Después de una película y del desbordante éxito en Netflix de Bienvenidos a Edén, el actor Álex Pastrana será uno de los nuevos rostros que protagonice la sexta temporada de Élite.
Viste visera y una camiseta holgada de sport. Al actor Álex Pastrana le gusta mucho el deporte. Y se nota. Si algo bueno tienen las videollamadas, es que nos dejan adentrarnos en un pedacito de la intimidad de la otra persona y, en este caso, el dormitorio del joven actor se ha convertido en el telón de fondo para nuestra charla. Colgado de una de las paredes tiene un viejo skate (que le ha ocasionado más de un disgusto y algún que otro hueso roto) y pósters de grandes éxitos del cine. Deporte e interpretación. Las dos pasiones que se han convertido en el motor de su día a día.
Porque, aunque el primero haya quedado relegado a un mero divertimento, el mundo de la actuación ha entrado con fuerza en su existencia, hasta el punto de poner del revés toda su vida. Apenas lleva un par de años en la profesión y su nombre ya resuena con fuerza en todos los pases de prensa. Él mismo dice encontrarse “en su mejor momento”. Y no es para menos. Ha compartido pantalla nada más y nada menos que con Aitana Sánchez-Gijón, y después de haber estrenado la exitosa serie de Netflix Bienvenidos a Edén, está a punto de convertirse en uno de los nuevos rostros que llegarán al instituto de Élite en su sexta temporada.
Nacido en Caracas, Venezuela, apenas contaba con un añito cuando llegó a España con su familia, y aunque no tuvo una infancia fácil en la escuela, donde ha confesado que llegó a tener la sensación de estar en una jaula, sí ha conseguido, en el mundo de la interpretación, sentirse como en casa. «Yo era muy tímido, muy introvertido y no me dejaban ser quien era. No fue mi mejor momento».
Por suerte, esa etapa quedó atrás. Después de estos inicios atropellados y de una carrera de ingeniería de por medio, la interpretación llamó con fuerza a su puerta. Y está claro que dejarla entrar fue todo un acierto, porque desde entonces solo le ha traído cosas buenas.
Sobre estas líneas, Álex Pastrana viste abrigo, blazer y pantalón de GANT
Bueno, Álex, cuéntanos, ¿de dónde te viene tu pasión por la actuación?
Buena pregunta, porque tardó mucho en llegar. Es cierto que de pequeño mis padres jugaban mucho conmigo, grabábamos todo tipo de vídeos en los que yo era el protagonista, con los efectos especiales de la época, que era cortar y pegar. Ríe. Y me lo pasaba muy bien. Pero luego en el colegio al que iba no había nada del mundo artístico. Solo recuerdo una vez que organizaron un teatro, algo inaudito, y me di cuenta de que lo disfruté un montón. Dentro de un periodo que no fue el más agradable, el del colegio, esa semana fue increíble.
¿Por qué dices que el del colegio no fue el periodo más agradable?
No fueron mis mejores años. Yo era muy tímido, muy introvertido, también hubo un poco de bullying por ahí. No fue mi mejor momento. No estaba fluyendo, sentía que no podía ser quien era. Siempre estaba como con una máscara de introversión, de pasar desapercibido.
¿Y crees que la interpretación te ayudó de alguna manera?
Sí, sin duda. Después de una carrera, de estudiar Ingeniería, ya conocía más el mundo, tenía algunos amigos actores y sabía que existían escuelas, así que decidí apuntarme a una. Y ahí ya me enamoré y fue lo mejor que me ha pasado. La felicidad que sientes cuando das en la tecla, cuando encuentras algo que sí te gusta, algo que te apasiona, algo por lo que merece la pena pelear durante años porque te da gasolina, ese es un momento de realización enorme.
Cuando confesaste a tu familia que querías ser actor, ¿te apoyaron desde el principio o se echaron las manos a la cabeza?
He tenido la suerte de que me han apoyado siempre. También he de decir que se lo fue diciendo gradualmente. Justo en ese momento acababa de terminar Ingeniería y estaban lo suficientemente contentos y aliviados, ingenuos de ellos, pensando que ya tenían al chaval colocado, con el futuro resuelto. Ríe de nuevo. Al estar en ese momento trabajando de ingeniero fue más ligera la transición. Pero luego también vinieron años donde estaban asustados y preocupados por mí.
Imagino que se empezaron a dar cuenta de que esto iba en serio.
Exacto. Esta profesión es dura y nadie quiere que su hijo sufra, pero siempre me apoyaron. He tenido muchísima suerte.
Arriba, en la imagen, Alex Pastrana viste pantalón y jersey de GANT
¿Y crees que tu faceta como ingeniero te ha podido influir en algo a la hora de desarrollarte como actor?
Pues he de decir que, igual que la rigidez del ingeniero no me ha ayudado a sacarme esa coraza de mis años de escuela, para otras sí que ha sido útil. Me ha hecho muy centrado en objetivos, en metas. Me ha enseñado disciplina y trabajo duro.
¿Cómo conseguiste ese primer papel que te dio la primera oportunidad en este mundillo?
Después de muchísimos castings. Los que estamos en esto sabemos que eso es muy buen indicador, porque siempre tienes oportunidades, pero al mismo tiempo es frustrante hacer castings y castings y a veces llegar a segundas o terceras fases, a últimas rondas y quedarte a las puertas. Aunque sea un buen indicador, al final vuelves a donde estabas. Fueron muchos castings hasta dar con Edén, que fue un regalo increíble.
Bienvenidos a Edén ha sido tu primer papel en una serie, ¿cómo fue ese primer día de rodaje? Imagino que tiene que imponer mucho…
Sí, impuso un montón. Rodábamos en Lanzarote y ya impone que te paguen un vuelo hasta allí, con el hotel, con los compañeros. De repente te ves metido de lleno en esta dinámica tan profesional y tan grande como es un gigante como Netflix. Abruma ver que solo en el set ya hay cien personas de equipo técnico, otras cien en la parte de oficina del campamento base… El primer día fue heavy, pero dentro de que yo tenía la seguridad de que había preparado ese personaje, de que tenía años de formación. Eso me daba mucha tranquilidad.
¿Qué es lo que más te gusta de Ulises, tu personaje en la serie?
Buff. Se lo piensa. Así a bote pronto te diría que pocas cosas. Al principio yo estaba un poco enfadado con el personaje, no se parecía en nada a mí. Pero una vez acepté eso, el reto consistía en descubrir cuál era la mejor manera de interpretarlo y esa parte la disfruté mucho. Incluso el horrible corte de pelo me terminó encantando.
En esta imagen, el actor Alex Pastrana viste sudadera de GANT y botas de HOGAN
Eso sí que tiene mérito.
Ríe. Sí. Me ayudó a meterme en el personaje. Me peinaban con eso y yo ya cambiaba el chip, ponía la cara de Ulises, cambiaba hasta de personalidad. Y su decisión, eso también me gustaba. Es un tipo implacable. Interpretar eso era divertido.
¿Ese corte de pelo estaba en guión?
No, no estaba en guión. Fue una decisión del equipo de Peluquería y Maquillaje. De hecho no me lo esperaba. Para que te hagas una idea, si el último casting fue en noviembre, yo desde ese momento empecé a dejarme el pelo largo, la barba larga, desaliñada, porque pensaba que era lo que me iban a pedir. Parecía el hombre de las nieves. Y nada, cuando llegué allí me dejaron la barba al cero y me pegaron ese tajado en el pelo. Y yo dije: pa adelante.
Te voy a hacer una pregunta que ya le hice a tu compañero, Carlos Soroa. En la serie el personaje de Amaia Salamanca dice en varias ocasiones que, aunque no lo sepan, los personajes han estado viviendo hasta el momento en una jaula y Edén va a ser para ellos una especie de liberación. ¿Alguna vez te has sentido tú así, encerrado en una jaula?
Pues sí. La verdad. Relacionado con lo que te contaba antes de mi época de colegial y universitaria. Sobre todo en la colegial yo me sentía en una jaula. No podía ser quien quería ser, no me dejaban. Estaba un poco en la jaula que me imponía mi entorno en ese momento.
Arriba, el actor Alex Pastrana viste chaqueta de GANT.
Joggers, sombrero y botas, personales del estilista.
Así que podrías haber sido uno de los posibles objetivos de Edén.
Ríe. Sí, la verdad que sí. Qué miedo.
Después de Edén realizaste La jefa, una película con Aitana Sánchez-Gijón como protagonista. ¿Cómo fue rodar con alguien con tanta experiencia como ella?
Un privilegio brutal. Además ella es una pedazo de mujer y de actriz increíble, cálida, espléndida y generosísima. Fue una maravilla y un privilegio. Está siendo un camino muy dulce porque estoy pudiendo cumplir muchos de mis sueños. Quería hacer una serie y un producto que se viera y llegó Edén. Quería hacer una película, y no solo eso, sino que algo que me hacía mucha ilusión es que fuera una ópera prima. Y fue la ópera prima de Fran Torres.
¿El hecho de que fuera una ópera prima te hacía especial ilusión?
Sí, y me encantaría hacer más. Creo que las óperas primas son proyectos maravillosos porque tienen un mimo y un cariño especiales.
Y luego llegó Élite.
Y luego llegó Élite.
¿Cómo es incorporarse a una serie que ya tiene tanto recorrido? Porque en Bienvenidos a Edén te incorporaste en una primera temporada, pero Élite llevaba ya cinco.
Te diré que principalmente tiene cosas buenas. Conoces el producto, ya sabes a lo que te enfrentas. Sabes a dónde llega, cuánta gente lo ve, y luego a nivel de rodaje el equipo ya sabe lo que hace, todo funciona muy bien. Como actor es un lujo, estás entre algodones. A mí me han acogido como a uno más, enseguida pasas a formar parte del equipo, que es como una familia.
¿No tiene ninguna parte negativa?
Como todo en la vida, hay que moderar las expectativas. No sabes cómo va a ir, nunca hay que dar nada por sentado.
Arriba, en la imagen, el actor Alex Pastrana viste camiseta de GANT x Wrangler y falda personal del estilista
¿Ha habido alguna diferencia a la hora de preparar tu personaje en Élite que en Edén?
A la hora de prepararlo no, porque sigo haciendo lo mismo, sigo confiando en el bagaje de mi escuela, que refuerzo con mi coach. Pero el personaje de Élite nada que ver con el de Edén, es complicadito. Y fuerte.
¿No nos puedes adelantar nada sobre él?
Sí, que se dedica al mundo de las redes y que tiene pareja. Hasta ahí puedo leer.
En tu opinión, ¿qué es lo que hay que tener para ser buen actor?
Yo no soy nadie para emitir ese juicio, pero sí te puedo decir las cosas que aprecio. Creo que es una profesión donde se puede venir de distintos caminos. Yo valoro mucho el camino de la formación, de las escuelas, de la cultura. El trabajo personal, incluso acompañado con terapia. Pero hay gente que no, que viene de otro mundo pero tiene ese alma, ese talento, que con un poco de trabajo lo sacan mejor que tú. Tienen una sensibilidad que es un regalo. Solo miran a cámara y te hacen ver lo que están viendo ellos. Entonces creo que es una mezcla de formación, talento, sensibilidad. Pero lo que sí es común, vengas de donde vengas, es el trabajo duro. Eso es lo que termina igualando a todo el mundo.
¿Cómo te preparas tus papeles? ¿Algún truco que puedas confesar?
Intento buscar las motivaciones del personaje. Mira, esto es interesante. Yo puedo no tener nada que ver con el personaje, por ejemplo con Ulises, pero lo que sí intento compartir con él es la parte que no ves, la parte que creas, y ese es el motor del personaje. Otra cosa que hago, por ejemplo, es que si tengo que interpretar una escena importante me invento una escena previa. Por ejemplo, algo muy típico: tienes que dejar a tu pareja, y en lugar de interpretar esa escena directamente primero actúas cómo fue la primera cita con esa persona o cómo fue el primer día que os fuisteis a vivir juntos. Crear ese bagaje es importante y ayuda luego a construir la escena final, la que luego se verá en pantalla.
El mundo de la interpretación, ¿era como se lo imaginaba ese Álex niño que jugaba a ponerse delante de la cámara con sus padres?
Yo creo que es mucho mejor. Es más divertido, más dinámico y más profundo. Eso es algo que me ha enamorado, que es muy amplio. De pequeño igual creías que actuar era solo ser James Bond, pero ahora ves que puede ser desde hacer un Marvel espectacular a un Call Me By Your Name, con pocos diálogos, y que eso es incluso hasta más interesante. Para mí el conocer la profesión desde dentro ha hecho que se me agrande mucho el mundo.
En estas tres imágenes, el actor Alex Pastrana viste traje de Gant
En los últimos meses no has dejado de hacer entrevistas y de posar para los medios. ¿Cómo llevas la fama? ¿Estabas preparado para tanto éxito?
La fama grande como tal todavía no la conozco. Pero sí que cuando te invitan a una premier de Netflix, como el otro día que fui a la de Stranger Things, ves que ya hay personas que te llaman por tu nombre y flipas bastante. Pero a la vez te hace muchísima ilusión. Hay gente que te dice que le gusta mucho tu personaje, otra que te dice que está estudiando para ser actriz y quiere hacerse una foto contigo… Por ahora está yendo todo poco a poco pero está siendo todo muy bonito y me hace muchísima ilusión.
Imagino que ese momento tiene que ser bonito, cuando alguien que todavía está estudiando te dice que quiere estar donde estás tú, que te ve como un referente.
Es increíble, no tiene palabras.
¿Qué les dirías a todos esos jóvenes que están todavía luchando por entrar en el mundillo y que no han recibido ese primer sí que les dé una oportunidad?
Les diría que sigan luchando porque merece la pena. Yo he luchado mucho y me queda mucho por luchar todavía, porque aquí no hay que dar nada por sentado. Pero también es importante disfrutar de lo que haces. Yo en todo momento lo he hecho. Con momentos de miedo, con momentos de incertidumbre, incluso de sufrimiento, pero era feliz. Disfrutaba de lo que hacía. Si estás en esa situación, merece la pena ir a por todas.
Pero imagino que no todo será actuar. ¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre, para distraerte?
Me gusta mucho el deporte. Jugar al fútbol, en equipo, me encanta. También el surf. Vivo en Madrid, así que no puedo ser un gran surfista, pero sí me gusta hacer en verano alguna escapada a Portugal. Y luego viajar. Viajar me encanta también.
Producción: Mateo Carrasco
Texto: Marina Marroquín
Fotógrafo: Valero Rioja
Peluquería: Conchi (salón Por Fín) para I.C.O.N. products
Maquillaje: Joel Barrio (NS Management)
Asistentes de fotografía: Pedro Melo y Andrés Maizo
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