Hiperhidrosis: qué es, por qué se produce, consecuencias y métodos para tratar el exceso de sudor

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¿Sudas en exceso y no sabes por qué? Tranquilo, te contamos las causas y los mejores tratamientos para solucionar la hiperhidrosis

Actualmente, hay muchas personas que padecen problemas con el exceso de sudor. La hiperhidrosis es un problema que puede afecta negativamente a la calidad de vida de quien sufre esta afección, ya que resulta incontrolable y en muchas ocasiones puede provocar rechazo por la gente que se encuentra a nuestro al rededor. Imagina cómo sería sentir todo el rato las manos húmedas, vivir con miedo a mojar a alguien en el trabajo o estar pendiente de que la gente no se dé cuenta de que estás manchando la ropa de sudor.

En el caso de los hombres, la hiperhidrosis puede ser particularmente incómoda debido a las situaciones sociales y laborales en las que se encuentran, como las reuniones de negocios, entrevistas de trabajo, las citas románticas o las actividades deportivas. En estas situaciones, la sudoración excesiva puede afectar la confianza en sí mismo, la interacción social y la imagen personal.

Además, la hiperhidrosis puede ser una fuente de vergüenza y aislamiento, y puede limitar las opciones a la hora de elegir la ropa para vestirte y hasta las actividades sociales. Es por esto que, encontrar una solución efectiva para la hiperhidrosis es fundamental para mejorar la calidad de vida de los hombres afectados por este trastorno.

¿Qué es la hiperhidrosis?

La hiperhidrosis es una afección que provoca una sudoración excesiva e incontrolable en diferentes zonas del cuerpo. Se debe a un aumento en la secreción de las glándulas sudoríparas sin una razón aparente. La hiperhidrosis puede aparecer por situaciones de estrés y el volumen secretado puede aumentar hasta el 40% de la cantidad normal. Así mismo, en los peores casos, las personas que padecen hiperhidrosis pueden contraer infecciones cutáneas que afectan directamente a su calidad de vida.

¿Por qué se produce la hiperhidrosis?

El exceso de sudoración se produce por diferentes causas. Por una parte, tenemos la denominada como hiperhidrosis primaria, es aquella que aparece sin una causa justificada y por tanto se desconoce su origen. Esta se manifiesta sobre todo durante la infancia y la adolescencia. Además, este tipo tiene un componente genético, y según los expertos, se calcula que más o menos en la mitad de las personas que sufren este tipo de enfermedad hay antecedentes en su familia.

Por otra parte, la hiperhidrosis secundaria es aquella que sí viene precedida por motivos concretos. Los impulsos nerviosos como el estrés, las emociones fuertes o los problemas en el organismo son algunas de sus causas. Algunos desencadenantes pueden ser las infecciones, trastornos metabólicos u hormonales, como la menopausia, o la ingesta de algunos medicamentos. Además, se subdivide en dos categorías según donde se localicen; la hiperhidrosis generalizada que afecta a la gran mayoría del cuerpo y la focal o localizada, que como su nombre indica, solo afecta a ciertas zonas concretas. Suele desarrollarse en las personas adultas.

Las zonas más comunes en las que se desarrolla la hiperhidrosis son las axilas, las palmas de las manos y las plantas de los pies, sin embargo, también puede aparecer en otras partes de cuerpo como el abdomen, la cara o la espalda.

¿Qué ocasiona la hiperhidrosis?

Padecer esta enfermedad puede provocar desencadenantes perjudiciales para la vida del paciente, tanto a nivel social como físico. Afecta a la forma de relacionarnos con otras personas, ya que el sudor puede mojar la ropa o el material de trabajo, provocando una situación incómoda para quien está enfermo.

Algunas de las consecuencias que se producen en nuestro cuerpo son las infecciones en las plantas de los pies y las palmas de las manos; maceración, es decir, acumulación excesiva de líquidos en la piel durante mucho tiempo; el sudor excesivo puede provocar mal olor y aparecen picos e inflamación en las zonas afectadas.

¿Cómo podemos controlar la hiperhidrosis?

Lo primero que necesitamos saber es si padecemos esta enfermedad, para ello existen dos pruebas que confirman la hiperhidrosis. Por un lado, mediante el almidón-yodo, consiste en aplicar una pequeña porción de yodo o almidón sobre la zona que está húmeda por el sudor. La solución aplicada se volverá azul si existe exceso de sudoración.

Por otro lado, tenemos la prueba del papel, consiste en una película de papel que se coloca sobre la parte del cuerpo que segrega sudor. ¿Cómo sabemos si ha funcionado? Comprobando cuánto pesa, de esta manera sabremos el sudor que ha absorbido.

Para controlar la hiperhidrosis lo mejor es acudir a un profesional, sin embargo, te contamos algunos consejos para mejorar la calidad de vida de los pacientes:

  • La higiene corporal es clave para mantener a raya esta enfermedad. Por tanto, utilizar productos como el desodorante o la colonia ayudan a evitar el mal olor.
  • Utilizar ropa fresca que sea transpirable, se recomienda el uso de fibras sintéticas ya que no absorben el sudor.
  • Alimentos picantes o bebidas como el café y el alcohol producen sudor, por lo que se aconseja evitar su consumo.
  • Ventilar la casa o la zona de trabajo, de esta forma la temperatura y el ambiente no estará cargado, y, por tanto, será un sitio fresco y agradable para estar.

Los mejores tratamientos para tratar la hiperhidrosis

En primer lugar, lo más recomendable es acudir a un profesional para que te examine y determine qué tipo de hiperhidrosis padeces, ya que no todas son iguales, y por tanto tienen tratamientos diferentes. Sin embargo, a continuación, te explicamos algunos procedimientos que se utilizan para tratar esta enfermedad, toma nota y consúltalos con un especialista:

Tratamiento farmacológico:

Se trata de un método mediante el uso de medicamentos para prevenir o tratar los síntomas de la enfermedad.

Toxina botulínica:

Es una inyección que se coloca en la parte afectada. Se utiliza en los casos que afectan a las manos y las axilas, produciendo un bloqueo en las glándulas ecrinas y, por tanto, disminuyendo el sudor. Es un método eficaz. ¿Cuál es su inconveniente? Su temporalidad. Dependiendo de la dosis que se inyecte puede durar más o menos, pero un tiempo estimado son 5 meses. Otro problema pueden ser sus efectos, ya que el paciente puede sufrir dolor de cabeza o cansancio muscular.

Iontoforesis:

Es el proceso por el cual se introduce la zona afectada en agua y se pasa una corriente eléctrica débil a través de la piel. El experto que desarrolle este tratamiento irá aumentando poco a poco la dosis hasta que el paciente sienta un cosquilleo. Es una opción para aquellos a los que no les funcionen los tratamientos tópicos.

Hexahidrato de cloruro de aluminio:

Se trata de unas sales de aluminio que se utilizan mucho en desodorantes, ya que son antitranspirables. Con ellas se bloquea el conducto de las glándulas sudoríparas, evitando que el sudor se manifieste en la piel. Sobre todo, se usa en hiperhidrosis axilar y palmo-plantar. Su uso se debe hacer bajo la supervisión de un especialista.

Glicopirronio tópico:

El glicopirronio tópico es un medicamento utilizado para la hiperhidrosis, es difícil de pronunciar, pero eficaz. Se utiliza en adultos y niños mayores de 9 años, bloquea la actividad de la materia que produce el exceso de sudor en las axilas.

Cirugía:

Este es el último de los tratamientos que se debe utilizar y, por tanto, solo en caso de que los demás hayan fallado. Una vez más, tiene que estar supervisado y aceptado por un especialista. Todo va a depender de la zona que afecte al paciente, pero por norma general lo que se hace es extraer las glándulas sudoríparas o desconectar los nervios que estimulan a las glándulas, conocido como simpatectomía endoscópica transtorácica. Este es un tratamiento que por su complejidad puede no funcionar.

Este método puede mejorar el día a día de las personas, sin embargo, no funciona igual para todas y pueden producirse efectos secundarios. Un ejemplo, es la sudoración compensatoria, que la sufren hasta el 80% de los pacientes que se someten a este tratamiento.

Artículo publicado por Nuria Santos

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