¿Por qué caemos mal a la gente? 10 errores que cometemos al socializar y cómo solucionarlos

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No podemos caerle bien a todo el mundo, pero caer mal a la mayoría de la gente que nos rodea es un motivo de peso para pararnos a pensar por qué somos nosotros el problema y cómo podemos solucionarlo

Hay muchos momentos en nuestra vida en los que nos toca afrontar la situación de conocer gente nueva. Igual hemos cambiado de trabajo, nos hemos mudado a otra ciudad o han sido nuestros amigos de toda la vida los que han tenido que marcharse en busca de un nuevo por venir. Sea cual sea tu caso, es natural que tengas la necesidad de querer caer bien a las personas de tu entorno y forjar vínculos sanos que te ayuden a reforzar tu autoestima y a tener una mejor adaptación social.

En ocasiones, cuando nos enfrentamos a una situación en la que tenemos que conocer gente nueva, nos produce nerviosismo, y acabamos por caerle mal a la gente sin quererlo. No se puede gustar a todo el mundo (ya lo dice la famosa campaña de Ballantine´s , Stay True) , pero podemos reducir las posibilidades de caer mal a los demás.

La primera impresión es la más importante cuando conocemos a gente nueva. Por eso, te vamos a decir los 10 errores que solemos cometer al socializar y cómo ponerles solución, para que puedas aplicarlos en tu siguiente reunión social.

POR QUÉ CAEMOS MAL A LAS PERSONAS

No sonreír

En pleno estado de nervios nos puede resultar más complicado mantener un rostro sonriente, pero no dejes de intentarlo. Tampoco te pases con la sonrisa, trata de mostrar una sonrisa natural.

Un estudio de la Universidad de Florencia demostró que sonreír al conocer a una persona ayuda a que esta se acuerde de ti. Esto se produce porque, según este estudio, las expresiones felices mejoran la memoria de la identidad facial, es decir, recordamos más fácilmente el rostro de una persona cuando se mostraba feliz o sonriente en el momento en el que la conocimos.

No usar las fórmulas básicas de cortesía

No hay nada peor que alguien que entra en un sitio y no saluda. No olvides decir “hola”, “buenos días” o “buenas tardes” cuando entres a un lugar. Aunque te de mucha vergüenza. Lo mismo cuando abandones la sala o el sitio donde te encuentres: despídete. Es una muestra de educación con las personas que se encuentran en el lugar al que acudes. Y parece que no, pero se valora mucho cuando alguien saluda cada vez que llega.

De la misma manera sucede con “por favor”, “lo siento” o “gracias”. Es importante decirlo cuando sea necesario. Muestra respeto y consideración hacia la otra persona, y fomenta que se sienta escuchada.

Este tipo de expresiones nos las enseñan desde pequeños, pero parece que según vamos creciendo las vamos dejando apartadas. Si eres uno de los que las ha dejado en segundo plano, trata de irlas recuperando en tu día a día.

No saber escuchar

Una de las características principales que se destacan sobre la gente que cae mal es que parece que no te escuchan cuando hablas. Mientras hablas se distraen con otra cosa, hacen una pregunta a otra persona o te responden con algo que no tiene absolutamente nada que ver con lo que tú estabas hablando.

Por eso, es importante la escucha activa. La escucha activa es prestar atención a lo que nos están diciendo, hacer gestos de asentimiento para mostrar que estamos escuchando lo que nos dicen y hacer preguntas sobre ello.

Hablar demasiado de nosotros mismos

Una persona nos puede caer mal si nos da una impresión de ser egocéntrica o narcisista. Eso ocurre cuando esa persona habla en primera persona todo el tiempo, se pone de ejemplo en todos los temas… Por ejemplo, si cuentas una anécdota y había más gente, es mejor que utilices la primera persona del plural (nosotros), en vez de la primera del singular (yo). Eso hará que caigas mejor a la gente, porque verán que involucras a todos lo que estaban presentes, en vez de centrar la atención únicamente en ti.

Mostrar demasiado interés por la otra persona

A menudo, las personas tímidas tienden a hacer muchas preguntas sobre la otra persona para desviar la atención de sí mismas. Aunque parezca que interesarse por el otro va a causar una mejor impresión, lo cierto es que, en exceso, puede tener el efecto contrario. Solo hacer preguntas para el otro no es una buena estrategia para entablar una buena relación. Es importante que ambas personas quieran abrirse con el otro. Esto generará sintonía y cercanía entre las dos personas.

Un estudio de la Universidad de Siracusa, en Estados Unidos, reveló que, como norma general, la gente gusta menos cuando no te corresponden tras contar algo íntimo. Tiene que ser mutuo.

Llegar siempre tarde

Llegar tarde la primera vez que vas a conocer a una persona o a un grupo de personas puede provocar una mala impresión. Pero esto empeora si cada vez que quedáis, llegas tarde. El proceso del principio cuando conocemos a alguien es muy importante. Por eso, sé considerado con el tiempo del otro.

Trata de llegar siempre a la hora. Mejor si llegas diez minutos antes. De esta manera, darás una imagen de una persona con confianza, que respeta a los demás y a su tiempo.

Si es inevitable que llegues tarde, avisa a esa persona con el tiempo suficiente para que se organice. Es persona se sentirá agradecida porque le hayas avisado, porque ha sentido que has tenido en cuenta su tiempo.

Coger el teléfono en mitad de una conversación

Ahora mismo, el móvil es casi una extensión de nuestro cuerpo. Pero debemos saber cuándo podemos usarlo y cuando no. Coger el teléfono en mitad de una conversación con una persona o con un grupo de personas es un signo de que no te interesa el tema de la conversación, o incluso de que la persona que está hablando no te importa. Aunque no sea cierto, da esa impresión. Y resulta bastante molesto.

Si es estrictamente necesario usar el móvil en mitad de la conversación, excúsate por ello. Explica la situación y el motivo de por qué lo tienes que coger. La otra persona valorará tu sinceridad y tu compromiso con la situación con la que tienes que lidiar, por lo que lo verá de una manera totalmente distinta que si no se lo hubieses explicado. Recuerda que, en situaciones como esta, la comunicación es muy importante.

Criticar a otras personas

Esto es aplicable tanto para conocer gente como para tus círculos habituales. Puede sonar evidente que vas a caerle mal a la gente si hablas mal de los demás. Pero no se trata solo de hablar mal a las espaldas de otras personas, sino también de criticar destructivamente a las personas a la cara. Eso también genera rechazo.

Si hablas mal de otras personas a sus espaldas lo único que vas a conseguir es que los demás sientan que no eres una persona de confianza, ya que igual que lo estás haciendo con ellos, podrás criticarles con otras personas cuando no estén presentes.

Si, por otra parte, haces críticas negativas con la intención de que una persona mejore, debes cambiar la forma en la que lo haces. Es valioso que quieras ayudar a una persona a mejorar, pero es importante que sepas cómo hacerlo. Cambia esas críticas negativas por unas críticas constructivas, que vengan desde la empatía y desde el respeto. Eso demostrará que tienes en cuenta los sentimientos de los demás y que tu intención es genuina.

No cuidar tu imagen

Puede ser que los nervios te provoquen sudar, y eso haga que se vea en la ropa o, incluso, huela un poco a sudor. Trata de evitar todo lo que puedas el mal olor: utiliza un buen desodorante, colonia, y lleva una buena higiene personal.

Una persona que cuida su imagen es más aceptada por los demás y se percibe como una persona segura de sí misma.

Suprimir tus emociones

Por circunstancias personales, hay personas que han aprendido a relacionarse sin mostrar sus emociones. Les provoca miedo mostrarse demasiado entusiasmados o tristes, por ejemplo. Así que, simplemente, muestran una reacción neutra a lo que se está hablando o a lo que está ocurriendo.

Al relacionarnos con una persona que no muestra sus emociones, no sabemos qué esta pensando realmente sobre lo que estamos hablando, si algo que hemos dicho le ha sentado mal o si sonríe porque quiere algo de nosotros. Por ese motivo, las personas que no muestran sus emociones tienden a generar rechazo por parte de los demás.

Artículo publicado por Laura Martínez

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