Te parece estar viviendo el día de la marmota? ¿Se acabó la pasión en tu relación? ¿Las relaciones sexuales entre tú y tu pareja son cada vez menos o inexistentes? Si tenéis estos problemas, probablemente estéis sufriendo el síndrome del compañero de piso, es decir, que tu pareja y tú ya no tenéis ni relaciones sexuales ni intimidad sexoafectiva, por lo que parecéis más compañeros de piso que una pareja sana y estable.
¿Qué es el síndrome del compañero de piso?
Cuando las parejas que viven juntas no tienen intimidad sexoafectiva se dice que padecen el síndrome del compañero de piso. Suelen tener en común los gastos de la casa, la hipoteca, las labores del hogar, la crianza de los niños, etc… pero desapareció hace tiempo la pasión y los encuentros sexuales entre ambos, siendo muy ocasionales en el caso de que se den.
La falta de relaciones sexuales en la pareja es un claro indicativo de falta de conexión y de intimidad, lo que nos lleva a una relación vacía a nivel socioafectivo. Esto genera una sensación de desconexión, soledad, falta de confianza, sensación de vacío, tristeza y apatía, entre otros síntomas.
¿Cuáles son las características principales del síndrome del compañero de piso?
La psicóloga Silvia Alonso del Gabinete de Psicología con Alma explica cuáles son las características más comunes de estas personas:
- Tienen una buena relación: se da una buena convivencia entre ambos
- Son los proyectos en común los que unen la relación: los gastos de la casa, la hipoteca, la crianza de los niños… son la bisagra que une la relación
- Falta de entusiasmo: se ven inmersos en una monotonía continua sin tener alicientes que los motiven
- Se vuelcan en la crianza de sus hijos: durante los primeros años los niños absorben todo el tiempo y es importante priorizarlos, pero esto no puede llevarnos a descuidarnos, ni descuidar la pareja
- Falta de intimidad: esta suele ser la principal característica. Se da una falta de intimidad emocional y física, ausencia de relaciones sexuales.
Factores que contribuyen al desarrollo del síndrome del compañero de piso
Tal y cómo explican los expertos en el tema, algunas de las causas que pueden precipitar que nuestra relación pierda la magia son:
- No compartir tiempo en común: es importante dedicar tiempo a la pareja, para reforzar el vínculo y con ello una mayor intimidad.
- Cuidado de la otra persona: la mirada hacia las necesidades de la otra persona ha desaparecido, generalmente porque han llegado otras necesidades que la han desbancado, como los hijos, el trabajo, los familiares, etc.
- Falta de comunicación: la vorágine del día a día o los pequeños conflictos hacen que cada vez dediquemos menos tiempo a compartir con nuestra pareja y contar como nos ha ido el día.
- Conflictos sin resolver entre ambos
- Primeros años de la crianza: volcarnos de manera excesiva en los hijos hace que descuidemos a la pareja.
- Priorizar el trabajo: en momentos delicados a nivel laboral puede que nos obsesionemos y descuidemos nuestra relación.
Los expertos aconsejan dedicar tiempo a ver qué es lo que nos ha llevado hasta este punto, ver qué es lo que nos está distanciando; pasar tiempo juntos y a solas; una mayor comunicación y compartir con la otra persona nuestras inquietudes, miedos e ilusiones. La autorrevelación genera una mayor conexión e intimidad.
Por otra parte, también hay que ser honestos con nosotros mismos y con la otra persona y ver en donde se encuentra la relación en nuestra escala de prioridades.
Por último, pedir la ayuda de un profesional y hacer terapia de pareja si lo viéramos necesario también puede ser un apoyo fundamental para salvar la pareja.
Cómo evitar el síndrome del compañero de piso
Para prevenir esta situación es importante dedicar tiempo a nuestra relación, en el que poder generar una mayor conexión e intimidad. El ingrediente principal de una relación es la intimidad y necesita tiempo y dedicación para que se pueda dar.
Volver la mirada hacia la otra persona, dar importancia a sus necesidades y mostrarla que nos importa. Buscar intereses en común que nos puedan unir y en los que podamos pasar tiempo juntos de disfrute.
“Cuidar nuestra imagen, no se trata de volcarnos en el físico, pero sí cuidar nuestro aspecto. Una vez que la relación se ha consolidado nos relajamos y en muchas ocasiones nos descuidamos”, explica la psicóloga Silvia Alonso.
Cómo tratar el síndrome del compañero
En primer lugar, hay que ver cuál es el principal motivo que ha llevado a la relación a esa falta de conexión e intimidad. No es lo mismo que sea por la crianza, que por el trabajo o por la falta de tiempo entre ambos.
¿Es algo puntual o estacional?
Es importante poner las cartas sobre la mesa y ver qué es lo que nos está distanciando. “Poder valorarlo y ver si ambos están dispuestos a cambiar su escala de prioridades dando más importancia a la relación entre ambos. Después ya es cuestión de dedicar más tiempo a la relación, pasar más tiempo justos, mayor comunicación, etc”, asegura la psicóloga Silvia Alonso.
Provoca situaciones de encuentro
En algunos casos será viable reconducirlo y volver a conectar, es decir, reencontrarse. En otras ocasiones la relación se ha distanciado tanto que ya no será posible.
Se pueden dar diferencias según la edad ya que esto va a marcar diferentes momentos vitales como, por ejemplo, la proyección laboral, la maternidad o la paternidad, el envejecimiento, el cuidado de los padres, etc.
Cuidado con los roles
Según explica la psicóloga Alonso, a nivel de género, “he de destacar el papel de cuidadora de la mujer que en muchos casos hace que se descuide ella misma y en ocasiones a la pareja. En el caso del hombre, socialmente se le pide en mayor medida que tenga éxito a nivel laboral, que promocione, haciendo que vuelque sus energías en lograr metas laborales.”, asegura la psicóloga Silvia Alonso.
Hablarlo, siempre ayuda
La comunicación efectiva juega un papel fundamental en la resolución de conflictos asociados al síndrome del compañero de piso, puesto que una buena comunicación nos facilita la transmisión de nuestras necesidades, aquello que nos inquieta o nos preocupa. Esto permite una mejor resolución de conflictos, así como una mayor comprensión por la otra parte.
La psicóloga Alonso explica que “cuando comunicamos es importante hablar en primera persona para que nuestra pareja no se sienta atacada y facilite una mayor apertura por parte de la otra persona”.
Artículo escrito por Nuria Santos
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