La confianza en uno mismo no solo refuerza la autoestima, además activa la creatividad y te permite asumir riesgos e innovar
Uno de los motivos de consulta al psicólogo de muchas personas es la falta de confianza. La confianza es clave para asumir y afrontar cualquier reto en tu vida, desde el cambio de trabajo, viviré en otra ciudad, relacionarte cómodamente con otras personas o dejar la relajación de pareja que te tiene agobiado. ¿Te has peguntado alguna vez de qué serías capaz si tuvieras confianza y seguridad en ti mismo? Sentirte fuerte, seguro y confiado es una fortaleza emocional de gran valor. Es la manera de poder desarrollar tu potencial, de comprometerte con tus objetivos y de llevar la vida que deseas.
Por el contrario, la falta de confianza implica dejar de hacer y dejar de ser. Dejar de ser tú por miedo al ridículo, por miedo a equivocarte, por miedo a ser rechazado o por miedo a no estar a la altura. Una altura que nadie te pide, pero que sí te exiges tú. Y cuando miras atrás te sientes culpable por no ser valiente, por haberte comprometido y atrevido con lo que eran tus sueños. Y es que la valentía y la confianza caminan de la mano.
Si te sientes identificado, tranquilo, esto no es el acabose. La valentía y la confianza las podemos entrenar. Que no te agobie el tiempo, que no te agobien los resultados. Deja que todo fluya, pero ponte manos a la obra.
En esta receta para entrenar la confianza, como en cualquier otra receta, ya sabes que la creatividad al utilizarla puede incrementar el valor de estos puntos. Y también puedes cambiar ingredientes si tu experiencia te ha dicho que otro tipo de consejos te funcionan mejor.
Tú eres único, deja por favor de compararte
Vivimos en una era en la que estamos expuestos al escaparate de las redes sociales. Y todo lo que vemos nos parece más fuerte, más atlético, más sexi, más ágil, más inteligente, que lo que vemos en nosotros mismos. Y oye, te digo una cosa, ¡puede que sea así! Pero estar comparándote no hará que tú cambies. Todas las personas somos genéticamente distintas, así que no cabe la comparación. Podemos comparar dos melocotones entre sí, pero nunca dos personas.
Compararse nos lleva a buscar diferencias que nos perjudican, a etiquetarnos de manera negativa “Jo, fíjate este, lo bien que está, y yo estoy hecho un vago incapaz de hacer deporte”. Acepta que los demás son maravillosos. No hace falta que busques excusas que te hagan sentir bien como que el Photoshop hace maravillas. Simplemente valora lo que ves sin que suponga un juicio de valor contra ti.
Si tú estás seguro, hazlo. El que te juzga, el que te dice que es complicado, el que opina sobre ti lo hace desde su prisma y desde su piel. No desconfíes de ti por la desconfianza de otros.
Involúcrate en tu cambio
Nos da confianza trabajar en los cambios que deseamos, aunque el cambio todavía no sea visible. Si has decidido tener una vida más activa, comer mejor, dormir más, quedar con amigos, utilizar menos la tecnología, solo el hecho de empezar a hacerlo, te dará seguridad. Porque lo que nos estimula es vernos involucrados y comprometidos con el estilo de vida que deseamos.
Procura que tus objetivos y decisiones sean pequeños
Si tu meta, si tu dificultad o aquello a lo que tengas que enfrentarte es enorme, divídelo. Si alguien quisiera vencer una enfermedad grave de un día para otro, se sentiría tremendamente frustrado, no es posible. Todo tiene sus pasos. Y en cada paso logrado, nos tenemos que alegrar, sabernos más cerca y sentirnos agradecidos. Por muy lejos que esté o por muy complicada que sea tu meta, cada paso te acerca.
Ten paciencia, el cambio llega
Nos desconfíes de ti por no lograr los cambios a la primera o en un periodo corto de tiempo. Huye, simbólicamente hablando, de la dieta de la alcachofa. Muchas personas cuando no consiguen sus metas de forma rápida, dudan de ellas mismas pensando que no son hábiles, capaces, que ya no tienen la edad o que nunca lo conseguirán. No es una cuestión de capacidad. Más bien suele ser un problema de entrenamiento. Necesitas insistir un poquito más.
Cuida tu salud, te lo mereces
Una persona con confianza y autoestima, se quiere. Y si se quiere, se cuida, se dedica tiempo, se compra alimentos saludables, duerme sus horas, se compra ropa que le sienta bien, se arregla. Trata de verse y de sentirse bien. El propio aspecto físico, vernos arreglados, cada uno conforme a su estilo, nos da seguridad y también trasmite a los demás una imagen de confianza.
Trabaja tu autocontrol
Un dato curioso que arrojan los estudios sobre el autocontrol, es que las personas tendemos a confiar más en aquellas que tienen capacidad de autocontrol. Nos generan más confianza. Ser confiable también es un valor relacionado con el éxito.
¿Por qué es esto así? ¿Por qué autocontrol y confianza van de la mano? Muy sencillo. Una persona impulsiva, sin límites, sin filtro, puede ser una persona indiscreta, que te perjudique, agresiva, emocionalmente vendida a su momento. Y todos sabemos que cuando salta el cerebro emocional, cuando te dejas arrastrar por las emociones más primarias, no eres dueño ni de lo que haces de lo que dices.
Conoce en qué eres bueno
Es importante que sepas dónde está tu talento, tus recursos, tus capacidades, tus virtudes. Todos tenemos áreas de mejora a las que les dedicamos análisis y entrenamiento. Y esto es genial porque nos permite crecer. Peor si no tomamos consciencia de qué tenemos bueno, para qué tenemos talento, dejaremos de dar valor a aquello que sí lo tiene, solo porque nos parece fácil. Habla bien de ti y piensa bien de ti.
Quita valor al fracaso
Y si te equivocas, ¿qué es lo peor que puede pasar? ¿Es asumible, rectificable, se puede volver a intentar, se puede corregir, te enseña, mejora? Tú eres tu potencial. No eres quién eres ahora, sino que eres en quién te quieres convertir. Cada fracaso es un aprendizaje. Aprende, asume y acepta el pasado y mira hacia delante.
Atento a la preparación
Ten bajo control todo lo que sea controlable. No acudas a una entrevista o reunión a improvisar. Repite, estudia, repite, investiga, repite, fórmate más. Que nunca cese este círculo. La experiencia nos da seguridad y confianza. Cuanto más afiances y entrenes, mejores y mayores serán tus conocimientos.
Y recuerda…la inseguridad tiene su lado positivo
Permite estar más atento y concienzudo con lo que haces. Así que si en algún momento se presenta la inseguridad, acéptala y trata de comportarte como alguien seguro.
Con confianza nos sentimos poderosos, capaces, fuertes y seguros. La confianza se entrena. Los músculos no están solamente en el cuerpo.
Artículo publicado originalmente en el número 11 de Rísbel Magazine por Patricia Ramírez
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