En cualquier lugar del planeta, las mujeres viven más que los hombres. En 2023, la esperanza de vida media en el mundo fue de 70 años para los hombres y de 5 años más para las mujeres, esto es, 75 años.
Las esperanzas de vida más bajas se encontraron en África (65 años para ellas y 61 para ellos), mientras que Oceanía y Europa registraron las más altas (81 años en el caso de la mujer y 76 y 75 en el caso del hombre, respectivamente).
Pero ¿a qué se debe esta diferencia de casi un quinquenio entre ambos sexos? ¿Será debido a que las mujeres sobreviven a los hombres en edades avanzadas? ¿O se debe a que los hombres jóvenes tienen una mayor probabilidad de sufrir accidentes y muertes violentas? ¿Es cierto que las diferencias se están acortando?
En algunos países, como Rusia, Bielorrusia y Ucrania, las mujeres viven más de diez años que los hombres
Las mujeres viven más que los hombres en todo el mundo, afirman la genetista psiquiátrica Saloni Dattani y el ingeniero Lucas Rodés-Guirao en un artículo publicado en 2023 en la revista Our World in Data. En algunos países, como Rusia, Bielorrusia y Ucrania, la brecha es enorme: las mujeres viven más de diez años que los hombres, según datos de 2021. En otros, como Nigeria, la diferencia es menos de dos años.
Según un estudio liderado por investigadores de la Universidad de Alcalá de Henares, en Madrid, y que ha sido publicado recientemente en la revista PLOS ONE, podemos leer que los seres humanos vivimos más y que la brecha de longevidad entre hombres y mujeres se ha reducido de manera progresiva en las últimas décadas.
Al menos esto es lo que se desprende de un análisis exhaustivo de la longevidad y la mortalidad en 194 países diferentes entre 1990 y 2020. «Si bien los países difieren en sus trayectorias y niveles de mejora de la mortalidad, se han encontrado muchas similitudes, como el cambio de una alta mortalidad infantil a perfiles donde las edades más avanzadas son más importantes –explican los autores del trabajo en PLOS ONE. Y añaden–: Aunque realmente no podemos hablar de convergencia global, grupos de países han seguido procesos muy similares de cambio de mortalidad».
La brecha en la esperanza de vida entre sexos también se aprecia en otras criaturas del reino animal
Curiosamente, esta brecha en la esperanza de vida entre sexos no solo es aplicable en el ser humano, sino que también se aprecia en otras criaturas del reino animal. En un trabajo publicado en Biology Letters, Zoe A. Xirocostas, del Centro de Investigación sobre Evolución y Ecología de la Universidad de Nueva Gales del Sur (Australia), y Susan E. Everingham, del Jardín Botánico Australiano, muchos taxones –grupos de organismos emparentados– muestran diferencias sustanciales en la esperanza de vida entre los machos y las hembras.
Ahora bien, estas disparidades en la longevidad de los géneros no siempre van en la misma dirección. En los mamíferos, por ejemplo, las hembras tienden a vivir más que los machos (los ciervos ibéricos macho pueden vivir unos once o doce años como máximo, y las hembras alcanzan más de veinte), mientras que en las aves, los ejemplares macho tienden a vivir más que sus compañeras. En palabras de Xirocostas y Everingham, las brechas en la esperanza de vida entre ellos y ellas podrían deberse a la conjunción de diversos factores biológicos, que van desde la morfología de los cromosomas hasta la selección sexual y el entorno. Esto sería aplicable a nuestra especie.
Ellas comen mejor y van más al médico
La mayor esperanza de vida de las mujeres suele atribuirse al hecho de que, por lo general, comen más sano y prestan más atención a su salud. Asimimo, las mujeres visitan al médico antes y con más frecuencia que los hombres. Así lo pone de manifiesto la Encuesta europea de salud en España, donde puede leerse que los hombres visitan al médico de familia un 8 % menos que las mujeres en nuestro país.
Estudios internacionales ponen de relieve este patrón: los hombres, especialmente los de mediana edad, suelen ser menos proclives que las mujeres a buscar atención médica y seguir los consejos de los doctores. Esta actitud puede retrasar el diagnóstico y el tratamiento de enfermedades potencialmente mortales, advierten los expertos.
Por otro lado, el sexo femenino suele beber menos alcohol, consumir menos tabaco y prestar más atención a las dietas saludables. El alcoholismo podría explicar por qué, por ejemplo, las rusas viven casi una década más que los rusos. A nivel mundial, el consumo de bebidas alcohólicas está entre los diez factores de riesgo principales de muerte prematura.
Los hombres beben casi 20 litros de alcohol al año; ellas, 7
Según datos de la OMS, el porcentaje de defunciones atribuibles al consumo de alcohol entre los hombres asciende al 7,7 % de todas las defunciones, casi el triple que en caso de la mujer. Y un dato más a este respecto: En 2016, el consumo total de alcohol per cápita en todo el mundo fue, en promedio, de 19,4 litros de alcohol puro entre los hombres y de 7 litros entre las mujeres.
Las estadísticas de esperanza de vida masculina y femenina también incluyen el suicidio, que es significativamente más frecuente en hombres que en mujeres. En 2021, 4.003 personas murieron por suicidio en España: 2.982 hombres y 1.021 mujeres, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Aunque ellas registran más intentos de quitarse de en medio, como constatan diferentes estudios internacionales, ellos casi fallecen el triple por suicidio. Una explicación a estas desigualdades tiene que ver con los métodos: los hombres eligen formas más letales para quitarse la vida.
Las ventajas de tener un juego doble del cromosoma X
Sin embargo, también puede haber un componente genético que haga que las mujeres vivan más años que ellos. La ventaja femenina podría estar en el doble juego de cromosomas X, como señala en su artículo en Biology Letters el citado Xirocostas. Mientras que las mujeres tienen un doble juego de cromosomas X en el núcleo de sus células, los hombres cuentan con un cromosoma X y un cromosoma Y.
Por lo tanto, la información genética importante del cromosoma X está duplicada en el caso de ellas, y puede por tanto compensar posibles mutaciones y defectos genéticos en el otro cromosoma X. Esto no ocurre en los hombres, ya que al contar con una sola copia de este cromosoma los hace más vulnerables a ciertas enfermedades genéticas. Esta desventaja es responsable, por ejemplo, del daltonismo, mucho más frecuente en el sexo masculino.
Un factor clave en el envejecimiento puede ser que el cromosoma X también contiene segmentos de genes que influyen en el sistema inmunitario del organismo, como ya apuntaba en 2010 Claude Libert, actualmente en la Universidad de Gante (Bélgica), en la revista Nature Reviews Immunology. Si estos segmentos genéticos son defectuosos en los hombres, no pueden ser compensados por un segundo cromosoma X libre de defectos.
La respuesta inmune en las mujeres es más potente que la de los hombres
Dichas peculiaridades cromosómicas hacen en gran medida que la respuesta inmune en las mujeres sea más potente que en los hombres. Estos, por ejemplo, tienen el doble de probabilidades de fallecer por tumores malignos y la respuesta a vacunas como la de la gripe es al menos dos veces más intensa en el caso de las mujeres.
En las infecciones agudas por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), el agente patógeno alcanza una carga viral 40 % menor en las pacientes femeninas que en ellos y, como han demostrado recientes estudios, la mortalidad por covid-19 en las primeras olas de la pandemia fue muy superior en los varones, a pesar de que ambos sexos presentaban cifras similares de carga viral.
Aunque hay que señalar que esta superioridad inmunológica del género femenino a la hora de combatir los microbios y las células malignas o explotar el poder de las vacunas tiene su contrapartida. En efecto, ellas acarrean una mayor susceptibilidad de sufrir las enfermedades autoinmunes, como el lupus eritematoso sistémico (9 a 1), el síndrome de Sjögren (9 a 1) y la hepatitis crónica autoinmune (7 a 1). De hecho, el 80 % de estas patologías les afectan a ellas.
La hormona testosterona y las conductas de riesgo en el varón
Además de los diferentes cromosomas sexuales, la ciencia ha puesto el ojo en la influencia que pueden tener las hormonas específicas del sexo en el proceso de envejecimiento. Por ejemplo, niveles elevados de testosterona, hormona que es fundamental para el desarrollo y mantenimiento de la masa muscular y la fuerza, se ha relacionado con comportamientos de riesgo, lo que podría explicar en parte por qué los hombres tienen una esperanza de vida más corta en comparación con las mujeres.
Y aunque la testosterona tiene algunos efectos benéficos en la masa muscular y la densidad ósea, niveles altos en sangre pueden tener efectos mixtos sobre el riesgo cardiovascular. Algunos estudios sugieren que tanto los niveles bajos como excesivamente altos de testosterona pueden estar asociados con un aumento del riesgo de enfermedades cardiovasculares en hombres.
Los peligros de la grasa abdominal en el hombre
La testosterona también juega un papel en el metabolismo. Es importante en la distribución de la grasa corporal (la acumulación de grasa abdominal, más frecuente en el hombre, está asociada a multitud de enfermedades, desde hipertensión y apnea del sueño hasta ciertos tipos de cáncer e ictus) y el metabolismo de la glucosa e insulina. Desajustes en las concentraciones de esta hormona, segregada en mayor parte por los testículos, pueden llevar a un mayor riesgo de obesidad, diabetes de tipo 2 y síndrome metabólico.
Por su parte, los estrógenos, esto es, las hormonas sexuales femeninas, tienen efectos protectores en el corazón y los vasos sanguíneos, lo que podría explicar por qué las enfermedades cardiovasculares tienden a desarrollarse más tarde en las mujeres que en los hombres. Sin embargo, esta ventaja puede disminuir ligeramente después de la menopausia; la creencia de que la menopausia conlleva un aumento exagerado del riesgo coronario femenino constituye un mito.
Aunque estas explicaciones ofrecen una visión amplia de por qué las mujeres pueden vivir más tiempo que los hombres, es importante destacar que la esperanza de vida viene determinada por una compleja interacción de factores genéticos, ambientales, de estilo de vida y de atención médica. La investigación continúa evolucionando en este campo, y está proporcionando una comprensión más profunda de las diferencias en la longevidad entre hombres y mujeres.