Alguna vez has oído hablar del ayuno de dopamina? Piensa en el placer que te supone dar un bocado a tu comida favorita, hacer ejercicio, escuchar tu canción favorita o ¡un orgasmo! ¿Qué es lo que provoca en nuestro cerebro el ferviente deseo de realizar una acción? ¿Por qué se produce esa sensación tan placentera en nuestro cuerpo cuando hacemos algo que realmente nos gusta? ¿Existe alguna sustancia en nuestro cerebro que nos recompensa cuando realizamos esas acciones que tanto deseamos, independientemente de que sean buenas o malas?
La dopamina es un neurotransmisor que juega un rol crucial en nuestro cerebro. Todos nuestros neurotransmisores son sustancias que nuestras neuronas liberan para comunicarse entre sí y cuando estos neurotransmisores falla, también falla nuestro cererbro.
La dopamina es una molécula que se produce en nuestro cuerpo de manera natural y que está presente en diferentes áreas del cerebro. Si bien la dopamina cumple muchas funciones en el cerebro, es conocida por cumplir un rol clave en nuestra motivación.
Buenos niveles de motivación y de dopamina en tu cerebro son la diferencia entre querer realizar una acción y realizarla.
Los efectos de la dopamina son clave para los cambios que quieras realizar, así como para determinar qué cosas nos van a generar placer y qué cosas nos van a generar adicción.
La anticipación del placer y la recompensa por haber realizado una acción, van a aumentar los niveles de dopamina en el cerebro. Es decir, mientras más difícil es el objetivo logrado, más dopamina libera nuestro cerebro.
Por esta razón, muchas de las drogas y sustancias adictivas generan adicción a través de aumentar los niveles de dopamina en nuestro cerebro de manera artificial.
Sin embargo, las sustancias externas que producen dopamina en nuestro cerebro de forma artificial no siempre son drogas, sino que también pueden ser redes sociales, alcohol o incluso, la comida.
Pero ¿qué es lo que realmente causa una disminución de la dopamina y por qué este hecho nos vuelve personas “adictas”?
Cuando realizamos una acción que nos gusta o nos da mucho placer, nuestro cuerpo va a liberar grandes cantidades de dopamina y a mayor es la recompensa, mayor es el nivel de dopamina.
¿Cuál es el problema con esta “recompensa”? A cada aumento exagerado que tenemos de dopamina por el uso excesivo de drogas, alcohol, móvil, redes sociales, videojuegos, etc … nuestro cerebro disminuye su respuesta frente a esa dosis de dopamina. Esto quiere decir que la recompensa por el mismo estímulo va a ser cada vez menor y cada vez vamos a disfrutar menos realizando esa actividad que tanto placer nos daba al principio. Esta es la razón por la que cada vez necesitamos más dosis de esas “sustancias”, porque con la dosis anterior, ya no nos alcanza para sentir placer.
Seguramente hayas escuchado alguna vez que la dopamina, junto a la serotonina, la oxitocina y las endorfinas, componen el cuarteto de la felicidad. Entonces… ¿es la felicidad tan subjetiva como pensamos? Pues la realidad es que no, ya que estas cuatro sustancias intervienen en la producción de estos sentimientos que nos resultan tan positivos.
En concreto, la dopamina está más vinculada al placer que genera una acción que a la felicidad en sí misma, pues en muchos casos su exceso puede retornar en algo perjudicial para nuestra salud.
¿Te has planteado alguna vez si eras adicto a algo? Si es así, lo más probable es que necesites realizar un ayuno de dopamina. La dependencia a las redes sociales, a los videojuegos, al alcohol o al tabaco son algunas de las adicciones más comunes que están surgiendo entre la población.
La dopamina fluye activando los centros de recompensa de nuestro cerebro y reforzando una conducta. Con esto, atendemos a que hay sustancias o actividades que adulteran la segregación de dopamina. Por ejemplo, el ludópata se hace adicto a la dopamina que genera su cuerpo cada vez que apuesta y gana. Es por eso, que buscará volver a tener esa sensación, convirtiendo la búsqueda de ese placer en la propia adicción. Algo que poco tiene que ver con la felicidad.
No obstante, no solo se relaciona con adicciones perjudiciales para nuestra salud. La dopamina también puede poner en funcionamiento los centros de recompensa al realizar otras actividades.
Comer chocolate, el sexo o hacer ejercicio segregan esta sustancia y, por tanto, crean en nosotros la necesidad de repetir esa acción con el fin de lograr placer y bienestar.
Además de desempeñar un importante papel en nuestro estado de ánimo, la dopamina interviene en la actividad locomotora y muscular de nuestro organismo, ya que son los propios neurotransmisores los que se encargan de dirigir la información a los músculos.
Por otra parte, esta hormona interviene en la regulación del sueño. Tiene la función de adaptarnos a cada momento, haciendo que nuestras necesidades busquen satisfacerse dependiendo del momento del día: dormir por la noche, tener hambre a la hora de comer, …
Otra de las funciones de la dopamina en nuestro organismo es la de regular el peso corporal. La falta de esta a través de la actividad puede hacer que busquemos recargarla a través de la comida, generando por consiguiente un problema de alimentación.
Volviendo a las sensaciones que produce la dopamina en nuestro cerebro, hemos de saber que las emociones fuertes tales como tirarse de un avión o hacer paracaidismo liberan enormes cantidades de esta sustancia. De esta manera, al haber realizado una actividad de este estilo se alcanza un alto nivel de bienestar.
Como hemos visto, puede que la dopamina no sea la mejor amiga del mundo a la hora de desarrollar hábitos saludables, ya que por lo general se alimenta más de acciones que acaban por ser perjudiciales para nuestra salud.
Hay varias actividades aconsejables que también pueden favorecer a la producción de dopamina. Aquí te traemos las mejores formas de desarrollar un ayuno de dopamina saludable:
CÓMO HACER EL AYUNO DE DOPAMINA
Toma aminoácidos
La primera solución para comenzar el ayuno de dopamina externa es darle a tu cuerpo la materia prima de los neurotransmisores que fuimos agotando, de esta forma le facilitaremos a nuestro organismo producir más dopamina de manera natural y recuperar el equilibrio de estos neurotransmisores de una forma más rápida.
Todos nuestros neurotransmisores están compuestos de aminoácidos y colina. Pero ¿cuál es la materia prima de la dopamina y qué necesita nuestro cuerpo para producirla? Para producir dopamina, nuestro cerebro necesita buenos niveles de un aminoácido llamado Tirosina. Este aminoácido se encuentra en alimentos como productos lácteos, legumbres, frutos secos, semillas, plátano, aguacate, aguacate, carne roja, ave de corral, pescado, soja así como en suplementos.
Práctica deporte de forma regular
Piensa en la de veces que te ha dado pereza ir al gimnasio, pero has acabado yendo y sintiéndote mucho más satisfecho tras haber hecho ejercicio.
Cuando hacemos ejercicio físico nuestro propio cerebro nos recompensa haciéndonos sentir mucho mejor. Sentir cansancio sabiendo que has hecho una buena tabla personal es un verdadero placer.
Cuida tu alimentación
Hay diversos alimentos que pueden favorecer la producción de dopamina en nuestro cuerpo debido a la tirosina. Este aminoácido es esencial en la liberación de dopamina.
Alimentos como el aguacate, las almendras, el chocolate o el café, son algunos de los alimentos aconsejables para una buena dieta de dopamina.
Favorécete de una alimentación saludable y no conviertas el placer que te produce comer una hamburguesa del Mc’Donalds en una adicción.
Escucha música
La música y la dopamina van de la mano. Nuestra playlist favorita de música es capaz de generar dopamina en nuestro cuerpo de forma muy saludable.
Toma el sol
Varios estudios han observado que las personas que más se exponen a la luz del sol, liberan más cantidades de dopamina y serotonina. ¿Será por eso que en España somos menos serios que en cualquier país nórdico?
Medita
La meditación es una de las formas más sanas de producir serotonina. Esta actividad permite, además de despejar el cerebro, acabar con todo aquello que nos preocupa y sumirnos, aunque sea por un rato, en un estado de relajación y bienestar.
En definitiva, la liberación de dopamina en nuestro cuerpo tiene un efecto positivo en cantidades regulares, pero ni tanto ni tan calvo. Su exceso o escasez puede favorecer a la aparición de enfermedades tales como el párkinson o el alzhéimer. Sin duda alguna, en el punto medio está la virtud.
Artículo publicado por Ángela García-Tomé
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