Cómo refrescarse rápidamente: 4 formas de hacer frente a una ola de calor que la ciencia ha demostrado que funcionan

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Si no tienes aire acondicionado y quieres bajar la temperatura de tu cuerpo durante una ola de calor insoportable, haz caso a estos tips que aconsejan los expertos

Los veranos son cada vez más insoportables. No es un fenómeno aislado ni una exageración de los afectados por las altas temperaturas. La evidencia científica respalda esta percepción: las temperaturas están aumentando y, con ellas, las consecuencias negativas para nuestro bienestar.

Los científicos del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) han documentado con precisión un aumento constante en las temperaturas globales durante el último siglo. Los veranos son más calurosos que antes, y las olas de calor, esas prolongadas temporadas de calor extremo, son cada vez más frecuentes e intensas.

Pero, ¿por qué este aumento de temperatura nos afecta tanto? ¿Por qué nos sentimos tan agotados, irritables y sin energía durante estas olas de calor?

El cuerpo humano es una maravilla de la adaptación biológica, pero está diseñado para funcionar de manera óptima en un rango de temperaturas bastante estrecho. Cuando la temperatura del entorno se eleva, nuestro cuerpo necesita trabajar más para mantener una temperatura interna estable. Nuestro sistema de regulación de la temperatura, la homeostasis, entra en modo de sobrecarga.

Empezamos a sudar, un intento de nuestro cuerpo de enfriarse mediante la evaporación del agua. Pero esto requiere energía, energía que se desvía de otras funciones esenciales del organismo. Además, la sudoración excesiva puede conducir a la deshidratación, lo que hace que nos sintamos aún más cansados y agotados.

También puede aumentar nuestra irritabilidad. Los estudios han demostrado una correlación entre las altas temperaturas y el aumento de la agresividad y el mal humor. Esto se debe a una combinación de incomodidad física, falta de sueño de calidad (otro efecto secundario común del calor excesivo) y la tensión de nuestros cuerpos trabajando horas extras para mantenernos frescos.

Cómo reacciona el cuerpo ante las temperaturas extremas

Para entender cómo el aumento en las temperaturas afecta nuestra salud y bienestar, primero debemos comprender cómo nuestro cuerpo se adapta y responde a los cambios en la temperatura ambiental. Nuestro cuerpo está equipado con mecanismos sofisticados de termorregulación que se esfuerzan por mantener la homeostasis, es decir, un equilibrio interno estable, para que nuestras células puedan funcionar de manera óptima.

Según el artículo «Physiological factors affecting heat strain, illnesses, and death» publicado en la revista científica The Lancet, «el cuerpo humano responde al estrés térmico de dos formas principales: redistribuyendo el flujo sanguíneo hacia la piel (vasodilatación) para mejorar la transferencia de calor de los músculos a la piel y posteriormente al entorno, y secretando sudor sobre la piel, que posteriormente se evapora y elimina el calor corporal. El cerebro regula estas respuestas fisiológicas de pérdida de calor, con una entrada térmica adicional de las células nerviosas sensibles a la temperatura de la piel y de todo el cuerpo.»

Es decir, en condiciones de frío, el cuerpo humano contrae los vasos sanguíneos, un proceso conocido como vasoconstricción. Esta contracción reduce el flujo sanguíneo a la superficie de la piel, minimizando la pérdida de calor y ayudando a conservar la temperatura corporal interna.

En contraposición, cuando se enfrenta a calor extremo, el cuerpo promueve la circulación para disipar el calor. A través de un proceso llamado vasodilatación, nuestros vasos sanguíneos se expanden para aumentar el flujo de sangre a la superficie de la piel. Al mismo tiempo, comenzamos a sudar, un mecanismo de enfriamiento basado en la evaporación.

El actor William Hurt en la película «Body Heat» (1981)

El rango de temperatura corporal que permite un funcionamiento adecuado de las células es alrededor de 37°C. Sin embargo, existe un rango seguro de entre 36°C y 40°C, que puede variar dependiendo de una serie de factores, como nuestro ciclo circadiano, la actividad física que estemos realizando, la ropa que usemos, nuestras condiciones fisiológicas y, por supuesto, la temperatura ambiental.

Los cambios recientes en los patrones climáticos han dado como resultado olas de calor más intensas y frecuentes. Estos episodios de calor extremo pueden ejercer una presión significativa sobre nuestros mecanismos de termorregulación, empujando nuestro cuerpo hacia rangos no seguros de temperatura corporal.

Entonces, ¿qué podemos hacer para protegernos durante estas épocas de calor extremo?

Cómo refrescarse rápidamente

Enfría tus manos antes que tu cara

Mito 1: Echarte agua fría o poner tu cara frente al ventilador te hará sentir más fresco. FALSO

Durante los días calurosos de verano, cuando las olas de calor elevan las lecturas del termómetro, es muy común que busquemos un respiro refrescante rociándonos con agua fría o colocando nuestra cara frente al ventilador. Aunque estas tácticas pueden proporcionar un alivio inmediato, resulta que no son las más efectivas para reducir realmente nuestra temperatura corporal.

¿Por qué? Cuando las temperaturas ambientales se disparan, nuestro cuerpo trata de mantener la homeostasis (un estado de equilibrio) incrementando la circulación sanguínea hacia nuestras extremidades, en un intento de disipar el calor. Una gran cantidad de este flujo de sangre se dirige a nuestras manos, que tienen una proporción de superficie de piel a masa particularmente alta. Aquí es donde entra en juego la sudoración, un mecanismo natural de enfriamiento.

Al sumergir las manos en agua fría, estamos facilitando la eliminación del calor. El agua fría absorbe el calor de la sangre que fluye a través de las manos, lo que permite que la sangre refrescada regrese al núcleo del cuerpo, reduciendo de manera efectiva la temperatura corporal general.

Bruce Willis en la película Die Hard (1988)

Olvídate de las duchas de agua fría

Mito 2: Cuando hace tanto calor, hay que darse un baño de agua helada. FALSO. Lo que realmente ayuda a bajar lu temperatura corporal más rápido es un baño de agua TIBIA, no de agua fría.

Durante un día caluroso de verano, la idea de un baño de agua helada puede parecer muy atractiva. Sin embargo, sorprendentemente, un baño de agua tibia, y no fría, es lo que realmente ayuda a bajar la temperatura corporal más rápidamente.

Cuando nos sumergimos en agua fría, los vasos sanguíneos de nuestro cuerpo se contraen, un fenómeno conocido como vasoconstricción. Esta respuesta reduce la cantidad de sangre que llega a los capilares de la piel, lo que a su vez ralentiza el intercambio de calor entre nuestro cuerpo y el ambiente. El resultado es una disminución menos eficiente de la temperatura corporal.

En cambio, un baño de agua tibia permite que nuestros vasos sanguíneos se mantengan dilatados, promoviendo un flujo sanguíneo adecuado. Al mismo tiempo, el agua tibia ayuda a enfriar nuestro cuerpo al facilitar el intercambio de calor. De esta manera, la temperatura corporal disminuye de forma más efectiva.

Podrías pensar que esto contradice el punto 1, donde indicamos que sumergir las manos en agua fría ayuda a enfriar el cuerpo. Pero en realidad, no es contradictorio. En el primer caso, nos referimos a enfriar una sola región del cuerpo -las manos-, que tienen una gran superficie de piel por su masa y, por lo tanto, son especialmente eficaces en la disipación de calor. Sin embargo, cuando se trata de enfriar el cuerpo en su totalidad, un baño de agua tibia es más eficaz.

Un experto en fisiología corporal en climas extremos explica que «El secreto es maximizar la diferencia entre la temperatura del agua y la ambiental, pero aún permitiendo una buena circulación de la sangre para disipar lentamente el calor y permitir la sudoración…». Por lo tanto, aunque pueda parecer contraintuitivo, un baño de agua tibia podría ser justo lo que necesitas para refrescarte de manera efectiva durante una ola de calor.

Elije bebidas calientes o templadas

Mito 3: Durante una ola de calor, el consejo comúnmente aceptado es beber mucha agua, preferiblemente fría. Sin embargo, aquí viene una vuelta de tuerca: beber líquidos calientes puede ser más efectivo para reducir tu temperatura corporal. Sí, has leído bien, líquidos calientes.

¿Cómo puede ser esto posible? Cuando consumes una bebida caliente, el sistema de termorregulación de tu cuerpo detecta el aumento de temperatura interna. Como respuesta, aumenta la sudoración, uno de los principales mecanismos que utiliza nuestro cuerpo para enfriarse. Al evaporarse el sudor de nuestra piel, se disipa el calor, ayudando a reducir nuestra temperatura corporal.

Sin embargo, es importante mencionar que esta estrategia solo es efectiva si el sudor puede evaporarse adecuadamente. En ambientes de alta humedad, donde la evaporación del sudor se ve dificultada, beber líquidos calientes puede no tener el mismo efecto refrescante.

Además, se debe tener en cuenta el tipo de bebida caliente. Las bebidas con cafeína, como el café y el té negro, pueden aumentar el metabolismo y promover la deshidratación, por lo que no son la mejor opción. En su lugar, podrías optar por bebidas herbales o incluso agua caliente.

Distancia el ventilador de la cara para que ventile todo el cuerpo

Mito 4: Poner la cara frente al ventilador, apacigua la sensación de calor. Falso.
Durante los sofocantes días de verano, apuntar un ventilador directamente a nuestra cara puede sentirse como una bendición, proporcionando un alivio instantáneo. Sin embargo, lo que realmente alivia mejor el calor es hacer que el ventilador ventile todo el cuerpo, no sólo a la cara. Veamos por qué.

Cuando un ventilador sopla aire fresco a todo el cuerpo, no solo está quitando el aire caliente que nos rodea, sino que también está promoviendo la evaporación de nuestro sudor. Como hemos mencionado antes, la evaporación del sudor de nuestra piel es uno de los principales mecanismos que utiliza nuestro cuerpo para enfriarse. Cuanto más sudor se evapora, más calor se disipa, lo que ayuda a reducir nuestra temperatura corporal.

Cuando la temperatura ambiental supera los 35°C, la mejor forma de enfriarnos es a través de la sudoración. Al proporcionar una brisa fresca a todo el cuerpo, maximizamos el área de superficie para la evaporación del sudor, lo que facilita el proceso de enfriamiento.

Además, al ventilar aire fresco a todo el cuerpo, evitamos el riesgo de sobre enfriar una parte del cuerpo (como la cara), mientras que el resto del cuerpo permanece más caliente. Esto permite un enfriamiento más uniforme y cómodo.

Por lo tanto, aunque ponerte el ventilador justo en la cara te pueda dar una sensación de alivio inmediato, recuerda: para un conseguir mantener todo el cuerpo más fresco durante una ola de calor, lo ideal es promover la evaporación del sudor en todo el cuerpo. Asegúrate de que tu ventilador esté configurado para proporcionar una brisa fresca a todo tu cuerpo, y no solo a una parte de él.

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