6 claves de experto para entrenar y mejorar tu resistencia mental (y no solo en el deporte)

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En no pocas ocasiones, el mundo puede parecer un lugar extremadamente caótico, imprevisible y estresante. Con el fin de no dejarse arrastrar por las emociones negativas, resulta fundamental cultivar la resiliencia y la resistencia mental, lo que te permitirá enfrentarte a todos los ámbitos de la vida con más optimismo.

La resistencia mental es la energía interna que permite a una persona continuar con sus tareas y cumplir sus objetivos, por muy complicadas o agotadoras que puedan llegar a ser. Constituye, además, una parte crucial del esfuerzo físico, ya que debe ser el cerebro el que se imponga al resto del organismo y no al contrario. Por ello, los deportistas profesionales deben entrenarla tanto como sus capacidades corporales.

Y aunque no seas especialmente atlético, no te preocupes. Si bien el concepto de resistencia mental suele emplearse con una gran frecuencia en el mundo del deporte, en realidad puede aplicarse a cualquier otra situación. Desde las dificultades en el trabajo hasta las inseguridades personales, pasando por las relaciones familiares o de amistad, trabajar la mente es fundamental para poder llevar una vida plena.

Aunque pueda parecer complicado en un inicio, en realidad se trata de un entrenamiento muy sencillo. Sin embargo, y al igual que en el caso del ejercicio físico, la clave radica en mantener la constancia y hacer lo posible por no decaer. Así que, si quieres aprender a trabajar tu resistencia mental y enfrentarte a la vida con una mayor seguridad en ti mismo, toma nota estos consejos.

Acepta las situaciones de estrés en lugar de tratar de olvidarlas

Aunque ante un contexto agobiante o triste nuestro primer impulso sea apartarlo de nuestra mente y centrarnos en cualquier otra cosa que nos impida pensar, en realidad resulta contraproducente. Hay que tener presente que el dolor y las emociones negativas forman una parte indisoluble de la vida, por lo que tienes derecho a no encontrarte bien en todo momento.

La verdadera fortaleza no se demuestra disimulando el malestar o restándole importancia, sino aprendiendo a convivir con el mismo. Esta necesidad de procesar correctamente los sentimientos se acrecienta especialmente en el caso de situaciones que no podemos cambiar, tales como una enfermedad o el duelo por la pérdida de un ser querido.

Incluso aunque creas que no podrás salir de ese pozo, recuerda que siempre se puede extraer una enseñanza de lo que has vivido. También puedes aplicarlo a cuestiones que sí cuentan con una solución a la que podemos llegar por nosotros mismos. Asume las circunstancias, trata de visualizar el panorama general y podrás empezar a buscar respuestas.

Enfréntate a los miedos con tenacidad

Una vez aceptadas las situaciones de miedo o de tensión, el siguiente paso es saber enfrentarse a las mismas. La mayoría de las personas tienden a situarse automáticamente en el peor de los escenarios y a verlo todo muy negro, por lo que puede resultar complicado en un inicio.

Un recurso es poner esa clase de pensamientos negativos por escrito, ya que puede ayudar a reducir la importancia que les das. También es crucial reflexionar con calma y lógica, contemplando cada una de esas ideas y la posibilidad de que lleguen a cumplirse. Trata de ser objetivo y realista a la hora de elaborar tus planes de futuro, pero evita que en ellos influyan impulsos pasajeros causados por el miedo.

Asimismo, no debes dejarte llevar por el victimismo. Una persona mentalmente fuerte puede tener esa clase de pensamientos, pero no deja que definan sus actos ni sus decisiones. Recuerda que tú eres quien tiene que tomar las riendas de tu vida, no tus circunstancias ni una tercera persona.

Aprende a fallar y a reconocer los errores

Es fundamental saber reconocer errores previos, si bien no hay que dejar que definan nuestras acciones. En lugar de centrarse en la negatividad, es mejor considerar esos fracasos como una oportunidad para aprender y ser más cuidadoso de cara al futuro. Examina las decisiones que tomaste y los motivos que te llevaron a las mismas y compáralos con tu situación actual: ¿qué lecciones extrajiste en su día?

Por otra parte, recuerda que, como ser humano, es inevitable fallar de vez en cuando, por lo que no debes castigarte. Acepta esas equivocaciones y contémplalas como una oportunidad para intentarlo de nuevo. Eso te convertirá en una persona más fuerte y preparada para confrontar las adversidades.

Como ejemplo, en el mundo del fitness y el culturismo, ocasionalmente se emplean técnicas relacionadas con la prueba y el error. En el caso de levantamiento de pesas, un método es empujar los límites propios hasta llegar a fallar, lo que permite alcanzar la hipertrofia más rápidamente. Si bien se trata de un ámbito muy concreto, puedes tenerlo en cuenta a modo de metáfora cuando creas que tus errores no sirven para nada.

Canaliza la ansiedad en otros asuntos más productivos

Al igual que los errores que cometemos en la vida, la ansiedad también puede instrumentalizarse para obtener un cambio positivo. Cuando sientas desesperación o rabia, en lugar de reprimir esas emociones o dejarte llevar por ellas, úsalas para enfocarte en lo más importante y establecer prioridades.

En muchas ocasiones, los momentos complicados nos ayudan a darnos cuenta de qué es lo que realmente importa y qué elementos pueden considerarse secundarios en la vida. Por otra parte, puedes invertir esa energía negativa en actividades más estimulantes o en adquirir nuevos conocimientos o habilidades, lo que terminará aportándote beneficios a largo plazo.

Cuídate física y psicológicamente

Mens sana in corpore sano: no es posible trabajar la resistencia mental si nuestro organismo no se halla en buenas condiciones. Resulta imprescindible seguir una dieta saludable, dormir las horas necesarias y realizar ejercicio con cierta regularidad para mantener una buena salud física y mental. Asimismo, recuerda desconectar ocasionalmente: concederse un pequeño capricho o poner en práctica ese viaje que siempre has deseado puede subirte la moral notablemente.

También es importante rodearnos de nuestros seres queridos y hacer planes ocasionales con nuestra familia, pareja o amigos, lo que ayuda a mejorar la confianza en uno mismo y reducir los niveles de estrés. Pídeles ayuda si crees que no puedes llegar solo a tus metas y déjate aconsejar por ellos, ya que solo quieren lo mejor para ti.

Pon en práctica el “uno más”

Finalmente, y debido a la importante vinculación entre resistencia mental y física, cabe destacar un ejercicio que te permitirá reforzar tu mente y tu organismo simultáneamente. Aunque no practiques deportes intensos, puedes adaptarlo a tus condiciones y aplicarlo a rutinas más sencillas como flexiones, sentadillas o sesiones breves de running.

Este truco consiste en obligarse a uno mismo a continuar incluso cuando parece que se ha alcanzado el límite. Si crees que no vas a ser capaz de realizar otra flexión, o de aguantar un solo minuto más corriendo, haz un esfuerzo adicional y continúa un poco, aunque pienses que no vas a ser capaz. Verás cómo eres más resistente de lo que piensas.

A largo plazo, este entrenamiento adicional no solo te ayudará a mejorar tu forma física, sino que te proporcionará una mayor resiliencia. Comprobarás cómo la mayor parte de los límites, en realidad, se encuentran en tu cabeza y no en el mundo real. Asimismo, el deporte ayuda a establecer pautas y hábitos, así como a valorar el esfuerzo y las recompensas a largo plazo por encima de la satisfacción instantánea.

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