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Cómo elegir un buen centro de belleza

Fotografía de Bell Soto en exclusiva para Rísbel Magazine

Bótox, láser para eliminar tatuajes, tratamientos para el cuidado del cabello o ácido hialurónico para rellenar arrugas. El hombre se lanza de cabeza al mercado de la medicina estética para verse mejor.

Los cuidados masculinos han evolucionado del clásico afeitado a un sinfín de tratamientos pensados exclusivamente para nosotros.  Una encuesta realizada en el Inglaterra revelaba un aumento del 66% en el número de hombres que visitan salones de belleza sólo en el último año.  

Y es que, acostumbrados likear el ritmo de vida de celebrities como Cristiano Ronaldo, Tom Cruise o Jay Z que, según se informa, se entregan a rituales de belleza que rivalizan con los de sus mujeres, ya no resulta sorprendente que el nuevo hombre tome medidas más evolucionadas para verse mejor y sentirse más a gusto consigo mismo.

Sin embargo, ¿sabemos todo lo que deberíamos sobre los centros de medicina estética? ¿Cómo podemos identificar un centro bueno donde nos atiendan profesionales? ¿Cómo podemos evitar el engaño de las clínicas low cost que se aprovechan de nuestra ignorancia en este sector? Descubre las claves para detectar a los verdaderos especialistas ¡y encontrar tu mejor tratamiento!

Señales para identificar un buen centro de belleza

El CV es lo que cuenta.
No es necesario ver una pared atestada de diplomas, ya que en muchas ocasiones poco tienen que ver con la especialidad del facultativo. Para eso está Google. Una exhaustiva búsqueda del especialista en la red te dará más información y más certera.

El físico sí importa.
La armonía, la elegancia y la naturalidad son las claves de cualquier tratamiento. Tiene que gustarte la imagen de la persona que se va a encargar de potenciar tu belleza. Una piel limpia, bonita y cuidada dice más que toda la carta de tratamientos del centro. Del mismo modo que puede echar para atrás una cara excesivamente operada o repleta de fillers. Si tu médico tiene una clara imagen de lo que a él mismo le sienta bien, sabrá tratarte con el cuidado que mereces.

Diagnóstico previo.
No vale con que te aprieten las mejillas para examinar el nivel de flacidez. Los buenos centros disponen de herramientas de medición y diagnósticas capaces de ver por debajo de la epidermis y dar e ir más allá de la simple vista. A nivel corporal también cuentan con aparatología para medir el nivel de grasa de forma precisa.

Buenas marcas.
Sí, trabajan con las mejores firmas de belleza profesional y además, nunca escatiman producto a la hora de hacerte una exfoliación corporal, un masaje o un tratamiento facial.

Te tratan como a un paciente.
¡Y no como a un cliente! Es algo que se percibe rápidamente: querer vender un tratamiento a toda costa no es señal de una buena profesional.

Como en casa.
Has de sentirte cómodo. Es importante que cuente con una sala de espera confortable, que te sientas bien atendido en cada momento, y que la zona de cabinas, su espacio y su disposición resulten agradables.

Sin prisas.
Un buen especialista no mira el reloj con nerviosismo pensando en el siguiente paciente. A cada persona hay que dedicarle todo el tiempo que necesita. Busca el lugar donde contesten absolutamente todas tus preguntas, estar informado es tu derecho.

Precios reales.
Los buenos productos no son baratos, la inversión en aparatología es muy considerable y el trabajo de los profesionales bien formados tiene mucho valor. La calidad también forma parte del precio final: desconfía de las tarifas exageradamente bajas.

No siempre te hacen lo que pides.
Un buen especialista sabe negarse a hacer retoques que cree que no van a quedar naturales o que son innecesarios: un “no” es buena señal.

Y 10 SEÑALES PARA SALIR CORRIENDO

Oferta especial.
El término “gratis” es uno de los más peligrosos cuando se trata de salud y belleza. Las rebajas también deben hacerte desconfiar y el “2 x 1” si vas acompañado por un amigo, también.

Parece una tienda.
A no ser que esté configurado como una concept-store, si hay más metros cuadrados destinados a la venta que al relax o a las cabinas, desconfía. Especialmente llamativos son los centros donde intentan venderte una crema nada más entrar por la puerta: la esteticista es una excelente prescriptora – pero sólo tras conocer tu piel al detalle. Un buen profesional sólo te aconsejará, nunca te forzará.

Esa higiene…
Si las toallas están amarillentas, viejas o descuidadas, ni te tumbes en la camilla. Un centro que no cuida esos detalles no podrá tratar tu piel como se merece. Desconfía también de las batas blancas que no estén impolutas.

Subalquileres y Cia.

Tienen lo último en remodelación corporal, ese aparato que sale en las mejores revistas, sin embargo, solo está operativo dos días por semana. Cuidado. En ocasiones, se alquilan por horas a las empresas o a otros centros de estética y el vaivén de los traslados –y la sobrecarga de uso- puede minar la eficacia de la aparatología.

Siempre está vacío.
Ocurre como con los restaurantes. Por algo será. Cuando alguien gasta lo que gasta en tratamientos estéticos y no repite es que los resultados no han sido lo bastante satisfactorios. Si llamas para pedir hora ese mismo día y resulta que tienen todo libre, cuelga el teléfono.

Es una franquicia.
Cuidado con ellas y con las grandes cadenas. Por lo general, detrás de las aperturas hay meros inversores que desconocen el sector, y no profesionales formados y dedicados a su trabajo.

¿Está en una tercera planta? Totalmente ilegal.
Para abrir una consulta estética, la legislación exige por motivos de seguridad que sea planta calle, o como mucho, un primero.

Te piden todos tus datos nada más entrar.
Posiblemente, será para acribillarte a newletters, propaganda de buzón o para contarte, vía SMS las últimas ofertas y descuentos de forma constante.

¿Demasiado barato?
Un vial de ácido hialurónico cuesta lo que cuesta. Si te lo ponen por menos de 150 euros quizá sea “marca blanca” o haya sido adquirido en el mercado negro de la estética (que lo hay).

Publicidad engañosa.
Si desde el escaparate te juran que pueden acabar con la grasa abdominal en cuatro sesiones no te molestes en entrar: las promesas irreales pueden ser atractivas, claro está, pero no son honestas. Desconfía de las soluciones “milagrosas”, pues no son ciertas.

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