Llegan los alimentos híbridos: arroz con carne sintética

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Crecimiento de músculos animales y células grasas dentro de los granos de arroz. Crédito: Yonsei University

Un equipo de científicos surcoreanos ha tenido una idea innovadora para proporcionar al mundo alimentos nutritivos y sostenibles: recubrir los granos de arroz con células de vaca.

El avance, que aparece publicado en la revista Matter, pretende proporcionar a una población humana en constante crecimiento alimentos híbridos sabrosos y, al mismo tiempo, preservar las tierras que, de otro modo, serían necesarias destinarlas a la cría de ganado.

Desde carne de pollo y ternera cultivada en laboratorios hasta la proteína derivada de grillos, gusanos y langostas, estas alternativas innovadoras ofrecen esperanza a un planeta que lucha contra las repercusiones medioambientales y éticas de la agricultura industrial y la necesidad de alimentar a más de 8.000 millones de bocas hambrientas.

Arroz con carne cultivada en el laboratorio

Ahora, científicos coreanos añaden una nueva receta a la lista de alimentos alternativos a los tradicionales: arroz con carne sintética, un preparado alimentario que se obtiene mediante el cultivo de células musculares y adiposas de animales dentro de granos de arroz.

El nuevo proceso de elaboración da como resultado un alimento híbrido nutritivo y sabroso que, una vez comercializado, podría ofrecer una alternativa proteínica más asequible y con una menor huella de carbono. Recordemos que esta es una medida de la cantidad total de gases de efecto invernadero (GEI) que son emitidos directa o indirectamente por un individuo, organización, evento, producto o proceso durante un período específico de tiempo, generalmente medido en toneladas de dióxido de carbono equivalente (CO2e).

La huella de carbono se calcula teniendo en cuenta todas las emisiones asociadas con las actividades humanas, desde la producción y el transporte de bienes y servicios hasta el consumo de energía en el hogar o en la oficina. Los gases de efecto invernadero incluyen el dióxido de carbono (CO2), el metano (CH4) y el óxido nitroso (N2O), entre otros, que contribuyen al calentamiento global y al cambio climático.

La carne artificial podría reducir el número de animales sacrificados

La carne cultivada no solo promete pues reducir el número de animales sacrificados cada año, que asciende a 70.000 millones a nivel mundial, sino que también aborda el impacto medioambiental de la agricultura tradicional.

«Encontrar fuentes alternativas de proteínas o hacer más eficiente la producción ganadera convencional es fundamental —ha confesado en la revista Nature Jon Oatley, biotecnólogo animal de la Universidad Estatal de Washington en Pullman (EE. UU.). Y añadió—: Probablemente sea una de las cosas más importantes de cara al futuro de la especie humana».

¿Son los alimentos híbridos una de las posibles soluciones al problema? «Imaginemos que obtenemos todos los nutrientes que necesitamos a partir de arroz proteico cultivado con células —dice Sohyeon Park, que realizó el estudio bajo la dirección de Jinkee Hong, en la Universidad de Yonsei (Corea del Sur)—. El arroz ya tiene un alto nivel nutritivo, pero añadir células de ganado puede potenciarlo aún más».

Los granos de arroz sirven de andamio para que crezcan las células animales

En los animales, los andamiajes biológicos ayudan de manera natural a guiar y sostener el crecimiento tridimensional de las células para construir los tejidos y órganos que componen el organismo. Para cultivar carne artificial a partir del cultivo de células animales, el equipo de Corea del Sur necesitaba echar mano de dichos andamios biológicos, y los encontró en el arroz.

No hay que olvidar que los granos de este cereal son porosos y tienen estructuras organizadas, lo que proporciona un andamiaje sólido idóneo para alojar células de origen animal en sus recovecos. Ciertas moléculas presentes en el arroz también pueden nutrir y favorecer el crecimiento de las células animales, lo que convierte al arroz en una plataforma ideal para fabricar carne sintética y, en definitiva, un alimento híbrido.

El equipo de Hong recubrió primero el arroz con gelatina de pescado, un ingrediente seguro y comestible que ayuda a que las células se adhieran mejor al arroz. A continuación, los investigadores sembraron el cereal gelatinoso con células madre de músculo y unas cucharadas de grasa de vaca, y dejaron que este singular cultivo creciera en una placa de Petri entre nueve y once días.

El arroz con carne sintética tiene un bajo riesgo de desencadenar alergias alimentarias

El producto final cosechado es un arroz de vacuno cultivado con células cuyos ingredientes principales cumplen los requisitos de seguridad alimentaria y tienen un bajo riesgo de desencadenar alergias alimentarias.

Para caracterizar el arroz de buey híbrido, los investigadores lo cocinaron al vapor y llevaron a cabo una batería de análisis estándares de la industria alimentaria, como el valor nutricional, el olor y la textura. Los resultados revelaron que el arroz híbrido tiene un 8 % más de proteínas y un 7 % más de grasa que el arroz normal.

Comparado con la típica textura pegajosa y blanda, el arroz híbrido era más firme y quebradizo. El arroz híbrido con mayor contenido muscular tenía compuestos de olor relacionados con la carne de vacuno y la almendra, mientras que en los de mayor contenido graso dominaban compuestos correspondientes a la nata, la mantequilla y el aceite de coco.

Un alimento híbrido con una huella de carbono casi siete veces menor

«Normalmente obtenemos las proteínas que necesitamos del ganado, pero la producción ganadera consume muchos recursos y agua, y libera muchos gases de efecto invernadero», dice Park. El producto del equipo tiene una huella de carbono mucho menor a una fracción del precio.

En efecto, se calcula que, por cada 100 gramos de proteína producida, el arroz híbrido libera menos de 6,27 kg de CO2, mientras que la carne de vacuno libera 49,89 kg. Casi siete veces más. Si se comercializa, el arroz híbrido podría costar unos 2,23 dólares por kilogramo, mientras que la carne de vacuno cuesta 14,88 dólares, calculan los responsables del desarrollo de este alimento híbrido.

Dado que el arroz híbrido con carne artificial presenta escasos riesgos para la seguridad alimentaria y su proceso de producción es relativamente sencillo, el equipo es optimista respecto a la comercialización del producto. Pero antes de que el arroz llegue a nuestros estómagos, el equipo planea crear mejores condiciones en el grano de arroz para que prosperen tanto las células musculares como las adiposas, lo que puede aumentar aún más el valor nutritivo.

Como comer cien gramos de arroz y uno de ternera.

Según los investigadores, comer cien gramos de su microbeef sushi, así es como han bautizado a su arroz híbrido es, desde el punto de vista nutricional, como ingerir cien gramos de arroz normal más un gramo de falda de ternera.

«No esperaba que las células crecieran tan bien en el arroz —explica Park—. Ahora veo un mundo de posibilidades para este alimento híbrido a base de cereales. Algún día podría servir para paliar el hambre, como ración militar o incluso como alimento espacial».

Pero la verdadera pregunta es: ¿cómo sabe este arroz híbrido? Según los investigadores, es muy sabroso. El arroz muscular tiene notas carnosas y ahumadas, y el arroz graso, dulce, mantecoso y cremoso.

El nuevo arroz híbrido coreano es, y nunca mejor dicho, un grano más en uno de los avances tecnológicos más prometedores y disruptivos en la industria alimentaria contemporánea. Hablamos de la mencionada carne de cultivo celular, también conocida como carne sintética o artificial.

Hamburguesa de carne sintética: de un concepto futurista a una realidad tangible

Con el potencial de transformar radicalmente la forma en que producimos y consumimos productos cárnicos, esta innovación no solo aborda cuestiones de sostenibilidad y bienestar animal, sino que también plantea nuevos desafíos y oportunidades para el sector alimentario global.

La idea de cultivar carne en laboratorio para fabricar filetes, pechugas o hamburguesas, lejos de los métodos tradicionales de producción ganadera, ha evolucionado de un concepto futurista a una realidad tangible en pocas décadas. Al utilizar células animales sin la necesidad de criar y sacrificar animales, la carne cultivada promete una revolución en la producción de alimentos que es tanto ética como ambientalmente sostenible.

Empresas como Molecular Devices, en California (EE. UU.), están a la vanguardia de esta transformación, y aplican su experiencia en biotecnología para superar los desafíos técnicos asociados con la escalabilidad y la producción eficiente.

Países donde se ha aprobado la comercialización de carne artificial

Por otro lado, la reciente aprobación de la venta de carne de pollo procedente de cultivos celulares por parte del Servicio de Inspección y Seguridad Alimentaria (FSIS), una agencia del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), a empresas como Upside Foods y Good Meat marca un hito en la regulación alimentaria.

La autorización del USDA catapulta a Estados Unidos a la vanguardia de la innovación alimentaria, y la posiciona justo detrás de Singapur en la legalización de lo que sus defensores llaman carne cultivada o sintética. Este hito representa un avance significativo para una industria que, hace tan solo una década, era considerada una fantasía de la ciencia ficción.

En la actualidad, más de 150 empresas se dedican a su desarrollo, y están respaldadas por una impresionante inversión de 896 millones de dólares (equivalentes a 812 millones de euros) solo en el año 2022. Esto evidencia, sin duda alguna, un robusto crecimiento y un firme compromiso con el futuro de la alimentación sostenible, basada en la carne artificial y los alimentos híbridos cultivados en biorreactores.

Desafíos técnicos y económicos

A pesar de sus promesas, la carne artificial se enfrenta a varios desafíos técnicos y económicos. La escalabilidad de la producción, la optimización de los medios de cultivo y la reducción de los costos son áreas críticas que requieren innovación continua, según advierten los expertos.

En este sentido, las empresas pioneras están trabajando para mejorar la eficiencia de los procesos de cultivo y aumentar la escala de producción para hacer de la carne cultivada una opción competitiva frente a la carne tradicional en términos de precio y disponibilidad. No hay que olvidar que el consumo global de carne, ya sea en naciones desarrolladas o en vías de desarrollo, está en constante aumento, una realidad innegable.

Durante la segunda mitad del siglo XX, este consumo se disparó exponencialmente, incrementándose cinco veces, desde los 45 millones de toneladas en 1950 hasta aproximadamente los 300 millones de toneladas en la actualidad. Si esta tendencia voraz persiste, las cifras podrían duplicarse para el año 2050, y alcanzarían la asombrosa cantidad de ¡600 millones de toneladas de carne consumidas a nivel mundial!

Se podrá ajustar la composición de la carne sintética al gusto o las necesidades del consumidor

Más allá de sus implicaciones éticas y ambientales, la carne de cultivo celular ofrece oportunidades emocionantes en términos de nutrición y gastronomía. Por ejemplo, la capacidad de manipular el perfil nutricional de la carne sintética, como ajustar la composición de ácidos grasos o enriquecerla con vitaminas y minerales, abre nuevas posibilidades para alimentos personalizados y saludables.

Además, la innovación en texturas y sabores podría revolucionar la experiencia culinaria, y ofrecer productos que satisfagan o incluso superen las expectativas de los consumidores más exigentes. Los primeros pasos en esta dirección ya se están dando. En el verano de 2023, Josh Tetrick, cofundador y CEO de Good Meat y Eat Just, reveló que el chef español José Andrés, que gestiona más de treinta restaurantes en Estados Unidos, sería el primero en incluir en su menú carne de pollo cultivada.