Una serie de tres estudios ha revelado que las personas que se perciben como físicamente atractivas también tienden a sobreestimar su estatus social. Estos curiosos hallazgos han sido publicados en la revista Current Research in Ecological and Social Psychology.
Las personas que por su físico despiertan interés y agrado en las demás piensan que ocupan posiciones más altas en las jerarquías sociales que el resto de los mortales? En la sociedad moderna, ser físicamente atractivo puede ofrecer multitud de ventajas, tanto en el ámbito social como en el profesional.
De acuerdo con la literatura científica publicada hasta hoy, la gente guapa, en comparación con la que no lo es, disfruta de numerosas ventajas en la vida. Por ejemplo, no son pocos los estudios que demuestran que las personas físicamente atractivas son preferidas como líderes, reciben ofertas más generosas en juegos económicos cuando se emparejan con extraños (en ensayos de investigación), tienen niveles de ingresos más altos y tienden a ser juzgados por los demás como de mayor estatus social. Diferentes ensayos psicológicos constatan además que la mayor parte de los mortales, inmersos en una jerarquía social basada en el honor o el prestigio, se inclina a asociar la belleza física con cualidades positivas, como la inteligencia, la amabilidad, la fiabilidad, la honorabilidad y la competencia.
Las mujeres más atractivas físicamente tienden a tener maridos más inteligentes
Estos y otros atributos pueden beneficiar a las personas atractivas en entrevistas de trabajo, en el desarrollo profesional y en la búsqueda de pareja. Sin ir más lejos, un estudio publicado en la revista Evolutionary Behavioral Sciences sugiere que las mujeres más atractivas físicamente tienden a tener maridos más inteligentes. Incluso el binomio funciona para la selección de líderes: los rostros físicamente atractivos se han relacionado con una cosecha mayor de votos, debido tal vez a que la belleza exterior de un político o un ejecutivo es una señal de buena salud a los ojos de quienes los observan, como constató Andrew Edward White, de la Universidad Estatal de Arizona, en un estudio publicado en la revista Psychological Science.
Por otro lado, resulta más probable que las personas se comporten de forma altruista en el juego del dictador y en los juegos de ultimátum con participantes aleatorios cuando se les facilitan fotos de personas físicamente atractivas (frente a las que no lo son). Estos sencillos juegos de economía experimental constatan la influencia positiva que ejercen las personas hermosas en los entornos sociales.
La gente guapa recibe condenas penales más indulgentes
Y esta regla no escrita se cumple incluso para los criminales. En efecto, los delincuentes con una apariencia más simpática y cautivadora reciben condenas penales más indulgentes, como demostró la psicóloga Angela S. Ahola, de la Universidad de Estocolmo (Suecia), en un estudio publicado en 2009 en la revista Psychiatry, Psychology and Law.
Esta positividad generalizada que experimentan las personas físicamente atractivas se denomina beautismo, un término relativamente reciente que se refiere a una forma de discriminación o sesgo basado en la apariencia física de una persona, especialmente en lo que respecta a su atractivo. En este sentido, hasta ahora la mayor parte de las investigaciones se habían centrado en las percepciones de terceros sobre el impacto del atractivo físico en la felicidad o el éxito a largo plazo.
¿La gente atractiva realmente se cree más interesante?
Pero los psicólogos desconocen en gran medida si las personas atractivas creen de verdad que su posición en las jerarquías sociales es más alta simplemente por su cara bonita. ¿La gente atractiva realmente se cree más importante, valiosa o influyente?
La autora del estudio, Lynn K. L. Tan, del Global Asia Institute, en la Universidad Nacional de Singapur, y sus colaboradores se hicieron esta pregunta y decidieron ahondar en ella. Como aperitivo, se plantearon la hipótesis de que los individuos que se perciben a sí mismos como más atractivos físicamente también se consideran a sí mismos como pertenecientes a una posición social más alta de la que realmente ocupan en el mundo donde se desenvuelven. «Esta investigación examina si las calificaciones en primera persona del atractivo físico se asocian con otras autopercepciones, específicamente en el dominio del estatus social», dice Tan. Para probarlo, ella y su equipo llevaron a cabo una serie de tres estudios.
Atractivo físico, empleo, riqueza y prestigio
El objetivo del primer estudio, el test piloto, fue examinar si el atractivo físico autopercibido se correlaciona realmente con el estatus social autoinferido. Para ello, contaron con la participación online de 303 trabajadores estadounidenses de la plataforma Amazon Mechanical Turk (MTurk). Los voluntarios, hombres y mujeres, valoraron su propio atractivo físico y su posición dentro de la comunidad en comparación con los demás compañeros en términos de empleo, riqueza y prestigio.
Los participantes en el segundo estudio, enfocado en explorar la asociación positiva entre el atractivo físico autopercibido y un mayor estatus autoinferido, fueron 349 adultos de MTurk reclutados a través de Prolific. También valoraron su propia belleza exterior, su estatus social y su simpatía social en una serie de evaluaciones breves. El tercer y último estudio fue un experimento algo más elaborado en el que los investigadores manipularon las percepciones de los participantes sobre su propio atractivo físico y examinaron si esto influía en el estatus social autopercibido. El experimento se realizó online con 441 trabajadores estadounidenses también de MTurk.
Redacciones sobre la experiencia de sentirse guapo
Los participantes en este último experimento fueron divididos en tres equipos. A los miembros del primer grupo se los invitó a que escribieran una breve redacción, de más de doscientos caracteres, en la que recordaran una situación en la que se sintieron físicamente más atractivos que los demás: cómo sucedió, de qué modo la vivieron, qué sintieron, etc.
El segundo equipo tuvo que componer una redacción acerca de un momento en el que se sintieron menos atractivos físicamente que los demás, mientras que al tercer grupo de participantes, que sirvió de control de los otros dos, se les indicó que escribieran una redacción de un incidente concreto que recordasen del día anterior al test. Podían centrarse en la descripción del suceso o incluir detalles sobre las causas y consecuencias del mismo. Tras poner punto final a las redacciones, los participantes valoraron su propio atractivo físico y su estatus socioeconómico.
Muy queridos por su belleza exterior
Los resultados de las encuestas fueron muy reveladores. Tal y como esperaban Tan y sus colegas, en el estudio primero hubo una correlación positiva bastante significativa entre el atractivo físico autopercibido y el estatus social autoinferido de los participantes. Los frutos del primer estudio mostraron que los individuos que se veían a sí mismos como más atractivos físicamente también tendían a considerar que su estatus social era más elevado que el de otras personas de su misma edad y sexo. El segundo estudio confirmó este hallazgo, y sugirió además que esta actitud optimista guarda en parte relación con la llamada simpatía social autopercibida, esto es, con la percepción de sentirse queridos en su entorno social a causa de su hipotético atractivo físico, según Tan.
Un hipotético elevado estatus socioeconómico
Los resultados del tercer estudio ponen en evidencia que «la manipulación del atractivo físico influye en el estatus social que los individuos se atribuyen a sí mismos, de modo que las personas a las que se induce a pensar que son más bellas físicamente que los demás infieren que tienen un estatus social más alto», podemos leer en el estudio. Es más, las personas que se creen más guapas tienden a calificar su estatus socioeconómico como más elevado que el de la gente que consideran menos agraciadas.
«Nuestros hallazgos se alinean con la evidencia anterior de que tener un mayor atractivo autopercibido promueve un sentido de privilegio o merecimiento sobre los demás —explica Tan. Y añade—: Para ambos sexos, el atractivo físico autopercibido predice significativamente un mayor respaldo al uso de la agresión personal y política, así como el derecho y el éxito en la victoria del conflicto».
La nueva investigación «aporta pruebas complementarias a nuestra hipótesis principal de que el atractivo físico autovalorado aumenta causalmente las percepciones en primera persona de las deducciones de estatus. Este hallazgo tiene importantes implicaciones para los comportamientos de navegación de estatus debido a la labilidad del atractivo físico autocalificado en el mundo moderno», concluyen los autores del estudio.
La autenticidad y el desarrollo personal son más importantes a largo plazo
Las normas de atractivo físico varían considerablemente entre culturas y épocas. Lo que se considera atractivo en un contexto puede no serlo en otro. Además, las nociones sobre el éxito están cambiando, y cada vez más se valora la autenticidad, la creatividad y la diversidad en lugar de los estándares tradicionales de belleza. La inteligencia emocional, la resiliencia, la empatía y otras cualidades internas juegan un papel crucial en el éxito en todos los planos de la vida, afirman los sociólogos. La capacidad de relacionarse efectivamente con los demás, manejar el estrés y adaptarse a las circunstancias son factores que a menudo pesan más que el atractivo físico en la búsqueda de una vida plena y exitosa.
Aunque, sin duda alguna, el atractivo físico puede influir en ciertas áreas de la vida y proporcionar ventajas iniciales, el éxito real y duradero generalmente se basa en una combinación de habilidades, esfuerzo y características personales más allá de la apariencia. La autenticidad y el desarrollo personal tienden a ser más importantes a largo plazo.