8 lecciones muy útiles del libro «Padre rico, padre pobre» que te ayudarán a hacer crecer tu dinero

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El mundo en que vivimos es complejo, cambiante y desafiante. Desde que somos jóvenes, se nos inculcan valores y creencias sobre cómo debe ser nuestra vida y cómo debemos administrar nuestro dinero. No obstante, pocos tienen el conocimiento y las herramientas necesarias para realmente prosperar en un mundo donde el dinero, lo mueve todo.

La prosperidad económica no trata únicamente de tener dinero en el banco, sino también de saber cómo generar, mantener y multiplicar ese dinero. La educación financiera es fundamental para navegar con éxito en el mar de oportunidades y desafíos de nuestro mundo. Aquí te presentamos 8 lecciones esenciales del libro «Padre rico, Padre pobre» que te ayudarán a entender mejor cómo funciona el dinero y cómo puedes usarlo para lograr tus objetivos.

1. Necesitas educación financiera:

Es una triste realidad que muchos estudiantes salen de las instituciones educativas sin tener una base sólida en finanzas. Si bien pueden aprender profesiones y oficios, ignoran cómo gestionar su dinero, cómo invertir y cómo asegurarse de que su dinero trabaje para ellos. La educación financiera no solo te permite administrar tus finanzas, sino que también te da el control y la libertad para decidir sobre tu futuro financiero.

2. Diferencia entre ricos y pobres:

La mentalidad con la que se acerca al dinero puede marcar una gran diferencia en el destino financiero de una persona. Estas diferencias pueden resumirse en la forma en que ricos y pobres priorizan sus gastos e inversiones:

Ricos:

Necesidades: Antes que nada, los ricos cubren sus necesidades básicas. Esto asegura que tengan una base sólida sobre la cual construir su patrimonio.

Inversiones: Una vez cubiertas sus necesidades, los ricos buscan oportunidades para invertir. Buscan formas de que su dinero trabaje para ellos, generando más ingresos pasivos.

Deseos: Finalmente, después de haber invertido, los ricos se permiten satisfacer sus deseos. Lo hacen de forma inteligente, evitando endeudarse innecesariamente.

Pobres:

Deseos: Muchas personas gastan primero en lo que desean, ya sea por impulso o por querer vivir por encima de sus posibilidades.

Necesidades: Después de satisfacer sus deseos, intentan cubrir sus necesidades básicas, a menudo quedando cortos o endeudándose.

Inversiones: Si queda algo después de cubrir deseos y necesidades, entonces consideran invertir. Lamentablemente, esta prioridad invertida limita su capacidad para generar riqueza a largo plazo.

Esta es la única razón por la que los ricos hacen que su dinero trabaje para ellos y por la que los pobres y la clase media trabajan por dinero. El concepto central de «Padre rico, Padre pobre» se basa en la mentalidad y la perspectiva hacia el dinero. Los ricos entienden que el tiempo es un recurso limitado y que no se puede escalar trabajando únicamente por horas. Por ello, en lugar de intercambiar tiempo por dinero, buscan formas de hacer que el dinero trabaje para ellos, ya sea mediante inversiones, activos que generen ingresos pasivos o negocios que no requieran su presencia constante. Esta filosofía les permite escalar su riqueza y disfrutar de mayor libertad financiera.

Por otro lado, la clase media y los pobres, a menudo atrapados en el paradigma de ser empleados o autoempleados, intercambian directamente su tiempo por dinero. Esta forma de operar les da un techo financiero y menos flexibilidad, ya que sus ingresos dependen directamente de las horas que trabajan. La diferencia radica en la mentalidad y en la comprensión de cómo realmente se acumula la riqueza en el mundo moderno.

Cámbiate a ti mismo:

Es fácil culpar a circunstancias externas o al entorno familiar por nuestras dificultades financieras. Sin embargo, la verdadera transformación comienza cuando se asume la responsabilidad de la situación actual. Al aceptar que tú eres el problema, se abre un mundo de posibilidades y soluciones. De repente, ya no estás a merced de factores externos, sino que tienes el poder para cambiar tu realidad. Este proceso de cambio no es instantáneo, pero sigue un hilo paso a paso: primero, toma conciencia de tus acciones y decisiones financieras; luego, educa y forma continuamente tu mentalidad financiera; y finalmente, actúa y adapta tus comportamientos para alinearte con tus objetivos económicos. Al internalizar que la clave del cambio está en ti mismo, tu perspectiva sobre el dinero y la riqueza se transformará.

Utiliza la contabilidad para guardar tu dinero:

Uno de los secretos mejor guardados de los ricos es la contabilidad. No se trata solo de números y balances, sino de comprender qué elementos trabajan a tu favor y cuáles en tu contra. En esencia, los activos son inversiones o propiedades que generan dinero, ya sea a través de rentas, dividendos, intereses u otros medios. En contraste, los pasivos son obligaciones financieras que drenan tus recursos, como deudas o gastos recurrentes.

Para prosperar financieramente, es crucial centrarse en adquirir activos que produzcan ingresos continuamente. En cambio, muchos caen en la trampa de adquirir pasivos bajo la ilusión de que son «inversiones», como un coche nuevo o una casa más grande que conlleva mayores gastos.

Los ricos se centran en construir una base sólida de activos, mientras que muchos pobres, sin darse cuenta, se sumergen en un mar de pasivos que limita su libertad financiera. La contabilidad no solo te ayuda a rastrear tu dinero, sino que te da las herramientas para tomar decisiones informadas y estratégicas sobre tu patrimonio.

Cómo benefician los impuestos a los ricos:

El sistema impositivo, en muchas naciones, está estructurado de una manera que, paradójicamente, beneficia más a quienes tienen el conocimiento y los recursos para aprovecharlo. La mayoría de los pobres y la clase media ganan dinero, pagan sus impuestos y luego cubren sus gastos con lo que queda.

Por otro lado, los ricos a menudo estructuran sus finanzas a través de sociedades o entidades legales que les permiten incurrir en gastos y luego pagar impuestos sobre las ganancias netas restantes. Este mecanismo, sumado a las deducciones y beneficios fiscales que pueden aprovechar por inversiones o por manejar negocios, reduce significativamente su carga tributaria. El conocimiento de cómo funciona el sistema y la habilidad para utilizarlo a su favor es, sin duda, uno de los secretos mejor guardados de los ricos y una herramienta poderosa para conservar y aumentar su riqueza.

No confundas tu profesión con tu negocio:

Mucha gente asume que lo que estudiaron y la carrera que eligieron es su camino a la riqueza. Sin embargo, hay una diferencia fundamental entre tu profesión y tu negocio. Tu profesión es esa habilidad o conjunto de habilidades para las que te has capacitado y que te permite ganar un salario o unos honorarios. Es una fuente de ingresos, pero también requiere de tu tiempo y esfuerzo constantes.

En contraste, tu negocio es el vehículo que, cuando se gestiona adecuadamente, puede generarte ingresos sin que necesariamente estés presente todo el tiempo. Es una estructura que, con el tiempo, puede funcionar por sí misma, generando ingresos pasivos y permitiéndote eventualmente salir de la «carrera de ratas». Mientras que tu profesión te da estabilidad y seguridad, tu negocio te da libertad y potencial de crecimiento exponencial. Es vital reconocer esta distinción y trabajar en construir ambos aspectos de tu vida financiera.

Tu mente es tu activo más valioso:

En el pasado, la riqueza estaba intrínsecamente ligada a la posesión de tierras o a la producción industrial. En la era moderna, la riqueza se centra en la información, el conocimiento y la capacidad de innovar. Aquellos que pueden identificar, procesar y actuar sobre la información relevante tienen una ventaja decisiva en la economía actual. Es por eso que tu mente, y cómo la usas, es tu activo más precioso.

Entrenar tu mente implica no solo adquirir conocimientos, sino también desarrollar habilidades para gestionar y multiplicar tu dinero, identificar oportunidades que otros pasan por alto y rodearte de personas que complementen tus habilidades y te aporten valor. Además, adoptar una mentalidad de crecimiento y estar dispuesto a tomar riesgos calculados, siempre basados en decisiones informadas, puede catapultarte hacia el éxito financiero en el mundo actual.

Generalista antes que especialista:

A menudo se nos dice que la especialización es la clave para el éxito profesional. Sin embargo, Robert Kiyosaki argumenta que, si bien la especialización puede ser valiosa en el contexto de un trabajo asalariado, tener una mentalidad de generalista es esencial para aquellos que buscan construir riqueza a gran escala. En lugar de concentrarse únicamente en un nicho, es crucial adquirir un amplio conjunto de habilidades que se puedan aplicar en diversos contextos y oportunidades.

Trabajar en distintos roles y aprender de diversas experiencias te brinda una perspectiva más amplia y te prepara para aprovechar oportunidades de manera más efectiva. Las habilidades en comunicación, ventas, marketing y derecho son fundamentales, no solo para gestionar negocios, sino también para negociar acuerdos, promocionar ideas y proteger tus activos. En el camino hacia la riqueza, la versatilidad y la adaptabilidad son tan importantes como la profundidad del conocimiento en un área específica.

Artículo publicado por la redacción de Rísbel Magazine

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