Te contamos 12 lecciones de vida que todos deberíamos aprender antes de los 30, para que las pongas en marcha cuanto antes.
¿Te has preguntado alguna vez cuáles son esas lecciones de vida que todos deberíamos aprender para crear nuestro proyecto de vida perfecto? Esos aprendizajes personales, profesionales, sociales y económicos que, de ser interiorizados, pueden transformar nuestra perspectiva y mejorar nuestra calidad de vida. A continuación te dejamos una lista con los más importantes.
La mejor inversión que puedes hacer es en ti mismo
En nuestro ajetreado día a día, lleno de reuniones, tareas y responsabilidades, esta quizás es una de las lecciones de vida que todos deberíamos aprender cuanto antes.
Nos encontramos en una constante búsqueda de objetivos y nos perdemos a nosotros mismos por el camino. En estos casos, debemos pararnos a reflexionar que el autocuidado no es ningún lujo. Es una necesidad para mantener un equilibrio en nuestro bienestar. Es importante dedicarnos tiempo, cuidar nuestra salud física y sobre todo mental. Por eso, establece prioridades. No antepongas todo a ti. Intenta dedicarte tiempo todos los días o aunque sea todas las semanas. Si trabajas mucho, haz del sábado o del domingo tú momento y tómatelo como una rutina que no debes saltarte. Esto te va a ayudar a conocerte mejor y a disfrutar del tiempo a solas.
La empatía te ahorrará problemas
Vivimos en un mundo diverso y complejo, en el que la empatía es una capacidad fundamental. Es muy importante para construir conexiones humanas y para fortalecer relaciones interpersonales.
Las personas empáticas tienen la mente más abierta, son más receptivas y autoconscientes. Esto se traslada a la conciencia social ayudando a reducir el acoso, los prejuicios y la discriminación. De esta manera, la empatía no solo contribuye al desarrollo de sociedades más solidarias sino también más pacíficas. Por eso, respétate a ti mismo, pero también los puntos de vista y las opiniones de los demás. Ponte en el lugar de la otra persona, ten en cuenta sus sentimientos y emociones. Así, tú también serás mucho más feliz.
No le quieras caer bien a todo el mundo
Los amigos son la familia que elegimos. Por eso, cuidar las relaciones auténticas y tener un círculo de amigos que te apoya y te acompaña en tus aventuras, es una de las cosas más valiosas. Recuerda, valora la calidad por encima de la cantidad. Intenta construir vínculos duraderos y relaciones auténticas que se basen en el respeto y la confianza.
No caigas en relaciones tóxicas o que solo te aporten cosas negativas. Lo mejor que puedes hacer es relacionarte con personas positivas que te animen y te ayuden. Rodéate de gente que te haga ser mejor, con la que tengas intereses comunes y sobre todo con la que puedas contar tanto en los buenos momentos como en los malos.
Saber decir «NO» es muy sano (y sienta muy bien)
Si nos comprometemos constantemente con demandas y compromisos, corremos el riesgo de agotarnos física y emocionalmente. Por eso, decir que no en ciertas ocasiones te ayudará a ahorrar tiempo y energía, manteniendo un equilibrio entre las obligaciones externas y nuestras necesidades internas.
Establecer límites te hace ver con mayor claridad qué es lo que de verdad te interesa y lo que necesitas. Por ejemplo, si hablamos del terreno laboral, es importante que rechaces lo que no te conviene. No te conformes, hazte valer. Es esencial que seas fiel a ti mismo, a lo que buscas y a lo que quieres llegar a ser. Aprender esta lección te va a salvar de compromisos innecesarios y te ayudará a enfocar todas tus fuerzas en cumplir las metas que de verdad te importan.
El dinero no da la felicidad, pero no tenerlo tampoco
Otra de las lecciones de vida que todos deberíamos aprender es que no hay que trabajar solo por dinero, pero es fundamental entender que la brecha social es una realidad. La satisfacción personal, las relaciones significativas y las experiencias tienen un impacto mucho más valioso que la riqueza material, sí, pero estás en un momento de tu vida en el que hay que apretar el culo y ganar pasta para poder vivir (o sobrevivir). Está claro que el dinero ayuda, pero no lo es todo.
Por ejemplo, si estás en un trabajo donde te pagan mucho pero no te gusta lo que haces, el dinero no te va a hacer más feliz. Sin embargo, es mucho más probable que si te dedicas a lo que de verdad te motiva, aunque sea cobrando menos, tu bienestar estará mucho más equilibrado. Por supuesto, siempre hay que tener en cuenta diversos factores, no todo es blanco o negro.
Tu profesión no te define como persona… o sí
Pasamos de media unos 35 años trabajando, por lo que el ámbito profesional es uno de los más importantes en nuestro día a día. Pero no debe ser el único. Lo ideal es que exista un equilibrio. Que cada uno de los pilares de nuestra vida ocupen una importancia similar respecto a los demás. De esta manera, si uno de ellos se derrumba, tenemos los otros para compensar ese balance.
Por eso, es fundamental no obsesionarse con el trabajo. Hay que despegar nuestra personalidad de nuestra profesión. Vive más allá del mundo laboral. Intenta tener aficiones que te distraigan y que desarrollen otras habilidades. Sentirte motivado y entretenido en tu tiempo libre contribuye a mejorar tu salud mental, o sea que experimenta con lo que te gusta y expresa tu carácter y personalidad también fuera de tu profesión.
Vive más en el presente
A menudo sufrimos de ansiedad que surge de preocupaciones sobre el futuro o remordimientos sobre el pasado. Al concentrarnos en el presente, evitamos anticipar eventos que están por venir o lamentar los que ya hemos vivido. Al final, el ahora es uno de los momentos más reales que experimentamos y siendo plenamente conscientes de ello, podemos disfrutar por completo de todos sus detalles.
En este sentido, si te cuesta centrarte en el presente y el overthinking se apodera de ti, prueba el mindfulness. Esta práctica tiene beneficios para la salud, reduciendo la rumiación y mejorando la capacidad de gestionar el estrés.
Es normal no poder con todo
La vida moderna es gestionar el trabajo, la familia, la pareja, los amigos y la salud mental de uno mismo sin morir en el intento. Manejar todas estas facetas simultáneamente puede resultar abrumador, por eso es importante establecer prioridades. Prioriza tareas y responsabilidades para gestionar la carga y abordar primero lo más esencial. No intentes llegar a todo. Pide ayuda y delega en tus funciones.
Sobrecargarse con demasiadas responsabilidades nos puede agotar física y emocionalmente, por eso reconoce y respeta tus límites personales. Esta es una de las lecciones de vida que todos deberíamos aprender y que además está estrechamente relacionada con “saber decir que no”.
No existen errores, solo lecciones
Desde pequeños siempre nos han dicho que aprender de los errores es una cuestión fundamental para desarrollarnos y seguir mejorando. Pero no solo de los nuestros, sino también de los errores de los demás. Observar y reflexionar sobre las equivocaciones y “meteduras de pata” tanto propias como ajenas nos da lecciones de aprendizaje. Comprender nuestros errores hace que cuando nos enfrentemos a problemas o a situaciones similares, tengamos referencias. Habiendo pasado por experiencias parecidas, estamos más preparados para abordar nuevas.
Además, reconocer nuestros propios errores es una muestra de humildad. No somos perfectos y no deberíamos intentar serlo, porque son nuestros errores los que nos hacen avanzar y tomar cada vez mejores decisiones en la vida. Recuerda, no los veas como fracasos sino como áreas de oportunidad para seguir mejorando.
Por mucho que te cueste, el deporte es el rey
Una de las lecciones de vida que todos deberíamos aprender cuanto antes es que somos el reflejo de nuestros hábitos. En este sentido, la actividad física es esencial para mantener el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo y mente. Está científicamente demostrado que el deporte previene de enfermedades, reduce la depresión, el estrés y además mejora nuestras capacidades cognitivas. ¿A qué esperas para empezar a practicarlo si no lo haces ya?
Positividad con medida
Lo mismo ocurre con la actitud positiva (no confundir con la positividad tóxica). Tener una buena actitud ante la vida y no estar constantemente quejándote por todo, te va a ayudar a ser mucho más feliz. Cultivar una mentalidad optimista es una inversión valiosa en tu bienestar. Así, tus relaciones personales, tu desempeño laboral y tu capacidad para enfrentarte a desafíos, se verán beneficiados.
Aprende a no gastarte todo tu dinero
Por último, y no menos importante, aprende educación financiera. Ahorra todo lo que puedas y piensa en el largo plazo, no solo en lo que necesitas ahora. Eso te ayudará a encontrar una estabilidad financiera y a construir un futuro económico más sólido. Tu “yo” del futuro te lo va a agradecer. Sin duda, ¡esta es tu señal para empezar a ahorrar!