queremos estar solos. Y los resultados revelaron que únicamente las personas que querían estar solas para evitar a otras mostraban un perfil preocupante. Es decir, si buscamos soledad porque necesitamos dedicarnos tiempo a nosotros mismos es una cosa. Pero empieza a haber un problema cuando esa soledad es nuestra excusa para no enfrentarnos a situaciones que nos incomodan.
Paniagua comenta que no existe a nivel científico y riguroso el término “soledad crónica” como tal, pero añade que “sí tiene que ver con la sensación subjetiva de soledad”. Aunque estés rodeado de gente puedes tener una percepción de soledad que se alarga en el tiempo y se acaba convirtiendo en muchos casos en aislamiento social. “Me encuentro con mucha gente joven en consulta que tiene esta sensación. Que después de ir 3 días a la universidad o al trabajo llega a un nivel de saturación social que le hace necesitar descansar y coger fuerzas”.
Y lo mismo ocurre con los adultos, pero esto muchas veces no se normaliza. Paniagua incide aquí en la diferencia entre ser más introvertido y extrovertido, que siempre intenta explicar a sus pacientes. “El extrovertido necesita recargar pilas a través del contacto social. Mientras que el introvertido lo hace a través de estar solo. Son variables de personalidad. Es importante entender que no es que sea bueno, malo o regular. Las dos cosas son súper lícitas”. Añade que si esto no lo normalizas y no te aceptas como eres, puedes llegar a desarrollar esta ansiedad social al estar con gente y ahí es donde empieza el problema.
Qué rasgos caracterizan a las personas que prefieren estar solas
“Sin duda, la introversión y la creatividad», dice la experta sin pensárselo dos veces. Aunque también depende de si es una soledad en positivo o en negativo, como veíamos antes. Si tu pregunta es por qué siempre quiero estar solo pero sabes que la respuesta tiene que ver con evitar socializar, entonces es probable que seas una persona tímida e introvertida. Quizás tengas cierta dificultad para relacionarte, miedo a equivocarte, a hacer el ridículo o a salir herido.
Sin embargo, si disfrutas de la soledad y de pasar tiempo contigo mismo (te gusta ir al cine, viajar o salir a comer solo), es probable que seas una persona con mayor autoestima. Aventurero, valiente, con la mente abierta. La resiliencia es una capacidad que te caracteriza y es posible que tengas un nivel de autoconocimiento más elevado que otras personas. No buscas la constante aprobación de los demás y esto te hace sentirte mucho más libre, también a la hora de querer estar solo.
¿La soledad es saludable?
No hay que confundir el querer estar solos sumergidos en las redes sociales, con querer pasar tiempo a solas, teniendo ese momento de “me time” tan necesario y beneficioso para nuestra salud mental.
Paniagua confirma que la soledad como parte más objetiva, de pasar tiempo con uno mismo, es saludable y muy importante. ¡Incluso nos lleva a aburrirnos! Y esto puede despertar nuestro lado más creativo. “Contactar con el sentimiento de soledad y darte cuenta de que no pasa nada, te ayuda a reducir el miedo a sentirte solo en determinados momentos. Y así te deshaces de la necesidad de llenar tus vacíos con hipersocialización y de estar en sitios en los que realmente no quieres estar”. La experta insiste en que es fundamental entender que si tienes un tipo de personalidad a la que le viene bien pasar esos ratos a solas para recargarse y coger energía, la soledad es más que saludable.
También puede convertirse en un momento ideal para conocernos mejor. Es un proceso de introspección que puede ayudarnos a resetear, tener mucho más claros nuestros objetivos a largo plazo y sobre todo trabajar en nuestro crecimiento personal. En este sentido, es fundamental dedicarnos un ratito al día, a la semana o cuando uno buenamente pueda. Sí, estamos muy liados, vamos a mil por hora y no tenemos tiempo ni de pararnos a reflexionar. Pero hay que hacerlo. Un buen domingo (o el día que quieras) de autocuidado es el mejor place to be para nuestra salud mental.
Sentirse solo no es lo mismo que estar solo
Dos preguntas muy frecuentes (pero con un matiz muy grande) parecen inundar las consultas de los expertos en psicología. Y es que “por qué siempre quiero estar solo” no es lo mismo que “por qué siempre me siento solo”. Puedes querer estar solo por necesidad de pasar tiempo contigo mismo. Porque quieres descansar y desconectar del mundo social. Porque prefieres socializar a través de la pantalla y no face to face. Y es un derecho fundamental el tener ese tiempo a solas para ti. Sin embargo, si la soledad se interpreta como la ausencia de compañía y tú te sientes solo cuando estás con gente, esto puede estar afectando a tu salud mental y a tu autoestima a largo plazo. Esa negatividad se contagia y puedes entrar en un bucle del que es complicado salir.
Quiero estar solo pero no me gusta sentirme así, ¿qué hago?
Si no paras de preguntarte “por qué siempre quiero estar solo” pero buscas dejar de sentirte así, el primer paso es reflexionar sobre cuáles son tus pilares de vida. Eso sí, es un trabajo mucho más complejo que unos consejos rápidos. Se trataría de explorar los posibles miedos o traumas de la persona y empezar a trabajar desde esa base. Pero a grandes rasgos, Paniagua habla de la importancia de ir exponiéndose poco a poco a acciones que estén enmarcadas en nuestros valores personales.
“¿Uno de tus valores más importantes es ser un buen profesional? Intenta crear momentos que impliquen socializar en el trabajo. Siempre con objetivos pequeños que produzcan un refuerzo muy inmediato. Que en el momento en que termine ese contacto social puedas distinguir que te sientes mejor”, aconseja la experta. Es importante ver que estás cumpliendo con el plan propuesto y notar las consecuencias en tu estado de ánimo. A partir de ahí, habría que ir trabajando en objetivos más grandes. O sea que la próxima vez que te preguntes “por qué siempre quiero estar solo”, simplemente ten en cuenta que todas las respuestas empiezan por ti.