Así fue la vida de Maradona, la esquirla de un dios en la tierra

 ¿Por qué lo buscaban siempre las cámaras de televisión? ¿Por qué un futbolista tiene una «Iglesia» dedicada a él en Argentina? ¿Cuáles son las consecuencias de mezclar esa adoración con una personalidad adictiva?

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Un hijo no reconocido, fotografías con la mafia italiana, enormes atracones de cocaína, festivales de prostitutas y alcohol en cantidades industriales. Resulta increíble pensar que Diego Armando Maradona hubiera encontrado tiempo para convertirse en el mejor futbolista de su generación.

«El Chico de Oro» que coleccionaba sus trofeos de botas de oro como el que colecciona sellos, marcó los goles más famosos e increíbles de la historia del fútbol y eso fue lo que llevó a una masa argentina y napolitana a consagrarlo como un dios –mortal, como hemos podido comprobar hoy mismo- pero dios.

Y es que, el que goza de su divinidad en la tierra ha de morir como un héroe o, con el devenir de los años, será testigo de cómo se convierte en un mundano villano. Y así ocurrió con Diego cuando su vida personal eclipsó por completo sus hazañas en el campo de juego.

«Yo no fui ningún santo», reconocía humilde en una ocasión Maradona, reflexionando sobre sus infidelidades. Mientras su fútbol deslumbraba en la Copa del Mundo de 1986 en México, su amante Cristiana Sinagra viajaba de vuelta a Italia, embarazada de Diego Armando Maradona Sinagra. Un embarazo que durante años el futbolista se negó a reconocer y no fue hasta el año 2003 que Maradona accedió a encontrarse con su hijo.

Cuando sus escarceos con la mafia italiana fueron filtrados por la prensa, su representante – al borde de un infarto- tuvo que hacer un comunicado a través de la CNN Sport aclarando que la relación del futbolista con la Camorra era inexistente, ya que ningún tribunal había condenado hasta la fecha a Diego por apoyar a la mafia.

Las fotografías, explicó, fueron tomadas en un momento en que «Diego era la persona más inaccesible de Nápoles» y que, como los fans de Nápoles, «la familia de la Camorra más poderosa de Nápoles… en varias ocasiones buscó una sesión de fotos con Maradona invitándolo a varias fiestas de cumpleaños de su familia».

Paralelamente al ya endiosado Maradona del campo de juego, el alcohol, el sexo y las drogas se convertían en dosis habituales en su vida diaria. «Con una raya me sentí como Superman», recordaba Maradona con su primera experiencia con la farlopa en Barcelona.

Como jugador del Nápoles, en el apogeo de su adicción se divertía de domingo a miércoles. Maradona describía cómo volvía a casa y se encerraba en el baño para que sus hijas pequeñas no fueran testigos de su consumo de cocaína.

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DESLIZA HACIA LA IZQUIERDA PARA VER LA GALERÍA

Pero la aureola se le cayó al dios de Nápoles cuando rompió los corazones de su público italiano al marcar para Argentina en la semifinal de penaltis que dejó fuera de combate a los anfitriones de la Copa del Mundo de 1990. Una publicación italiana titulaba en un diario «Lucifer vive en Nápoles». La caída fue rápida y el golpe fue duro; el jugador se quedó completamente aislado mientras la prensa rellenaba periódicos y revistas con los problemas de adicción de Maradona.

A una inhabilitación de 15 meses en el fútbol le siguió una prueba de drogas en 1991. Sin embargo su carrera no había terminado… ¿quién no recuerda  el impresionante gol del centrocampista contra Grecia en la Copa Mundial de 1994 antes de una recaída por otra prueba de drogas? – Maradona ya nunca fue capaz de recuperar su forma física y su destreza en el campo.

Fue una caída estremecedora del jugador más dotado de su generación. El que a día de hoy sólo podría ser comparado con nombres como Cristiano Ronaldo o su compañero argentino Lionel Messi. Pero a diferencia de ellos, Maradona también fue un jugador que tuvo una historia romántica, de harapos a ricos, que resultó ser tan atractiva como su habilidad en el estadio. Él fue uno de los ocho hijos que nació en 1960 en una familia muy pobre que vivía en los barrios más humildes de Buenos Aires.

«Se pasó su vida buscando paz, pero cuando la encontraba le sabía a poco (…) La muerte fue el único límite que no traspasó voluntariamente para ver qué tal».

Guillem Balagué

La habilidad de Maradona con un balón de fútbol comenzó a despuntar cuando apenas era un crío. A medida que crecían los rumores sobre su prodigioso talento, un equipo de grabación capturó imágenes del niño haciendo trucos y explicando que su ambición era ganar la Copa del Mundial para Argentina. A los 15 años, Maradona ya tenía un contrato firmado con el equipo local de Argentina Juniors, e inmediatamente cargó con la responsabilidad financiera de toda su familia.

«Se aprovecharon de alguna manera de Maradona», declaraba Signorini a la CNN, quien hace una distinción entre el amable «Diego» que conocía y «Maradona», un personaje construido como una armadura contra un mundo entrometido.

La batalla por la redención continuó durante el resto de la vida de Diego. Regresó brevemente a la selección argentina de la Copa del Mundo de 1994, pero volvió a dar positivo en otra prueba de drogas, esta vez la delatora fue la efedrina potenciadora del rendimiento. Después de haber terminado gradualmente su carrera durante los años 90, luchó contra el uso intermitente de cocaína, la obesidad y el alcoholismo.

A pesar de su caída al infierno, los argentinos nunca pudieron dar la espalda a Diego y el pasado año era nombrado entrenador del equipo Gimnasia de La Plata en Buenos Aires.

Los futbolistas posteriores han aprendido del cuento de biblia deportiva narrada a golpe de balón por Maradona, sin embargo fue un camino que el argentino tuvo que descubrir en solitario, rodeado de millones de personas, sí, pero incuestionablemente solo.

A pesar de que el exfutbolista se sometió el pasado martes 3 de noviembre a una operación por un hematoma en el cerebro y recibía el alta el pasado día 11, hoy, miércoles 25 de noviembre Diego Armando Maradona, la leyenda del fútbol mundial, el único humano que ha caminado por el cielo, por la tierra y por el infierno, ha fallecido a los 60 años de edad como consecuencia de una parada cardiorrespiratoria en su casa de la localidad de Tigre.

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