Entrevista a Álvaro Mel: «El día que mis padres se divorciaron, perdí la sonrisa»

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Álvaro Mel llegó a Madrid con un sueño frustrado de ser arquitecto, pero con una cuenta de Instagram que rebosaba likes y seguidores. El incipiente actor, que estrena la segunda temporada de Paraíso en Movistar+, nos confiesa que no es oro todo lo que reluce en las redes.

Álvaro Mel acaba de llegar del gimnasio. Enciende la luz del piso que comparte con el fotógrafo Gerard Estadella desde hace siete años, en el madrileño barrio de Tribunal, para que las cámaras de nuestros ordenadores nos permitan vernos las caras a través de la pantalla.

Álvaro Mel está cansado. Me confiesa que se ha echado una siesta después de la sesión de fotos que hemos realizado esta mañana para ilustrar esta entrevista. Cuando le reprocho de broma que a él, por lo menos, le da tiempo de dormir un rato, recula y se justifica “¡hacía mucho tiempo que no me echaba una siesta!”. Álvaro Mel es joven. Muy joven. Y eso se nota en sus continuas contradicciones, que lo convierten a la vez en una persona noble e ingenua.

Cuando el actor enfoca la webcam de su ordenador, me dice que ha empezado el año muy bien y que su agente le acaba de confirmar que lo han seleccionado para una nueva película. “El año pasado terminé muy mal. No me pude ir a Salamanca con mi familia para celebrar la Navidad porque pillé el Covid-19 y estuve malo del 24 al 31 de diciembre. También acabé el año muy preocupado por la salud mental. Tuve un par de sustos en noviembre y después de aquellos episodios tomé la decisión de cuidar mi salud. Me apunté al gimnasio, empecé a hacer dieta, meditación y he notado un gran cambio”.

A pesar de sus veinticinco, Álvaro es un chico que ha madurado de forma prematura. Sus padres se divorciaron cuando él tenía cinco años y desde entonces, ha vivido siempre con su madre. A su padre le veía cada dos fines de semana. Aunque tiene un hermano pequeño, Álvaro siempre ha sido muy independiente y muy “buenecillo” (como él mismo se define). “No he dado mucha guerra, siempre he sido formalito”.

Su padre le decía desde pequeño que era muy listo y que tenía buena cabeza. Su abuela le decía era como un alma vieja. Es ella quien le cuenta que cuando era pequeño era muy risueño, hasta que con cinco años se convirtió en un niño serio cuando sus padres decidieron continuar sus vidas por separado.  

Antes de que su perfil en Instagram albergara casi dos millones de seguidores, Álvaro estudiaba arquitectura en Valladolid. Sin embargo, una crisis económica familiar hizo que tuviera que dejar la universidad y buscarse la vida para salir adelante. Y así llegó a Madrid, una ciudad que lo recibió con los brazos abiertos y muchísimas oportunidades.

Cuándo te mudaste a Madrid tenías 19 años y ahora tienes 25. ¿Qué balance personal haces de este tiempo?

Me ha cambiado la vida por completo. Si bien es cierto que antes de venirme a vivir a Madrid, estuve viviendo solo en Valladolid cuando empecé la carrera de arquitectura, durante esa etapa no era independiente, ya que ni la universidad ni la carrera me pagaba yo. Cuando llegué a Madrid y empecé a ganar dinero con 19 años, me di cuenta de que era libre y que podía hacer lo que yo quisiera. Esa es la sensación que me transmite Madrid: libertad. Madrid también me ha enseñado a evolucionar a nivel social. Yo era un chico muy tímido, nunca pensé que pudiera ser capaz de ponerme delante de una cámara y actuar…

La timidez es una característica que se repite mucho entre la gente que se dedica a la interpretación. Muchos actores se definen como personas tímidas. Sin embargo, en tu caso, antes de ser actor ya eras influencer, lo que también requiere una sobreexposición permanente…

La exposición en las redes sociales no es real. Yo solo publicaba en mi perfil de Instagram lo que la gente quería ver. Aunque parezca lo contrario, con las redes sociales reduces tu interacción social real al mínimo, ya que estás escondido detrás de una pantalla. En mi caso, empecé mi perfil de Instagram cuando vivía en la residencia de estudiantes de Valladolid y no tenía contacto real con nadie. De ahí viene la creación de mi perfil en Instagram, porque no tenía amigos en la universidad y los pocos amigos que tenía en la residencia estudiaban carreras diferentes a la mía, por lo que casi nunca coincidíamos. La gente de mi universidad era muy cerrada. Cuando yo llegué, los grupos de amigos ya estaban hechos y era muy difícil formar parte de uno de ellos. Recuerdo que en varias ocasiones les pregunté a mis compañeros de clase si iban a salir de fiesta el fin de semana y me decían que no porque tenían que estudiar. Como yo trabajaba de Dj, luego me los encontraba de fiesta. Yo empecé a hacer amigos cuando llegué a Madrid.

Jersey de punto blanco con estampado y cuello caja de HERMÈS.

¿Cómo es tu relación actual con las redes sociales ahora que eres actor?

La verdad es que no reniego de las redes sociales, ya que Instagram ha sido un gran apoyo económico para mí durante muchos años, antes de que empezara en el mundo de la interpretación. Pero ahora estoy más centrado en mi carrera como actor. No me quiero dedicar a las redes sociales.

¿Qué es lo que más te gusta de Madrid?

Recuerdo la primera vez que paseé por Gran Vía, me quedé completamente fascinado. Yo venía de Salamanca, donde las calles son más estrechas. Ver los edificios tan grandes de Madrid, el olor de sus calles y su gente me enamoró por completo. Mis primeros años en Madrid salía mucho por un club de Jazz que se llamaba Bogui Jazz Club, ubicado en la calle Barquillo con Piamonte. Allí conocí a Isaac y Borja, los dueños, que se convirtieron en una pequeña familia para mí. De hecho, yo empecé a llevar anillos por un camarero de Bogui. Recuerdo la primera vez que lo vi, me quedé muy impresionado. Era un chico muy alto, con el pelo largo y con barba, siempre iba vestido de negro, con la camisa abierta y anillos en los dedos.

MADRID para mí significa LIBERTAD e INDEPENDENCIA. He viajado muchísimo, he estado en los siete continentes, he visitado muchas ciudades y muchos países, pero siempre quiero regresar a Madrid

¿Qué significa para ti Madrid?

Libertad e independencia. He viajado muchísimo, he estado en los siete continentes, he visitado muchos países y siempre quiero volver a Madrid. Estoy completamente enamorado de Madrid y más aún de mi barrio, Malasaña.

Primero Dj, luego influencer y ahora actor, eres la viva representación del sueño Millenial…

¡Sí, pero nada de esto estaba planeado! Empecé siendo Dj en Valladolid, cuando me fui para allá a estudiar arquitectura. Como sabrás, estudiar la carrera de arquitectura es muy caro, porque hay que comprar muchos materiales, láminas, cartón pluma, utensilios para cortar y para dibujar, ¡Te dejas una pasta cada semana! Por eso empecé a trabajar como Dj, para poder sacarme un dinero extra que me permitirá costearme los gastos de la universidad. Todo empezó en una fiesta que hicimos en la residencia de estudiantes en la que me escuchó la hija del dueño de una discoteca y después de aquella noche, terminé pinchando en tres discotecas de Valladolid los fines de semana.  

Abrigo de visón afeitado animal print de FENDI.

¿Qué cosas son las que más preocupan a Álvaro Mel?

La incertidumbre. Todo puede cambiar de un momento a otro. Un día te piensas que estás muy bien y de repente, la vida te cambia por completo…

Sin embargo, has elegido una profesión en la que la incertidumbre es permanente…

Sí, en esta profesión siempre tienes que esperar a que te llamen. Es lo que hay. Por eso no puedo hacer planes a largo plazo.

Más allá del éxito, ¿Cómo llevas convertirte en alguien famoso tan joven?

No me considero una persona famosa, a pesar de tener casi dos millones de seguidores en las redes sociales. La gente debe saber que lo que ve en mi perfil de Instagram no soy yo, sino mi marca personal. La verdad es que yo, Álvaro García, no tengo seguidores por ser quien soy. Instagram me dio la oportunidad de crearme una marca que me servía para publicitar otras marcas, pero siempre he sabido muy bien como separar a Álvaro Mel de Álvaro García.

Camisa marrón de ante y pantalones de pinzas marrones de pierna ancha de GANT.
Calcetín de hilo fino de FALKÉ.

¿Qué diferencia hay?

Yo no soy como muestro en redes sociales. No tiene nada que ver lo que publico en redes sociales a como soy en realidad. Instagram solo lo utilizo para publicitar marcas. Es un trabajo en el que me convierto en un producto para promocionar otras marcas.

¿Cómo te definirías como producto?

¡Puf! (silencio) Depende de lo que quiera vender. Me adapto a las marcas, pero nunca hago algo forzado que no encaje con los valores que quiero trasmitir. Yo no soy mi marca personal continuamente, yo no soy mi perfil de Instagram. Yo soy Álvaro García.

¿Cómo te sientes al haber terminado la segunda temporada de Paraíso?

Contento y con ganas de hacer más series. Trabajar con Fernando Gómez, el director, ha sido un regalo. Lo conocí cuando trabajé con él en la serie La Otra Mirada, y me dijo “Tú y yo vamos a volver a trabajar juntos”. Cuando acabé de grabar en agosto del año pasado necesitaba un descanso. Terminé muy cansado, por lo que decidí tomarme el resto del año de vacaciones.

Camisa vaquera y pantalón vaquero de EMIDIO TUCCI.

¿Qué ha aportado un papel como el de Mateo, tu personaje en Paraíso, en tu vida? ¿Destacarías algún rasgo de su personalidad que te haya conquistado?

Sí. No quiero hacer un spoiler, pero he aprendido mucho interpretando a Mateo. Mateo es un personaje muy sensible, como yo. También me ha parecido muy interesante la experiencia de trasladarme al año 1998. Yo nací en 1996, por lo que en el 98 no era consciente de las cosas que pasaban a mi alrededor. Ha sido una experiencia muy enriquecedora.

La gente debe saber que lo que ve en mi perfil de Instagram no soy yo, sino mi marca personal. La verdad es que yo, Álvaro García, no tengo seguidores por ser quien soy.

¿Qué es lo que más te gusta de tu nuevo oficio como actor y lo que menos?

Lo que más me gusta de ser actor es que me permite desarrollar la sensibilidad que tengo. Yo soy una persona muy sensible. Ser actor es como jugar con alguien. Dejas de ser tú para convertirte en otra persona. Por otro lado, ser actor me está descubriendo una parte de mí mismo que no conocía. Hace que quiera superarme cada día.  Lo que menos me gusta es la industria de la interpretación. Cuando eres actor te conviertes en un producto deshumanizado. Yo tengo que estar continuamente regulando mis emociones para que esto no me afecte.

Durante el rodaje de La Fortuna (Movistar +), Alejandro Amenábar dijo de ti «Ha nacido para interpretar este papel, porque tiene la magia, el carisma, el humor y la ternura que se requieren» ¿Qué se siente cuando un director con un Oscar, un Globo de Oro y dos Goya te halaga de esta manera?

¡Pues imagínate! Para mí fue un orgullo. He aprendido muchísimo trabajando con Alejandro Amenábar. Yo fui al casting de La Fortuna sin tener prácticamente información del proyecto. No sabía quién era el director, dónde se iba a emitir, cuándo iba a ser el rodaje. Cuando terminé la prueba, le dije a las directoras de casting “¡me encanta este papel!”. Conecté enseguida con mi personaje y eso se notó luego durante el rodaje.

De los personajes que has interpretado hasta ahora ¿Cuál ha sido el que te ha regalado un aprendizaje para toda la vida?

La Otra Mirada me ha dado muchas tablas y me ha enseñado lo que hasta ahora sé de este oficio. Cuando el director de la serie, Josep Cister, me cogió para interpretar mi personaje, yo no tenía ninguna formación actoral. Josep ha sido mi padrino, él me ha enseñado este oficio desde dentro. De mi paso por La Fortuna también me llevo grandes aprendizajes. Había un gran paralelismo entre mi personaje, Alex Ventura, y yo. En la serie, Alex se tiene que poner al frente de una operación internacional de la que no se veía capaz, y a pesar de las dudas sobre sí mismo, es capaz de sacar fuerzas, seguir adelante y resolverla. En mi caso ha ocurrido exactamente lo mismo. Nunca pensé que fuera a ser capaz de hacer este papel y, sin embargo, mírame… ¡aquí estoy!


Producción y texto: Mateo Carrasco
Fotógrafo: Diego Lafuente
Estilismo: Jesús Cicero
Peluquería: Belén Ros para I.C.O.N PRODUCTS

Maquillaje: Joel Briand (NS Management)
Asistente de estilismo: Andrea Condés
Retoque digital: Marko Perak


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