Personas pegajosas: cómo identificarlas y lidiar con ellas sin herir sus sentimientos

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Cómo identificar a las personas pegajosas y lidiar con sus comportamientos invasivos: claves para interactuar con respeto y delicadeza sin dañar sus emociones

Las relaciones interpersonales pueden variar enormemente, desde las que se desarrollan con una fluidez natural hasta las que resultan un tanto complicadas y requieren una gestión más metódica. Dentro de estas últimas, las personas que pueden considerarse «pegajosas» o excesivamente apegadas a menudo suponen un desafío. Entender el comportamiento de las personas pegajosas puede facilitarnos las herramientas para manejarlo con respeto y cuidado para no herir sus sentimientos.

¿Quiénes son las personas pegajosas?

El término «persona pegajosa» hace referencia a aquellos individuos que buscan la compañía constante de los demás y que suelen mostrar muestras de afecto de manera desmedida y exagerada. Aunque esta característica puede parecer inofensiva o incluso graciosa en un primer momento, a largo plazo se convierte en una situación agotadora para quienes deben convivir con estas personas.

Las personas pegajosas se adhieren a los planes de los demás sin tener en cuenta si los otros están de acuerdo y solo buscan satisfacer sus propios deseos de compañía. Estas personas construyen de forma inconsciente vínculos de estrecha dependencia, estando continuamente “pegados”.

Esta forma de ser es más habitual en las relaciones de pareja, pero también ocurre en relaciones de amistad y familiares. Además, muchas de las personas pegajosas desarrollan FOMO, es decir, sienten miedo a no estar incluidos en los planes de los demás.

El origen de este comportamiento pegajoso está vinculado a una variedad de factores, aunque comúnmente está relacionado con la inseguridad y el miedo al rechazo o al abandono. Estos miedos pueden haber surgido de experiencias pasadas, como la pérdida de seres queridos, el divorcio de los padres, o relaciones amorosas fallidas. La persona pegajosa busca, consciente o inconscientemente, una garantía de que no será abandonada o rechazada, lo que la lleva a buscar constantemente la cercanía física y emocional de los demás.

Características de las personas pegajosas

La psicóloga Silvia Alonso, del Gabinete de Psicología con Alma, nos explica cuáles son las características más comunes de una persona que tiene un comportamiento pegajoso:

  • No son capaces de estar solos, buscan en todo momento estar con la persona a la que quieren adherirse
  • No dan espacio a la otra persona. No son capaces de ver y respetar las necesidades de espacio de la otra persona
  • Exageran las muestras de afecto en público
  • Esperan que la otra persona siempre esté disponible y localizable para ellos
  • No tienen planes solos
  • Se enfadan cuando la otra persona no cuenta con ellos
  • Se interesan por recoger la máxima información de la otra persona

¿Cómo detectar a una persona pegajosa?

La importancia de identificar a una persona pegajosa radica en el hecho de que este comportamiento, si no se gestiona de manera adecuada, puede convertirse en una fuente de tensión y estrés. Sin embargo, es crucial recordar que detrás de esta actitud, suele haber una necesidad emocional no satisfecha o un miedo subyacente que merece atención y comprensión.

La causa del origen de esta conducta es un apego ansioso que se ha forjado en la infancia. En estos casos, los niños perciben la conducta de sus cuidadores como impredecible y esto los lleva a buscar en mayor medida su aprobación y a temer que los abandonen. Esto hace que exploren su realidad de forma ansiosa, intentando tener siempre a sus figuras de apego.

El apego ansioso es un estilo de apego caracterizado por una necesidad constante de contacto y seguridad, lo que puede generar sentimientos de inseguridad cuando la relación se ve amenazada.

Según Silvia Alonso, algunas señales que revelan que tu relación de pareja se está volviendo dependiente y pegajosa son las siguientes:

Sientes que cada vez tienes que pasar más tiempo con la otra persona

Ya no haces planes por separado. En las relaciones interpersonales, especialmente en las de pareja, es normal desear compartir tiempo juntos. Sin embargo, cuando este aspecto empieza a dominar en exclusividad la agenda personal, podría indicar una falta de autonomía y de espacio propio. El crecimiento personal implica también cultivar nuestra individualidad y mantener actividades y relaciones más allá de la pareja.

Si intentas hacer algo tú solo, la otra persona no lo entiende y se enfada

El respeto y la comprensión son dos pilares fundamentales en cualquier relación. Si al intentar llevar a cabo actividades por separado se generan conflictos, puede ser un indicativo de dependencia emocional o incluso control por parte de la otra persona. Es esencial fomentar la comunicación y el entendimiento para que cada uno pueda disfrutar de su espacio y tiempo personal sin culpas ni reproches.

Si te llama y no puedes cogerlo, insiste una y otra vez

Este comportamiento puede reflejar una necesidad excesiva de atención o incluso ansiedad por parte de la otra persona. Es importante establecer límites y comunicar de manera abierta y honesta la necesidad de tener tiempo para uno mismo, sin tener que estar disponible las 24 horas del día.

Necesitas espacio

Este sentimiento es completamente normal y saludable. La necesidad de espacio y tiempo para uno mismo no solo es legítimo, sino que es crucial para el autoconocimiento, el crecimiento personal y el mantenimiento de relaciones sanas. Este espacio permite reflexionar, relajarse y cultivar los intereses individuales.

Continuamente habla de la relación, de vosotros, siendo un tema muy recurrente

Hablar de la relación y sus dinámicas es esencial para su buen funcionamiento. No obstante, si se convierte en el único tema de conversación, puede indicar un enfoque obsesivo que puede resultar agotador y limitante. Es necesario mantener un equilibrio, donde la pareja es una parte importante de la vida, pero no la única.

Tiene muestras de afecto que te abruman o incomodan

La demostración de afecto varía mucho entre personas. Lo que para uno puede ser reconfortante, para otro puede resultar sofocante. Si te sientes abrumado o incómodo, es vital expresarlo de manera honesta y asertiva. En una relación sana, ambas partes deben sentirse cómodas con el nivel y la forma de demostración de afecto.

Efectos psicológicos de la persona pegajosa en los que están a su alrededor

La persona que está teniendo el contacto pegajoso vive la relación desde la ansiedad y el miedo a ser abandonada. Necesita estar todo el tiempo con la otra persona para reducir la inseguridad. La otra persona vivirá la relación con falta de espacio, sensación de invasión y por lo tanto con ansiedad por no ser respetada. “Todos necesitamos nuestro tiempo y espacio, no se trata de un capricho, es una necesidad”, explica la psicóloga Silvia Alonso.

Según los expertos, no se encuentran diferencias reseñables ni por edad ni por género. No se trata de una conducta aislada. Por lo tanto, las diferencias van a venir dadas por las experiencias vividas en la infancia, teniendo todas en común el miedo a ser abandonados y la necesidad de estar en continuo contacto con la otra persona. A la hora de exteriorizar este comportamiento se pueden dar diferencias que estarán marcadas por el contexto social.

Consecuencias de mantener relaciones pegajosas y dependientes

La psicóloga Silvia Alonso, asegura que “una relación pegajosa y dependiente será una relación tóxica, ya que hay una necesidad de base”. Cuando en las relaciones hay necesidades en lugar de elecciones, no hay libertad y esto no puede ser una relación sana. Alonso continúa explicando que “es muy diferente que yo quiera pasar tiempo con mi pareja a que necesite estar con ella porque tengo miedo a que me deje”.

Ambas partes de la relación van a tener ansiedad, aunque por motivos distintos. La persona pegajosa lo vivirá desde la inseguridad y el miedo a ser abandonada y la otra parte dese la falta de espacio y sensación de invasión.

Es muy importante comprender que antes de cualquier otra persona estamos nosotros mismos y es vital cuidar nuestras necesidades. Si no estamos bien para nosotros mismos, no podemos estarlo para la otra persona. Tanto la necesidad de espacio como la de tiempo son fundamentales para la salud mental de las personas. Para poder poner límites primero tenemos que ser conscientes de cómo nos sentimos y de qué nos incomoda, por este motivo, será fundamental tomarnos tiempo para ver cómo nos sentimos.

Los límites son los cimientos de una relación sana. En el momento que una situación o comportamiento nos incomoda es importante hacérselo saber a nuestra pareja. Comprendiendo que no podemos esperar que la otra persona respete nuestros límites.

Si necesitamos espacio seremos nosotros mismos quienes nos lo proporcionemos y no esperaremos que la otra persona de un paso atrás. Si no lo entiende y no respeta nuestras necesidades tendremos que valorar si estamos dentro de una relación sana y qué rumbo queremos tomar.

Cómo lidiar con una persona pegajosa

Entonces, ¿cómo se debe lidiar con una persona pegajosa de manera que no se le haga daño? Aquí van algunos consejos:

Establecer límites claros

Es esencial comunicar de manera clara y respetuosa lo que estás dispuesto a aceptar en la relación y lo que no. Los límites saludables pueden proporcionar la estructura necesaria para que la relación prospere sin que se sienta agobiante.

Validar sus emociones

La validación emocional implica reconocer y aceptar los sentimientos de la otra persona. Este simple acto puede ayudar a la persona pegajosa a sentirse comprendida y menos ansiosa.

Fomentar su autonomía

En lugar de alimentar su dependencia, se debe incentivar a la persona pegajosa a desarrollar su autonomía y a valorar su propia compañía. Esto puede lograrse animándola a participar en actividades que le gusten y a pasar tiempo sola.

Buscar ayuda profesional si es necesario

Si el comportamiento pegajoso es excesivo y afecta la calidad de vida de la persona o de quienes la rodean, puede ser útil buscar la ayuda de un profesional de la salud mental.

Artículo publicado por Nuria Santos

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