¿Y si la filosofía fuera la solución que necesitas (de verdad) para resolver tus problemas?

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¿Quieres aprender a aplicar las ideas de la filosofía a la vida cotidiana? Aquí tienes algunas claves. 

Epicuro, Platón, Nietzsche, Kant. Seguro que te has planteado alguna vez para qué sirve la filosofía al pensar en alguno de estos señores tan serios y reflexivos. Pero también te habrás hecho preguntas sobre qué es la felicidad o por qué pasa esto y no lo otro. Esa curiosidad, ese querer saber y reflexionar sobre el pasado, presente y futuro, son formas de aplicar la filosofía a la vida cotidiana

¿Sabías que el estoicismo está de moda? Sí, sí, ha vuelto. Y es que filosofar es tener inquietudes y cuestionarse el mundo que nos rodea. Todos tenemos una filosofía o proyecto de vida, pero lo interesante es aprender sobre reflexiones que siempre han estado ahí y que pueden ayudarnos a crecer como personas. No Descartes todo lo que la filosofía tiene que ofrecerte, porque te puede aportar mucho más de lo que crees. 

Cómo está presente la filosofía en el día a día 

El Dr. Fernando Savater, filósofo, profesor y escritor, en su libro Ética de urgencia habla sobre la importancia de la filosofía en la vida cotidiana. Si alguna vez has pensado sobre qué es el tiempo o la muerte, has aplicado la filosofía. Porque según el experto, “las preguntas de la filosofía tratan de lo que somos, no de lo que hacemos”. Son preguntas muchas veces sin respuesta, que nos hacen profundizar más en la propia pregunta (por lioso que suene). Por ejemplo, ¿es ético que tu pareja revise tus mensajes? ¿El avance de la ciencia debe tener límites? Si hoy fuera tu último día, ¿te gustaría estar haciendo lo que haces? La filosofía empieza con las preguntas y la vida está repleta de ellas.

Por eso es que el filósofo alemán Wolfram Eilenberger habla en su entrevista con la BBC de que la filosofía no es un simple estudio académico. Sino una disciplina que siempre ha estado ahí. Lo único que debemos hacer es saber cuándo y dónde encontrarla. Era Sócrates quien iba por Atenas haciendo preguntas a la gente, con el objetivo de lograr un mundo mejor. Esto muestra que realmente la filosofía nació en las calles. Y ahora es una práctica que ayuda a derribar muros mentales y a enriquecer nuestra vida. 

Maneras de aplicar la filosofía para mejorar tu vida cotidiana  

Bros before… todo lo demás 

El Dr. José Carlos Ruiz, experto en pensamiento crítico, habla en sus libros sobre la importancia de las amistades en una sociedad tan individualista como la nuestra. Y nos invita a diferenciar los verdaderos BFF de los que no lo son tanto. Comenta que según Aristóteles, cualquier persona debería saber distinguir entre 3 modelos de amistad. La utilitaria, que dura lo que la utilidad en común. La amistad por diversión, que se acabaría cuando se acabe la diversión. Y el tercer modelo, que conlleva una percepción igualitaria de la otra persona. Esa en la que compartes la alegría y los logros del otro. Y en la que esa persona comparte los tuyos. Tristemente, es la más difícil de conseguir. Por eso, no te centres en la cantidad de amigos que tengas, sino en la calidad de esas relaciones. Aplica esta filosofía a tu vida cotidiana y serás mucho más feliz.

Practica el “Me time” 

¿Quién no tiene en su cabeza esa check list con cosas que nos hacen felices? Una obsesión por ir acumulando experiencia (así nos sentimos menos culpables que si fuera algo material) tras experiencia. ¡Eh! Pero ¿qué pasa cuando no estamos en esa rueda de consumo emocional? ¡Llega el bajón! Eres tan adicto a la hiperactividad y al exceso de estímulos que no puedes ni estar solo contigo mismo y sentirte a gusto. El Dr. Ruiz habla aquí de que hoy en día “la felicidad parece estar geolocalizada”. Por eso, es importante dedicarse tiempo a uno mismo. A estar a solas con tus pensamientos. Sí, puede que sea agobiante al principio y que el FOMO se apodere de ti. Pero luego se convertirá en una de tus rutinas favoritas y tu salud mental lo va a agradecer.

Deja atrás el narcisismo  

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Estamos ante un momento histórico en el que las circunstancias reales y las virtuales conviven, condicionando las unas a las otras. Las Apple Vision Pro son un claro ejemplo de ello. El estímulo de las redes sociales y del mundo virtual es altísimo. ¿Por qué? Pues porque te permiten crear una imagen idealizada de ti mismo. ¡Madre mía, qué sería del mito de Narciso si tuviera Instagram! El Dr. Ruiz cuenta que esa metáfora se puede aplicar a lo que ocurre con el Social Media. La gente se enamora del avatar, de los filtros y luego se frustran con la realidad. ¿La conclusión? Sencilla. No inviertas más energía en la imagen que quieres proyectar de ti que en ti mismo como persona.

Dale al coco  

Ortega y Gasset decía “yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella, no me salvo yo”. ¿Qué quiere decir esto? Pues que debes aprender a pensar bien desde tu propio contexto. Desde todo aquello que no eliges (como tu lugar de nacimiento, el nivel educativo y social de tus padres, el colegio en el que has estudiado) pero que te configura como persona. Tener en cuenta tus circunstancias es fundamental para tener pensamiento crítico. De hecho, el filósofo español decía que 2/3 de la biografía de una persona pueden definirse por el lugar y el momento en el que nace. Por eso, es importante saber cuestionar lo que ocurre a tu alrededor. Ir más allá de lo evidente y superficial. Y no dejar que la capacidad de reflexión se estanque en un contexto social, económico o cultural determinado.

Let it go

Aquí llega el turno de Epicteto y probablemente este filósofo nos da una de las claves fundamentales para aplicar la filosofía a la vida cotidiana. Propone que toda persona debería plantearse dos cuestiones: qué cosas dependen de nosotros en la vida y cuáles no. Sí, debemos responsabilizarnos de nuestras opiniones, aspiraciones y ser conscientes de nuestras limitaciones. Sin embargo, algo que no podemos controlar es precisamente lo que piensa y siente el resto. No puedes empeñarte en gustar a los demás. Ni en que alguien te quiera. Tampoco los logros de otros dependen de ti. No dejes que te afecten. Y si son de amigos, ¡alégrate por ellos! Siempre pon la meta en ti y no en torno a otra persona porque puedes obsesionarte y es lo último que necesitas.

Aprovecha mejor el tiempo

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El Doctor en Filosofía Massimo Pigliucci trata en sus obras el estoicismo como una filosofía de vida, que practica él mismo desde hace años. Y una de las herramientas fundamentales de estoicos como Marco Aurelio, Séneca o Epicteto es reflexionar sobre la muerte y el paso del tiempo. Pero sobre todo qué hacer para no desperdiciar el tiempo que nos queda. ¿Sabías que Marco Aurelio hacía journaling? ¡Sería todo un influencer hoy en día! Séneca decía que la forma correcta de llevar un diario era haciéndote 3 preguntas antes de dormir: qué has hecho mal hoy, qué has hecho bien hoy y qué podrías haber hecho de otra forma hoy. 

Al final, no se trata de arrepentirse ni castigarse, sino de aprender de las experiencias. Sentirte mal por un error no va a cambiar las cosas. Por eso, simplemente reflexiona sobre qué podrías haber hecho mejor. Lo mismo ocurre con el refuerzo positivo. Es importante ser conscientes de aquello que hemos hecho bien, pero sobre todo para contrastarlo con lo negativo y así tener las dos versiones. Lo que no queremos en nuestra vida y lo que sí. Una herramienta súper útil para que los problemas no nos afecten tanto y así poder dedicar tiempo a lo que importa.

Cambia la perspectiva

El metro se ha retrasado 10 minutos y estás pensando: ¿Por qué a mi? ¡Voy a llegar tarde! ¡Mi jefe me va a matar! (A ver, si llevas toda la semana así, deberías intentar salir antes de casa). Muchas veces nos convencemos de que nos pasan cosas terribles y nos ponemos en lo peor. Un bucle que nos lleva a frustrarnos y a sentirnos mal. Pero en vez de eso, podemos pensar de otra manera. ¿Puedes hacer algo positivo o constructivo para mejorar la situación? El cambio es lo único constante en nuestra vida. Y no es el fin del mundo. ¡Son cosas que pasan! Recuerda, no hagas una montaña de un granito de arena y serás mucho más feliz. “Solo sé que no sé nada”, decía Sócrates. Sin embargo, aplicando estas claves de la filosofía a la vida cotidiana, tú ahora sabes mucho más.