Si la situación «¿Por qué pienso tanto en el pasado?» empieza a obsesionarte, estas son las soluciones que debes aplicar para salir de ese bucle.
Pensar en el pasado es algo natural, el problema viene cuando, sin darnos cuenta, nos vemos atrapados en ciclos de pensamientos recurrentes cosas que nos ocurrieron hace años y que encienden emociones dolorosas como la vergüenza, la tristeza y la nostalgia. ¿A quién no lo ha pasado que, en un momento determinado, empieza a darle vueltas al típico pensamiento del estilo ¿Pero cómo pude hacer algo así? ¿Por qué dije esto? ¿Por qué no actué de esta manera? Este fenómeno, conocido como «sobre pensar en el pasado», ha ocurrido siempre, sobre todo en determinadas etapas de la vida en las que una persona alcanza cierto grado de madurez y ve su pasado desde una perspectiva más adulta.
Sobre pensar en el pasado tiene varias explicaciones psicológicas. Por un lado, la tecnología y las redes sociales nos bombardean constantemente con recuerdos pasados, lo que alimenta nuestra tendencia a reflexionar sobre ellos una y otra vez.
Además, la naturaleza humana a da más importancia a las experiencias negativas que a las positivas, lo que nos lleva a obsesionarnos con errores pasados y momentos difíciles en lugar de centrarnos en los logros y momentos felices.
Por otro lado, la presión de la sociedad moderna por alcanzar la excelencia y el éxito nos lleva a revisar continuamente nuestras elecciones pasadas en busca de errores y oportunidades perdidas.
Pero, ¿Qué explicación fisiológica hay detrás de pensar obsesivamente en el pasado? ¿Por qué cuando menos lo necesitamos, nos invaden los sentimientos de vergüenza, pena o nostalgia por cosas que sucedieron hace años? ¿Qué es lo que hace que nuestra mente desarchive esos recuerdos que tan malas emociones nos generan?
¿Por qué no puedo dejar de pensar en el pasado?
Para poder entender por qué en determinadas ocasiones nos quedamos atrapados en un bucle de pensamientos sobre el pasado hay que saber cómo nuestro cuerpo y nuestra mente responden al estrés. Una de las claves aquí es el cortisol, esa hormona que se dispara cuando nos sentimos amenazados o estresados.
Cuando experimentamos estrés crónico, traumas no resueltos, ansiedad o depresión, nuestros niveles de cortisol pueden subir. Esto provoca que nuestro cerebro se enfoque en los recuerdos negativos, ya que el cortisol afecta la parte del cerebro encargada de procesar emociones y miedos.
Así que, cuando nos encontramos en un estado de estrés prolongado, es probable que nos quedemos rumiando sobre esos momentos dolorosos o vergonzosos del pasado, alimentando un ciclo de pensamientos negativos. Además, el exceso de cortisol puede interferir con nuestra capacidad para concentrarnos, tomar decisiones y regular nuestras emociones, dificultando aún más el dejar ir el pasado.
Es importante recordar que todos somos diferentes, y la forma en que cada uno maneja el estrés y los pensamientos sobre el pasado puede variar según nuestros genes, entorno y las estrategias que usemos para enfrentar los desafíos de la vida.
¿Cómo hacer para dejar de pensar en el pasado?
Si bien es normal pensar en el pasado de vez en cuando, hacerlo de manera obsesiva puede ser un problema que interfiera con tu vida presente. Si te encuentras constantemente rumiando pensamientos negativos sobre eventos pasados, te sientes atrapado en el pasado o te resulta difícil seguir adelante, es posible que estés luchando contra la rumiación o el pensamiento obsesivo.
Aquí te presento algunos consejos que pueden ayudarte a dejar de pensar obsesivamente en el pasado:
Practica deportes de alta intensidad:
Infinidad de estudios científicos han demostrado que practicar deportes de alta intensidad, correr, rutinas de Hiit, etc… son el mejor aliado contra los pensamientos obsesivos sobre el pasado.
Practicar deportes de alta intensidad puede ser una gran manera de distraerte de esos pensamientos obsesivos sobre el pasado. ¿Por qué? Bueno, cuando haces ejercicio vigoroso, tu cuerpo libera endorfinas y otros químicos que te hacen sentir bien, lo que reduce el estrés y la ansiedad. Esto puede ayudarte a dejar de lado esos pensamientos que te tienen atrapado en el pasado y concentrarte en el aquí y ahora.
Además, el ejercicio regular no solo mejora tu estado de ánimo, sino que también mejora tu salud mental. Los ejercicios de alta intensidad nos ayudan a dormir mejor, aumenta tu confianza y disminuye los sentimientos de tristeza y preocupación.
Acepta que no puedes cambiar el pasado:
El primer paso para superar el pasado es aceptarlo tal como fue. Esto no significa que tengas que aprobar lo que sucedió, sino simplemente que debes reconocer que no puedes cambiarlo. Darte cuenta de esto te ayudará a dejar de lado la culpa, la ira o la tristeza que puedas estar albergando.
Enfócate en el presente:
La rumiación a menudo nos mantiene atrapados en el pasado, impidiéndonos disfrutar del presente. Para salir de este ciclo, es importante que aprendas a enfocarte en el aquí y ahora. Practica técnicas de atención plena, como la meditación o el yoga, que pueden ayudarte a concentrarte en el momento presente y dejar ir los pensamientos intrusivos.
Cuestiona tus pensamientos:
Cuando te encuentres rumiando sobre el pasado, es importante que cuestiones la veracidad de tus pensamientos. ¿Son tus pensamientos objetivos y realistas? ¿O están sesgados por tus emociones? Al desafiar tus pensamientos negativos, puedes comenzar a desarrollar una perspectiva más positiva y realista.
Perdona a los demás (y a ti mismo):
El resentimiento y la ira hacia los demás pueden mantenerte atrapado en el pasado. Perdonar a los demás no significa que apruebes sus acciones, sino que significa que estás liberando el poder que tienen sobre ti. Perdonarte a ti mismo también es importante. Todos cometemos errores, y es esencial que podamos perdonarnos y seguir adelante.
Busca ayuda profesional:
Si te resulta difícil dejar de pensar en el pasado por tu cuenta, buscar ayuda profesional puede ser muy beneficioso. Un terapeuta puede ayudarte a comprender las raíces de tu rumiación y desarrollar estrategias para lidiar con ella de manera efectiva.
¿Qué causa el exceso de pasado?
Si bien es completamente cierto que pensar (de vez en cuando) en el pasado nos ayuda a aprender de nuestras experiencias y a dar forma a nuestra identidad, debemos tener en cuenta que, cuando estos pensamientos se vuelven obsesivos y consumen nuestra vida presente, hay que poner solución.
¿Qué motiva este tipo de pensamiento?
Las razones son diversas y pueden estar relacionadas con factores psicológicos, biológicos y sociales:
Traumas o eventos difíciles:
Si hemos vivido experiencias traumáticas o dolorosas, es natural que nuestra mente las rumie para tratar de procesarlas y entenderlas. Sin embargo, este proceso puede quedar atascado, generando pensamientos intrusivos y rumiación.
Ansiedad y depresión:
Las personas con ansiedad o depresión suelen tener una tendencia mayor a enfocarse en pensamientos negativos, incluyendo aquellos relacionados con el pasado. Esto se debe a que estos trastornos alteran la forma en que procesamos las emociones y los pensamientos.
Baja autoestima:
La falta de autoestima nos lleva constantemente a rumiar sobre errores o fracasos del pasado, alimentando un ciclo de autocrítica y negatividad.
Perfeccionismo:
Las personas perfeccionistas tienen expectativas muy altas de sí mismas y pueden ser muy críticas con sus errores. Esto puede llevarlas a rumiar sobre el pasado, buscando la manera de haberlo hecho «mejor».
Miedo al futuro:
La incertidumbre sobre el futuro suele generar ansiedad y llevarnos a buscar seguridad en el pasado.
Aislamiento social:
La falta de relaciones sociales significativas aumenta el riesgo de rumiación, ya que tenemos menos oportunidades para distraernos y compartir nuestras preocupaciones con los demás.