¿Cuáles son los rasgos que más intimidan a la gente?

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Descubre cuáles son las características más comunes de las personas intimidantes

Alguien te ha hecho sentir cohibido alguna vez? ¿Has tenido miedo de dar tu opinión? Si es así seguramente te hayas topado con una persona de carácter intimidante. 

A lo largo de nuestras vidas,  nuestra forma de ser se construye en función de nuestro entorno y las circunstancias que nos rodean. Es por ello que deducimos que aquellas personas que han desarrollado una personalidad intimidante son así debido a situaciones que han vivido en su pasado.

Dice mucho de nosotros la forma que tenemos de actuar ante las adversidades. Podemos aplicar el término de moda resiliencia o por el contrario podemos cerrarnos en banda y convertirnos en personas propensas a crear situaciones de tensión. 

Atraes lo que eres y una actitud intimidante puede repeler a las personas que te rodean. Nadie busca compañías con las que sentirse incómodo. 

Las personas intimidantes muchas veces no son conscientes del efecto que generan en los demás. Su actitud puede resultar atractiva, pero al final, sus gestos, maneras de hablar y comportarse, acabarán por alejar al resto.

Tener una personalidad fuerte no es algo negativo siempre y cuando tu comportamiento no acabe afectando a los demás. La intimidación hacia el otro creará un vínculo basado en el miedo, la tensión y el malestar. De esta manera, los lazos que se generen nunca serán del todo reales.

Si te identificas con esto, presta atención a los siguientes rasgos y toma nota de aquellas cosas que deberías mejorar para que tus relaciones sean más fructíferas. Por otro lado, si hay una persona intimidante en tu entorno cercano hazle entender que hay aspectos de su personalidad que debería de cambiar. Ahí te van los atributos de la personalidad que más intimidan a la gente.

CARACTERÍSTICAS DE LAS PERSONAS INTIMIDANTES

Sincericidas por excelencia

La persona intimidante no tiene pelos en la lengua. Una de las características que mejor definen a estas personas es su sinceridad excesiva, hasta tal punto que puede llegar a ser hiriente. 

La sinceridad es una cualidad digna de admirar, pero cuando es utilizada en forma de reproche, desprecio o crítica destructiva, la sinceridad deja de ser una cualidad y se convierte en un gran defecto. Hay que decir la verdad, sí, pero no tenemos que decir todo lo que se nos pase por la cabeza sin ningún tipo de filtro. 

Las personas intimidantes se olvidan de tener en cuenta los sentimientos de los demás. De este modo, acaban por alejar al otro. Aunque la verdad te haga libre, no te pases. 

Es importante que si te identificas con esto intentes ser mas precavido en tus comentarios. No sabes el valor que otra persona puede darle a tus palabras.

Blanco o negro, no hay grises

Las personas intimidantes tienen una opinión muy clara y es imposible que intentes convencerles de otra cosa. Sí o no. O blanco o negro. No hay grises.

Por lo general, aquellos que tienen una personalidad de este tipo creen su opinión como única y no se cuestionan otra posibilidad. Su criterio es el más correcto y lo toman como conclusión. 

Podríamos decir que este rasgo va ligado a la ignorancia. Es necesario escuchar otras opiniones para formar la nuestra, sobre todo porque en muchos casos podemos estar equivocados. 

Esto acaba generando que el resto no den su opinión por miedo o para tener la validez de la otra persona. Al final, si tomas esta actitud no permitirás que la gente de tu entorno pueda expresarse con libertad y por consiguiente nunca los conocerás tal y cómo son.

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Hans Landa (Christoph Waltz) en Malditos bastardos (2009)

Libre como el viento

Otra característica de las personas intimidantes es su alto nivel de independencia. La libertad es una de sus máximas. 

Debido a situaciones pasadas este tipo de personas suelen haber aprendido a servirse por si mismas. Es por ello que raramente les verás pedir ayuda cuando la necesiten, ya que se consideran autosuficientes para solucionar sus problemas. 

Esta cualidad puede ser positiva desde el punto de vista de que les permite crecer como personas.No obstante, abrirse a los demás es humano aunque ellos lo consideren una muestra de debilidad.

No sentir ataduras y sentirse independiente es esencial en muchos aspectos de nuestra vida, pero somos seres sociales que vivimos en comunidad y necesitamos del otro para ser felices.

No debemos de tener miedo a ser vulnerables.Buscar apoyo en los demás o llorar no deben ser vistos como una debilidad sino como una fortaleza.

Aprovechan tu debilidad

La personalidad intimidante va unida a una fortaleza bien construida. Son confiados y en ocasiones su seguridad se construye sobre la debilidad de los demás. Es por ello que en muchos casos aprovechan tu debilidad para resaltarse a ellos mismos.

Este valor que caracteriza a las personas intimidantes puede generar daños en la autoestima de los demás. Sus críticas no son constructivas. Se empeñan en subrayar las cualidades negativas del otro dejando, sin lugar a dudas, esclarecer las suyas propias.

No les importa tu opinión

Les da igual la aprobación. De hecho, en ocasiones parece que buscan provocar e ir contracorriente.

Las personas intimidantes no se dejan influenciar por las opiniones del resto. Parecen personas seguras de sí mismas y de sus convicciones.

Está bien ser seguro de uno mismo, pero también lo está escuchar a los demás. La puesta en común de nuestras ideas con las del resto puede ser muy enriquecedora aunque pensemos de forma muy diferente.

Interésate por las opiniones de los demás porque si no lo haces estarás creando una barrera con la otra persona.  Quienes te rodean no se sentirán comprendidos ni en confianza a la hora de hablar contigo si de primeras no muestras interés por sus asuntos.

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Miranda Priestly (Meryl Streep) en El diablo se viste de Prada (2006)

Valoran los actos por encima de las palabras

Uno de los rasgos positivos de las personas de carácter intimidante es su preferencia por los hechos frente a las palabras.

Esta inclinación por las acciones les hace ser impulsivos en ocasiones. Son personas muy activas y decididas en todo lo que hacen. Es por eso, que a veces carecen de paciencia a la hora de trabajar en equipo.

Todo esto no quiere decir que las personas de apariencia intimidante sean personas de mal corazón. Además, por lo general suelen ser muy personas muy proactivas y responsables en su trabajo; sin embargo, alrededor de su atmósfera se siembra el temor.

Liberarse de este nubarrón negro que no nos hace ser del todo amables con el resto debería comenzar por trabajar en la empatía. Tratar al otro como nos gustaría que nos tratasen a nosotros. Escuchar y concienciarnos de que no siempre tenemos la última palabra. Cada quien es único y no tienen culpa de las experiencias pasadas que nos han hecho ser así. El gris también es un color. Si consideras que en ocasiones eres una persona intimidante deja de pintar en blanco y negro.Sé más flexible en tus opiniones. Al final, te sentirás mucho mejor contigo mismo y el resto disfrutarán mucho más del tiempo que pasan a tu lado.

Artículo publicado por Ángela García-Tomé

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