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Los errores más comunes que cometemos los hombres al cuidar la piel

Te lavas la cara, te pones crema y listo, ¿no? Pues no.

Cuidar la piel no tiene por qué ser complicado, pero tampoco vale hacerlo a lo loco. Aunque cada vez hay más hombres que apuestan por una rutina facial básica, muchos siguen cometiendo errores que, con el tiempo, pasan factura: arrugas prematuras, piel apagada, brillos, irritaciones o incluso granos que no deberían estar ahí.

Hemos hablado con expertos en cuidado masculino y recopilado los fallos más comunes que siguen repitiéndose año tras año. Tómatelo como una checklist para revisar tu rutina. Spoiler: el jabón del cuerpo no sirve para la cara.

1. Copiar lo que le funciona a tu colega

Solo porque a tu amigo le va bien una crema no significa que sea buena para ti. Cada piel es distinta: hay pieles grasas, secas, mixtas, sensibles, con tendencia acnéica, con manchas, con rojeces… Lo ideal es hacerte un diagnóstico con un dermatólogo o experto en piel para saber qué necesita la tuya. Usar productos al azar es una pérdida de tiempo (y de dinero).

2. Creer que la piel tiene la misma edad que tú

Tu DNI dice una cosa, pero tu piel puede contar otra historia. Si pasas de la protección solar o no te hidratas nunca, puedes tener 30 años y una piel que parece de 45. Y lo contrario también pasa: con buenos hábitos, puedes mantener una piel sana y joven durante más tiempo.

3. Ignorar que la piel masculina es diferente

Los hombres tenemos la piel más gruesa, más grasa y con una estructura de colágeno distinta a la de las mujeres. Por eso, no todos los productos unisex sirven. Busca productos formulados para piel masculina o que respeten sus particularidades, especialmente si te afeitas a menudo.

4. Empezar tarde con el contorno de ojos

Es el primer sitio donde se notan los años, el cansancio y las noches sin dormir. No importa si tienes 25 o 50, el contorno de ojos debería ser el primer paso antiedad en cualquier rutina masculina. Usa uno adecuado a tu piel y tus ojeras, y aplícalo con suavidad (y poca cantidad).

5. Pensar que si tienes piel grasa no necesitas hidratarla

Este es un clásico. Tener piel grasa no significa que no necesite hidratación. Al contrario: si no la hidratas, puede producir más grasa para compensar. Usa un gel o fluido hidratante ligero, que regule la grasa sin saturar ni dejar brillos.

6. Limpiarte la cara con gel de ducha (o jabón de manos)

No, no es lo mismo. Limpiar la piel del rostro con productos agresivos altera su equilibrio natural, provoca tirantez, descamación, granos y puede empeorar el acné. Usa un limpiador facial suave, por la mañana y por la noche.

7. Usar la misma toalla para la cara y el cuerpo

Tu cuerpo no suda igual que tu cara. Esa toalla llena de bacterias no debería acercarse a tu rostro. Usa una pequeña solo para la cara y cámbiala con frecuencia. Si además te afeitas, esto puede marcar una gran diferencia.

8. Saltarte el tónico (cuando tu piel lo pide)

El tónico no es un producto “de más”. Si te lavas la cara con agua, o usas mascarillas o exfoliantes, el tónico ayuda a reequilibrar el pH de la piel y dejarla preparada para absorber mejor el tratamiento. Hay tónicos calmantes, astringentes, hidratantes… escoge el que mejor se adapte a tu piel.

9. Olvidarte del cuello

La piel del cuello es diferente y también envejece. No vale con estirar la crema facial hacia abajo. Si no quieres que se note el paso del tiempo solo por el cuello, busca productos que también lo tengan en cuenta, sobre todo si pasas mucho tiempo al sol o haces deporte al aire libre.

10. No cuidar las zonas secas

Zonas como los pómulos, las aletas de la nariz o la barba pueden estar más secas o irritadas. Si no las hidratas bien, acabarán marcando líneas de expresión y textura irregular. Aplica un extra de hidratación donde lo necesite.

11. Pasarte con la protección solar… o quedarte corto

Si pasas el día en una oficina o es invierno, no hace falta usar SPF50 todos los días. Pero si sales a correr o te expones al sol, no te olvides de protegerte. Elige cremas que ya incluyan SPF si quieres ahorrar pasos.

12. No ser constante con tu rutina

Usar una crema dos veces por semana no te va a cambiar la piel. Igual que ir una vez al gimnasio no te pone en forma. La clave está en la constancia: mañana y noche. Si lo haces bien, los resultados llegan. Y sí, también se notan.

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