Hay una escena que se repite en todas las versiones de ‘El Gran Gatsby’, tanto en la narrativa como en las películas. En un momento del film, el protagonista -ya sea el propio personaje literario, Leonardo DiCaprio o Robert Redford- acaba viendo como sus camisas salen volando por los aires. De un armario del tamaño de un piso medio actual, salen un sinfín de camisas que estaban hasta ese momento perfectamente planchadas, ordenadas, dobladas o colgadas. El protagonista las mira afligido, con la vista perdida entre la maraña de tela arrugada.
Cualquier hombre que tenga un mínimo de respeto por su propia imagen puede sentir empatía por Gatsby en ese momento. Seguro que, incluso, muchos han soñado con poder tener un espacio como ese destinado exclusivamente para sus trajes y camisas.
Una de las cosas que más nos llama la atención de esa escena es, además de lo espectacular de su composición, lo perfectamente planchadas que están esas camisas. ¿Cuál es el secreto? ¿Cómo se puede mantener ese maremágnum de camisas en perfecto estado?
Para ayudarte a conservar una de las prendas clave del armario masculino, hemos elaborado una guía de cuidado de la camisa. Una serie de consejos o tips que te ayudarán a prolongar su vida y a conseguir que siempre estén perfectas. Toma buena nota de estas diez ideas con las que lograrás tener siempre un aspecto impecable con unas camisas que serán, verdaderamente, la envida de tus colegas.
CÓMO CUIDAR BIEN LAS CAMISAS
1. El primer lavado: en frío
Nada más llegar a casa con tu nueva camisa te aconsejamos que la laves en frío. Así conseguirás quitarle el apresto que se le da en la fábrica. Y no solo eso. También le eliminarás las arrugas que siempre suelen tener en la tienda bien por el tiempo que llevan colgadas o bien porque se han guardadado dobladas en cajas.
2. Desabrochada
En ese primer lavado, y en todos a los que sometas a tus camisas, lávalas siempre desabrochadas. No hacerlo supone poner en riesgo esta prenda. Con el movimiento en el interior de la lavadora, pueden estropearse los botones o los ojales e, incluso, llegar a desgarrase la tela.
3. Del revés
Y otro dato que debes tener en cuenta a la hora de lavarla: hazlo del revés. Así expones menos el tejido exterior, con lo que conseguirás alargar la vida de tus camisas. Además, es una manera de protegerlas de cualquier otra prenda que hayas metido que pueda dañarlas, ya sea por un color que pueda desteñir, algún elemento que se pueda enganchar con ella, etc.
4. Agitado, no mezclado
Jugamos con la mítica frase de James Bond para ayudarte a recordar un gesto que siempre deberías realizar. Cuando saques las camisas de la lavadora y antes de tenderla, sacúdela (o “agítala”) para eliminar las arrugas más importantes. Notarás como te facilita mucho el planchado posterior.
5. Las más delicadas… con cuidado
Efectivamente. Habrá camisas que no podrás someter al “sufrimiento” de la lavadora, por lo que tendrás que lavarlas a mano. Fíjate bien en las indicaciones de lavado que acompañan a tus camisas para saber cuál es el trato que debes darles. Sí, algunas hay que tratarlas con mucho cuidado.
6. Atento a la temperatura
En la etiqueta donde encuentras la información de los cuidados de las camisas, también debes de atender a las indicaciones que te dan para su planchado. Depende del tejido en que esté confeccionada tendrás que aplicarle una u otra temperatura. Otro consejo para controlar el “daño” que le puede hacer el calor es poner un paño entre la plancha y la camisa. Así evitarás los brillos.
7. Nunca seca
Un fallo que solemos cometer muchas veces a la hora de planchar es esperara a que esté todo seco. Eso solo perjudica los tejidos ya que hay que aplicar más fuerza y calor para conseguir eliminar las arrugas. Lo más indicado es que tengan cierta humedad, de ahí que, si se ha secado por completo, te aconsejamos que las humedezcas un poco.
8. ¿En percha o dobladas?
Una vez planchadas, ¿dónde las guardamos? Los expertos aconsejan que, si se trata de una camisa formal, la cuelgues en una percha. En cambio, si es una camisa más sport, confeccionada con tejido Oxford, por ejemplo, la puedes doblar sin aplicar mucha presión para que no se marquen las rayas que se pueden producir por el propio doblado o su almacenamiento en baldas.
9. Atento al cuello
Uno de los detalles que no se suelen tener en cuenta a la hora de guardar las camisas es prestarle la atención necesaria al cuello. Lo mejor que puedes hacer, para conservarlo impecable, es abrochar el botón de las camisas cuando las vayas a guardar. Así conservará su forma y se arrugarán menos.
10. Cuidado con las puertas
“¿Puertas? ¿Pero qué tienen que ver las puertas?”. Seguro que te has preguntado esto, ¿a qué sí? La razón es muy sencilla. Si tienes un armario de puertas correderas, los puños de tus camisas corren un riesgo que, para muchos hombres, es desconocido. A veces, al cerrarlas, las puertas acaban pegando en los botones de los puños de las camisas, rompiéndolos. Así que ya sabes, a partir de ahora presta atención también a este detalle.
Bonus track:
Y aquí va un consejo más de regalo. ¿Has pensado usar papel de seda para protegerlas cuando viajas? Así conseguirás que no se arruguen tanto y lleguen en el mejor estado posible a tu destino. No te aseguramos que te las puedas poner inmediatamente después de abrir la maleta… pero casi.
Artículo publicado por Jose Luis Díez-Garde
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