Masturbación anal: todo lo que debes saber (y no te has atrevido a preguntar)

Un sinfín de terminaciones nerviosas permiten que la masturbación anal sea la más intensa y placentera de todas

En los cuentos de hadas del siglo XXI, las princesas se han desvestido de sus complejos y ahora dan por culo (literalmente hablando) a su prícnipe azul para recompensarlo y no nos referimos únicamente al cine de adultos.

Si en la serie Kingsman (2104) el servicio secreto -con Colin Firth y Samuel L. Jackson- la princesa ofrecía al héroe «hacerlo por el culo» si la salvaba a ella (y al mundo), los canales propios de los usuarios de páginas como PornHub cada vez es más habitual ver a los hombres siendo penetrados por sus parejas, indiferentemente de que estas sean hombres o mujeres.

Lo hayas practicado ya o no, entender por qué los hombres heterosexuales cada vez tienen menos complejos en decir que quieren probar el sexo anal, puede ser revelador para la dinámica de tus relaciones románticas.

La masturbación es una de las prácticas más habituales entre los hombres, a través de la que conocemos mejor nuestro cuerpo, mientras que aprendemos a percibir qué es lo que nos resulta más excitante y satisfactorio. Se estima que, al rededor del 95% de los hombres practica la masturbación a diario. La autoexploración mejora la calidad de nuestras relaciones sexuales y más aún en pareja, ya que nos permite comprender el placer en su máxima expresión, para luego poder compartirlo.

La masturbación anal da un paso más allá dentro del mundo de la autoexploración y, aunque es menos conocida -y pocas veces comentada- es la más intensa puesto que las terminaciones nerviosas de la zona son muchas y están localizadas.

Si bien es cierto que cada persona tiene su propia técnica para conseguir el orgasmo de próstata (como ocurre con la masturbación genital), hay unos cuántos consejos que debes tener en cuenta si quieres disfrutar al máximo de esta experiencia.

Tanto si hasta ahora no entraba en tus planes como si está en la lista de nuevos temas sexuales a explorar, en este artículo te damos las claves para iniciarte en esta práctica tan excitante:

El lubricante, clave en la masturbación anal: para comenzar, debes ir jugando con la zona del perineo, la superficie que se encuentra entre el escroto/el clítoris y el ano. Mediante esta acción, el ano se irá relajando de manera progresiva.

Otra recurso que puede ayudarte en las primeras etapas es masturbar la zona de los genitales. Con la mano dominante, iremos acariciando tanto el ano como sus alrededores. Mientras, con la mano débil podemos ir tocándonos tanto el clítoris como el pene, hasta encontrar el momento perfecto para comenzar a introducir nuestro dedo.

La ducha es un buen escenario en el que empezar, puesto que el efecto del agua creará una situación única y también te permitirá asegurar todo el contexto con la máxima higiene.

Una vez te decidas por introducir el dedo (o el juguete sexual), esta acción debe ser progresiva. Ve probándote en todo momento cómo te encuentras y libérate de la presión de tener que introducir todo el dedo de golpe. Es posible que tengan que pasar varias masturbaciones hasta llegar a este punto. Ve ejerciendo presión de manera progresiva.

Una vez el dedo (o el dildo) se encuentra en el interior del ano, muévelo lentamente hacia fuera y hacia dentro hasta encontrar el ritmo con el que mejor te sientas.

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