Desfile Thom Browne primavera 2022

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Thom Browne nos ha contado una historia en su último desfile. En la línea de las tendencias en cuanto a la forma de presentar las colecciones, la pasarela se transforma en un espectáculo y en una declaración de intenciones. Siguiendo de la estela de sus propuestas para el presente invierno, de nuevo Brown apuesta por una colección donde el género queda diluido y en el que los hombres se atreven con faldas y vestidos y las mujeres demuestran que su identidad está por encima de su imagen externa.

La nota dominante es el minimalismo llevado a su máxima expresión, con diseños simples y formas limpias que, no obstante, reflejan el espíritu de esta casa con americanas que pierden las mangas y vestidos con una sola de ellas.

En su parte menos dotada de color, el jardín de Browne llega en forma de chales plagados de flores en tonos neutros que acompañan sus trajes y vestidos (también para el hombre) grises, diseños muy pulidos que recuerdan que el patronaje es siempre uno de los puntos fuertes de la marca.

Sin grandes estridencias y renunciando a los volúmenes que si se pudieron ver en la colección de otoño-invierno, Thom Browne apuesta en esta ocasión por la ausencia de detalles, al menos evidente, porque las sutilezas se convierten en las grandes protagonistas, con desestructuras y superposiciones.

Y, de repente, el cielo gris se abre y deja paso a un arcoíris de color que explota en forma de túnicas y vestidos jaspeados donde, nuevamente, la sencillez es la clave. Amarillos, frambuesas o azules se dan cita, acercando la primavera. Un mundo el de Browne en el que, manteniéndose la línea de lo minimalista –para lo que nos tiene acostumbrados- conviven el yin y el yang, dos puntos de vista diferentes pero unidos en un mismo concepto.

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