Un nuevo estudio realizado por dos investigadores de la Universidad del Sudeste, en Nankín (China), revela que las mujeres prefieren prestar más dinero a los hombres equipados con un rostro atractivo, una voz masculina y sensual y que, además, expresan un claro interés por ellas.
La investigación, que aparece publicada en la revista Scientific Report, explora cómo el atractivo facial masculino, el atractivo vocal y las expresiones de interés social influyen en las decisiones de las mujeres en lo que respecta a la equidad en los juegos económicos de tipo estratégico. Estos permiten estudiar, entre otras cosas, nuestro comportamiento a la hora de tomar decisiones.
Los resultados no dejan lugar a dudas: las mujeres participantes en el ensayo eran más generosas con los hombres que tenían caras atractivas, voces atrayentes y manifestaban interés por ellas.
No juzgues a un libro por su portada
La búsqueda de la belleza es común a todos los seres humanos. Como dice el viejo refrán, «no juzgues un libro por su portada», que sugiere que no debemos hacer juicios apresurados sobre algo o alguien basándonos solo en su apariencia exterior. En otras palabras, no dejarnos llevar por el envoltorio y prestar más atención al contenido.
Un dicho popular que se suele recomendar al prójimo y que tropieza con el otro que reza que «consejos vendo y para mí no tengo», porque es bastante común que las personas se dejen llevar por la belleza física, al menos en sus primeras impresiones. Pero ¿esto es realmente cierto?
Junchen Shang y Yizhuo Zhang, de la Facultad de Humanidades de la Universidad del Sudeste, en Nankín (China), utilizaron juegos económicos para explorar a fondo la influencia de la hermosura de las personas al expresar señales positivas («me gustas») frente a señales negativas («no me gustas») en la toma de decisiones.
Mujeres contra hombres
Más específicamente, la pareja de investigadores estaba interesada en conocer cómo afectarían el atractivo y el interés social en las decisiones de las participantes femeninas que jugaban contra hombres.
Shang y Zhang eligieron los juegos del ultimátum y del dictador para tomar nota de las reacciones de sus conejillos de Indias. El primero de los juegos es un experimento en la teoría económica y la psicología que explora cómo las personas toman decisiones en situaciones de negociación y justicia, además de maximizar sus propios beneficios.
En el juego del ultimátum, hay dos participantes. Uno actúa como el proponente, que recibe una cierta cantidad de dinero y debe proponer cómo dividir esa cantidad entre él mismo y el respondedor. El otro es el respondedor; y puede aceptar o rechazar la propuesta. Si la acepta, el dinero se divide según la propuesta del proponente. Si la rechaza, ninguno de los jugadores recibe nada.
Por su parte, el juego del dictador, similar al del ultimátum, es otro experimento económico utilizado para estudiar el comportamiento altruista y la disposición de los jugadores a compartir recursos sin la posibilidad de interacción o negociación. En él, un jugador, conocido como el dictador, recibe una cierta cantidad de dinero o recursos.
Un mejor sueldo para gente hermosa
El dictador decide cómo dividir esa cantidad entre él mismo y un segundo jugador, llamado el receptor. A diferencia del juego del ultimátum, en este el receptor no tiene la opción de aceptar o rechazar la oferta. El dictador posee total control sobre la distribución y el receptor simplemente recibe lo que el dictador ha decidido.
En economía, se afirma que las personas atractivas reciben una prima de belleza, lo que significa que ganan salarios más altos simplemente porque su físico despierta interés y agrado en los demás.
Por ejemplo, Sara J. Solnick, de la Universidad de Miami, y Maurice E. Schweitzer, de la Universidad de Pensilvania, confirmaron ya en 2002 en el juego del ultimátum que los participantes eran más generosos con las parejas atractivas, que recibían entre un 8 % y un 12 % más de ganancias anticipadas en comparación con las que tenían caras repulsivas.
Cuando un guapo te toma el pelo
En 2012, Margery Lucas y Elissa Koff, psicólogos del Wellesley College, señalaron que las mujeres proporcionaban más dinero a los hombres atractivos, tanto en el juego del ultimátum como en el del dictador, independientemente de su estado de fertilidad.
Del mismo modo, Yu Pan y sus colegas de la Shanghai International Studies University, en China, descubrieron hace dos años que la probabilidad de aceptar ofertas injustas de proponentes atractivos era mayor que la de los no atractivos en el juego del ultimátum.
Estos y otros estudios demostraron que el atractivo facial puede influir en la toma de decisiones económicas y las preferencias sociales de las personas.
También hay un proverbio que dice que «el sonido puede resonar con el alma». Algunas investigaciones han demostrado que varias características vocales de hombres y mujeres están correlacionadas con el atractivo. Esto es especialmente patente en las características acústicas vocales; por ejemplo, la intensidad de las voces se asocia positivamente con el atractivo vocal.
Señales de apareamiento
En efecto, las voces que resuenan en nuestros tímpanos no nos dejan indiferentes. Sin ir más lejos, un reciente estudio llevado a cabo por el psicólogo Phil McAleer y sus colegas de la Universidad de Glasgow, en el Reino Unido, advierte de que solo necesitamos 390 milisegundos de conversación para hacernos una idea de la personalidad de un interlocutor. Un tiempo fugaz pero suficiente para que nos sintamos o no atraídos por quien nos habla.
Y como no hay dos sin tres, las señales que expresan distintos niveles de interés social podrían afectar a la percepción del atractivo facial y vocal. «El interés social se refiere a las señales transmitidas a los demás que indican interés o desinterés. En términos de psicología evolutiva, el interés social se considera un tipo de señales perceptivas, que indican cualidades de apareamiento y posibilidades de retorno a los esfuerzos individuales por aparearse», dicen los autores del trabajo en Scientific Report.
Inmersos en sociedades machistas, los sesgos de género también abundan en las investigaciones científicas. En este caso, los estudios se decantan en cómo afecta la belleza femenina a las conductas y decisiones masculinas.
Es por ello por lo que a Shang y Zhang les picaba la curiosidad por saber cómo afectaban la belleza en general y el interés social a las decisiones de las mujeres que juegan contra hombres en un entorno económico.
Los tres factores detonantes de la prima de belleza
Estos investigadores plantearon la hipótesis de inicio de que las voces y caras atractivas de ellos activarían la prima de belleza en ella, lo que se traduciría en que las jugadoras les dieran más dinero a sus contrincantes masculinos. Esperaban que se produjera el mismo efecto si el hombre mostraba interés social por la contrincante.
Shang y Zhang reclutaron a setenta mujeres estudiantes de la Universidad del Sureste, con una edad media de veintiún años, sin problemas de visión ni acústicos, y que no estaban familiarizadas con la psicología y la economía.
Para asegurarse de que las participantes respondían a estímulos realistas, los investigadores seleccionaron cuidadosamente 32 rostros masculinos atractivos y 32 no atractivos de una base de datos más amplia. Ninguna de las caras era de actores, músicos u otras celebridades.
Recurrieron a otro grupo de estudiantes calificadores, que no participaron en el experimento principal, para evaluar y clasificar el atractivo de estas caras.
32 voces agradables y 32 voces feas
Por otro lado, se grabó a sesenta hablantes nativos masculinos de chino mandarín leyendo dos frases: «Me gustas» y «No me gustas». A partir de estas grabaciones, los investigadores seleccionaron 107 voces masculinas y pidieron a otro grupo de evaluadores que valoraran su atractivo y fiabilidad. De este modo, seleccionaron 32 voces atractivas y 32 poco atractivas.
En el experimento principal, las participantes femeninas jugaron al ultimátum y al dictador como proponentes, esto es, eran ellas las que decidían cómo repartir el dinero. Tenían que repartir 10 yuanes, el equivalente a 1,27 euros, entre ellas y un hombre. Este estaba representado por una combinación de la foto de un rostro y una voz masculinas.
La cara y la voz se mostraban durante dos segundos, tras los cuales la jugadora decidía cuánto dinero asignar al hombre. Cada participante jugó un total de 192 tandas, con una secuencia aleatoria de combinaciones de cara y voz masculinas.
Dime que te gusto y te daré más dinero
En el juego del dictador, los resultados del experimento confirmaron la hipótesis de los investigadores. Las mujeres fueron más generosas con los hombres con caras y voces atractivas y con los que expresaron que les gustaban.
Por término medio, dieron 3,35 yuanes a los varones con caras atractivas, frente a 2,68 yuanes que soltaron a los feos. Dicho de otro modo: dieron un 25 % más de dinero a los hombres guapos. Un resultado similar se obtuvo con los hombres de bonita voz: 3,10 yuanes frente a 2,93 yuanes.
Curiosamente, la mayor diferencia se produjo cuando los hombres manifestaron que les gustaba la jugadora: el halago les produjo casi un 50 % más de beneficios.
El papel del interés social en el juego del ultimátum
¿Y qué pasó en el juego del ultimátum? Pues que los resultados se repitieron casi como en un calco. Los rostros y las voces masculinas más atractivas se llevaron más yuanes que los rostros y voces menos agraciadas.
Y una vez más, el interés social desempeñó un papel importante, ya que las participantes ofrecieron 4,68 yuanes a los jugadores masculinos que les caían bien, frente a 3,76 yuanes a los que no. Incluso entre los hombres que manifestaron que les gustaban las participantes, los que tenían voces atractivas recibieron algo más de parné: 4,80 frente a 4,57.
Cuando se invirtieron los papeles en el juego del ultimátum, y las participantes femeninas se situaron en la posición de receptoras, el interés social fue el único factor que influyó en sus expectativas. Preveían recibir ofertas más altas de los hombres que expresaban que les gustaban, independientemente del atractivo facial o vocal de los hombres.
Costes y beneficios
«La presente investigación confirmó la prima de belleza al demostrar que los efectos de atractivo de los canales audiovisuales están asociados a los resultados de las decisiones. Las mujeres proponentes ofrecieron más dinero a los hombres con cara atractiva que a los hombres sin cara atractiva», expresan Shang y Zhang en las conclusiones de su artículo.
En palabras de estos investigadores, «las proponentes también asignaron más dinero a los hombres que expresaban un interés social positivo que a los que manifestaban un interés social negativo, mientras que las receptoras esperaban que los hombres que expresaban un interés social positivo les ofrecieran más dinero que los hombres que declaraban un interés social negativo».
Y concluyen: «Bajo la condición de interés social positivo, las mujeres proponentes asignaron más dinero a los hombres con voz atractiva que a los hombres con voz poco atractiva, mientras que este efecto no se produjo bajo la condición de interés social negativo».
A la vista de los resultados, quizá no andaba muy desencaminado cuando el escritor suizo Henry F. Amiel (1821-1881) aconsejó lo siguiente. «Mira dos veces para ver lo justo. No mires más que una vez para ver lo bello».