¿Por qué los hombres tienen miedo al compromiso? La Dra. Isabel Rojas Estapé nos lo explica

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«El hombre fingiendo amor lo que busca es sexo y la mujer fingiendo sexo lo que busca es amor»

Desde hace tiempo, escribo sobre el amor. Es un tema que me apasiona y en el que siempre encuentro situaciones, momentos, actos novedosos que me hacen darme cuenta de la grandeza de este sentimiento y lo mucho que mueve. Y es que, sin duda, el amor no es un sentimiento como otro cualquiera, sino que realmente es el protagonista de muchas de nuestras actuaciones.

El amor es el gran argumento de la vida. No conozca a nadie que no quiera ser querido. Por desgracia, sí que conozco a gente que ya no quiere querer, pues han sido tan heridos que ya ni se plantean tener una relación estable.

Pero para poder querer a otra persona tenemos que hacer un acto ya no solo de valentía sino de voluntad. Al vivir en una sociedad en donde se quiere la recompensa inmediata, las relaciones también son consumidas con la misma velocidad. Se entra en una órbita de relaciones sentimentales cuando hay suerte, pero sino sólo sexuales, que hacen que las personas se sientan utilizadas. Hoy en día ya sabemos que esa conducta no hace más que hundir a la persona en una amargura llamada insatisfacción vital.

Por otro lado, una relación cuenta con dos personas. Personas que cada una viene con un pasado, con una forma de amar, y con unas ideas de futuro. Pero en esta sociedad del fast sex, si la relación no va bien, o se pone complicada, el modus operandi es romper, desaparecer sin dar explicaciones, y empezar con otra persona lo antes posible.

Los seres humanos hemos dejado de ser guerreros, ya no damos la cara ni luchamos una relación. Simplemente desaparecemos dejando herido a una persona en el campo de batalla del amor. Persona que irá a su próxima relación más armada, con mayores escudos en su corazón si cabe y con más ganas de pelea. Y así es imposible que se cree una sociedad donde se ame. 

El origen del miedo al compromiso

La sociedad no sabe querer. En muchas ocasiones, el origen del problema se encuentra en que estas personas no lo han visto en sus padres (porque estos no han luchado la relación) o porque malinterpretamos lo que realmente significa querer.

Por otro lado, nos han hecho creer que podemos tenerlo todo, y en una relación no es lo que le dan a uno, sino lo que uno le da al otro.

Todo esto lleva a estar atrapados en una espiral donde solo se tienen relaciones de “usar y tirar”, donde ni es necesario dar ni una explicación, dando lugar al ghosting, al desaparecer sin decir nada.

La llegada de ciertas apps de citas al móvil no ha favorecido el mundo del ligoteo. Sí el de conocer a gente, pero han hecho mucho daño a la hora de cuidar y saber establecer una relación. Cuando uno hace uso de aplicaciones, se convence en múltiples ocasiones de que lo único que quiere es pasar el rato.

Sin embargo, la realidad es bien diferente: quieren querer a alguien. Por desgracia, ese querer se da de bruces con lo que está ocurriendo. Los jóvenes cada vez empiezan antes en el mundo del amor. Lo que los lleva a tener desamores mucho antes. Y esto sostenido en el tiempo hace que lleguen a los 30 o los 40 con el corazón arrasado. Es como tierra quemada: no se puede plantar nada. Además, a esto se añade que hoy en día se empieza la casa por el tejado: se empieza una relación en la cama y se termina hablando. 

Por eso, en múltiples ocasiones, el hombre fingiendo amor lo que busca es sexo y la mujer fingiendo sexo lo que busca es amor. Pero no podemos olvidar que la mujer hace el amor mientras que el hombre tiene sexo.

En el mundo del amor las mujeres tienen mayor conocimiento y quieren más, aunque esto no signifique que mejor. En ellas aparece esa necesidad de darse, entregarse y cuidar, que va muy de la mano con el instinto maternal.

El Síndrome de Afrodita

Por desgracia, llegada una cierta edad, aparece en las mujeres lo que se llama el síndrome de Afrodita. Un síndrome que hace creer a las mujeres (en su mayoría) que sólo llegaran a ser felices si se casan y consiguen un marido. Esto las lleva a estar con parejas con las que no congenian o no hay química, pero por el mero hecho de estar y ser un «futurible marido» se quedan con ellos.

¿Cómo es un hombre con miedo al compromiso?

Este síndrome de Afrodita se retroalimenta con la situación de los hombres.

Y es que en su caso existe el síndrome de SIMON. Este síndrome hace referencia a personas (sobre todo varones) Solteros, Inmaduros (en lo afectivo), Materialistas, Obsesionados con el trabajo, Narcisistas.

Por regla general son hombres de más de 30-35 años que son considerados personas “muy completas”. Son buenos amigos de sus amigos, divertidos, salen y entran, cuidan de sus familiares, trabajadores, pero, con un toque narcisista (de verse superiores a la media), con un punto de tener siempre lo mejor o estar a la última en las tendencias, y muy centrados en el trabajo llegando incluso a pensar que lo profesional es lo más importante en la vida. Y todo ello con mucha inmadurez afectiva: les cuesta lidiar con situaciones de responsabilidad en el ámbito emocional y no terminan nunca de comprometerse porque tienen un pavor enorme a perder su libertad.

En mi consulta, he visto muchas escenas tragicómicas en donde la mujer le pregunta a su novio que ¿qué pasaba con su relación, que llevaban ya 7 años juntos y él no quería dar un paso hacia adelante?, y él empezar a hiperventilar, tener cierta taquicardia, sudoración, pellizco gástrico… Pues bien, todos esos síntomas físicos son un reflejo de ese pánico al compromiso que padecen. Y es que hemos pasado del miedo a la independencia al pavor a la dependencia.

¿De dónde viene el miedo al compromiso?

Alguno se podrá ver reflejado en ello, pero lo primero que tenemos que saber es que para poder solucionar una situación, tenemos que saber de dónde viene este miedo al compromiso.

Vivimos en una sociedad donde queremos tenerlo todo controlado

Se habla de que más del 60% de la sociedad padece de “controlitis”. Lo que se traduce en “yo mando en/sobre mi vida, hago lo que quiero y cuando quiero”. Sin embargo, compartir la vida con una persona supone perder parte de ese control. Las riendas de la vida se tienen que compartir y eso siempre cuesta. Hay que aprender a vivir con incertidumbre, pues es sinónimo de salud mental.

Hay poca madurez emocional

Queremos vivir en una eterna adolescencia. Pasarlo bien todo constantemente y además sin esfuerzo. No estamos dispuestos a perdernos nada porque nos han hecho creer que podemos tenerlo todo.

Arrastramos traumas del pasado

Los traumas ocasionados por relaciones pasadas son uno de los puntos que más afectan pues el haber sufrido hace que uno se implique menos en su relación actual y no comprometerse es una forma de sentir que no se está dando todo a la otra persona. Esto lleva a pensar que uno controla y así no se siente vulnerable

El síndrome de Peter Pan

El Síndrome de Peter Pan es primo hermano del Síndrome SIMON. No querer madurar y no coger responsabilidades nunca. “Yo hago lo que quiero y cuando quiero”. Confundimos el compromiso con la esclavitud. Cuando la realidad es que nada nos hace más libres que amar a una persona.

Querer las cosas de forma fácil y rápida

En este siglo de la inmediatez y de la superficialidad, las relaciones requieren de lo opuesto: de trabajo, paciencia, y de posponer la recompensa… Nos hemos acostumbrado a lo cómodo, a lo fugaz… y esto lleva a las personas a ser grandes evitadores del conflicto.

¿Cómo vencer el miedo al compromiso?

Sin embargo, todo tiene solución. Y es que, una vez que hayas detectado que padeces de el Síndrome SIMON, lo que te recomiendo son los siguientes pasos:

Para superar o mejorar algo, tienes que ser consciente de que lo tienes

Por tanto, detectar que tienes este síndrome y ver en qué te ves reflejado más: en los pensamientos obsesivos, en la inmadurez, en el narcisismo…

Ponerle nombre al miedo y razonar ese miedo

Por ejemplo, si tiene miedo a perder un estilo de vida con el que te sientes cómodo, lo lógico sería pensar «pierdo mi libertad» pero ¿qué libertad? Háblalo con tu pareja.

Identifica las excusas

Date cuenta de todas las cosas negativas que sacas de la persona y que todo ello es sólo una excusa para evitar el compromiso.

No dramatices

Evita ponerte en lo peor de lo que supone comprometerse (ya nunca podré hacer esto o lo otro, siempre voy a estar con una única persona…).

Crea experiencias buenas con tu pareja

Establece y promueve momentos de independencia entre vosotros. Haced planes juntos, pero también por separado.

Y si, por el otro lado, eres de los que están con un hombre SIMON, entonces plantéate y sé sincero contigo mismo preguntándote si realmente puedes o quieres estar con una persona que tiene pavor al compromiso…

No olvides que en esta vida, o te comprometes con la mediocridad o te comprometes con la grandeza, y ¡no hay nada más grande que el amor! El amor es lo que da sentido a la vida. Por eso una vida sin amor es una vida sin sentido.

Artículo publicado por Isabel Rojas Estapé

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