La resistencia a madurar: cómo el miedo a enfrentar responsabilidades y el afán por prolongar la juventud afectan la vida moderna
A pesar del reconocimiento internacional que han tenido sus papeles en películas como «El Lobo de Wall Street» y «El Renacido», la vida personal de Leonardo Di Caprio no parece haberse desarrollado en la misma dirección que su vida profesional. El inolvidable protagonista de Titanic es bien conocido por su preferencia a relacionarse con mujeres más jóvenes y su afición por alargar las noches de club en club rodeado de amigos, lo que ha llevado a los expertos a interpretar esta forma de vivir como un intento de permanecer en una etapa de la vida donde se siente más cómodo. ¿Representa Di Caprio a una generación de hombres cada vez más habitual en nuestros días? ¿Es el famoso actor de Hollywod el icono de un estilo de vida con el que cada vez más hombres se sienten identificados? ¿Estamos ahora menos preparados emocionalmente para cerrar ciclos y asumir las responsabilidades que en otro tiempo fueron propias de la edad adulta?
El hombre del S.XXI vs el hombre del S.XX
Cada vez más habitual que los hombres posterguen la asunción de responsabilidades y prolonguen hasta el límite su etapa de la juventud, en contraste con las generaciones pasadas que solían crecer y asumir responsabilidades más rápidamente. Los expertos atribuyen esta tendencia a una combinación de factores socioculturales y económicos que han influido en el estilo de vida de los hombres de hoy.
En primer lugar, el cambio en los roles de género ha permitido una mayor flexibilidad en las expectativas tradicionales para los hombres, quienes ya no se ven obligados a cumplir con el modelo de proveedor exclusivo y responsable del hogar.
Además, la creciente importancia de la educación y el desarrollo profesional en la sociedad moderna ha llevado a muchos hombres a enfocar su energía en la construcción de una carrera exitosa antes de asumir responsabilidades familiares. Por otro lado, el acceso a la tecnología y las redes sociales ha facilitado la perpetuación de un estilo de vida más hedonista y centrado en el disfrute del presente.
El hombre actual y su relación con los cambios sociales
El contexto económico actual también ha jugado un papel en la prolongación de la juventud en los hombres contemporáneos. La inestabilidad laboral y la dificultad para acceder a la vivienda hacen que muchos jóvenes se vean obligados a vivir con sus padres durante más tiempo, lo que a su vez limita su autonomía y la adopción de responsabilidades adultas.
En conjunto, estas circunstancias han dado lugar a una generación de hombres más infantiles e inmaduros en comparación con sus predecesores, quienes pueden experimentar dificultades para asumir retos y responsabilidades, y enfrentarse a las demandas de la vida adulta. Sin embargo, es crucial reconocer la diversidad de experiencias y situaciones individuales, y no generalizar a todos los hombres bajo esta tendencia.
Abel Domínguez, psicólogo sanitario, explica que “a nivel clínico no existe ningún tipo de trastorno, sino que es un nombre que ha acuñado la sociedad para definir un tipo de perfil de persona con dificultades para crecer, sobre todo con dificultades emocionales”.
¿Qué es el síndrome de Peter Pan?
El Síndrome de Peter Pan es un término que ha sido utilizado a nivel coloquial, pero no está reconocido como un trastorno. El Manual Diagnóstico y Estadístico, una guía que se emplea en Estados Unidos para el diagnóstico de los trastornos de salud mental, no hace ninguna referencia a este popular síndrome.
La psicóloga sanitaria Silvia Alonso explica que el Síndrome de Peter Pan “es un conjunto de rasgos caracterizados por la necesidad de algunas personas de sentirse niños, por la dificultad que presentan para crecer y enfrentarse a las responsabilidades propias de la vida adulta”.
Además, estas personas no son capaces de mantener los trabajos, tienen dificultades con la autoridad, son incapaces de hacerse cargo de otros y viven una vida que socialmente «ya no les corresponde».
El psicólogo Abel Domínguez destaca que “son personas inmaduras a nivel emocional, lo que les incapacita para asumir responsabilidades acordes a su edad”.
¿Por qué se produce el síndrome de Peter Pan?
El origen del síndrome de Peter Pan está en la infancia. La psicóloga Silvia Alonso nos ofrece varios factores que lo pueden desencadenar:
Crianza sobreprotectora
Este factor viene precedido por unos padres sobreprotectores, anulando la capacidad de crecer y ganar autonomía del niño. En estas situaciones le están dando el mensaje a su hijo de que el mundo es peligrosos y él solo no puede. Esto impide que el niño vaya ganando la seguridad y autonomía que le corresponde, impidiendo que posteriormente se sienta capaz de vivir la vida de adulto.
Crianzas abusivas
Aquí aparecen los padres abusivos o violentos. Suele ser frecuente que personas que han sufrido violencia en la infancia cuando llegan a la adultez no quieran recordar ni tomar contacto con lo vivido. Esta forma de no tomar contacto o de bloquear, en ocasiones se hace de manera consciente, pero en otras muchas se da a nivel inconsciente.
Hay personas que para evadirse se vuelcan en el trabajo, otras en algún tipo de adicción y otras en vivir una etapa que ya no le corresponde, como, por ejemplo, de fiesta, sin responsabilidades… De una manera o de otra son estrategias para no tomar contacto de su sombra.
Crianzas sin límites
Padres que no son capaces de decir “no”. Si no ponemos límites a nuestros hijos, si no hay consecuencias tras sus actos es imposible que el día de mañana se puedan responsabilizar. No desarrollan una tolerancia a la frustración.
Crianzas en las que se ha hecho adulto al niño
Suele darse en familias en las que la figura de apego principal es inmadura a nivel emocional o está pasando por alguna enfermedad que le impide hacerse cargo de la familia. No solo a nivel económico o material, sino también emocional. Vivir un nivel de responsabilidad que no corresponde por edad, abruma y ahoga. Esto puede hacer que en un futuro quiera escapar de cualquier responsabilidad.
Los expertos aseguran que “el hecho de haber vivido alguna de estas formas de crianza no determina que la persona vaya a desarrollar este síndrome, pero sí puede ser un factor desencadenante”.
¿Cómo se comporta un hombre con síndrome de Peter Pan?
Un hombre con el Síndrome de Peter Pan tiene dificultades para mantener una relación, ya que lo vivirá como una falta de libertad. Se comportará de forma caprichosa, consentida y queriendo disfrutar el momento sin ningún tipo de responsabilidad. Además, no son capaces de esperar los procesos ni sobrellevar las dificultades propias de la vida, con una baja tolerancia a la frustración. Piden y exigen sin ser capaces de dar, lo que les generará aislamiento social.
Además, el hombre con síndrome de Peter Pan “se junta con gente más joven que él, huye de compromisos y se apunta a planes más festivos y locos, muchas veces son planes que gente de su edad no haría”, explica el psicólogo Abel Domínguez.
Para saber si tenemos el Síndrome de Peter Pan, la psicóloga Silvia Alonso nos da unas pautas:
- Comportamiento infantil que no es acorde a la edad que se tiene: querer estar «todo el día de fiesta, rodeado de gente o incluso rodeado de personas más jóvenes con una diferencia de edad muy grande».
- Inseguridad y baja autoestima
- Mentiras para evadir las consecuencias de sus actos
- Necesidad de recibir la atención y la aprobación del entorno
- Idealización de la etapa de la infancia y la juventud
- Miedo al compromiso, por lo que desarrolla dificultad para mantener las relaciones estables
- Miedo a la soledad
- Poca tolerancia a la frustración
- Antepone las necesidades propias obviando las del resto. Se dedica a pedir y recibir sin ser capaz de dar
- No se responsabiliza de sus actos y culpa al entorno de lo que le ocurre
- Insatisfacción constante con lo que tiene
- Deseos de tener todo sin ser capaz de hacer el proceso ni de esforzarse
- Exige inmediatez
Consecuencias de tener el Síndrome de Peter Pan
Existen diferentes consecuencias y dependerán de la persona que padezca el síndrome de Peter Pan, pero en líneas generales las más comunes es la soledad y el aislamiento social. Estas personas se centran solo en cubrir sus necesidades y deseos, dejando al margen los de sus allegados.
Por otra parte, “presentan dificultades para mantener un trabajo, por lo que se les complicará mucho tener libertad económica”, explica la psicóloga Silvia Alonso. Además, el miedo al compromiso es otra de las consecuencias, ya que éste les complicará el hecho de poder mantener una relación.
La baja autoestima es otro de los puntos importantes, ya que la persona se siente poco realizada y satisfecha con su vida. Al no ser capaz de asumir responsabilidades tampoco puede disfrutar de los retos y logros, dando lugar a una vida superficial y vacía.
Estas dificultades en los diferentes ámbitos de la vida facilitarán que estas personas puedan desarrollar sintomatología ansiosa depresiva.
Lejos de considerar el estilo de vida de «la eterna juventud» como sinónimo de satisfacción y felicidad, extender esta etapa más allá de su período natural puede llevar a una profunda insatisfacción y a la ausencia de un proyecto de vida personal sólido.
Al priorizar la búsqueda de placeres inmediatos y evitar la asunción de responsabilidades, los individuos que se aferran a la juventud pueden encontrarse en una situación de estancamiento, incapaces de establecer objetivos claros y de desarrollar relaciones interpersonales maduras y significativas.
En última instancia, este enfoque a corto plazo puede generar consecuencias negativas en el bienestar emocional y la realización personal, al enfrentarse a la realidad de un mundo en el que el crecimiento y la evolución son aspectos clave para la autorrealización.
¿Cómo tratar el Síndrome de Peter Pan?
Lo primero que tenemos que hacer para tratar el Síndrome de Peter Pan es asumir que hay un problema y comprender que solo nosotros mismos podemos cambiarlo. Los expertos aseguran que, desde su experiencia, el problema central u origen de este síndrome es no querer ver aquello que les duele.
Este tipo de conductas irresponsables son una forma de evasión o escape. Por otra parte, es importante tomar contacto con las emociones, permitirnos sentir miedo, tristeza, soledad, etc. Además, hay que ser conscientes que no se puede vivir sin responsabilidades. Es importante ver lo bueno que trae ser adulto, la libertad y la capacidad de cambiar aquello que no nos gusta, no depender de otros como cuando éramos pequeños. Aunque lo más importante es acudir a un profesional para que nos aporte el conocimiento, el acompañamiento y la guía que necesitamos para superarlo.
Artículo publicado por Nuria Santos
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