Si te paras a pensar unos segundos de qué te sirve pensar tanto… ¿Cuál es la respuesta? ¿Acaso resuelve eso tus problemas?
Tengo que acabar este informe, debería comer más sano, no sé por qué actué así, no tengo claro si lo conseguiré, es obligado sacar tiempo para mi familia… ¡Para! Deja de sobrepensar porque, si quieres un consejo, solo va a servir para que entres en bucle. La mente del hombre en la sociedad actual se encuentra constantemente inundada de tareas, obligaciones, estímulos y metas, y en una sociedad en la que el ritmo es frenético, desactivar el botón de pensar y mantenerlo en off es muy complicado. Pero, entonces ¿por qué pienso tanto las cosas?
Causas del overthinking
Búsqueda de la perfección
El desafío de llegar a todo y conseguirlo de manera perfecta puede convertirse en una preocupación constante, incluso, por detalles insignificantes. Las personas que son perfeccionistas analizan sus actos una y otra vez buscando errores o mejoras que les llevan a un círculo vicioso que nunca acaba.
Sobreinformación
En esta época que nos ha tocado vivir, la conectividad y las redes sociales nos obligan a estar expuestos continuamente a todo tipo de contenido y a unos datos que, en realidad, no sabemos gestionar de manera adecuada. ¿Necesitas toda esta información? Tal vez, lo único que consigas es saturar tu cerebro por la sobreinformación…. think about it!
Autoevaluación constante
Somos inconformistas por naturaleza y nuestro instinto nos lleva a querer dar lo mejor de nosotros en todos los casos. Este momento en el que ponemos en duda nuestras capacidades estamos dando valor a cómo nos perciben los demás y a las consecuencias que tienen nuestras acciones, entrando en un bucle de autoevaluación a veces paralizante.
Experiencias traumáticas
En ocasiones puntuales, momentos del pasado con gran peso emocional pueden dejar secuelas en nuestra mente de forma que los revivamos repetitivamente. De esta manera, sobrepensamos en situaciones similares, tendemos a imaginar que se repiten, las analizamos, y buscamos cómo evitarlas. El temor, anticipación y evaluación constante de adversidades se apodera de nuestro pensamiento.
¿Qué consecuencias tiene sobrepensar las cosas?
Estrés
Por supuesto, uno de los efectos más notables de pensar demasiado es un aumento de estrés y ansiedad en nosotros mismos. Lo sentirás incluso a través de síntomas físicos como problemas digestivos, dolor de cabeza o bruxismo ya que la ansiedad se apodera de tu cuerpo si está atrapado en pensamientos intrusivos liberando hormonas como el cortisol.
Bloqueo
Por si ya nos costaba tomar algunas decisiones, una persona que sobrepiensa demasiado puede vivir situaciones paralizantes por un análisis excesivo de todas las posibilidades y opciones. Y además, en este caso, es frecuente que no se de solo a nivel personal, sino que tenga su efecto en el ámbito laboral, produciendo una falta de crecimiento y frustración.
Impacto en las relaciones
El pensar demasiado en las cosas también influye en las relaciones que establecemos con los demás. La interpretación por encima de lo necesario de las acciones o comentarios de los demás puede provocar puntos de conflicto innecesarios.
Reducción del bienestar
En general, si eres una persona que se come mucho la cabeza, la falta de capacidad para disfrutar plenamente de cada momento sin remordimientos, causará estragos en tu cabeza y en tu calidad de vida. ¿Por qué? Porque te hará sentir desconectado del presente y te costará encontrar tu lugar.
¿Cómo puedo evitar sobrepensar?
Si ya tengo identificado por qué pienso tanto las cosas, sería estupendo encontrar también el antídoto perfecto con el que superarlo. Hay algunas pautas que puedes seguir para que tu mente descanse más de lo que lo ha hecho hasta ahora.
Practica mindfulness
Practicar la conciencia plena es una técnica efectiva a la que puedes acudir para ser consciente del momento presente y aceptar tus pensamientos y emociones sin que te lleven a su análisis desmesurado. La meditación o respiración profunda evitará los momentos de estrés y te dará el enfoque en lo verdaderamente importante para que tus pensamientos intrusivos pierdan frecuencia.
Establece una rutina
¿Por qué no te propones dedicar unos minutos del día a eso que te preocupa tanto? Por ejemplo, estar 15 minutos reflexionando sobre ese problema que ocupa tu subconsciente durante todo el día . Así lograrás verlo como una tarea más de tu día sin que invada tu pensamiento durante el resto del día y durante otras actividades que te exigen concentración. Practicar deporte, dedicar algo de tiempo a socializar con tu círculo o unos minutos de distracción para tu cabeza te harán reducir el estrés en tu rutina y despejarte de las energías abrumadoras que te persiguen durante el día.
Libera tus preocupaciones
Hablar con gente que te rodea en la que tienes confianza hará que entiendas por qué pienso tanto las cosas con respecto a otros y puede que te sirva para enriquecerte gracias a nuevos puntos de vista que incorporar para aliviar las preocupaciones que se suceden por tu cabeza. Rompe el ciclo y confiésale a un amigo lo que te pasa. Puedes acudir a un experto para conseguir el apoyo que necesitas.
Establece objetivos medibles
Ser realista en este caso es la clave para enfocar tus esfuerzos en un propósito concreto. Si acotas tus objetivos será mucho más fácil proponerte alcanzarlos dejando de lado el resto de preocupaciones mundanas. Enfocarte en algo que de verdad ves factible te motivará a continuar sin distracciones que cobrarán menor importancia.
Trabaja en tu capacidad resolutiva
Es importante que fortalezcas tus facultades para resolver problemas de manera que los desafíos ya no te afecten de forma tan exagerada. Identifica el problema, considera distintas soluciones, analízalas y en base a ellas toma decisiones. El control sobre el tiempo que desperdicias sobrepensando sin necesidad se verá considerablemente favorecido. ¡Compruébalo!
En la actualidad, evitar las preocupaciones es como intentar seguir una dieta trabajando en un restaurante: siempre vamos a tener pensamientos que avasallan nuestra mente y nuestra rutina porque tenemos obligaciones imposibles de obviar. Sin embargo, la clave para que no afecten de manera excesiva a nuestro bienestar es poder entenderlos y gestionarlos y dándoles la importancia que merecen. No más. Así que, si ya sabes “por qué piensas tanto las cosas” solo te queda ponerte manos a la obra.