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¿Qué significa realmente «ser intenso»? Una psicóloga nos explica la realidad detrás de este rasgo de la personalidad

¿Qué significa ser intenso? Un buen ejemplo de "intensidad" buena es el personaje Ted Mosby de la serie Cómo conocí a vuestra madre. ¿Qué significa ser intenso? Un buen ejemplo de "intensidad" buena es el personaje Ted Mosby de la serie Cómo conocí a vuestra madre.
"Ser intenso" no tiene que ser algo necesariamente malo... y si no, mira a Ted Mosby ¿Puede haber una "intensidad" más noble que la suya?

¿Ser intenso es malo? ¿Es algo que tengamos que cambiar? ¿Por qué hay gente intensa? Hablamos con una psicóloga experta en relaciones y apego para desgranar el significado de la expresión «ser intenso».

Si alguien te llama “intenso”, escucha… pero también revisa quién lo dice y por qué. La intensidad que nace del amor, de la pasión o de la sensibilidad es una maravilla. Hablamos con la psicóloga Paula Quintanilla Jiménez, especializa en apego, quien ha visto pasar por su consulta a miles de pacientes a los que en algún momento les han llamado «intensos». «Solo necesitas aprender a canalizar la intensidad y rodearte de quien sepa verla como lo que es: una forma bonita de estar vivo», aclara Paula.

Antes de juzgar la intensidad, ¿quién nos lo dice?

A muchos nos han dicho alguna vez “eres demasiado intenso”. Y ese comentario puede dejarnos pensando durante días. Pero antes de asumirlo como una crítica o un defecto, merece la pena parar un segundo y analizar el contexto.

Un hombre dándole un beso en la cara a David Beckham. Imagen para ilustrar un artículo sobre qué significa "ser intenso"
Hay hombres que somos muy intensos entre nosotros… ¿O acaso notas que falta intensidad cuando vemos un partido de fútbol?

Para Paula, este punto de partida es esencial: «¿Nos lo dice alguien que nos quiere y nos aprecia? ¿Es una persona que nos conoce bien y busca ayudarnos a gestionar nuestras emociones? ¿O viene como un reproche hiriente de alguien que solo quiere quitarnos valor?»

La intensidad, por sí sola, no tiene etiqueta de “buena” o “mala”. Es un rasgo de personalidad. Un modo de sentir. Y como cualquier rasgo, puede ayudarnos a conectar mejor con los demás… o puede generar malentendidos si no sabemos manejarlo.

Qué significa realmente ser intenso

Ser intenso para un hombre significa vivir nuestras emociones -las buenas y las malas-un poco por encima de la media. Cuando algo nos ilusiona, lo vivimos con entusiasmo (¡GoOOOL!). Cuando algo nos duele, lo sentimos en carne viva.

Sin embargo, ser intenso en una relación adquiere un peso especial: las románticas, las familiares, las de amistad. Todo nos importa más. Todo nos afecta un poco más. Y lo comunicamos con más vehemencia.

Qué significa ser intenso: hombre adulto llorando intensamente.
Expresar nuestras emociones de forma intensa no nos convierte en personas tóxicas.

«Esto puede ser precioso cuando estamos con personas que valoran la honestidad emocional y disfrutan de la pasión en el trato diario. Pero también puede incomodar a quien prefiere las emociones a media luz» asegura Paula Quintanilla.

¿Significa que debemos cortarnos? No. Significa que necesitamos aprender cuándo expresarnos y cómo hacerlo para que no parezca que queremos imponer nuestro sentir a los demás.

La intensidad también se educa

Nadie nace sabiendo gestionar lo que siente. La intensidad emocional se desarrolla con los años y se regula con experiencia y aprendizaje.

«La clave no está en cambiar nuestra forma de ser -asegura Paula- sino en actuar con conciencia: entender cuándo estamos subiendo el volumen emocional más de lo necesario».

Todos tenemos algún recuerdo en el que una reacción intensa provocó el efecto contrario al que buscábamos: «una respuesta enfadada cuando esperábamos cariño, un gesto impulsivo cuando la otra persona necesitaba calma».

Esos momentos nos enseñan. Nos ayudan a reconocer señales. Y poco a poco vamos aprendiendo a mirar también al otro. «Porque la intensidad no es solo sentir fuerte. También es saber escuchar las emociones ajenas sin que las nuestras lo eclipsen todo».

¿Por qué hay personas que llaman “intenso” a alguien?

En este punto, la psicóloga es muy clara: «muchas veces, que nos digan intenso no habla de nosotros… sino de los límites emocionales de quien lo pronuncia. Hay personas que se sienten incómodas ante una emoción directa. O que llevan años entrenándose para aparentar indiferencia. Cuando alguien expresa ilusión, afecto o enfado sin filtros, esa falta de contención puede resultar abrumadora. Y entonces aparece la etiqueta».

Pero ojo: también existe la intensidad que atropella. Esa que no deja espacio. Que no escucha. Que pide más de lo que da. Y ahí, la palabra “intenso” empieza a tener sentido como aviso.

Ejemplos claros: la intensidad sana vs la intensidad tóxica

Para verlo mejor, Paula Quintanilla nos pone dos ejemplos de hombres intensos, que todos conocemos del cine.

La persona intensa y buena: Ted Mosby (Cómo conocí a vuestra madre)

Qué significa "ser intenso": La persona intensa y buena, Ted Mosby (Cómo conocí a vuestra madre)
Ted Mosby (Cómo conocí a vuestra madre)

Ted es ese amigo que se enamora con una sola mirada. Que escribe cartas de amor larguísimas. Que necesita decir en alto lo que siente.
Su problema no es la intensidad. Su problema es cuando su intensidad no encaja con la persona que tiene delante. Pero cuando conecta con alguien que aprecia esa entrega, su forma de vivir el amor se convierte en su mayor fortaleza. Ted demuestra que la intensidad puede ser el motor que nos empuja a buscar lo que de verdad queremos.

La persona intensa y tóxica: Joe Goldberg (You)

Qué significa "ser intenso": La persona intensa y tóxica, Joe Goldberg (You)
Joe Goldberg (You)

Joe también siente fuerte. Mucho. Pero su intensidad no busca conocer ni acompañar a la otra persona. Busca controlarla. Poseerla. Sus emociones siempre van primero y arrasa con todo lo que le incomoda. Él cree que ama. Pero su intensidad se convierte en obsesión y daño. Este es el extremo donde la emoción no reconoce límites ni responsabilidades.

Ambos son intensos. Pero uno suma y el otro resta.

Ser intenso es un regalo (si lo sabes manejar)

La intensidad nos da cosas maravillosas: pasión, entrega, sensibilidad, capacidad para ilusionarnos y para conectar de verdad. Nos da profundidad emocional y valentía para decir “esto me importa”.

«Hay quien vive sin experimentar casi nada. Y hay quien vive como si cada momento tuviera brillo propio. Las personas intensas pertenecen a ese segundo grupo».

El reto está en encontrar dos cosas:

  • Personas que sepan sostener nuestra emoción sin sentirse invadidas.
  • Herramientas para regularnos cuando nuestras emociones quieren ir por delante de todo.

Cómo aprender a regular la intensidad

Podemos empezar con pequeños pasos:

  • Pausa antes de reaccionar. Respirar nos da perspectiva.
  • Preguntar antes de asumir. “¿Cómo te hace sentir esto?”
  • Poner límites también a nosotros mismos. Amar fuerte no significa exigir sin medida.
  • Aceptar que no todo el mundo siente igual. Y está bien.

Cuando entendemos esto, dejamos de ver la intensidad como un defecto. La vivimos como parte de nuestra identidad. Una parte que requiere cuidado, sí. Pero que también nos convierte en personas muy especiales.

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