Entrevista a Hugo Silva: «Esta profesión me ha hecho ser quien que soy. Me ha obligado a leer, a cultivarme, a trabajar la empatía y a entrenarla»

Aquel chico con pinta de chulo de instituto que a principios de los 2000 conquistó la pequeña pantalla, se ha transformado en un hombre sereno, cultivado y consciente de sí mismo. Hugo Silva, que celebra con Rísbel el estreno de la última temporada de Nasdrovia (Movistar+), se sube al cielo de Madrid para demostrarnos que es más sexy por dentro que por fuera.

Me he dado cita con Hugo Silva (San Blas, 1977) en el Westin Palace de Madrid. Aquí lo conocí por primera vez a comienzos de la década pasada. Ambos fuimos invitados a una fiesta en uno de los majestuosos salones del hotel. Él vestía un esmoquin oscuro y todavía no peinaba canas. Por aquel entonces, él ya era ese actor consagrado que posiblemente un día soñó ser, allá por los años 80, cuando aún era un crío del barrio de San Blas que veía en la televisión las películas de Burt Lancaster. Puede que fueran esos personajes al margen de la ley y con una libertad que estaba por encima de todo lo establecido los que despertaran en Hugo su vocación como actor. Tal vez fuera Dardo Bartoli, el protagonista de El Halcón y la Flecha, el que lo conquistó y lo hizo soñar con una vida al otro lado de la pantalla.

Recuerdo nítidamente al Hugo de hace 20 años, el protagonista de Al Salir de Clase, que presumía de melena y que con su actitud de chico rebelde encandiló a toda una generación de jóvenes mozas que rezaban en los pasillos del instituto por cruzarse por la calle con su amor platónico.

Doce series, veinticinco películas y tres premios más tarde, Hugo Silva ha soplado velas y con una actitud mucho más tranquila, la misma melena frondosa y un look significativamente relajado, aparece completamente solo en el señorial hall del Palace de Madrid. Y es que, cuando un actor se presenta en una jornada de trabajo con la prensa, pueden pasar varias cosas: algunos llegan acompañados de un séquito de representantes, jefes de prensa, managers y demás figuras omnipresentes (y de ego inabarcable) que ejercen de escudo protector y que, a fuerza de impertinencias, establecen una jerarquía de poder donde ellos están en la cúspide. Otros, anuncian su entrada escoltados por guardaespaldas y hermanos protectores. También los hay que llegan a los platós de fotografía con su pandilla de colegas, como el que se va a la plaza del barrio a echar la tarde. Hugo Silva llegó solo, sereno y sonriendo bajo la mascarilla.

Para esta ocasión, le hemos pedido al hotel que nos cierre la azotea, cuyas vistas dan a la Plaza de Neptuno. Es una zona restringida, pero es perfecta para fotografiar a este actor que celebra con Rísbel más de 20 años en la cresta de la ola de la ficción española. La estructura metálica que soporta el letrero luminoso del Hotel Westin Palace nos da la espalda y el cielo de Madrid nos sonríe. Es febrero, pero hace calor. A tan solo un par de días de estrenar la última temporada de Nasdrovia (Movistar + en colaboración con The Mediapro Studio) Hugo Silva mira al horizonte de Madrid para hacer ese viaje en el tiempo que le traslada a los comienzos de su paso por la vida.

¿Cómo descubriste tu vocación para la interpretación?

Recuerdo un profesor que tuve en el colegio, Don Pepe, que nos puso a leer teatro en el colegio como ejercicio de clase y me volvió loco. Me encantó. Mi personaje era un sacristán aunque, si te soy sincero, no consigo acordarme del nombre de la obra. A partir de ahí, fue mi madre la que me empezó a meter en grupos de teatro amateur. Ella fue la que se dio cuenta de que quería ser actor, no yo. Cuando yo era un niño, yo fantaseaba con la idea de ser un pirata o un indio, hasta que un día ella me dijo: “tú lo que quieres es ser actor”.

¿Cómo era Hugo en el colegio?

Siempre fui un estudiante bastante “distraído”. Mis asignaturas favoritas eran la Historia y Ciencias Naturales. Pero asignaturas como Lengua y Matemáticas se me daban muy mal.

De Guillermo Sierra, tu personaje en Al Salir de clase, a Julián (Nasdrovia, Movistar +) han pasado 22 años… Muy pocos actores pueden presumir de llevar ese tiempo trabajando en la industria de la interpretación… ¿Cómo se consigue?

No sé cómo se consigue. De verdad que no lo sé. Esta profesión siempre me ha tratado muy bien. Siempre me he sentido muy querido. Además, me he dado cuenta de que no sirvo para hacer otra cosa. Y no es algo de lo que me sienta orgulloso. Afortunadamente, tengo una relación con mi profesión muy natural. Nunca he pensado en tirar la toalla a pesar de la inestabilidad de este sector.

Cuando te conocimos en la pequeña pantalla te convertiste en todo un sex simbol. ¿Qué queda de aquel Hugo veinteañero cuya cara forraba las carpetas de las adolescentes y que volvía locas a las mujeres?

La fama al principio es muy explosiva. No es igual que la gente te conozca con un recorrido de muchos años, a que de repente tu imagen explote y seas una “persona de moda”. La relación que tengo ahora con el público es mucho más calmada. Hay un cariño mucho más profundo. La gente cuando se me acerca y me habla no me grita, me miran a los ojos, como queriéndome decir “Yo he vivido esta etapa de tu vida contigo. Yo lo pasé mal cuando a tu personaje le pasó esto o me alegré cuando a tu personaje le pasó lo otro…” La gente ha vivido otras vidas conmigo. Es mucho más cómodo y más bonito tener la relación que tengo ahora con el público que la que tenía al principio. Al principio fue muy explosivo, y no sé si lo supe gestionar bien. He aprendido a ser quien soy mirándome en los ojos de los demás.

¿Qué imagen tienes ahora de ti mismo?

Tengo una imagen de mí mismo bastante equilibrada y muy coherente con lo que siempre he querido de mí.

Dime la verdad… ¿es importante el físico para triunfar en este país como actor?

El físico es una característica más de cualquier actor y de cualquier actriz, pero es más importante lo que seas capaz de transmitir interpretando. Cualquier actor necesita transmitir, más allá de lo guapos o feos que sean.

Penélope y Bardem nominados a los Oscars, La Casa de Papel bate récord histórico de visualizaciones en todo el mundo, Veneno y Merlí puntuadas con sobresaliente en IMBD… parece ser que la ficción española goza de buena salud…

Como actor, considero que es una suerte que me haya tocado vivir este momento y más en España. Nuestro país está ahora mismo en el punto de mirar por los grandes actores que hay y por las grandes producciones que se están haciendo. Es nuestro momento de poder contar historias.

Hace poco se celebró la Gala de los Goya y las críticas fueron unánimes (y no muy buenas…) ¿Por qué crees que en España sabemos hacer buen cine y sin embargo no le hacemos justicia a la hora de hacer una Gala para homenajearlo? ¿En qué nos estamos equivocando?

… Bueno… (silencio). Yo creo que… la ceremonia de Los Goya de este año estaba bien diseñada… sin embargo, es imposible controlar el tiempo cuándo la gente se sube al atril a recoger su premio y hace los agradecimientos. Eso es lo que más dilata la gala. Es muy complicado y no sé cuál es la solución a eso. Recuerdo cuando me dieron el Premio Feroz y bajé del escenario de recogerlo ¡me entró un sentimiento de culpabilidad enorme! porque por culpa de los nervios se me había olvidado el agradecimiento a muchísimas personas que me han ayudado. ¡El día que yo reciba un Goya también voy a dar mucho la brasa!  (risas) También pienso que la gala de Los Goya es un reflejo de un rasgo muy nuestro. No creo que el problema sea la organización de la gala, creo que hay algo en nosotros que nos empuja a mirarnos y a comentar. A mí me encanta ir a Los Goya, he dado muchos premios y he actuado en las galas. He pasado muchos nervios allí, de hecho, he pasado más nervios entregando premios que actuando. Pero no creo que el problema lo tenga la ceremonia en sí, sino nosotros como espectadores y de cómo nos vemos a nosotros mismos…

¿Cómo nos miramos, Hugo?

Con mucha crueldad y es algo que pasa mucho en este país. También es cierto que creo que las nuevas generaciones cada vez tienen menos ese complejo de inferioridad gracias a actores como Antonio Banderas, Javier Bardem o Penélope Cruz.

Penélope Cruz confesó antes de ayer en El Hormiguero que no le gustan nada las redes sociales y que no les ve nada bueno ¿Cómo es tu relación con las redes sociales?

En mi caso, yo no puedo usar las RRSS como un chaval de 20 años porque, en primer lugar, no tengo 20 años y en segundo lugar, no sé hacerlo. Las RRSS son herramientas y hay que saber utilizarlas. A mí no me parece que sean malas, pero creo que debemos mejorar el uso que hacemos de ellas. Yo intento ser bastante aséptico con las redes sociales…

Y sin embargo te siguen casi medio millón de personas…

Así es, pero ese medio millón de seguidores que tengo no me siguen por mi actividad en las redes sociales, sino por los 20 años que llevo trabajando. Yo tengo otro tipo de seguidores y lo mío viene sembrado desde otro lado… ¡tampoco me las quiero dar de guay! Pero yo no he tenido esos seguidores de golpe, sino porque me han visto trabajar desde hace mucho tiempo.

¿En qué proyectos te gustaría implicarte en un futuro no muy lejano?

En cualquier proyecto que esté bien escrito, bien dialogado y que el personaje tenga MUCHOS DEFECTOS y muchas contradicciones. Me da igual la época. Pero huyo de personajes estereotipados que no tengan problemas, que todo lo hagan bien … no me interesa nada de eso. Quiero personajes que se equivoquen como nos equivocamos los humanos, que se replanteen lo que está haciendo, al igual que en la vida normal nos cuestionamos nuestras cosas. ¡Quiero personajes imperfectos!

¿Y cuáles han sido las imperfecciones de Julian, tu personaje de Nasdrovia (Movistar + y The Mediapro Studio) que te han enamorado?

Julián es un claro ejemplo de esto que te acabo de decir. ¡Julián es un miserable! Julián es inseguro, es un snob, es un tipo con un nivel de conciencia bajo y que de repente la vida le pone en un aprieto grande y ahí es cuando se da cuenta de qué va la vida en realidad. Julián no es un ejemplo a seguir ¡y por eso gusta tanto!

¿Por qué deberíamos de ver Nasdrovia?

Nasdrovia es una serie muy divertida y muy entretenida. Es como un chupito de vodka que te lo tomas, te pega un subidón y en cuanto te lo terminas quieres otro. Es una serie muy especial. No hay nada en el catálogo de Movistar + que se le parezca.

¿De qué manera te gustaría que tu trabajo influenciara al futuro de la ficción española?

Si te soy sincero, yo prefiero influenciar en la sociedad española más que en la ficción española. Cuando entré a trabajar en El Ministerio del Tiempo, me di cuenta de que era una serie que los profesores la utilizaban para ponerla en clase en los colegios e institutos. Cuando en la serie interpretábamos a Lope de Vega, Lope de Vega era trending topic en Twitter y era lo más buscado en Google en España. Estas series que tienen una resonancia a nivel cultural muy positiva son los proyectos en los que me gusta involucrarme. Creo que ese es el poder más grande que tienen las artes escénicas.

¿Qué es lo que más te indigna de lo que pasa en el mundo en estos momentos?

Lo que está pasando en estos momentos en el mundo es lo que lleva pasando toda la vida, las contradicciones del ser humano. Lo que más me preocupa es la inmigración como resultado de la injusticia social que hay entre el primer mundo y el resto del planeta; y el cambio climático. Creo que todo obedece a lo mismo, a nuestro empeño de querer ser millonarios y amasar grandes fortunas que nunca vamos poder gastar. Deberíamos pensar más como especie… ¡No lo sé…! A lo mejor esto que te voy a decir es una gilipollez pero creo que debería de haber una organización que se llamase “Preservación del homosapiens” porque como sigamos así estamos condenados a extinguirnos. Todo lo que sea malo para una parte del mundo, va a ser malo para nosotros. No somos los dueños de esto, y no hay un plan B. Pertenecemos a este planeta. Somos parte de él. Dentro de unos años, si la cosa se pone chunga, no te vas a poder ir a otro planeta y si de repente eres Elon Musk y te piras a otro planeta, te vas a morir del asco allí… o sea, que no tiene mucho sentido la que le estamos liando al planeta.

Antes de concluir, ahora nos iremos a la azotea del Hotel Palace, el buque insignia de los hoteles de lujo de Madrid, la ciudad que te vio nacer. Miras al horizonte del cielo madrileño, al futuro. ¿Qué es lo que te hace ilusión encontrarte en ese viaje?

Yo no suelo pensar mucho en el futuro. Únicamente pienso en el futuro a corto plazo. Eso también me lo ha dado esta profesión, de repente en una semana te llaman y te salen varios proyectos seguidos y te cambian el año por completo. Este trabajo me ha obligado a pensar solo en el presente y a no planificar. Fíjate, yo tengo unos amigos que viven en Ibiza e iba a ir a verlos y ya no puedo porque hoy mismo me han salido dos proyectos nuevos. Sí que es cierto que me gustaría seguir trabajando como actor y contar mis propias historias, ya veríamos como, si creándolas o actuando. Esta profesión me ha hecho ser quien que soy. Me ha obligado a leer, a cultivarme, a trabajar la empatía y a entrenarla… soy quien soy gracias a esta profesión.

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