Para contrarrestar este problema de autopercepción, es vital promover una educación mediática que nos ayude a discernir la realidad de la ficción en las redes sociales
No eres el único que cada vez que se mira al espejo piensa “no me siento atractivo”. Los expertos en psiquiatría aseguran que estamos en una crisis de autopercepción: ¿Nos vemos y nos sentimos “menos atractivos” que la gente de antes? ¿No estamos nunca del todo “satisfechos” con nuestra apariencia? Si es frecuente que pensamientos del tipo “no me siento atractivo” invadan tu mente, no te preocupes, tiene una explicación. En la era de las redes sociales, las videollamadas y el constante flujo de imágenes de celebridades y modelos, es inevitable que nos preguntemos sobre el impacto que todo esto tiene en nuestra autopercepción. Diversos estudios e investigaciones sugieren que, en efecto, el consumo constante de estas imágenes puede afectar cómo nos vemos a nosotros mismos y cómo nos sentimos.
La popularización de la medicina estética (y sus resultados efecto inmediato), el consumo permanente de cuerpos perfectos y vidas perfectas a través de las redes sociales hacen que, instintivamente, nuestro subconsciente esté comparándose con los demás, llegando a producir una sensación de insatisfacción e infelicidad permanente.
Por otro lado, la pandemia de la COVID-19 aceleró el uso de videollamadas, donde nos vemos reflejados constantemente. Estar continuamente frente a nuestra imagen puede hacer que seamos más críticos con nosotros mismos (¿Cuánta gente es capaz de mirar únicamente al interlocutor en la pantalla en vez de a sí mismo? casi nadie…). En un entorno laboral, por ejemplo, es raro estar mirando un espejo durante horas; pero las videollamadas replican esta experiencia, llevándonos a una autoevaluación constante.
Para abordar el problema del “no me siento atractivo”, nos hemos citad con Esther Grueso, psicóloga general sanitaria especializada en terapia cognitivo conductual y salud mental. Fundadora de “Un Plan en Mente”, espacio digital dedicado a la creación de materiales y formación para psicólogos, y Mar Salmerón, psicóloga sanitaria especializada en terapia de tercera generación.
¿Por qué no me siento atractivo?
Debemos comprender cuáles son las raíces de nuestros sentimientos para abordar la cuestión de la manera más efectiva posible. Como nos cuenta Esther Grueso, los sentimientos de no sentirse atractivo son subjetivos y se relacionan con diferentes procesos psicológicos que se ven influidos por nuestros aprendizajes y nuestro contexto social y cultural. Principalmente se relaciona con:
Baja Autoestima
Las personas con baja autoestima generalmente se evalúan a sí mismas de forma negativa en comparación a los demás según sus rasgos físicos, emocionales y/o sociales, pudiendo generar de esta forma un sentimiento negativo sobre la percepción o sentimiento de sentirse atractivo.
Experiencias pasadas negativas
Situaciones dónde nos hemos sentido avergonzados o hemos recibido comentarios negativos podrían causar un aprendizaje erróneo sobre nuestro autoconcepto y autoimagen, aumentando la percepción de falta de atractivo.
Problemas de salud mental
Existen diferentes trastornos ( por ejemplo el trastorno dismórfico corporal) relacionados con una inadecuados percepción del cuerpo que podrían aumentar los sentimientos negativos y creencias sobre la falta de atractivo en uno mismo
Imagen corporal negativa
Las expectativas poco realistas hacia nuestro propio cuerpo o el intento de lograr estándares corporales poco realistas a menudo causan este tipo de sentimientos negativos.
Comparación excesiva con los demás
Compararse continuamente con los demás, especialmente a través de lo que vemos en las plataformas de redes sociales, puede afectar a la forma en la que nos evaluamos.
Actitudes familiares/culturales
Las creencias de la familia o la sociedad sobre las apariencias pueden moldear la autopercepción y hacernos sentir que no cumplimos con los estándares “de lo aceptable o normal” causando incomodidad entre las personas.
Mar Salmerón apunta que las causas se dividen en dos vías: por un lado, las relacionadas a la propia persona, por otro lado, cómo el factor individual se relaciona con factores externos que están presentes en el contexto de referencia en el que se desenvuelve la persona.
¿Cómo puedo puedo verme y sentirme mejor conmigo mismo?
Sentirnos atractivos no se trata solo de la apariencia física, sino también de la confianza y cómo nos percibimos a nosotros mismos. Aquí hay algunos consejos para quienes no se sientan atractivos:
Autoconocimiento:
Dedica tiempo a conocer quién eres, lo que te gusta de ti mismo y lo que te hace único. Cada persona tiene una serie de cualidades y talentos que la hacen especial. Mar Salmerón nos explica que “hay factores que influyen que no depende de uno mismo, somos parte de una sociedad que está constantemente mandando información”. Hay preguntas como: ¿Quién soy? ¿Cómo me describo? ¿Qué siento, pienso, que me gusta o no me gusta de mí? ¿Siento que encajo en la sociedad (marco de referencia contextual en el que me desenvuelvo)? ¿Qué quiero cambiar?, que nos ayudarían para trabajar el desarrollo personar y conocernos a nosotros mismos. La psicóloga sigue apuntando que las posibles respuestas a estas preguntan son un buen punto de partida.
Deja de compararte:
La comparación constante, especialmente en una era dominada por las redes sociales, puede ser perjudicial. Recuerda que las redes sociales suelen mostrar solo momentos destacados, no la realidad completa.
Esther Grueso apunta que “cambiar la forma en la que te percibes forma parte de un proceso global dónde se trabajan tus creencias, pensamientos y emociones” y para trabajar la autoimagen positiva, la autoaceptación de la apariencia física, la autoconciencia y el autocuidado “debes evitar las comparaciones innecesarias con los demás y disminuir la necesidad de alcanzar estándares de apariencia indeseables establecidos por la familia, la cultura y la sociedad”.
Cuida tu salud mental:
Habla con un profesional si sientes que tus preocupaciones sobre tu apariencia están afectando tu bienestar emocional. Un terapeuta o consejero puede proporcionar perspectiva y herramientas útiles para reforzar tu autoestima.
Cuida tu cuerpo:
No se trata de lograr un ideal de belleza, sino de sentirte bien contigo mismo. Encuentra una rutina de ejercicio que disfrutes y lleva una alimentación equilibrada.
Enfócate en lo que puedes cambiar:
Si cada vez que te miras al espejo piensas “no me siento atractivo”, debes saber que hay aspectos de tu apariencia que te preocupan y puedes cambiar, hazlo desde un lugar de amor propio y la superación personal, y nunca desde la presión social.
Vístete con confianza:
Usa ropa en la que te sientas bien y que refleje tu personalidad. A menudo, la confianza se potencia cuando nos sentimos bien con lo que llevamos puesto. Consulta trucos de estilo para vestir bien y potenciar tu imagen, busca referencias en base a tus características y déjate aconsejar por los expertos en moda.
Aprende a aceptar elogios:
Muchas personas tienden a descartar o minimizar los elogios. Cuando alguien te elogie, simplemente di “gracias” y permítete creerlo.
Rodéate de energía positiva:
Rodéate de personas que te valoren por quién eres y te alienten a ser la mejor versión de ti mismo.
Desarrolla habilidades y pasatiempos:
La autoestima y la autopercepción a menudo mejoran cuando nos sentimos competentes y apasionados por algo.
Meditación y Mindfulness:
Practicar la meditación o el mindfulness puede ayudarte a conectarte con el momento presente y reducir la auto-crítica.
Redescubre la belleza en la diversidad:
La belleza no es monolítica. Aprende a ver y apreciar la belleza en todas sus formas y tamaños.
Limita la exposición a medios tóxicos:
Si ciertos influencers, películas, programas o redes sociales te hacen sentir mal contigo mismo, considera reducir o eliminar tu exposición a ellos. Pueden tener gran parte de la responsabilidad en los pensamientos en torno al “no me siento atractivo”.
Habla contigo mismo como lo harías con un amigo: Fomenta el diálogo interno positivo. En lugar de criticarte, ofrece palabras de aliento y afirmaciones positivas.
La belleza es subjetiva y multidimensional. No se trata solo de lo que vemos en el espejo, sino también de cómo nos sentimos y cómo nos comportamos. Al cuidar tanto tu bienestar mental como físico y al enfocarte en lo que realmente importa, puedes comenzar a verte a ti mismo de una manera más positiva y amorosa.
Papel de las experiencias pasadas en la percepción de nuestra imagen
Al explorar nuestras experiencias tempranas o eventos que tuvieron lugar en el pasado podemos encontrar factores que influyan en nuestra autoimagen y nos ayuden a identificar patrones. Para Mar Salmerón tienen un papel relevante, pero no definitorio. “Es relevante porque como se va observando todos somos parte de la individualidad de nuestra persona y parte de la sociedad”.
Pero no es definitorio, porque como explica, sabemos amar sin experimentar el sentimiento de saber amado. Eso sí, cuesta más si no se ha vivido la experiencia. Si tenemos vivencias de sentirnos aceptados y respetados, se crea un espacio para aceptarnos. “Por el contrario, si partimos de vivencias donde nos sentimientos rechazados (…) fomenta la duda, inseguridad, sentirse rechazado, dificulta esa visión hacia uno mismo”.
Esther Grueso coincide en que las experiencias pasadas juegan un papel muy importante en la percepción que uno tiene de sí mismo “especialmente si se asocian con comentarios negativos, trauma, abuso físico o verbal y acoso escolar”. Las críticas pasadas pueden influir en la autopercepción de la persona. “La vergüenza corporal y los insultos afectan la autoestima y el valor propio y dejan una impresión duradera en la percepción de uno”.
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