Desde hace treinta años, Véronique Nichanian es la directora creativa de Hermès.
Francia es un país que da mujeres brillantes. Lo es Catherine Deneuve en el cine. Lo es también Simone de Beauvoir para el feminismo. Y, por supuesto, lo es también Véronique Nichanian en la moda. Pese a ello, para muchos, la directora creativa de Hermès será posiblemente una desconocida, aunque lo cierto es que lleva décadas controlando una de las casas de lujo más emblemáticas de París.
La clave de Véronique Nichanian
Nacida en 1954 en Boulogne-Billancourt, junto al famoso Bois de Boulogne de la capital francesa, Véronique puede presumir de ser la quintaesencia parisina. Posee una elegancia sobria y desenfadada que solo las nacidas en esta ciudad saben manejar.
Es delicada y fuerte a la vez, y su frágil silueta es a la vez compatible con una energía formidable. Y es aquí donde quizás reside la clave del éxito del trabajo de esta creadora. Su excepcional gusto por el detalle, con un punto intelectual y apasionado por los materiales, se transmite a todo lo que hace. Y eso se nota.
Una vida en la moda
La parisina se formó en L’École de la Chambre Syndicale de la Couture, uno de los centros de referencia de la exigente costura francesa. Gracias a esto, debutó en la moda como directora adjunta de la línea masculina de Nino Cerruti.
Con tan solo 22 años, ya estaba encargada de la licencia de la firma franco-italiana en Japón. Este éxito se vio reconocido con la dirección creativa de la casa tiempo más tarde, aunque le duró poco ese cargo.
Jean-Louis Dumas, presidente de Hermès en 1988, ya le había echado el ojo. Tanto es así que cuando la fichó para dirigir la línea masculina de la casa aquel año le dijo aquello de: “Llévelo como su propia empresa, tiene usted carta blanca”. Y esta máxima parece haber marcado la carrera de Nichanian al frente de la maison del carruaje de caballos.
Desde su despacho en la emblemática sede del Faubourg Saint-Honoré ha visto como Martin Margiela o Jean Paul Gaultier se hacían cargo de la línea femenina. También ha contemplado como John Galliano y Alexander McQueen conquistaban la alta costura en los 90, o Tom Ford se hacía con el control de Yves Saint Laurent.
Y, por supuesto, ha sido testigo directo de cómo el hombre ha evolucionado. Del traje de oficina de los 90 a las zapatillas del siglo XXI, las creaciones de Véronique Nichanian “han acompañado” al hombre, como a ella le gusta decir, en este viaje.
Véronique Nichanian, con voz propia
Sus más de treinta años al frente de la dirección creativa de la línea masculina de Hermès, treinta y cuatro para ser exactos, son pura historia de la moda para hombre. Con ella, hemos aprendido a valorar los tejidos y a introducirnos en el color. Y todo sin estridencias. Porque la clave de la casa francesa es esa: que pasen las cosas sin que parezca que pasan.
De esta manera, Nichanian se atrevió a emplear el neopreno en una americana antes de que nadie lo hiciera. Y no solo eso, además, lo presentó en naranja, el color emblema de Hermès.
Reconoce que no tiene musos y que para ella el marketing no existe. Prefiere convencer por la propia experiencia, es decir, por la verdad desnuda. Su perfil bajo, más en la línea de Margiela y nada comparable con otros genios como pueden ser Olivier Rousteing o el propio Gaultier, le permite pasearse por las tiendas sin que nadie la reconozca. Y ahí puede conocer de manera directa al cliente de Hermès, por el que siente verdadero respeto.
De pequeña, la firma le fascinaba y hasta le daba miedo entrar en las boutiques. Y algo queda de aquella experiencia: la reverencia por la tienda, por el producto y por invitarnos a disfrutar del mundo de Hermès.
Con Nichanian sucede que no se sabe dónde empieza ella y dónde Hermès. De hecho, la directora creativa ha expresado varias veces su poco interés por crear su propia firma. Esa firma es Hermès, donde ha desarrollado su propio universo. ¿Y cómo es ese lugar? Se podría definir como un paréntesis.
Hermès en la moda hombre es un idioma propio. Mientras otras firmas pelean por la tendencia, Nichanian tiene claro que lo suyo es una inversión a largo plazo. Maneja otros tiempos y eso se nota en todo lo que hace. Las presentaciones son impecables, como las propuestas, que siempre tienen su toque y que siempre aportan algo nuevo.
Hermès con ella se ha convertido en una referencia del lujo relajado. Para Holly Golightly, Tiffany era un lugar donde nada malo podía suceder. Bien, así podría sentirse el hombre en el espacio masculino de Hermès.
La seguridad que la familia Dumas ha otorgado a Nichanian ha creado una de las compañías más coherentes que podemos encontrar en un campo, el de la moda, donde las casas pueden dar mil vueltas.
Este otoño en Hermès… Esa coherencia se transmite en propuestas como la del próximo otoño de Hermès. En ella, y con un casting inclusivo con el que se destacaba el carácter internacional de la casa, Nichanian volvió a emplear los códigos habituales.
Así, vimos exquisitos materiales en una colección sosegada, donde las rayas, los toques de color y la elegancia relajada eran protagonistas. Carrot pants con lujosos jerséis de lana, trajes de finas y elegantes siluetas confeccionados en materiales sport, o plumíferos de clara vocación contemporánea reinaban sobre la pasarela. ¿El mejor detalle? Los pañuelos de la casa como complemento imprescindible de la elegancia masculina. Y si lo dice Hermès y lo dice Nichanian, será verdad.
Artículo publicado por Jose Luis Díez-Garde
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