Cómo superar una crisis de pareja y reforzar tu relación con éxito

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Superar una crisis de pareja no solo requiere de buenos consejos, sino de una intención clara y grandes dosis de voluntad. La clave no está en tratar de cambiar las cosas de tu pareja que no te gustan, sino aceptar a tu pareja tal y cómo es y que sus cosas buenas compensen las malas. Todos tenemos cosas muy buenas y, por desgracia, cosas muy malas. La dualidad forma parte de las personas y, en nuestra condición de humanos, tenemos que aceptar que no existe nadie perfecto.

Una vez se evapore la fase de la idealización, en la que el amor desborda nuestros sentidos y sólo somos capaces de ver lo maravillosamente perfecta que es la persona de la que nos hemos enamorado, se nos caerá la venda de los ojos y comenzaremos a percibir todas esas cosas que no nos agradan tanto. Esto es perfectamente normal y es una etapa fundamental para conocer bien a la otra persona. El objetivo es que «todas esas cosas que no nos gustan» de nuestra pareja, no terminen por echar por tierra un bonito proyecto de futuro.

La clave en una relación de dos personas es la generosidad. En la medida en la que seamos capaces de aceptar que todo lo que nos diferencia no tiene por qué alejarnos de nuestra pareja, seremos mucho más felices.

Para la psicóloga clínica Pilar Guerra, «mantener sana una relación en pareja a pesar de la convivencia, los años, las crisis, los encuentros y desencuentros, es trabajo diario y arduo. Para preservar una estabilidad emocional hemos de poner toda nuestra imaginación al límite para buscar herramientas facilitadoras para nuestra relación».

Cuidar de nosotros mismos

Para superar crisis pareja el primero de los consejos fundamentales es cuidar de uno mismo. Las azafatas de los aviones siempre recomiendan en caso de despresurización de la cabina, que los adultos se pongan primero la mascarilla de oxígeno a ellos mismos, y después, se la pongan a los niños.

De igual manera ocurre con las prioridades en la vida. Sin haber hecho consciente el concepto de cuidarnos a nosotros mismos, es muy difícil que reconozcamos el cuidado al otro. La prioridad a nosotros primero, lejos de ser un egoísmo mal entendido, es un acto de responsabilidad y de fidelidad a nuestro propio ser. 

Si bien estábamos acostumbrados a una serie de hábitos en nuestra vida antes de esta pandemia, ahora más que nunca, hemos de hacer de nuestra casa nuestro pequeño gran mundo, adaptar lo aprendido, y adoptar nuevas maneras de autocuidado.

Buscar el diálogo y la comunicación

Se trata de una comunicación más de allá de hablar y oír, es decir, la transmisión de señales, ideas y sentimientos al otro de manera consciente, de forma que para comunicarnos tengamos que tener la intención de hacerlo, y saber cómo hacerlo.

Defiendo mi teoría del “invitado”, en la que la idea principal es tratarnos a nosotros mismos como a un invitado especial todos y cada día de nuestra vida. El trato que nos demos ha de ser como el trato que damos a nuestros invitados.

Si seguimos esta premisa, trataremos a nuestra pareja como si se tratase del mejor y más importante comensal a nuestra mesa. Tan solo hay que ponerlo en práctica. La convivencia roba la magia en las relaciones humanas.

Si realmente quieres superar crisis pareja el mejor de los consejos es empezar por cambiar esta creencia, dale una vuelta de tuerca y prueba a ensayar la sensación de que el día a día en pareja, no sea un lastre, sino una oportunidad.

Buscar actividades en común para compartir más tiempo juntos

Esta situación nos ha hecho replegarnos en nosotros mismos. Puede entonces, que de manera inconsciente, hayamos apartado a nuestra pareja de nuestro foco. Quizá estemos en una crisis donde el otro esté viviendo también su propio proceso. Crear una “burbuja” dentro de esta situación, destinada a tener un tiempo para actividades en común, puede ayudar a protegernos de las crisis de convivencia.

Un espacio creado «conscientemente” para este fin, donde verbalicemos de manera sincera los sentimientos de cada uno, puede ayudar a vislumbrar que realmente se necesitan actividades sencillas en común, y a poner toda nuestra intención en que estos espacios sean prioritarios.

Evitar buscar culpables

En la vida en pareja, y más en esta situación tan extrema a la que actualmente estamos sometidos, tendría que existir un decálogo de “distinciones” a la hora de emplear las palabras. Buscar responsables, en vez de culpables, es una de esas distinciones lingüísticas mágicas que hacen cambiar nuestra actitud tan solo con reflexionar sobre ella.

Pensar que hay “culpables”, nos acerca al concepto de culpa. Y la culpa es limitante, porque está aderezada con un sinfín de condicionamientos negativos. Buscar responsables, por el contrario, nos lleva de la mano de la responsabilidad, nos conecta con nuestra parte práctica, y nos ayuda en la búsqueda de soluciones.

Centrarse en el presente

Si bien el presente es lo único certero que tiene el ser humano, darle importancia en esta situación ha de ser un punto de referencia inamovible. Centrarnos solo en el momento, en el instante, en el aquí y el ahora, nos da una perspectiva de la realidad y de la verdadera importancia en las prioridades que nos “compramos” a la hora de interpretar las situaciones en general y en la convivencia de pareja en particular.

Esta pandemia nos ha sacudido por fuera y por dentro. Es responsabilidad nuestra, acercarnos al lado de la facilitación de las cosas, ser conscientes de dar importancia a fluir, y no detenernos en nudos de conflicto.

Si no nos forzamos en aprender verdaderamente de esto que está sucediendo, creo que es difícil que aprendamos ya. Minimizar los errores del otro y magnificar sus actitudes y aptitudes positivas puede ser una gran herramienta que ayude a relativizar.

Es importante la generosidad en estos momentos, que no es otra cosa que atender selectivamente a lo positivo de cada día y no a lo negativo, actitud esta última que nos lleva a la oscuridad de la pareja y a nuestras propias sombras personales.

Prestar atención al momento en el que se da el feedback

El feedback es una herramienta basada en el concepto de retroalimentación, es decir, una forma y manera de “alimentar” comunicando al otro no solo sus áreas de mejora, sino también sus fortalezas. Estamos muy mal acostumbrados a hablar a las personas fuera del tiempo oportuno.

Generalmente, es inviable que nos paremos a pensar si es buen momento o no lo es, ya que de manera usual, abordamos al que tenemos al lado con nuestros discursos en el momento que nosotros decidimos hacerlo. Abogo por la teoría de “pedir permiso” cuando queramos comunicar algo que se refiere a aspectos de nuestra pareja.

No siempre puede que esté en disposición de escucha, y aunque lo estuviese, es un derecho humano edecidir cuando queremos escuchar lo que se nos quieren decir acerca de nosotros mismos y cuándo no. Para superar tu crisis pareja otro de los consejos indispensables es que el feed back “de mejora” siempre se da siempre en privado. Y desde luego nunca en presencia de terceros ¡mucho menos de los hijos!

Entender las diferencias y los desacuerdos

Para superar una crisis pareja uno de los consejos más necesarios es la Comunicación No Violenta descrita por psicólogo y educador estadounidense M. Rosenberg en su libro Nonviolent Communication: A Language of Life, la cual nos permite realmente dar un paso más profundo en el conocimiento del desarrollo personal.

En palabras del autor, la Comunicación no Violenta, (CNV), está basada en la idea de que “todos los seres humanos tienen la capacidad de compasión por los demás y de esta manera, si las personas pueden identificar sus necesidades y las necesidades de los otros, se puede llegar a la armonía en la comunicación”.

Generalmente, observamos las diferencias que tenemos con nuestra pareja, desde un lenguaje cargado de juicios. Mantenemos la creencia errónea y limitante de que solo las almas gemelas fluyen en armonía, y no recordamos que también existe la frase ancestral de que los polos opuestos se atraen.

El mundo de las diferencias es un reto continuo para nuestra disciplina en la relación de pareja, donde para llegar a entender las diferencias y los desacuerdos, es necesario que desarrollemos y ejercitemos tres áreas importantes: la auto empatía, para tener el compromiso de conocernos cada día más y mejor a nosotros mismos; la empatía, que nos permite entender las emociones del otro; y la autoexpresión honesta, que consiste en saber expresarse frente al otro de manera transparente, facilitando así el entendimiento hacia nuestra pareja.

Ser más detallistas

El detalle hace referencia al acto de prestar atención a nuestra pareja mediante el lenguaje y las conductas, ambos pensados y dirigidos hacia ella, con el fin de que perciba prioridad por nuestra parte y se sienta cuidado y atendida en sus necesidades, además de sorprendida. El detalle hacia el otro es una manera de demostrarle valor, además de emplear tiempo para pensar en él. Es un acto de generosidad, un impulso de buenas intenciones hacia el otro, sin esperar nada a cambio.

Aún así, un detalle exento de una base de amor y sinceridad, no tiene ningún sentido, se convierte en un estímulo hueco; las palabras de halago pueden sonar a falsas, las conductas hiper actuadas, y los objetos tan solo pueden ser percibidos como meros hechos materiales, carentes de afecto asociado.

Puede suceder sin embargo, que comenzar con detalles para salvar esta crisis de pareja en la que estamos inmersos, ayude a generar una emoción de fondo distinta a la que arrastrábamos hasta entonces. El detalle puede tener la suerte de convertirse en un hecho “provocador” de una situación mejor en nuestra relación.

Aprender a escuchar

Hemos hablado de la Escucha Activa como herramienta para facilitar la comunicación no violenta en una crisis de pareja. De esta manera se ponen sobre la mesa nuevos utensilios que ayudan a ser conscientes de que estamos pasando por este trance. La comunicación es el arma más potente que tiene el ser humano, es el resultado de demostrar toda nuestra inteligencia tanto racional como emocional en el momento que se precisa que lo hagamos.

No somos conscientes de las innumerables ventajas que tiene el ser humano al poder utilizar el lenguaje. Rafael Echeverría en su libro “La ontología del lenguaje” nos presenta tres de las más importantes que pueden salvar una conversación tensa. El derecho que tenemos como humanos a declarar un “sí”, a declarar un “no”, y la más importante, saber que podemos declarar un “no sé”.

De esta manera nos sentimos libres ante el hecho de desconocer qué decir cuando no sabemos qué decir, de igual manera que aceptamos al otro cuando no sabe qué contestar. La conversación es un subconjunto dentro del conjunto de la comunicación. La conversación hay que aprender a diseñarla, como un traje genera nuevas realidades.

No te enfoques solo en lo negativo

La atención es una de nuestras funciones intelectivas más importantes. Cuando estamos en una crisis de pareja esta atención se pone de manifiesto dirigiéndose seguramente a todos los aspectos negativos de la relación. Es como si tuviésemos un radar que atendiese solo a los peores aspectos de la otra persona.

Estamos ante uno de los enemigos públicos más peligrosos para la convivencia, y se denomina Atención Selectiva, un sesgo que nos hace fijarnos justo en lo que menos nos conviene en esos momentos. Cuando estamos en crisis de relación nuestro estado de ánimo suele estar ansioso y deprimido, lo que nos hace interpretar al otro desde la alta costura a la medida de las necesidades de nuestra pareja. La conversación aporta novedad, por lo tanto, nuevas conversaciones que te van a llevar a encontrar la solución para superar tu crisis pareja.

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