Tras diez años de intensa investigación y desarrollo, la marca de coches más lujosa del mundo ha lanzado su primer vehículo completamente eléctrico: Rolls-Royce Spectre.
Spectre está construido sobre la plataforma más avanzada de la marca, utilizada en los tres modelos previos y que, con el nombre genérico de “La Arquitectura del Lujo”, se concibió desde el principio para que, cuando llegara su momento, pudiera acomodar una transmisión eléctrica y la batería, que se ajusta como un guante y actúa como aislante de ruidos exteriores. El esqueleto de aluminio es un 30% más rígido que en cualquier otro Rolls-Royce – lo que mejora su maniobrabilidad, durabilidad y seguridad – pero manteniendo la flexibilidad característica de este metal.
Equipado con dos motores eléctricos que generan una potencia equivalente a 584CV y 900 Nm de par, Spectre acelera de 0 a 100km/h en 4.5 segundos (no está mal para un coche que pesa casi tres toneladas) y tiene una autonomía de 530km. Si esta capacidad se te queda corte, no te apures, Spectre recarga del 10 al 80% de su batería en un pelín más de media hora en un cargador rápido y en solo 9 minutos, puedes recargar lo suficiente para conducir 100km adicionales.
Conceptualmente, Spectre me recuerda a Phantom cupé, pero con todas sus proporciones elongadas y dramatizadas. El diseño exterior es genialmente minimalista, basado en simples líneas que definen la silueta estilizada del coche (fastback) y manteniendo las referencias al mundo naútico típicas de la marca.
Tanto la línea vertical en el exterior de las luces frontales como la que corre por la parte baja de las puertas en ligera ascensión son claras referencias al mundo naútico, que siempre ha sido una fuente de inspiración para Rolls-Rocye.
Características del Rolls-Royce Spectre
No por nada es el Rolls-Royce más aerodinámico jamás construido, con un coeficiente aerodinámico de sólo 0.25cd, incluso con sus llantas de 23 pulgadas, que están disponibles en una gran variedad de diseños y opciones. Incluso el famoso emblema de la casa, el “Espíritu del Éxtasis” (Spirit of Ecstasy) se ha remodelado para que sea más aerodinámico. Un único panel de carrocería va desde el marco del parabrisas delantero hasta el maletero, a los lados del cual, las luces traseras parecen flotar como islas.
Llantas de 23 pulgadas con diseño de hélice y raya diplomática. El disco central va pintado en el mismo color que la carrocería.
El resultado es un coche de silueta elegante y aspecto majestuoso y sereno. De frente me recuerda a un león descansando en la sabana, contemplando sus dominios. Acentúa este aspecto augusto y solemne la parrilla “pantheon”, más ancha que en cualquier otro Rolls-Royce así como las luces diurnas LED, reducidas a dos líneas finísimas por encima de los focos principales.
Cómo es el interior del Spectre
Una vez dentro del coche, uno se siente como si entrara en una casa parisina de alta costura o en el salón privado más lujoso del mundo. Sólo encontrarás en Spectre los materiales más nobles y respetuosos con el medio ambiente, algunos de los cuales, como el Obsidian Ayous en el salpicadero del que yo conduje, han sido desarrollados por Rolls-Royce, éste en particular, a partir de virutas de las maderas nobles que pasaban por su taller de artesanía.
Con la idea de ambiente acogedor en mente, los asientos delanteros se han bajado un poco y la cabina trasera adaptado para maximizar el confort de los pasajeros y la sensación al viajar de ir en una silenciosa alfombra mágica en lugar de un coche. Este efecto se debe en gran parte a su suspensión planar con barras estabilizadoras desacoplables y sistema de dirección que permite que cada rueda se mueva independientemente, lo que se nota mucho a alta velocidad y en curvas cerradas, que las toma como si fuera sobre raíles.
Inspirados en la tradición británica de sastrería, las distintas piezas de los asientos se pueden elegir en cualquier tipo de material o color que quiera el cliente. My Spectre Monteverde llevaba asientos de piel en Gris Scivaro combinado con Blanco Ártico y ribeteado en Rosa Peonía.
Un Spectre a tu gusto
Las posibilidades de personalización son infinitas. Se puede elegir hasta cómo quieres la consola digital, que a pesar de ser la más compleja desarrollada por Rolls-Royce hasta la fecha, sólo muestra la información absolutamente necesaria, ya que una de las cosas en las que sus clientes coinciden es en que “menos es más”. Spectre es el coche más inteligente de la casa y el más digitalizado. Su cerebro (SPIRIT) controla todas las funciones del vehículo y cuenta con un sinfín de asistentes a la conducción, medidas de seguridad y análisis de factores exteriores. La aplicación Whispers que el dueño lleva en el teléfono, le permite hablar con su coche en cualquier momento.
Como cabe esperar, no hay dos Spectres iguales. El que yo conduje, tenía carrocería Monteverde con las líneas laterales en Blanco Ártico.
Cómo es conducir el Rolls-Royce Spectre
Al volante, Spectre es, ante todo, un Rolls-Royce. A pesar de sus dimensiones (casi cinco metros y medio de largo y más de dos de ancho), se mueve como el felino al que su aspecto frontal nos recuerda, con determinación, agilidad, rapidez y seguridad. Aún con el efecto “alfombra mágica”, el conductor siempre siente el contacto con el asfalto, el placer de devorar kilómetros en una experiencia de conducción que se aprecia especialmente en carreteras tortuosas, que es donde toda la labor de ingeniería que lleva Spectre se luce de verdad, permitiéndote apurar en las curvas y mover el coche con la destreza de un deportivo de la mita de su tamaño y con la comodidad de un Gran Turismo.
Los paneles interiores de las puertas llevaban miles de luces diminutas de fibra óptica (lo que llaman puertas Starlight), los cuales, junto con el salpicadero iluminado, por la noche dan la impresión de ir volando por el cielo.
Definitivamente, Spectre cumple con la misión para la que se creó, una obra de arte sobre ruedas que ha traído el futuro a la marca que durante más de un siglo ha sido símbolo del lujo en todo el mundo.
Artículo publicado por Julia Pasarón para el número impreso de Rísbel Magazine nº21
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