12 malos hábitos que NO sabías que perjudican seriamente la salud de tu cerebro

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Te desvelamos los peores hábitos que más perjudican tu salud cerebral y que debes eliminar YA de tu rutina

Para estar completamente sanos, no solo debemos cuidar nuestra dieta y hacer ejercicio, sino también nuestro cerebro. Que nuestro cuerpo funcione de la manera correcta es imprescindible para estar sanos en el presente y reducir el riesgo de enfermedades en el futuro.

Existen varios malos hábitos que realizamos de los que sí somos conscientes que afectan a nuestra salud, pero sin saber que también afectan a nuestro cerebro. Estos malos hábitos aumentan considerablemente las posibilidades de sufrir enfermedades neurodegenerativas y trastornos psicológicos.  Algunos de ellos los realizamos sin ser verdaderamente conscientes del daño que producen en nuestro cerebro. Especialmente, en el sistema cognitivo. Este es el encargado de resolver problemas, por ejemplo.

Aquí te dejamos la lista de los 12 hábitos que no sabías que perjudican a tu cerebro y cómo ponerles remedio, para que empieces cuanto antes a cuidar tu salud.

LOS 12 PEORES HÁBITOS PARA LA SALUD DEL CEREBRO

Sedentarismo

Tener hábitos sedentarios provocan un deterioro de nuestro desarrollo cognitivo. Esto puede suponer que no nos acordemos bien de una información, por ejemplo, por no haber podido prestar suficiente atención.

Una vida de reposo elevado puede producir un detrimento en la materia blanca de nuestro cerebro. Ahí es donde tiene lugar la conexión neuronal. En las redes neuronales es donde se capta y se organiza la información que percibimos del entorno. Hacer ejercicio fomenta el crecimiento de la materia blanca, lo que permite que captemos y organicemos correctamente la información que recibimos.

Exceso de pantallas

Para el correcto funcionamiento de nuestro cerebro, es importante que la materia que se encuentra dentro de él esté en perfectas condiciones. La exposición prolongada a las pantallas (el ordenador, el móvil…) puede causar fatiga ocular, dolores de cabeza, alteraciones del sueño, disminución de la atención y concentración, y aumento de la ansiedad y la depresión. También puede afectar negativamente la postura y la salud de la vista.

La multitarea

Muchas personas presumen de poder realizar varias tareas al mismo tiempo. Aparte de que realizar tareas de manera simultánea provoca que no le dediquemos la atención necesaria a cada una de ellas, tiene consecuencias negativas en nuestro cerebro. Nuestra productividad cae cuando no podemos enfocarnos en una sola tarea, aunque suene contradictorio.

La presión externa e interna a la que estamos sometidos cuando realizamos multitarea afectan directamente a nuestro sistema cardiovascular y cognitivo. Esto supone una disminución de la inteligencia emocional. Además, provoca serias dificultades a la hora de resolver problemas. Sobre todo, afecta a la capacidad de relacionarnos con los demás.

Falta de interacción social

La falta de tiempo o la baja autoestima, además de otros trastornos, pueden provocar que nos aislemos de los demás. Sobre todo, en la era del avance tecnológico y la intercomunicación, esto resulta, irónicamente, mucho más sencillo. El poder saber de todo el mundo a través de las redes sociales fomenta una falsa sensación de compañía. Esa compañía es estrictamente necesaria para el correcto funcionamiento de nuestro cerebro.

Relacionarnos con los demás sirve para que nuestro cerebro realice acciones que permiten el desarrollo de nuestras capacidades. Genera nuevas conexiones neuronales y puede regenerar neuronas dañadas. Además, reduce la posibilidad de desarrollar ansiedad o depresión.

Un hecho tan simple como tener una conversación interesante con alguien permite un importante (y necesario) desarrollo en nuestro cerebro.

Falta de sueño

La época de entregas o el estrés del trabajo pueden provocar una alteración en nuestro descanso. Cuando no dormimos lo suficiente nos falla la memoria y nuestro proceso cognitivo se vuelve más lento. Si la falta de sueño se vuelve un hábito, sus consecuencias cerebrales harán que aumente la posibilidad de desarrollar enfermedades neurodegenerativas, como el alzhéimer.

Sobreinformación

Otra de las consecuencias negativas del avance tecnológico es la exposición a la sobreinformación. Cuando obtenemos una información, nuestro sistema cognitivo la procesa y la organiza. La sobreinformación puede causar estrés, fatiga cognitiva y dificultad para tomar decisiones. También puede disminuir la capacidad de concentración y aumentar la probabilidad de distracción. A largo plazo, la sobreinformación constante puede tener un impacto negativo en la memoria y la salud mental. Es importante tomar descansos regulares y limitar la exposición a la información para evitar el agotamiento mental.

Consumo de azúcar

El exceso de consumo de azúcar puede causar picos y caídas de azúcar en sangre, lo que puede afectar el estado de ánimo y la concentración. También se ha relacionado con la disminución de la función cognitiva y un mayor riesgo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.

Además, el consumo excesivo de azúcar puede aumentar la inflación en el cerebro y dañar las células cerebrales. Es importante limitar la ingesta de azúcares añadidos y elegir alimentos saludables para mantener una buena salud cerebral.

Alto volumen en tus auriculares

¿Quién no se ha puesto la música a todo volumen en los auriculares y ha fingido que es el protagonista de en un videoclip o de un macroconcierto?… Y eso que el móvil siempre nos da el aviso de que no pongamos el volumen al máximo, pero nos da lo mismo.

Pues cuidado, porque abusar del volumen máximo de los auriculares va a acelerar nuestra pérdida de audición. El uso excesivo de auriculares puede aumentar el riesgo de daño auditivo permanente y disminución de la audición a largo plazo.

Además, puede causar fatiga ocular y dolores de cabeza debido a la vibración de la música directamente en los oídos. El uso de auriculares a volúmenes elevados puede tener un impacto negativo en la concentración y la memoria a corto plazo. Es importante usar auriculares con moderación y ajustar el volumen de forma segura para proteger la salud auditiva y cerebral.

Falta de luz

En los países del norte se padece lo que se conoce como “depresión estacional”, provocada por la falta de luz natural durante los meses de invierno. Cuando anochece más temprano, por la llegada del invierno, la gente se entristece más fácilmente. Esto se produce por la necesidad de nuestro cuerpo de recibir luz natural, especialmente en las primeras horas del día. Si esto no ocurre así, podemos desarrollar problemas de insomnio. Además, potencia el desarrollo de un episodio depresivo y empeora los efectos de aquellos que padecen depresión.

Consumo continuo de noticias

Es verdad que hay muchas noticias positivas, pero no son las que predominan, por desgracia, en el telediario. Estar expuestos a noticias negativas puede provocarnos ansiedad. La ansiedad es un estado de alerta. Esta sobreexposición afecta a la misma parte del cerebro que desarrolla el miedo y da repuesta a las amenazas. Un estado de alerta constante puede provocar el desarrollo de trastornos de ansiedad o depresivos, además de enfermedades neurodegenerativas.

Mala salud bucodental

No te lo vas a creer, pero si no te cepillas los dientes correctamente estás aumentando el deterioro de tu sistema cognitivo. Esto se debe a que las bacterias que se acumulan en nuestra boca o que producen la inflamación pueden llegar al cerebro a través de los vasos sanguíneos.

 Beber alcohol

No es nada nuevo que el consumo de alcohol afecta de manera negativa a nuestro cuerpo. Pero, además, reduce la velocidad de transmisión de los impulsos nerviosos y mata neuronas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que su consumo desde la adolescencia provoca daños irreversibles en el desarrollo de nuestro sistema nervioso.

¿Cómo podemos solucionarlo?

Haz ejercicio y relaciónate con los demás. El teletrabajo o el cansancio de la jornada laboral hacen que nos volvamos más sedentarios y que no nos apetezca hacer nada que no sea tumbarnos en el sofá. Pero, hay días que tenemos que luchar contra el impulso de quedarnos en casa sin hacer nada.

Practicar ejercicio y llevar una vida saludable impulsa el crecimiento de la materia blanca. No hace falta que te mates en el gimnasio cinco días a la semana y que solo comas verdura. Puedes tratar de hacer ejercicio a tu ritmo personal. Un par de veces a la semana es un buen comienzo. Tómate tu tiempo.

Además, puedes reducir tu consumo de alcohol. Lo ideal sería no beber alcohol en absoluto, pero es complicado hacer un cambio drástico de la noche a la mañana. Como con el ejercicio, empieza poco a poco.

Cuida tu salud bucodental. Los expertos explican que es necesario cepillarse los dientes, mínimo, dos veces al día, durante, al menos, dos minutos. Además, intenta usar hilo dental todos los días. Asimismo, puedes evitar consumir productos azucarados. De esta manera, matas dos pájaros de un tiro.

Trata de abrir la ventana cuando te levantes por la mañana. La luz natural es muy necesaria para nuestro cuerpo, ya que nos proporciona vitaminas y fomenta la actividad del organismo.

Las relaciones interpersonales son muy importantes para el correcto desarrollo del ser humano. Fomentan el desarrollo de la inteligencia emocional y ayudan al desarrollo de nuestras capacidades. Pasar tiempo con las personas que queremos o llevar una conversación son formas muy útiles de enriquecer nuestro desarrollo cognitivo.

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