¿El arma definitiva contra el cáncer se encuentra en tu cocina? La dieta cetogénica podría ser la clave

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La alimentación cetogénica o keto es capaz de retrasar el crecimiento de los tumores, pero puede acarrear efectos secundarios indeseables que, según propone una nueva investigación, podrían solventarse a nivel clínico.

Los dietistas afirman que seguir una dieta cetogénica puede ayudarnos a perder hasta el 10 % del peso corporal al menos durante los seis primeros meses, ya que es un tipo de alimentación difícil de mantener en el tiempo, sobre todo porque obliga a reducir la ingesta de uno de los nutrientes presentes en nuestra vida cotidiana, los hidratos de carbono. De ahí que mucha gente lo acabe abandonando. La dieta keto también se ha asociado a otros beneficios, como la mejora de la diabetes de tipo 2 y el síndrome metabólico o de resistencia a la insulina, y un cierto efecto anticancerígeno que, no obstante, no está libre de riesgos para la salud.

Una dieta keto es básicamente un plan de alimentación rico en grasas y bajo en carbohidratos cuyo objetivo no es otro que engañar al cuerpo para que queme su propia grasa. Al limitar la ingesta de carbohidratos, que aportan la energía más fácil de utilización, esto es, la glucosa, el organismo se ve obligado a obtener sus recursos energéticos, en primera instancia, del glucógeno que guarda en el hígado. Cuando se consume este polisacárido —y no hay glucosa disponible en el torrente sanguíneo—, tira de los ácidos grasos, y en este proceso surgen los denominados cuerpo cetónicos o cetonas, que dan nombre a esta dieta.

Sin glucosa, los tumores mueren de inanición

Una vez que el nivel de cetonas en sangre llega a un determinado umbral, el cuerpo entra en un estado de cetosis nutricional donde las cetonas sustituyen a la glucosa como fuente de energía. Y sin glucosa, una gran variedad de tumores entra en un auténtico estado anímico que puede conducirlos hasta la muerte.

De hecho, en la actualidad algunos científicos trabajan en tratamientos para destruir las células cancerosas al privarlas de este azúcar; quizá llegado a este punto te preguntes si el azúcar en los alimentos que comes puede hacer que las células cancerosas se desarrollen. La respuesta es no, ningún estudio realizado en seres humanos ha demostrado que reducir la ingesta de azúcar previene o trata el cáncer o que comer demasiado azúcar cause cáncer.

La dieta keto tiene un efecto letal para los pacientes con cáncer

Dicho esto, el hecho de privar de combustible a las células cancerosas, que devoran la glucosa con mayor avidez que las sanas, podría ayudar a combatir ciertos tumores malignos. A priori, esto parece ideal. Pero no es oro todo lo que reluce: las dietas keto pueden tener un efecto secundario no deseado y mortal para los pacientes con cáncer.

En investigaciones recientes se ha demostrado que en ratones con cáncer de páncreas y colorrectal, la cetosis nutricional acelera la aparición de un síndrome letal llamado caquexia. Los roedores y los humanos con caquexia experimentan una alarmante pérdida de apetito, de peso y de masa muscular esquelética, además de fatiga e inmunosupresión. La enfermedad no tiene tratamiento efectivo y los pacientes afectados por esta rebelión metabólica, que literalmente devora los músculos esqueléticos y el tejido adiposo, a menudo son tan frágiles y se sienten tan débiles que caminar puede convertirse en una tarea hercúlea. Aproximadamente la mitad de todos los pacientes con cáncer experimentan caquexia y afecta al 80 % de los enfermos oncológicos terminales.

La esperanza de combinar las dietas keto con corticosteroides

«La caquexia es el resultado de una herida que no cicatriza», dice Tobias Janowitz, profesor del Laboratorio Cold Spring Harbor (CSHL), en Nueva York. Janowitz y su colega Miriam Ferrer están trabajando para separar los beneficios de la dieta cetogénica en el cáncer de su lado oscuro e indeseable. Han descubierto que si se combina este régimen con un tratamiento farmacológico a base de unos medicamentos comunes llamados corticosteroides se puede prevenir la caquexia en ratones con cáncer. Sus tumores se redujeron y los roedores vivieron durante más tiempo.

«Los ratones sanos sometidos a una dieta keto también pierden peso, pero su metabolismo se adapta y se estabiliza. En cambio, los ratones con cáncer son incapaces de adaptar su metabolismo, porque su organismo no produce la suficiente cantidad de corticosterona. Esta hormona —liberada en las glándulas suprarrenales— ayuda a regular los efectos de la dieta keto. Estos ratones no dejan de perder peso».

Como detallan Janowitz y Ferrer en la revista Cell Metabolism, el mecanismo biológico que explica el proceso comienza en los subproductos lipídicos tóxicos que aparecen con la dieta keto y que se acumulan en las células tumorales para destruirlas, mediante un proceso denominado ferroptosis. De esta manera, se ralentiza el crecimiento del tumor, pero también provoca una caquexia de aparición precoz. Cuando Janowitz y Ferrer compensaron la corticosterona agotada con un corticosteroide, la cetosis nutricional redujo el tamaño de los tumores sin desatar una caquexia.

El cáncer reprograma el organismo para que trabaje para él

«El cáncer es una enfermedad que afecta a todo el cuerpo. Reprograma los procesos biológicos normales para que lo ayude a crecer. Debido a esta reprogramación, los ratones no pueden usar los nutrientes de la dieta cetogénica y se consumen. Pero con el aporte del corticoesteroide, les fue mucho mejor. Vivieron más que con cualquier otro tratamiento que probamos». Ferrer y sus colegas del Laboratorio Cold Spring Harbor ahora están trabajando en ajustar el tiempo y la dosis de corticosteroides para ampliar la ventana de terapias efectivas contra el cáncer en combinación con una dieta keto.

Artículo publicado por Enrique Coperías

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