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Cirugía genital masculina, todo lo que siempre has querido saber sobre el alargamiento del pene

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Vivimos rodeados de estímulos que nos dicen que nuestro físico no es perfecto, que podría y debería ser mejor; desde los filtros de Instagram, hasta realities que perpetúan ciertos cánones de belleza y, en muchas ocasiones, imposibles sin pasar por quirófano.

En el ámbito íntimo, la pornografía y una sociedad cada vez más sexualizada (publicidad, internet, libros, series, cine…) han llegado a distorsionar la imagen y la percepción que tenemos de nosotros mismos y de nuestras relaciones creando complejos e inseguridades.

Por estos motivos, las aspiraciones en la vida de algunas personas pasan en demasiadas ocasiones por conseguir una “perfección” física que puede llevarlos al deseo de someterse a cirugías estéticas de todo tipo, como las de alargamientos o engrosamiento de pene que, lejos de lo que podamos pensar, puede tener más inconvenientes que beneficios.  

Por suerte, existen profesionales que saben detectar si lo que consideramos problemas son realmente temas médicos o más bien deseos de tener un cuerpo o unos atributos que, en vez de proporcionarnos felicidad, pueden ocasionarnos más de un quebradero de cabeza.

Monográfico en cirugía estética del área genital

Ante el auge de la demanda de este tipo de intervenciones estéticas entre los hombres y el incremento de profesionales dedicados a ello -muchos sin la formación necesaria y únicamente con fines mercantilistas-, los expertos han sentido la necesidad de reunir toda la evidencia científica que existe al respecto en un monográfico sobre cirugía estética del área genital masculina, que ha sido publicado recientemente en la prestigiosa revista International Journal of Impotence Research.

El Dr. Javier Romero Otero, director del departamento de Urología de HM Hospitales en Madrid y director médico de ROC Clinic, ha sido el editor invitado de este monográfico en el que ha participado el grupo que realizó el primer trasplante de pene en el mundo, así como los pioneros en el uso de plaquetas, plasma y factores de crecimiento en el pene y los cirujanos con más experiencia en esta área.

El Dr. Romero-Otero, además de dirigir un Máster Universitario de Andrología y Cirugía Reconstructiva del área genital masculina en la Universidad de Salamanca y ser uno de los ocho expertos que forman el panel de la European Association of Urology (EAU) en Cirugía Reconstructiva, ha indicado que ha sido un honor ser elegido para liderar un proyecto tan “ambicioso, bonito y necesario”, pues es imprescindible resumir el conocimiento real en esta área y comenzar la elaboración de guías de buenas prácticas clínicas que protejan a los pacientes. En el mismo se habla de alargamiento, engrosamiento, escrotoplastias, faloplastias y mucho más.

Tipos de operaciones de cirugía genital

La cirugía para el alargamiento del pene, realmente lo que hace es intentar sacar al máximo el pene que uno tiene, mediante la sección del ligamento suspensorio, bajar la inserción o nacimiento del escroto y eliminando la grasa suprapúbica.

Por ello, cualquier otra práctica quirúrgica con este fin puede dañar el miembro y provocar su falta de funcionalidad en la esfera sexual, ya que se trata de una especie de vaso sanguíneo.

Por este mismo motivo es imposible añadirle grosor o alargarlo realmente si no se introduce una prótesis de pene en su interior, lo que puede provocar posteriormente una disminución del flujo de sangre que le llega o una pérdida muy rápida de ésta, con la aparición de la subsecuente disfunción eréctil o falta de rigidez. 

Engrosamiento del pene

En cuanto al engrosamiento, se han utilizado multitud de sustancias e injertos que se inyectan o colocan entre la piel y la fascia de Buck. Engrosar el pene es muy peligroso, pues la piel del pene ha de poder deslizarse sobre la fascia de Buck, y cuando se inyectan estas sustancias se produce un engrosamiento en ese espacio que impide el correcto deslizamiento de la piel y con ello la posible pérdida de la funcionalidad.

No todo son cuestiones estéticas, y hay pacientes que sufren un micropene desde el nacimiento por enfermedades congénitas, o que han perdido parte o la totalidad del mismo por tumores, infecciones, traumatismos, y en todos estos casos está claramente indicada una cirugía para intentar corregirlo. Así como en los casos de obesidad, donde el pene se entierra en una grasa subcutánea.

Pero si nos ceñimos a aquellas personas que tienen un pene normal y quieren mejorarlo estéticamente, es muy importante hacer una valoración individualizada, hablar con ellos y explicarles en su caso en concreto qué se puede hacer y cuáles deben ser sus expectativas.

En muchas ocasiones existe una distorsión de la propia imagen que tienen de sí mismos, promovida por falsas creencias que giran en torno al porno.

Estos pacientes, a los que les mueve una baja autoestima, hay que asesorarlos adecuadamente, ya que “el problema, en este caso, sería psicológico, y los pensamientos no se operan”. De hecho, según nos indica el Dr. Romero, él mismo ha desaconsejado operar a más pacientes de los que ha animado.

Llegados a este punto, es importante también desmitificar ciertas creencias que relacionan directamente el tamaño del pene con una mayor virilidad y mejores relaciones sexuales, centrando la satisfacción en una relación tamaño-dependiente, pues está demostrado que la intimidad, la compenetración con la pareja y la complicidad son fundamentales en la práctica del sexo. De hecho, no existe ningún trabajo científico en la literatura al respecto de que el tamaño imposibilite las relaciones sexuales, que van más allá de la penetración.

Además, por otra parte, lo que la gente no suele saber es que, en muchas ocasiones, los penes muy grandes pueden acabar padeciendo una disfunción eréctil o incapacidad para mantener la erección desde edades muy tempranas. En estos casos, el pene es tan grande que por mucha sangre que le llegue no consigue llenarse y ocluir las venas para que no se escape la sangre y se produzca la erección, así que “ojo con lo que deseamos”.

Riesgos de la cirugía genital masculina

Con el aumento de la demanda, se han incrementado también el número de personas que se aprovechan de situaciones de vulnerabilidad y desinformación, cuyo fin es puramente mercantil, sin importarles la salud de los pacientes .

El aumento de estas intervenciones sin control y sin adherencia a guías de buenas prácticas clínicas suponen un problema serio, tanto para los pacientes como para los profesionales cualificados, que llegan a encontrase con situaciones como la disfunción eréctil o la pérdida de capacidad para la erección, así como la pérdida de la funcionalidad del pene por deformidades hasta la necrosis de pene después de una intervención con pérdida total o parcial del mismo.

El factor económico también suele estar detrás de estas malas decisiones, pues el precio de las intervenciones es muy variable dependiendo de cada caso personal y sus necesidades médicas. Por todo ello es fundamental que la gente acuda a profesionales serios y sólidos a los que les avale su trayectoria como doctores especializados en la materia, pues a las personas hay que ayudarlas, no aprovecharse de su situación.

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