Renacer como el Ave Fénix: el origen del mito para aplicar el poder de la resiliencia cuando la vida se tuerce

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Los mitos y leyendas han acompañado al ser humano desde sus orígenes. A lo largo de los siglos estos relatos tradicionales han sido fuente de inspiración y de enseñanza. Seguro que has escuchado más de una vez la frase “resurgir de las cenizas como el Ave Fénix”, pero detrás de este proverbio hay una historia llena de significado que quizás desconoces, un poder y un ejemplo de resiliencia que merece ser contado.

El origen del mito: grandes enseñanzas y aprendizajes

La palabra mito viene del griego mythos y significa cuento o relato. Desde la antigüedad grecolatina criaturas sobrenaturales se enfrentaban a situaciones universales y nos enseñaban lecciones, experiencias y valores que aplicar en nuestro día a día. Hesíodo y Homero, los primeros poetas sobre mitología, definían la palabra mito como “hieros logos o narración de lo sagrado”.

Estos relatos han sido transmitidos oralmente de generación y generación, con valiosos mensajes y enseñanzas que trascienden en el tiempo. Eran, y siguen siendo, fuentes de metáfora y simbolismo que nos invitan a reflexionar sobre nosotros mismos y el entorno en el que vivimos.

La historia del ave fénix

El Ave Fénix, legendario animal mitológico, simboliza la inmortalidad y la fuerza, la renovación y la esperanza. Se ha convertido en un arquetipo universal y en un componente del imaginario colectivo que puede inspirarnos para trabajar la resiliencia. Es un ave que se prepara para una muerte, en llamas, y se descompone para resurgir fuerte y majestuosamente de sus cenizas.

Como declara en exclusiva para Rísbel Magazine Carlos Javier Taranilla, licenciado en Geografía e Historia y reconocido en el mundo académico y en el de la divulgación como experto en Historia, “su principal característica, aparte de su bello plumaje color púrpura con destellos dorados en el cuello, es que se consume por la acción del fuego cada quinientos años y renace de sus propias cenizas, a partir de una larva, al cabo de tres días”.

El étimo en latín es phoenix y significa “de color púrpura o rojo”. Autores como Heródoto, Ovidio o Séneca hablaron de esta criatura en sus historias. En palabras de Taranilla, “este mito, que pervive a través del inconsciente colectivo como decía Jung, representa un simbolismo del ansia de superación, innato en el ser humano”, así lo recoge este historiador también en su libro “Grandes Mitos y Leyendas de la Historia” (2016) en el que aborda más en profundidad la historia de este mito repleto de significado.

El Ave Fénix en las diferentes civilizaciones y culturas 

La historia de este mito varía en función de las diferentes culturas y sociedades. Todas ellas comparten la esencia de la metáfora y de este ser de fuego que despierta la esperanza e inspira al ser humano a renacer.

Egipto

En este país al noreste de África al Ave Fénix se le llamó Bennu, un ave sagrada que representaba la creación y estaba vinculada al sol, a las crecidas del río Nilo, a la muerte y el renacer de las almas.

Las doctrinas religiosas egipcias creían en un mundo inferior después de la muerte, el inframundo o Duat, donde Anubis dictaminaba si eras digno de una vida eterna y pacífica. Esas almas virtuosas y puras eran guiadas por Osiris, soberano del más a allá, para nacer de nuevo.

La historia de Bennu reforzaba esa creencia y esos valores egipcios. Transmitía lecciones morales y éticas para guiar el comportamiento del hombre y fortalecer su espíritu a la hora de afrontar las vicisitudes que encontrara por el camino.

Grecia y Roma

El Bennu egipcio pasó a Phoînix. Claudio Claudiano fue poeta grecorromano, un narrador hábil y elegante, que describió al ave Fénix como “un ave igual a los dioses celestes, que (…) vence el curso del tiempo con el renacer de sus miembros”.

China

Este país del Asia Oriental le dio el nombre de Fenhuang, una criatura mitológica de más de 7000 años de antigüedad. Este término tiene su origen en el ying y el yang, dos fuerzas opuestas, pero a su vez complementarias, que forman un todo. El ying representa el lado femenino –el huang– y el yang el lado masculino –el feng–. El Ave Fénix en China representa pues la virtud y la gracia, es un ave que anuncia la prosperidad.

El Ave Fénix y el cristianismo

“Moriré en mi nido, multiplicaré mis días como el Ave Fénix”. Esta es una de las frases que aparecen en la Biblia, en el libro de Job. Y es que el Ave Fénix ha estado presente también en el imaginario colectivo del cristianismo.

Como nos ha contado Taranilla, en la leyenda de este animal mitológico “fue la única bestia del Paraíso que se negó a comer del Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal, y por ello fue recompensada con sus especiales dones”. Está presente en los bestiarios y en el arte cristiano medieval y los teólogos han adoptado su relato para hacer más comprensible el concepto de la resurrección divina.

“El Ave Fénix, de la cual habla Clemente de Roma en la Epístola a los Corintios, constituye, básicamente por su capacidad de regeneración, una especie de prefiguración de Jesucristo, quien también revivió de su sepulcro al cabo de tres días”, afirma Carlos J. Taranilla.

El Ave Fénix o el arte de renacer en la psicología

Conocer los orígenes de este mito nos ayuda a ser más conscientes de su simbolismo. De hecho, es usado como una extraordinaria metáfora terapéutica para mostrar el poder de la resiliencia. La Real Academia Española define este término como “capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos”.

Desde los inicios, el hombre se ha aferrado a todo aquello que le brinda esperanza. Busca constantemente un sentido y un propósito. En la psicología, el mito del Ave Fénix se utiliza para proporcionar una perspectiva y una actitud positiva y resiliente ante la vida.

Como nos explica el historiador y divulgador, «la facultad de regeneración periódica nos ofrece la posibilidad de perfeccionarnos día a día (…) y constituye un interesante ejercicio de reflexión para incidir en el necesario proceso de transformación y renovación que precisa nuestra existencia, considerando que la vida se trata de un proceso a largo plazo con todo un camino por delante”.

Carl Gustav Jung y el mito del Ave Fénix

«Una llama debe arder en alguna parte, de lo contrario no brilla ninguna luz; no hay calor, nada»

Esta es una de las frases que escribió Carl Gustav Jung (1875- 1961), psiquiatra, psicólogo y ensayista suizo fundador de la psicología analítica. En su libro Símbolos de transformación (1912) compara las similitudes entre el ser humano y el Ave Fénix.

Este pájaro quimérico está lleno de significado para Jung, representa el ciclo de destrucción, la vida y la muerte. Sus lágrimas son curativas y domina el poder del fuego, de la purificación y la inmortalidad. Cada matiz de este mito nos lleva a la reflexión. La vida está en constante cambio y en más de una ocasión deberemos renacer y transformarnos.

La resiliencia y el resurgir de las cenizas

La resiliencia no es una cualidad innata, puede potenciarse y trabajarse para construir nuestro “nido de transformación”, elementos que conformen nuestro lugar de refugio mental para acoger a nuestros pensamientos y hacer frente a lo que se nos ponga por delante. ¿Cómo? Siendo flexibles a las voluntades, aprendiendo de los fracasos, haciendo ejercicios de introspección y buscando un sentido y un propósito para convertirnos en quienes queremos ser.

Si algo debemos recordar es que incluso en los momentos más hostiles y oscuros, podemos resurgir del dolor. El Ave Fénix ha inspirado a las personas a enfrentar las dificultades de la vida y encontrar la fuerza para renacer y reinventarse mucho más fuertes. Para construir su nido, esta criatura busca las materias más ricas de su tierra y las aglomera para preparar su proceso de ascensión y transformación.

Después de un ciclo de agotamiento y desgaste, viene uno de luz. Como dice el refranero popular populares “a veces es necesario tocar fondo para coger impulso”. El ser humano no tiene la capacidad de volver a nacer después de morir (en elsentido literal de la palabra) pero hay algo que sí podemos aprender del mito del Ave Fénix: la importancia de contemplar la situación adversa como una oportunidad, como un proceso de trasformación en el que buscar lo mejor de nosotros mismos.

Artículo publicado por Marta Rubio

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