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Cómo superar la timidez y dejar de ser una persona callada e introvertida

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Texto: Armando Cerra

La timidez es tan humana como respirar. Seamos francos. ¿Quién no ha sentido nervios e incluso se ha quedado paralizado ante ciertas situaciones sociales? Todos sabemos que es la timidez, porque todos la hemos sufrido.

Seguro que nos podemos reconocer en situaciones como estas:

No atreverse a entablar conversación con esa persona que tanto nos ha atraído en un bar, sufrir un suplicio por tener que participar en una reunión de trabajo con un grupo reducido de compañeros o clientes. Por no hablar de todas esas preguntas que no hicimos en clase o en una conferencia, para no exponer nuestro cuerpo y voz ante todo el auditorio.

Estas situaciones y otras muchas pueden generarnos inseguridad, e incluso bloqueo. Porque la timidez es lo habitual. Sin embargo hay personas que se dejan dominar por ella, mientras que otras son capaces de doblegarla. Fijémonos en estos últimos, ya que gracias a ellos conocemos las herramientas para superar la timidez.

Timidez versus introversión

Comencemos aclarando una cuestión importante. Alguien introvertido no tiene porque ser tímido. Sencillamente le gusta la soledad, y hay actividades que prefiere hacerlas sin compañía. Lo cual no significa que tenga problemas a la hora de relacionarse socialmente.

En cambio, el tímido anhela esa relación social, pero se bloquea en el momento decisivo. No consigue entablar esa deseada charla o participar activamente dentro de un grupo. Aunque lo ansía, no lo logra y le frustra.

¿Por qué? Cualquiera podríamos responder a esta pregunta, ya que como decíamos, todos somos tímidos en mayor o menor medida. Nos callamos o apartamos temerosos del rechazo, el juicio negativo o una dura humillación.

Esos miedos y  la ansiedad afectan a nuestras relaciones. Pero la buena noticia es que es algo natural y superable. El primer paso es conocer las razones de esos sentimientos y luego ya se pueden aplicar los consejos para superar nuestras inseguridades

Tim Burton es uno de los grandes creadores de personajes introvertidos e inadaptados en sus películas. Tal vez porque el también lo fue. Eduardo Manostijeras es una alegoría a la timidez y al sufrimiento por no encajar en el guión de la sociedad.

Consejos para superar la timidez

Una cuestión clave para salvar la timidez es tener claro que el miedo y la valentía los provoca idéntica sustancia: la adrenalina. Enfocarla hacia una dirección u otra marca la diferencia. Si se espera algo negativo al comenzar una charla surge el miedo y quizás no se llegue a pronunciar palabra. En cambio, al pensar en un buen final, sin darnos cuenta ya participamos en la charla.

En definitiva, esta sería la actitud correcta para superar la timidez: la positividad. A partir de ahí ya se pueden aplicar consejos más concretos.

Descubre y escribe una lista de las situaciones aborrecidas

Conoce tu timidez para superarla. Lo mejor es hacernos una lista con esas situaciones en las que nos sentimos inseguros y bloqueados. Por ejemplo, hay gente que se pone especialmente nerviosa al tener que hablar de sí mismo. Mientras que los hay que se paralizan ante un grupo numeroso, y otros temen los diálogos de tú a tú, y mirándose a los ojos. Hay quién tiembla ante el sexo opuesto, los desconocidos en el metro o ante las personas populares.

Apúntate esas situaciones en las que padeces retraimiento, vergüenza o miedo.

Ensaya y practica nuevas conductas sociales con conocidos

Tras tener claro que es lo que te estremece, el siguiente paso es enfrentarse a ello. Y para eso lo mejor es recurrir a la familia y amigos. Trata de ensayar con ellos ese tipo de situaciones e incluso hazte un guión previo de lo que vas a decir. Aunque no solo es importante el lenguaje oral, también lo es el corporal.

Mira a los ojos, cuerpo erguido, cabeza alta e incluso con gestos como los brazos en jarras. Eso siempre irradia confianza a los interlocutores. No dudes en ensayarlo frente al espejo.

Busca grupos de intereses afines

Otro paso en la superación de la timidez es abrirte a nuevos grupos de gente. Y para tener un punto de anclaje en esa nueva relación, lo mejor es buscar personas con intereses comunes. Da igual cual sea: el gimnasio, el cine, la literatura, el fútbol, los perros, la moda…

Para ello, un primer acercamiento puede llegar mediante las redes sociales. Aunque el objetivo es superar la virtualidad. Eso sí, ya será un primer contacto personal mucho más fácil.

Sincérate: «soy una persona tímida»

Una de las situaciones más odiosas para las personas retraídas es empezar una conversación. De manera que una estupenda forma de driblar esa vergüenza inicial es con un sencillo y sincero “yo es que soy muy tímido, pero…”. La persona o personas que lo oigan agradecerán la franqueza y el valor para mostrar tal inseguridad.

Por supuesto no es fácil, pero pruébalo. Verás la eficacia de semejante confesión. Seguro que recurrirás muchas otras veces a la misma frase para afrontar nuevas situaciones.

Convéncete de que todo el mundo es tímido

Tener este convencimiento es clave para superar la timidez propia. Descubrir que todo el mundo lo es, se convierte en un arma. Tal vez la persona o personas con las que quieres hablar, también estén dudando en acercarse y abrir la boca. Pero si eres tú quién rompe el hielo, de pronto te conviertes en el “líder”. Es decir, una prodigiosa inyección de confianza.

Recuerda que las emociones, sean miedo o valor, las provoca la adrenalina. De modo que trasformar la turbación en osadía.

Reconoce que nadie es perfecto

Si todo el mundo sufre la timidez, no es menos cierto que nadie es perfecto. Este axioma proporciona seguridad. No es tan grave equivocarse e incluso hacer el ridículo. A todas horas ves personas cometiendo errores, incluso en medios de comunicación con audiencias masivas. Equivocarse, que tiemble la voz por los nervios, sentir algo de vergüenza, todo eso es humano.

Si tú no estigmatizas a nadie por ello, tampoco los demás lo harán contigo.

En definitiva, superar la timidez no es fácil. Pero es posible. Como todo lo bueno de esta vida, acarrea un esfuerzo, que desde luego merece la pena. Solo depende ti.

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