Good News Good Coffee: la fórmula mágica de cinco jóvenes españoles que ha resucitado al quiosco tradicional gracias a las buenas noticias

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Texto: Elisa H. Biffa

“Buen café, snacks saludables, prensa y revistas, slow drinks y curated books”. Con estas palabras se decoran las puertas de un quiosco diferente que viene a salvar a la prensa escrita. Good News es la empresa de cinco jóvenes emprendedores que tiene como objetivo el resurgir del medio tradicional en papel a través de una propuesta innovadora, creativa y muy, muy feliz.

Caminar por Madrid sin toparse con un quiosco es prácticamente imposible. Hay algunos que son muy “Typical spanish” con Radiolé de fondo y con su amable quiosquero con la camiseta del Atleti. También están los del centro de la ciudad, aquellos que están llenos de banderas, paellas y flamencas hechas imanes y suvenires. Qué haría un ciudadano sin sus quiscos, sin aquellos que salvan los regalitos para llevar al país del turista, aquellos que contribuyen a difundir las postales de España por el mundo, aquellos que venden la botella de agua fría en el julio madrileño. Aquellos que se buscan entre las calles de Goya para completar la colección de juguetes para los niños o los libros de RBA.

Realmente, nadie que viva en cualquier ciudad española podría concebir una calle sin un quiosco. Pero ¿qué pasaría si no existieran? ¿y si los transeúntes no pudieran desfilar frente a ellos y pensar la típica frase de “así va España” al ver las portadas de los periódicos repletas de políticos y de malas noticias?

Hay quiénes planean y conspiran para que los quioscos sigan formando parte de las vidas de los que viven en España y colaboran para que la lectura se llene de “buenas noticias”. GoodNews Coffee es la esperanza de los quioscos.

La fórmula salvadora. El antídoto al digitalismo en la prensa es la presentación de un quiosco moderno de estilo nórdico. Una propuesta basada en la creación de un espacio para snacks y bebidas de origen ecológico como café, jugos o té fermentado. Con lo cual, se puede degustar de aperitivos mientras se accede a los periódicos de cabecera nacional e internacional, revistas de viajes, lifestyle, arte, decoración, deporte y cocina.

Esta propuesta no solo cambia el concepto de quiosco, sino que colabora en la exposición del papel como un producto que sigue formando parte del día a día de las personas. No solo no va a desaparecer, además formará parte de una merienda, un desayuno o como el perfecto acompañante para el café. La propuesta es creativa y pretende ser visual ya que se pueden encontrar libros de la editorial Taschen a modo de mini-biblioteca.

La estación madrileña de Atocha ha sido la primera en acoger a esta nueva versión del quiosco. En la avenida de la Ciudad de Barcelona, una calle muy oportuna ya que los cinco jóvenes fundadores de la empresa son barceloneses. Jan Barthe, CEO de la empresa, Alejandro Catasús, Fernando Conde, Ignacio Campos y Lucas de Gispert. Son los nombres de los cuatro jóvenes que se esconden detrás de este proyecto. Pese a su juventud, estos creadores del nuevo quiosco moderno ya tenían experiencia previa en el terreno empresarial y el mundo de las start-ups.

Tienen alrededor de 30 empleados en los siete locales que tienen operativos. Un dato que arroja que no solo los estantes se están salvando sino los puestos de trabajos dedicados a esta profesión.  

Es un reto ambicioso por la proyección que tienen sus creadores. Quieren hacer un quiosco en la Glorieta de Bilbao y en la zona de Alonso Martínez, pero también cruzar las fronteras nacionales y establecerse en los países vecinos como Francia o Italia, debido a que en sus grandes ciudades poseen gran flujo peatonal y un consumo que sigue acercándose a la prensa escrita.

“Nuestra misión es aterrizar en cualquier ciudad donde sus vecinos y sus Ayuntamientos quieran revertir la desaparición de los quioscos de prensa de sus respectivas localidades”, subraya Barthe.

Sin embargo, esa ambición requiere de la licencia pública de explotación y el negocio con los actuales propietarios de los quioscos. Su trabajo no es construir quioscos de la nada, es transformar muchos otros a los que la gente ya no presta atención. Tras 10 meses desde la inauguración del primer quiosco, hoy GoodNews ha transformado 7 quioscos de prensa, ha compartido más de 10.000 buenas noticias

Esta iniciativa es una demostración de que del confinamiento se pueden sacar negocios nacidos de la proactividad de las personas. De la misma manera se consigue una prueba de que la modernidad tiene posibilidades de encajar con la tradición brindando colaboración al trabajador del quiosco sin prescindir de su atención al cliente.

Todo empezó en medio de la gran cantidad de mensajes negativos y de noticias tristes sobre la pandemia. En un año 2020 que catalogaban todos como apocalíptico. Muchos aplaudían a los sanitarios, otros hacían campañas para mantener la esperanza, las redes sociales se llenaban de bulos, pero también de retos creativos que intentaran opacar la tristeza del confinamiento.

“Estábamos iniciando la desescalada. La gente empezada a salir a la calle, pero se seguía percibiendo un sentimiento de tristeza generalizado. Y fue en ese momento cuando se nos ocurrió la idea de convertir el quiosco de prensa del barrio en un altavoz de buenas noticias”

Jan Barthe, director del proyecto

Entre esas miles de horas que deja el aislamiento para pensar, este grupo de jóvenes de Barcelona quiso crear un motivo para sonreír. Transformaron un quiosco de prensa en su propia ciudad denominándolo “GoodNews”. Este nombre no solo se eligió por la falta de buenas noticias sino porque servirían cafés con descuento a cambio de que los clientes les contasen algo bueno que les hubiera sucedido los últimos días.

Que las noticias malas son las primeras que se saben no se aplica a estos emprendedores ya que el entusiasmo e ilusión que buscaban con su propuesta de negocio se difundió en buenas recepciones y comentarios. Lo que les ha hecho crecer hasta tener sus propios cafés, a los que se refieren con el nombre de “Good coffee” y una tienda online. Además de bolsas, termos y más productos con el logo de la cara feliz con el que se caracterizan.

No solo han llenado de buenas energías las noticias, sino también de esperanzas al quiosco. Su éxito abre la posibilidad de entender estas tiendas pequeñas desde una perspectiva más amplia, añadiendo al concepto tradicional un espacio de tiempo que antes no se le consideraba. Desde los primeros quioscos la idea y el funcionamiento era sencillo, el o la empresaria con prisas cogía el periódico más adecuado a sus preferencias ideológicas, lo pagaba tras unos secos y tristes buenos días y se marchaban a sus puestos de trabajo.

En esta nueva versión supone la creación de un tiempo determinado de la jornada de cada persona para dedicarse un espacio de conversación o de conexión con una lectura diferente a la del móvil. Las personas ahora podrán tomarse un café mientras se leen Rísbel Magazine y admiran las fotografías y reportajes que antes solo ojeaban de paso por el quiosco. Al ver la decoración y el estilo de Good News es imposible no detenerse un momento.

“La semana pasada inauguramos el primer local GoodNews en Rambla de Catalunya nº 110 (Barcelona), y en septiembre inauguraremos un nuevo local en la calle Serrano (Madrid)”, explica Barthe.

Están salvando el quiosco y, como asegura uno de ellos, Alejandro, “la prioridad era que el diseño del quiosco de prensa respetase su estructura tradicional, ya que cada ciudad responde a un prototipo concreto de quiosco”.

Se transmite el mensaje de que la lectura y la prensa está presentes en el momento de descanso o receso de las actividades diarias de todas las personas. Asimismo, llama la atención de todas las edades. “Era de vital importancia que toda la imagen y diseño del quiosco transmitiese un sentimiento de buen rollo y positivismo para todas las generaciones del barrio”, comenta Alejandro. Los adultos y sus cafés, los niños que se entretienen con la cara sonriente, los jóvenes y sus revistas especializadas en moda y en deportes. El quiosco es más notable que nunca ya que ocupará no solo más espacio en las calles sino en el día a día de las personas.

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