Los expertos en comportamiento humano y relaciones lo tienen claro: el lenguaje no verbal es clave en el amor y entender sus señales hará que tengas éxito.
El lenguaje no verbal nos delata en esto del amor. Es un hecho y tenemos que vivir con ello, tanto para bien como para mal. Recuerda, ya lo decía el personaje de Al Pacino en Scarface: The eyes, chico. They never lie. Porque sí, una mirada, un gesto, una sonrisa, incluso una pequeña mueca en nuestros rostros puede desvelar mucho más de lo que decimos con las palabras. Y sí (sabemos que esto es lo que realmente te interesa), también puede darte a entender si una persona de verdad está pilladita por ti.
¿Cómo afecta nuestro lenguaje corporal a las relaciones?
En su libro, The Body Language of Love, Allan y Barbara Pease, empiezan diciendo algo que, así de primeras, nos va a dejar todo el día con la mosca detrás de la oreja. Y es que “los humanos somos la única especie que parece estar confundida con el juego del emparejamiento o apareamiento”. Vamos, que no somos demasiado espabilados captando las señales del lenguaje no verbal en el terreno del amor. ¡Una sorpresa para algunos y el pan de cada día para otros!
Y es que realmente no nos extraña, teniendo en cuenta que en un abanico de opciones, oportunidades y citas de todos los tipos posibles, el mundo está en una epidemia de soltería. Está claro que el “cortejo” (aunque suene old-fashioned, nos entendemos) y el amor siguen siendo los aspectos menos entendidos por el comportamiento humano. Y spoiler: nuestro fracaso tratando de leer y entender el lenguaje corporal de los demás está en la raíz del problema.
Los expertos, además, parten de desmitificar el paso más básico de todos: quién empieza el flirteo. Los hombres piensan que son ellos los que dan ese primer paso en esto de ligar. Pero todos los estudios han demostrado que el 90% de las veces realmente son las mujeres las que lo inician. Ellas mandan una serie de señales con los ojos, el cuerpo y el rostro a su “objetivo de flirteo”, asumiendo que esa persona las percibirá para responder a ellas. “Sí, claro que hay hombres que se acercan a las mujeres en una discoteca o bar sin haber recibido esa luz verde, pero estadísticamente, su éxito es bajo precisamente porque no habían sido invitados previamente”, cuenta Pease. Por supuesto, si eres Robert Pattinson, Jacob Elordi o Ryan Gosling, no tienes de qué preocuparte.
¿Cómo funciona el lenguaje no verbal en el amor?
Aquí Joe Navarro, experto en lenguaje corporal y comportamiento (además de ser exagente del FBI), habla de que cuando nos interesamos por alguien, nuestra química cambia. Si realmente nos gusta una persona, hay lo que Navarro llama un “grooming” extra. Es decir, nos acicalamos más de la cuenta, nos vestimos mejor, cuidamos más nuestro aspecto físico. Tu corte de pelo, tu nuevo perfume, esa ropa que te sienta tan bien… ¡todo tiene una razón de ser!
En el caso de los hombres, lo que ocurre es que tienden a ponerse más erguidos y a arreglarse mucho más. Mientras que una clara señal de las mujeres puede ser tocarse o arreglarse el pelo mientras está en contacto con su crush. Además, lo interesante es que todo esto ocurre de forma muy natural e inconsciente cuando una persona que nos atrae está en nuestro campo visual. Cuando pasa por delante, se nos acerca, nos mira, nuestro lenguaje corporal simplemente se activa. ¡Sin darnos muchas veces ni cuenta! Por eso, ahí la verdadera clave está en que la otra persona capte nuestras señales para responder a ellas. Si no, vamos mal.
¿Cómo ocurre esto? Pues aquí entran en juego los ojos, es decir la mirada. Nuestra postura corporal (si estamos cabizbajos, de brazos cruzados o todo lo contrario). Nuestras piernas y a dónde miran las puntas de nuestros pies. Qué hacemos con las manos, si estamos nerviosos o no. El pelo, el cuello, nuestro olor y las feromonas que desprendemos. Todo se pone en marcha, tanto para bien como para mal, y simplemente nuestro cuerpo habla por sí solo (y también por nosotros).
Cómo es la mirada de dos personas que se gustan
Para empezar, cuando nos gusta una persona, Navarro explica que “los músculos de nuestra cara tienden a relajarse”. El experto lo llama “comportamientos de recompensa”. Sucede cuando tenemos una relación y nuestro rostro se relaja en presencia de la persona que nos gusta o de la que estamos enamorados. En cuanto al contacto visual en sí, Navarro cuenta que hay que tener en cuenta cuántas veces se produce. Y especifica que, lo normal, es que sea más de una. Ya que mirar fijamente a alguien puede ser algo que, más que atraer, genera rechazo.
De ahí que, en general, hayamos aprendido a adaptar este comportamiento para no mantener la mirada fija constantemente. “La mayoría de nosotros nos sentimos incómodos cuando alguien se nos queda mirando, lo percibimos como una amenaza”. Por eso, cuando se trata de “poner ojitos” o de mantener el contacto visual sutilmente, la sensación es distinta y mucho más reconfortante.
También habrás escuchado que cuando estamos cerca de alguien que nos gusta, las pupilas se dilatan. Y esto es así. No solo se relajan los músculos de la cara, sino también los de los ojos. Y algo curioso es que cuando esto ocurre, entra mucha más luz en ellos (como ocurre con la apertura de diafragma de una cámara), se hacen más grandes y más atractivos. De hecho, en la antigüedad, los egipcios utilizaban sustancias químicas en los ojos para dilatarlos y así hacerlos más llamativos y appealing.
¿Cuál es el lenguaje corporal de una persona enamorada?
Abbie Marono, experta en ciencia de la conducta, analiza el lenguaje no verbal de distintas parejas en el terreno del amor y las relaciones y defiende que el mirroring es una de las señales más potentes para ayudarnos a descifrar si realmente nos gusta alguien, hay química o estamos enamorados. ¿En qué consiste? Pues básicamente se da cuando inconscientemente replicamos los movimientos de la otra persona. Es decir, es estar sincronizados.
Por ejemplo, cuando andas con alguien y decides caminar a su mismo ritmo para ser parte de su dinámica. Es sonreír cuando la otra persona sonríe. Son comportamientos que reflejan comodidad, agrado. Suponen una reciprocidad, una armonía. Sin embargo, si no ocurre o tu cuerpo dice todo lo contrario al de la otra persona, puede ser una señal de malestar. Si, por ejemplo, tú estás echado para adelante y la otra persona se inclina hacia atrás, su lenguaje corporal está diciendo que prefiere alejarse. ¡No está en tu mismo mood!
La experta Jane McGonigal también añade que el mirroring es una forma de lenguaje no verbal que funciona casi como un detector en el amor. Cuando estamos enamorados, reflejamos constantemente lo que la otra persona hace. Con nuestro cuerpo, con la respiración, con los ojos. Cuando te sientas delante de tu persona favorita, quizás inclináis la cabeza de la misma manera, os sentáis de forma similar. Sentís que estáis conectados. ¡Y ahí está la clave! McGonigal advierte que “algunas personas suelen hacer esto a propósito, pero resulta espeluznante y muy manipulador”. O sea que evita “copiar y pegar” los movimientos de la otra persona. Porque tu lenguaje corporal te terminará delatando.
Cómo es nuestro lenguaje no verbal cuando nuestro crush está cerca
Joe Navarro explica que cuando estamos a menos de un metro de distancia de la persona que nos gusta, ocurren tantas cosas con nuestro cuerpo que se nos escapan a la vista. “Para empezar, las voces cambian ya que tendemos a hablar más bajito. Nuestro ritmo cardíaco se acelera, sentimos que la temperatura corporal aumenta y la piel se ruboriza. Los labios se vuelven más carnosos. Y por supuesto, el hecho de ponernos cada vez más y más cerca es la forma que tenemos de reflejar confianza”.
La risa sincera y genuina es otra señal clara. Si estáis cerca, relajados y además os reís, el amor (o llámalo X) está a la vista. Otro factor es la exposición del cuello. Dejarlo completamente libre, “al aire”, sin estar enredado en el pelo. Eso es muy prometedor según los expertos, porque es un mensaje subliminal que grita que estamos muy cómodos. ¡Un indicador de que las cosas van realmente bien! Ah, y espérate, porque el ritmo del parpadeo también aumenta. No como cuando se te mete algo en el ojo y crees que se perderá ahí para siempre. Sino más bien como una señal de que tu lenguaje no verbal en el amor está pidiendo a gritos pasar a la siguiente fase.
Otra de las variables más importantes es el impacto que tiene la otra persona a nivel visual y olfativo. Cómo huele tu crush, cómo es su tacto. Las feromonas que se emiten y absorben en ese acercamiento. “De hecho, los estudios demuestran que el olor natural de una persona nos atrae mucho más que los perfumes artificiales”. Y es que así es cómo funciona el lenguaje no verbal y la química corporal en el amor. ¡Es una señal poderosísima!
Cómo saber si le gustas a alguien (o no) por su lenguaje corporal
Además de todas las claves que hemos repasado anteriormente, hay algunas pinceladas que es interesante conocer para entender mejor el lenguaje no verbal y sobre todo cómo se aplica al amor y a las citas. Ya sabes que nuestro cuerpo lo dice todo sin necesidad de palabras. Y todo, es todo. Es decir, si no le gustas a alguien, lo sabrás (no te autoengañes). Incluso se puede notar si una persona está fingiendo realmente, porque quizás su boca te dice una cosa pero su lenguaje corporal está revelando la contraria.
Algo en lo que puedes fijarte para saber si le gustas a alguien o si estás resultando agradable a la otra persona, es en su manera de interactuar con el entorno. Por ejemplo, imagina que estáis tomando algo. Si esa persona toca el vaso, el salero, los objetos que puedan haber encima de la mesa, puede ser una forma de calmarse porque está nerviosa. Si intenta apartar dichos objetos de su campo de visión creando un espacio libre entre vosotros, es buena señal. Significa que no quiere (inconscientemente) que haya nada que impida esa química y por eso está “abriendo espacio” para acercarse a ti.
Lo contrario ocurre con los brazos cruzados. Es mostrarse cerrado a la conexión, sea por nervios, intranquilidad o desagrado. Y también podemos ver esta misma “X” en la zona de las piernas. Si están entrelazadas quizás también puede ser una muestra de esa incomodidad (aunque no siempre). ¡Ay y los pies! ¿A dónde apuntan? Navarro explica que “a veces los pies hablan más que los ojos”. Si están cerca de la otra persona, es sinónimo de confianza, de cercanía. Va todo bien. Si además se dirigen en su misma dirección, es que hay interés, mientras que si los dedos apuntan a otro lado, cuidado. ¡Tiene ganas de salir corriendo!
Por supuesto, todo esto son teorías. Pero a veces también es necesario que entre en juego el instinto (si está atrofiado, no nos sirve de mucho). Porque ya sabes que una primera cita no tiene nada que ver con una cuarta o quinta. Ni tampoco una relación corta con otra a largo plazo. El lenguaje no verbal tiene mucho de ciencia sí, pero en el amor, tú tienes la última palabra.
