Los síntomas de testosterona baja suelen confundirse con otras afecciones, pero existen formas de detectar si realmente se deben a la carencia de esta hormona. Te contamos todo lo que necesitas saber sobre el tema.
La testosterona es la hormona protagonista en la vida del hombre, especialmente cuando pasamos de los 35. A partir de esta edad, el cuerpo empieza a disminuir su producción de esta hormona. De hecho, es muy normal confundir los síntomas de testosterona baja con los de otras enfermedades. Infinidad de estudios científicos han demostrado que unos niveles óptimos de testosterona ayudan vivir durante más tiempo con una mejor calidad de vida, a concentrarnos mejor, a tener más confianza en nosotros misemos e, incluso a ser más felices.
Pero, ¿Qué ocurre cuando empezamos a notar que nuestro cuerpo ya “no tira” como antes, que cualquier cosa que comemos se transforma en michelín, que cualquier problema se nos hace bola o que nos despertamos por la mañana con nuestro “fiel amigo de satisfacciones” con la misma forma que el nudo de un globo de agua?
Para conocer más sobre los principales síntomas de tener la testosterona baja, nos hemos dado cita con Guillermo Blanchart, nutricionista y entrenador online que divulga en Instagram con los nombres @xtrictofitness y @guillermo_xtrictofitness.
Principales síntomas de testosterona baja
Los síntomas de testosterona baja pueden manifestarse tanto a nivel físico como psicológico. En el primer grupo encontramos los siguientes trastornos:
Disminución de masa muscular y densidad ósea
Si estás yendo al gimnasio y empieza a costarte el doble ganar mas muscular o llega la hora de coger la mochila e ir a entrenar y se te hace cuesta arriba, ojo… las ganas de comerse el mundo en el gym van directamente relacionadas con los niveles de testosterona en el cuerpo.
Disfunción eréctil
Acuérdate de cuando eras un adolescente y tenías que estudiarte los exámenes y para concentrarte tenías que ir “cinco minutos al baño”. O “lo feliz” que te has estado despertando cada mañana de tu vida… hasta hace relativamente poco. Si hay noches de fiesta en las que prefieres irte a dormir solo que acompañado, si cada vez te apetece menos pasar 10 minutos contigo mismo y tus mejores fantasías o si cuando llega el momento de hornear el pavo tienes miedo a no dar la talla, es un claro síntoma de que tienes la testosterona baja.
Pérdida de vello, tanto corporal como facial
Échale un vistazo al peine cuando sales de la ducha, a la almohada cuando te levantas de la cama, o a la parte de los hombros en tus camisas, camisetas y chaquetas. Si hay más pelo en estos lugares que en tu cabeza… alerta roja. Ve al dermatólogo para que te recete la pastillita del pelo y al endocrino para hacerte unos análisis para ver cómo de baja tienes la testosterona.
Aumento de la grasa corporal
¡Ay… amigo! Pongamos por caso que tienes un cuerpo y un metabolismo estándar y que, desde hace un tiempo, empiezas a notar que cada cosa que comes se convierte en flotador, que tu espalda ya no tiene forma de V si no de O y que tienes que contar las calorías de los alimentos para no pasarte de la raya. Pues este es otro de los principales síntomas de que tienes la testosterona baja.
Síntomas psicológicos de testosterona baja
Asimismo, también existe un gran número de consecuencias a nivel mental y emocional.
– Cambios repentinos en el estado de ánimo, especialmente irritabilidad, depresión y ansiedad.
– Disminución del deseo sexual, lo que puede afectar a la autoestima y a las relaciones íntimas.
– Fatiga y falta de energía, lo que lleva al cansancio constante y a la ausencia de motivación para realizar actividades diarias.
– Dificultades cognitivas, como problemas de concentración, memoria y toma de decisiones.
Formas de verificar el nivel de testosterona
Si crees que muestras estos síntomas de testosterona baja, pero no estás seguro, existen varias formas de verificarlo. El método más eficiente es un análisis, que puede realizarse de diferentes maneras. Los análisis de sangre son la forma más común y precisa, requiriendo simplemente una pequeña muestra para determinar la cantidad de testosterona en el organismo.
Algunos profesionales de la salud utilizan pruebas de saliva, aunque esta metodología puede ser menos precisa que el análisis de sangre. Finalmente, también puede realizarse un análisis de orina, si bien es menos común y, al igual que la prueba de saliva, tiene un margen de error más elevado.
Además, hay otros indicadores que pueden confirmar los niveles bajos de testosterona. Un sencillo examen físico permite localizar signos de este problema, como la pérdida de vello corporal o la disminución del tamaño de los testículos. También es recomendable que el médico revise el historial médico del paciente para evaluar factores de riesgo como enfermedades, cirugías previas y uso de medicamentos.
En algunos casos, se pueden realizar análisis adicionales, como pruebas de función tiroidea, o medición de los niveles de determinadas hormonas. Esto permite descartar otras condiciones médicas que podrían afectar los niveles de testosterona.
Es importante tener en cuenta que la interpretación de los resultados de las pruebas de testosterona debe realizarse en consulta con un especialista en endocrinología. Los niveles normales de testosterona pueden variar según la edad, el sexo y otros factores individuales. De ahí que sea fundamental que un profesional de la salud analice los resultados y determine si se requiere algún tratamiento o seguimiento adicional.
Factores que producen la pérdida de testosterona
Aunque ya conozcas los principales síntomas de testosterona baja, tal vez te estés preguntando a qué se deben. Lo cierto es que no hay una única respuesta, ya que los niveles de esta hormona pueden disminuir debido a una gran variedad de razones.
El motivo principal suele ser la edad. En los hombres, los niveles de testosterona tienden a disminuir gradualmente conforme se hacen mayores, especialmente tras los 30 años, en un fenómeno conocido como andropausia. En las mujeres, los niveles de testosterona también pueden disminuir con la edad, especialmente durante y después de la menopausia.
También puede deberse a diversas condiciones médicas, especialmente enfermedades de carácter crónico. La obesidad, la diabetes tipo 2 y el síndrome metabólico son solo algunas de las afecciones asociadas con la pérdida de testosterona. Asimismo, los problemas que afectan a la glándula pituitaria o al hipotálamo pueden interferir con la producción de hormonas que regulan la producción de testosterona.
Otras enfermedades más graves, como ciertos tumores y trastornos genéticos, también pueden afectar a la producción de testosterona. Asimismo, hay personas con una predisposición biológica a producir niveles más bajos de testosterona o ser menos sensibles a la misma.
Sin embargo, en ocasiones es la lucha contra estas mismas enfermedades la que provoca la disminución de testosterona. Tal es el caso de algunos medicamentos como opioides, corticosteroides y antidepresivos, entre otros. Los tratamientos contra el cáncer y ciertas cirugías también pueden dañar las células productoras de testosterona en los testículos u ovarios.
Finalmente, la exposición a diversas toxinas ambientales y un estilo de vida poco saludable también afecta negativamente a los niveles de esta sustancia.
Qué remedios existen para los niveles bajos de testosterona
Existen varios consejos que puedes aplicar para aumentar la testosterona de forma natural antes de recurrir a los suplementos químicos. La más sencilla e inmediata es mejorar el estilo de vida.
Procura seguir una dieta equilibrada, limitar el consumo de alcohol y mantener un peso saludable. Asimismo, realizar ejercicio regular, especialmente entrenamientos de fuerza y resistencia, puede ayudar a aumentar los niveles de testosterona. Otros consejos necesarios son dormir lo suficiente y reducir el estrés en la medida de lo posible practicando diversas técnicas psicológicas.
Finalmente, puedes considerar incluir suplementos naturales en tu dieta. Sin embargo, es importante hablar previamente con un médico para asegurarse de que sea fiable y adecuado para ti.
En el caso de que la situación no mejore, existen otras opciones de tratamiento, como la terapia de reemplazo de testosterona (TRT). Consiste en la administración de testosterona sintética, ya sea en forma de gel, parche, inyección o tabletas, para aumentar sus niveles en el organismo. La dosis y el método de administración pueden variar según las necesidades del paciente.
Asimismo, si el problema está relacionado con una afección médica subyacente, como diabetes o hipotiroidismo, tratarla puede ayudar a normalizar los principales síntomas de testosterona baja.