Los restaurantes imprescindibles que debes probar si visitas Lanzarote

La identidad cultural, la sostenibilidad, la calidad de los productos y la defensa del patrimonio paisajístico sostienen la oferta del producto local con la autenticidad como seña de identidad. Así sabe Lanzarote

El Risco

Situado en la localidad lanzaroteña de Caleta de Famara (municipio de Teguise), El Risco es una parada obligatoria en la isla. Acomodado en una de las casitas blancas y celestes de la playa de Famara -paraíso natural y surfero por excelencia- el restaurante El Risco se ha convertido en una mesa distinguida y codiciada para los amantes de la alta gastronomía. Con una indescriptible vista al Atlántico, a la isla de la Graciosa y a todo el archipiélago Chinijo, este restaurante de cocina tradicional ha sido galardonado como el Mejor Restaurante de Canarias en la edición de 2019 de los Premios Top 10 Canarias que otorga la guía gastronómica ¡Qué bueno!.

Inaugurado en 2009 por Juan Jesús Perdomo (Jefe de Cocina), Pedro Nolla (Jefe de Sala) y Marco Rodríguez, este restaurante ocupa la casa que en su día proyectó y decoró el artista César Manrique para su hermano Carlos, de hecho, el edificio es hoy un inmueble protegido y entre sus paredes se muestra una obra pictórica del artista, quien en 1986 estampó sus colores y originalidad en un mural dedicado a los pescadores que a diario subían el Risco de Famara con la finalidad de vender su pescado. Con un aspecto sencillo y humilde, pero muy acogedor, cuenta con una elaborada y ambiciosa carta de vinos en la que llaman especialmente la atención los blancos lanzaroteños de Malvasía volcánica, que nos invitan a maridar el banquete con un diego de la tierra.

Entre sus fogones se hierve a fuego lento una cocina Km0 marcadamente canaria, de mercado y temporada. Su carta es una representación de una exigente selección de platos elaborados por los mejores productos y las materias primas más exquisitas que la isla de Lanzarote ofrece. Este menú, basado en elaboraciones de cercanía, también ha sabido adaptar con arte los platos foráneos, como el risotto con queso de cabra. Los pescados locales como el cherne y la vieja parecen no tener secretos para este local. Entre sus clásicos se encuentran el crujiente de morena, la ropa vieja de pulpo, el lomo de cherne con humus de lentejas, su natilla de batata ecológica o el cochino negro canario, además de pescados elaborados al horno, a la plancha o fritos.

Aunque, si hay algo en El Risco que hace salivar como un animal hambriento son sin duda los arroces: la paella de mariscos, el negro con chipirones y crema de algas, pulpo y gamba de La Santa y, pero sobre todo y por encima de todos, el meloso de carabineros y mejillones, o dicho de otro modo, exquisitas cucharadas de mar en estado puro.

Antes de partir (y para pedir la cuenta con la satisfacción plena de haber jugado el partido completo), se recomienda encarecidamente pedir la carta de postres caseros, o lo que es lo mismo, una oda al recetario canario. Además de los dulces tradicionales como el coulant de chocolate, hay otros tan sorprendentes como sabrosos. Es el caso de
la espuma de gofio y huele de hierbabuena; el cremoso de papaya con yogur de cabra o la natilla de batata y dulce de galleta o los huevos mole.

La Bodega de Santiago

Fundada en el siglo XIX por Santiago Eugenio, esta casa de comidas es un lugar agradable que promete una inolvidable velada. Con más de 200 años de antigüedad, el anfitrión de esta casa fue uno de los primeros en dar la bienvenida a todos aquellos viajeros que llegaron Lanzarote en busca de las “montañas del fuego”. La Bodega de Santiago fue convertida en restaurante en el año 2005 y la idea fue convertir su casa en un restaurante que ofreciera algo diferente, con materia prima de primera calidad y en un enclave maravilloso.

Tras una cuidada restauración en el año 2003, la Bodega de Santiago abrió sus puertas en Lanzarote para ofrecer a sus comensales carnes nacionales e internacionales como Black Angus Australiano, Wagyu, Ternera de Mamon (Valled el Esla), Cabrito y Cordero de Lanzarote y Atún Rojo entre tantos otros platos típicos del local. Entre sus entrantes destacan el Foie mi-cuit y mermeladas caseras, los langostinos con costra de pistacho y mojo de mango y el Salmón ahumado de Uga, cremoso de mostaza, eneldo y miel. Continuando con los primeros platos, el bacalao confitado con tomate y albahaca es un claro ejemplo del amor y el respeto a los productos del mar. De sus carnes selectas hay que hacer una mención especial al solomillo de cebón con Foie-gras y salsa de Malvasía Dulce de Lanzarote. Para terminar, la tarta de queso fresco de la finca pone el toque dulce perfecto para pedir la cuenta del todo complacidos.

Dunas de Famara

Al pie del imponente Risco de Famara y lindando con la espectacular playa de 5 km que da nombre a toda la zona, está ubicado este restaurante desde el que se divisa gran parte de la costa noroeste de Lanzarote y la totalidad del archipiélago Chinijo con la isla de la Graciosa.

Además de su impresionante ubicación, las Dunas de Famara saluda a sus visitantes con un diseño moderno, funcional y relajante que hacen que el restaurante sea la joya de La Caleta de Famara. Su cocina ofrece una selección de productos canarios tradicionales de temporada pero con una elaboración diferente y moderna. Sus pescados y sus carnes, carnes de primerísima calidad, se cocinan en hornos de brasa. Para comenzar abriendo apetito, el entrante de pan Bao con cerdo ibérico con toque dulzón es el preámbulo perfecto para los platos que destacan de su carta, como las costillas glaseadas, el curry verde de gambas, el sashimi de atún con algas, tiras de nabo y varias salsas sugeridas por el maître. De sus platos fríos, merecen una mención especial el ceviche y el tartar de atún, con huevo y caviar. El maridaje lo ponen los vinos blancos de Lanzarote, que nunca decepcionan. Para terminar, el Gofio-choco blanco, helado de turrón y crujiente de barquillo y el Polvito canario-merengue, con leche condensada y galletas ponen la guinda final a una carta exquisita.

Tacande

Situado en el céntrico emplazamiento de la Plaza del Castillo, en el casco antiguo de Haría, Tacande se ha convertido en un paraíso gastronómico desde que abriera sus puertas hace apenas dos años. Su atmósfera mágica, en la que destaca un jardín vertical en forma de mural, da la bienvenida a los comensales, invitándolos a tomar asiento en un comedor de estilo sobrio y minimalista pero con toques isleños.

Su Chef, Víctor Betancort, ha diseñado un nuevo concepto gastronómico inspirado en una cocina moderna con una cuidada y elegante presentación. Para hacer los honores, Tacande presenta una bodega discreta, pero completa, en la que el tinto, el blanco, el rosado y el moscatel presumen de diferentes variedades exigentes y cuidadas. Entre sus propuestas de peso destacan las pepitas y las verduras de la huerta, los pescados cocinados al horno con leña de encina natural, sus carnes cocinadas a baja temperatura, las fusiones asiáticas, peruanas y marroquíes, en las que el protagonista es el producto local, de la tierra y del mar. El pulpo a la brasa, los umakis de langostino en tempura, la paletilla de cordero a baja temperatura y el tartar de atún son auténtico homenaje de sabores. Para terminar, si tienes la suerte de que haya sitio libre, pide tomar el postre en la terraza. El ambiente del mercadillo y el bullicio de la plaza harán de la degustación de los dulces caseros y del café de aroma intenso una experiencia inolvidable.

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR:

• Lanzarote, la tierra prometida
• Estos son los restaurantes de Formentera en los que tienes que reservar mesa (sí o sí) si visitas la isla durante el otoño